No somos ninguna institución con unas siglas que nos definan, somos de la institución más hermosa y eterna que haya existido nunca, formamos parte del Cuerpo de Cristo. Somos cristianos, y nos basamos en los principios de la Reforma, siendo nuestra máxima autoridad la Santa Biblia.
La iglesia tiene más de dos mil años. En ese lapso, ha tenido grandes victorias y algunas derrotas. También ha tenido gente santa, genuina y ungida, unida a infiltrados impíos, humanistas y traidores. Este trabajo intenta ser una especie de manual de acción tendiente a combatir contra esos inconvenientes desde la mejor posición.
Los cristianos que han ingresado en firmes estados de madurez saben con certeza que, para cada cambio de ámbito espiritual en sus vidas, necesitan cruzar puertas. Puerta, en la Biblia, siempre es autoridad. En este trabajo se te entregan las diferentes llaves que abren esas puertas. es nuestra oración que sean utilizadas para la gloria de Dios y para el enriquecimiento de tu vida.
Muy pocas veces se recomienda la audiencia de un trabajo como debemos hacer con este. No existe un creyente que posea una sintonía con los cielos que sea suficientemente aceitada y activa como para que no necesite conocer o recordar estas pautas básicas que en este estudio se entregan. Tener sintonía divina no es caminar sobre nubes ni una apología al misticismo; es simplemente andar en el Espíritu.
Muy pocas veces se recomienda la audiencia de un trabajo como debemos hacer con este. No existe un creyente que posea una sintonía con los cielos que sea suficientemente aceitada y activa como para que no necesite conocer o recordar estas pautas básicas que en este estudio se entregan. Tener sintonía divina no es caminar sobre nubes ni una apología al misticismo; es simplemente andar en el Espíritu.
Muy pocas veces se recomienda la audiencia de un trabajo como debemos hacer con este. No existe un creyente que posea una sintonía con los cielos que sea suficientemente aceitada y activa como para que no necesite conocer o recordar estas pautas básicas que en este estudio se entregan. Tener sintonía divina no es caminar sobre nubes ni una apología al misticismo; es simplemente andar en el Espíritu.
Los cristianos vivimos inmersos en curiosas paradojas. Decimos que somos portadores del poder de Dios, pero nos resistimos a manifestarlo. Decimos que somos nacidos de nuevo, pero nos comportamos como el que ya estaba nacido cuando conocimos a Cristo. Y, finalmente, decimos que somos el cambio, lo nuevo, pero resistimos casi violentamente los cambios.
Quien crea que las personas avanzamos por la vida y el mundo en el que habitamos sin otra perspectiva que pasarlo bien, se quedó con una cuarta parte de lo que tenemos a disposición. Dios nos ha asegurado grandes y eternas promesas, pero ellas serán una realidad solamente para todos aquellos que entiendan cuál es el centro de su vida, su objetivo final.
Es más que habitual y frecuente escuchar voces desde los púlpitos de predicación que estamos en los umbrales de un gran avivamiento. Y todos se alegran y emocionan con ello. Sin embargo, este trabajo te deja más que en claro que, conforme a lo que la Palabra de Dios predice, lo que tiene que llegar en este tiempo no es un avivamiento sino una gran apostasía.
Durante muchos años nuestra enseñanza fue estrictamente literal e intelectual, sin tomar ni tener en cuenta la palabra que nos dice que el Espíritu Santo es quien nos guía a toda verdad y nuestro genuino maestro. De allí que muchos textos quedaron grabados en nuestro entendimiento de una manera. Hoy, a la luz de lo que el Señor revela, muchos de esos significados se modifican y nos llevan a un mayor entendimiento.
En algunos lugares se enseña, a manera premonitoria, que el día que nos encontremos cara a cara con el Señor, Él nos va a pedir cuentas respecto a nuestras buenas obras, a la cantidad de personas que hemos evangelizado, etc. Sin embargo, lo que salta de la Palabra escrita es que nos será demandado el qué hemos hecho con Su salvación. Si hemos enterrado o negociado con sus talentos.