Cuando los ejércitos se preparan para una batalla, hay una instancia previa que es casi de serena quietud. Es como si todos y cada uno, estuviera repasando en su mente cada estrategia de combate,.cada paso a transitar, cada posición a tomar. Y mientras se piensa en todo eso y se diagrama, se realiza la labor más rutinaria pero necesaria: limpiar nuestro fusil, ya que cuando estemos en batalla, de su funcionamiento dependerá nuestra vida.