Hay pasos en los que los creyentes están inmersos en tanto anden por estas tierras peleando su buena batalla de la fe. Son pasos con los que el cielo te va llevando en su dirección, mientras cumples con la misión que te ha sido encomendada desde antes de la fundación del mundo, y todavía no eras nada en la nada. Primero serás salvo, luego seràs renacido y, finalmente, en el día de todas las glorias, serás sentado. Es Palabra y como tal, se cumple.