No somos ninguna institución con unas siglas que nos definan, somos de la institución más hermosa y eterna que haya existido nunca, formamos parte del Cuerpo de Cristo. Somos cristianos, y nos basamos en los principios de la Reforma, siendo nuestra máxima autoridad la Santa Biblia.
La Biblia contiene la Palabra de Dios. La Biblia está llena de misterios. La palabra de Dios representa todo un misterio sin develar para aquellos que aun no poseen al Espíritu Santo como guía a toda verdad. Porque la palabra de Dios, el misterio escondido, no es revelada ni develada por intelecto o sabiduría humana, sino por revelación fresca del Espíritu. Y es de eso precisamente que se tata en este trabajo.
La Biblia contiene la Palabra de Dios. La Biblia está llena de misterios. La palabra de Dios representa todo un misterio sin develar para aquellos que aun no poseen al Espíritu Santo como guía a toda verdad. Porque la palabra de Dios, el misterio escondido, no es revelada ni develada por intelecto o sabiduría humana, sino por revelación fresca del Espíritu. Y es de eso precisamente que se tata en este trabajo.
Es norma y hábito en cuanta congregación cristiana se conozca, que se implanten días en que los hermanos pasan a contar sus testimonios de victoria. Uno por uno, los allí congregados pasan al frente y relatan sus experiencias de victoria en Cristo Jesús, como método firme para sustentar la fe de los más nuevos y fortalecer definitivamente la de los veteranos. Sin embargo, en un marco tan propicio a las hipocresías, la pregunta del título se impone. ¿que tendrás para responder?
El aceite ha sido, a lo largo de toda la escritura bíblica, el fiel representativo de la unción, de ese poder divino que traspasa materialismos y se encarma en lo alto de la fuerza más voluminosa que ha pisado el universo. Cuando el aceite se activa, el hombre que lo posee se torna imbatible en Cristo Por eso es la pregunta que necesariamente impone respuesta. ¿Cómo está tu aceite? ¿Está en condiciones de hacerte más que vencedor?
Los puedes ver todos los días en las calles. Son hombres y mujeres que conviven contigo en este mundo que tenemos. Arrastran sus angustias, sus derrotas, sus vacíos internos que procuran llenar con falsas diversiones proporcionadas por excesos, fármacos o alcohol. Tienen sus almas oscurecidas. Necesitan la Luz incomparable del evangelio. Necesitan a Jesucristo. ¿Estás tú con tu alma llena de esa luz como para ofrecerla a quienes no la tienen?
En la vida del Reino hay tiempos. es como una reiteración de lo dicho sabiamente por Salmón en Eclesiastés. Hay tiempos de luchas y tiempos de victoria, pero también hay tiempos de amarguras y tiempos de comer la miel. Este es ese tiempo. La miel está apareciendo pero en panales de abejas desconocidas. Las de marca, las de prestigio bien ganado, siguen con su rutina tradicional, pero hay un nuevo enjambre que está trayendo una miel fresca que alimentará la tropa hasta el día de la victoria.
La palabra milicia, es muy poco utilizada en los centros cristianos tradicionales. Se la considera supuestamente "de avanzada", cuando en realidad el pueblo de Dios constituye una verdadera milicia. Desde que ha sido descrito a Jehová como "varón de guarra", queda más que claro que su pueblo, nosotros, somos todos en mayor o menor medida, soldados en combate. y eso es, nos guste el término o no, una milicia activa y potente.
Este es un trabajo que, si bien no contiene ninguna tremenda revelación de esas que nos dejan paralizados de impacto y asombro, si posee elementos concretos sobre un tema del que hoy se habla, se predica y hasta se enseña muy poco en los distintos centros cristianos. Un tema de esos que cuando lo escuches, tendrás seguramente un shock porque en algún lugar de la esencia te sentirás identificado, y eso te ayudará a corregir defectos.
Un ancla es un elemento que se utiliza en navegación para fijar el buque en el suelo del mar, con la finalidad de que ninguna corriente de agua lo mueva. Se realiza cuando la nave estará detenida por cierto tiempo. Para nosotros, el suelo fijo y seguro de ese mar, es Jesucristo, y debemos anclarnos a Él para no movernos ni a derecha ni a izquierda de nuestra ruta.
Un ancla es un elemento que se utiliza en navegación para fijar el buque en el suelo del mar, con la finalidad de que ninguna corriente de agua lo mueva. Se realiza cuando la nave estará detenida por cierto tiempo. Para nosotros, el suelo fijo y seguro de ese mar, es Jesucristo, y debemos anclarnos a Él para no movernos ni a derecha ni a izquierda de nuestra ruta.