¿Cuantos quisieran conocer las estructuras íntimas de ese cielo prometido donde un día estaremos todos los que hoy peleamos la buena batalla del evangelio de la crúz? ¿Cuantos, incluso, se han dejado engañar por hábiles charlatanes que por distintos medios han vendido imágenes de ese cielo, pero preocupándose en poner un énfasis carnal y terrenal que por poco aparta a Dios de él? No caigas en esa trampa. Estas son tus moradas de eternidad, las que están esperando tu día glorioso.