No somos ninguna institución con unas siglas que nos definan, somos de la institución más hermosa y eterna que haya existido nunca, formamos parte del Cuerpo de Cristo. Somos cristianos, y nos basamos en los principios de la Reforma, siendo nuestra máxima autoridad la Santa Biblia.
Hay pasos en los que los creyentes están inmersos en tanto anden por estas tierras peleando su buena batalla de la fe. Son pasos con los que el cielo te va llevando en su dirección, mientras cumples con la misión que te ha sido encomendada desde antes de la fundación del mundo, y todavía no eras nada en la nada. Primero serás salvo, luego seràs renacido y, finalmente, en el día de todas las glorias, serás sentado. Es Palabra y como tal, se cumple.
¿Cuantos quisieran conocer las estructuras íntimas de ese cielo prometido donde un día estaremos todos los que hoy peleamos la buena batalla del evangelio de la crúz? ¿Cuantos, incluso, se han dejado engañar por hábiles charlatanes que por distintos medios han vendido imágenes de ese cielo, pero preocupándose en poner un énfasis carnal y terrenal que por poco aparta a Dios de él? No caigas en esa trampa. Estas son tus moradas de eternidad, las que están esperando tu día glorioso.
Este es un trabajo que indudablemente modificará tu vida luego de escucharlo. Eso, si le permites al Espiritu Santo obrar en tu vida como Él está aguardando hacerlo desde que se la entregaste, en medio de aquella crisis, ¿Recuerdas? es para ti, para que sepas que, más allá de todo lo que se haya dicho y enseñado, el Evangelio real y genuino es antes que ninguna otra cosa, Vida.
Los creyentes de todo el mundo vivimos dos realidades, lo aceptemos o no. La realidad espiritual, que seguramente es la que más nos ocupa y preocupa sostener firme y con fuerza, y otra realidad material, física, que pertenece a un día a día que, por estos tiempos que nos toca transitar, no es precisamente sencilla. Este trabajo apunta a encarar esas realidades visibles, a partir de la antigua sentencia bíblica de hacerlo..."Como viendo al Invisible"...
Cuando visitas un jardin y hueles los aromas de las distintas flores que lo conforman, sientes que una enorme parte de tu vida trasciende este mundo y entra en uno de colores y olores diversos. Eso diría un poeta. Pero, cuando la flor representa nada menos que una vida y tiene la tendencia natural pero contraproducente de marchitarse, algo importante habrá que hacer para evitarlo.
Cuando los ejércitos se preparan para una batalla, hay una instancia previa que es casi de serena quietud. Es como si todos y cada uno, estuviera repasando en su mente cada estrategia de combate,.cada paso a transitar, cada posición a tomar. Y mientras se piensa en todo eso y se diagrama, se realiza la labor más rutinaria pero necesaria: limpiar nuestro fusil, ya que cuando estemos en batalla, de su funcionamiento dependerá nuestra vida.
Es mucho lo que en la Biblia se habla del remanente santo. No es poco, obviamente, lo que a partir de esas escrituras se nos ha enseñado o predicado. Y no es mucho menos, lo he comprobado, lo que se nos ha enseñado de manera incompleta. No digo mal, no digo erróneo, que muy probablemente también pueda haber existido, digo mayoritariamente incompleto. Nuestra intención con este trabajo, es completar esa enseñanza.
La Palabra de Dios nos dice que todo lo que atemos en la tierra será atado en los cielos, y que todo lo que desatemos en la tierra, también será desatado en los cielos. Así es que, teniendo en cuenta que no siempre esas enseñanzas han sido demasiado claras como para que las hayamos entendido correctamente, y en funcion de no cometer errores en áreas donde cometerlos implica un riesgo, es que compartimos este trabajo.
Cualquiera que haya leído su Biblia con un poco de entendimiento y otro poco de unción del Espíritu Santo, ya sabe que la palabr Trinidad, en ella, no existe. Sin embaro, resulta casi implícito que por la enseñanza respecto a los roles que Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo tienen asignado a partir de la Escritura, esa trinidad existe y es real, aunque nadie pueda nombrarla con la base de un versículo que lo amerite. Aquí estudiamos y tratamos de clarificar eso.
Cualquiera que haya leído su Biblia con un poco de entendimiento y otro poco de unción del Espíritu Santo, ya sabe que la palabr Trinidad, en ella, no existe. Sin embaro, resulta casi implícito que por la enseñanza respecto a los roles que Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo tienen asignado a partir de la Escritura, esa trinidad existe y es real, aunque nadie pueda nombrarla con la base de un versículo que lo amerite. Aquí estudiamos y tratamos de clarificar eso.