No somos ninguna institución con unas siglas que nos definan, somos de la institución más hermosa y eterna que haya existido nunca, formamos parte del Cuerpo de Cristo. Somos cristianos, y nos basamos en los principios de la Reforma, siendo nuestra máxima autoridad la Santa Biblia.
La fe viene por el oír ¿Cuántas veces escuchaste eso? Se enseña y se predica constantemente en todas las iglesias de todas las denominaciones y credos del planeta. ¿Y es verdad? Sí, lo es, pero no siempre. En este trabajo, voy a demostrarte que en algunas situaciones muy puntuales, oír no siempre alcanza, no siempre es suficiente. Y podrás incorporarlo a tus conocimientos como forma de maduración necesaria.
Los descubrimientos que los creyentes vamos haciendo a lo largo de nuestra vida de fe, no son producto de un alto grado de capacitación teológica ni de estudios sistemáticos. Esos descubrimiento son sólo posibles a través de la guía y ayuda que el Espíritu Santo pueda otorgarnos. En función de ello y a partir de esa actividad espiritual, hoy te entrego este nuevo descubrimiento de ciertos decretos que notoriamente modificarán sustancialmente tu vida y la de los tuyos.
Creo que debes haber escuchado decenas o tal vez centenares de mensajes o predicaciones donde se te hace saber lo que eres o puedes ser con relación a Dios o delante de Él. Sin embargo, pese a todo lo que hayas oído, seguramente nunca escuchaste que eres una especie de duplicado de Dios, de una especie de semilla de una misma esencia y que a corto mediano plazo estás destinado a producir a ciento por uno con la misma riqueza y excelencia que el propio Rey de reyes y Señor de señores.
Creo que debes haber escuchado decenas o tal vez centenares de mensajes o predicaciones donde se te hace saber lo que eres o puedes ser con relación a Dios o delante de Él. Sin embargo, pese a todo lo que hayas oído, seguramente nunca escuchaste que eres una especie de duplicado de Dios, de una especie de semilla de una misma esencia y que a corto mediano plazo estás destinado a producir a ciento por uno con la misma riqueza y excelencia que el propio Rey de reyes y Señor de señores.
No debe existir una congregación o iglesia auto denominada a sí misma como cristiana, que no hable o por lo menos realice alguna alusión a lo que llamamos Tercera Persona de la Trinidad, el Espíritu Santo, Dios mismo en su forma etérea. La gran pregunta, es: ¿Cuantos cristianos de los que han escuchado hablar del Espíritu verdaderamente lo conocen? ¿Cuantos tienen idea concreta respecto a Su identidad? Este trabajo tiene puntualmente esa intención.
Es mucho lo que seguramente habrás oído y leído respecto a la Guerra Espiritual. TAmbién habrás incursionado en literatura que en cnclusión termina publicitando al enemigo. Aquí te brindo un trabajo serio al respecto que, sin mistificar la demonología procura colocar las cosas en su debido sitio. Nadie puede vivir buscando demonios debajo del plato de sopa, pero tampoco puede hacerlo ignorándolos. En cualquiera de las circunstancias, le va su vida espiritual.
La iglesia de Filadelfia es una de las siete a las que se les escribe conforme a lo que podemos leer en el Libro del Apocalipsis o Revelaciones. De ese texto hemos extraído una serie de principios básicos que constituyen de alguna mnera un elemento esencial para la conformación de la genuina iglesia del Señor en la tierra. Te invito a introducirte en ellos y comprobar si son reales en tu vida personal, familiar y, llegado el caso, ministerial.
Creo que no se necesita demasiada explicación para un título tan claro como el que tienes ante tus ojos. No es mi intención que conozcas las obras de la carne, porque se supone que ya las conoces sobradamente. Lo que sí pretendo en este trabajo, es analizarlas de un modo prolijo y meticuloso, y ver de qué manera inciden, fastidian y perturban tu vida actual y, mucho más valioso, de qué modo puedes combatirlas y derrotarlas. Si lo consigues, serás para la gloria de Dios el epicentro del motivo central de este estudio.
Creo que no se necesita demasiada explicación para un título tan claro como el que tienes ante tus ojos. No es mi intención que conozcas las obras de la carne, porque se supone que ya las conoces sobradamente. Lo que sí pretendo en este trabajo, es analizarlas de un modo prolijo y meticuloso, y ver de qué manera inciden, fastidian y perturban tu vida actual y, mucho más valioso, de qué modo puedes combatirlas y derrotarlas. Si lo consigues, serás para la gloria de Dios el epicentro del motivo central de este estudio.
En nuestras Biblias hay un relato que todos conocemos en mayor o menor medida, y es el de Daniel en Babilonia y, específicamente, en el horno de fuego. A todos seguramente nos impacta ese maravilloso mover de Dios en favor de su siervo fiel. Y mucho más cuando empezamos a profundizar y comprobamos que algo así todavía es posible hoy y con cada uno de nosotros. Lo que nos falta, es conocer más sobre ese cuarto hombre que en un momento dado aparece dentro del horno de fuego compartiendo con los jóvenes.