No somos ninguna institución con unas siglas que nos definan, somos de la institución más hermosa y eterna que haya existido nunca, formamos parte del Cuerpo de Cristo. Somos cristianos, y nos basamos en los principios de la Reforma, siendo nuestra máxima autoridad la Santa Biblia.
Desde que leemos decir a Jesús que el Reino de los Cielos se ha acercado y por esa razón debemos arrepentirnos como paso inicial para ingresar en su jurisdicción, sabemos perfectamente cual es el verdadero evangelio a predicar. Sin embargo todo nos muestra que no lo hemos hecho con eficiencia y que, sin querer, hemos estado escondiendo al genuino.
Durante años hemos escuchado mensajes, sermones, predicaciones y enseñanzas que nos demandan casi con urgencia que no andemos en la carne, que no hagamos prevalecer nuestras urgencias carnales o emocionales por encima de las espirituales. Sin embargo, esa falencia nuestra sigue siendo la mayor asignatura pendiente en el camino a la victoria final.
Cuando la Palabra se refiere a él, sólo dice: "El discípulo que Jesús amaba", o "El discípulo amado". Esto no quiere decir que Jesús no amara a los otros, sino que Juan, pues de él estamos hablando, era el que más amaba. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Que tiene que ver esto, hoy, contigo? Todas estas preguntas intentan ser respondidas en el trabajo que tienes ante ti.
Cuando te mueves o expresas algo en los ambientes cristianos, es muy factible que alguien te rotule como soberbio, vanidoso o autoritario. No te preocupes, es el signo de estar en lo correcto, y no porque los creyentes debamos ser soberbios, vanidosos o autoritarios, sino simplemente porque así es como se muestra lo que en síntesis, es simplemente Autoridad.
Esta es una polémica que ha llevado incluso a estériles debates dentro del seno de la iglesia. La iglesia no fue creada para debatir, fue creada para obedecer la voz de su propietario legítimo, que no es hombre para que mienta o se equivoque. La iglesia es de Dios y Él será quien dictamine si este es tiempo de Ley o era de Gracia.
Hay una reforma en marcha, eso es innegable, y si alguno todavía lo tenía en duda, ahora en tiempos de pandemia se está haciendo más que visible. Ya la iglesia que conocimos no volverá a ser la misma, pero en contrario a lo que muchos suponen, eso no será malo, sino todo lo contrario, ya que dejará a los genuinos y se deshará de los falsos.
Es una nueva etapa la que está llegando. Todos estamos conscientes que algo está por suceder, aunque no podemos definir qué es lo que va a suceder. En parte el cielo se lo ha anunciado a sus profetas, pero en parte se ha reservado cosas sin mencionar. Las primeras claves para transitar los cambios que se avecinan, las encontrarás en este trabajo.
Es una nueva etapa la que está llegando. Todos estamos conscientes que algo está por suceder, aunque no podemos definir qué es lo que va a suceder. En parte el cielo se lo ha anunciado a sus profetas, pero en parte se ha reservado cosas sin mencionar. Las primeras claves para transitar los cambios que se avecinan, las encontrarás en este trabajo.
Desde que la vida es vida y el hombre está sobre la tierra, a los que lo han deseado, el cielo les ha acercado información, instrucción, palabra ungida, fresca y nutritiva y, especialmente, dirección, objetivo a cumplir. Eso ha sucedido por siempre y, en este trabajo, que por sus características parecería ser uno más, en el final sabrás que no lo es y los motivos reales por los que no lo es. El Cielo tiene coherencia. ¡Vaya si la tiene!
Tú, que a diario peleas la buena batalla como hija o hijo de Dios en adopción y te esmeras por ser de la calidad que el Padre desea que seamos los que conformamos su Reino, seguramente sabes contra qué peleas para lograrlo. Pero si por falta de información o tiempo para acceder a ella todavía lo ignoraras, este trabajo te brinda las posibilidades de seguir peleando, pero al menos sabiendo contra quien o contra que lo haces.