La Web Cristiana

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No somos ninguna institución con unas siglas que nos definan, somos de la institución más hermosa y eterna que haya existido nunca, formamos parte del Cuerpo de Cristo. Somos cristianos, y nos basamos en los principios de la Reforma, siendo nuestra máxima autoridad la Santa Biblia. 

Todos sabemos y enseñamos que nuestro Dios es un Dios de orden, pero cuando lo llevamos a la práctica en nuestras vidas, no vamos mucho más allá de solemnidades, formalidades y rutinas de culto. Sin embargo, es palabra es tan real, tan genuina que, por poco, es una especie de clave, de llave para el ingreso al Reino de Dios. En este trabajo me permito compartir contigo las cuestiones básicas de ese orden y lo que significa vivir en oposición a él.

Es indudable que los temas que tienen que ver con la llamada Guerra Espiritual o directamente con la Demonología, suelen concitar un interés superior a los demás. En parte por un morbo que casi naturalmente acompaña a la naturaleza humana y otro poco por verdaderas necesidades, lo cierto es que este tipo de material siempre es bienvenido. Que éste, que tiene que ver con detalles tal vez ignorados de tu vida, te resulte de bendición y victoria.

Todos conocemos la palabra aquella de: "El que persevere hasta el fin, será salvo", pero no todos han entendido el verdadero mensaje que esa palabra, y que esas palabras, encierran. Leer la Biblia de manera superficial puede conducir a errores. Leerla con un alto espíritu místico, también. Lo ideal es pedirle ayuda al Espíritu Santo, porque Él es quien ha sido dado para guía de toda verdad. De ese modo podremos saber que significa ser fieles hasta el fin.

Cuando somos nuevos en el evangelio y se nos habla de alturas, de inmediato levantamos nuestros ojos a lo que automáticamente llamamos "cielo". Pero no pasamos de esa capa de color celeste que, en todo caso, es la atmósfera visible. Las verdaderas alturas del cielo de Dios no son visibles desde lo natural, no pueden ser visitadas por extraños y sólo aguardan ser mostradas en visiones a aquellos que Dios ha designado como profetas mensajeros de sus hechos.

La iglesia ha atravesado desde su implantación, allá por los inicios del Libro de los Hechos, diferentes tiempos naturales y espirituales. En cada uno de ellos ha sabido vivir y hasta sobrevivir si las condiciones así lo ameritaban. Hoy está llegando a lo que la Biblia determina como un tiempo apostólico, que de ninguna manera significa ordenar apóstoles "en serie", sino oír y seguir las instrucciones de los verdaderos apóstoles levantados en serio.

La iglesia ha atravesado desde su implantación, allá por los inicios del Libro de los Hechos, diferentes tiempos naturales y espirituales. En cada uno de ellos ha sabido vivir y hasta sobrevivir si las condiciones así lo ameritaban. Hoy está llegando a lo que la Biblia determina como un tiempo apostólico, que de ninguna manera significa ordenar apóstoles "en serie", sino oír y seguir las instrucciones de los verdaderos apóstoles levantados en serio.

¿Es que vamos a gastar tiempo y espacio en hablar del diablo y sus demonios? No necesariamente. Ya sé que a ti te enseñaron que ese es tu enemigo más importante, y no lo hicieron mal, porque sí es uno de ellos. Pero no el único. En este trabajo, apuntado a favorecer tu crecimiento en paz y tu maduración a menor riesgo, te presentamos a otro enemigo que deberás tener muy en cuenta.

Todos de una u otra forma creemos en Dios, entendemos que Él existe y estamos dispuestos a creer fielmente en su existencia. Pero lo que a todos, también de una u otra manera, nos falta, es tener una relación precisa, puntual y específica con Él, de modo tal que podamos decir que, además de creer en Él, también le creemos a Él.

Tengo la certeza y la convicción que de cada diez mensajes, sermones o predicaciones pronunciadas en diferentes y distintas iglesias cristianas de diferentes y distintos países de nuestro planeta, por lo menos seis o siete de ellos, hacen referencia a un gran avivamiento que -aseguran- se avecina. Estudiando correctamente la Biblia y prestando mucha atención a la palabra profética que en ella habita, descubrimos que la realidad es algo diferente. Aquí comparto contigo esa diferencia.

Así fue calificada, con este mismo título, lo que luego sería la o las batallas relacionadas con la llamada guerra del golfo. Sin embargo, en este caso, no vamos a referirnos a conflictos bélicos humanos, aunque puedan incluso estar disfrazados de "guerras santas", si es que alguna guerra pudiera serlo. Vamos a hablar de una batalla que se lleva a cabo en tu ser íntimo y que determina, conforme a cuál sea su resultado, nada menos que tu vida futura aquí y ahora y también la que sigue, la vida eterna.

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