Cualquiera de nosotros que haya leído algo de historia del evangelio, o que haya incursionado en estudios primarios de Teología conoce, al menos someramente, lo que era el arca antigua. Sin embargo, este trabajo está direccionado a partir de una clara revelación, donde el arca toma forma y color concreto de tiempo moderno y nos lleva a utilizarla como punto de partida a una reforma espiritual.

Cualquiera de nosotros que haya leído algo de historia del evangelio, o que haya incursionado en estudios primarios de Teología conoce, al menos someramente, lo que era el arca antigua. Sin embargo, este trabajo está direccionado a partir de una clara revelación, donde el arca toma forma y color concreto de tiempo moderno y nos lleva a utilizarla como punto de partida a una reforma espiritual.

Si bien el título podría adaptarse a una de las tantas técnicas implementadas para tener éxito en los negocios o en los vaivenes sentimentales, de hecho se puede asegurar que no tiene nada que ver con ello. Es, simplemente, el detalle de cuatro conceptos básicos que te permitirán nada menos que pasar a tener una relación fluída con el Señor, factor elemental para una vida de fe correcta.

¿Esto quiere decir que hay obstáculos personales que dificultan el caminar en fe, obediencia y justicia? Seguramente que los hay. Y no son pocos. Y no son solamente espirituales. También es piedra de tropiezo para el desarrollo ejecutivo de la fe genuina, la influencia del alma con todos sus órganos componentes. De eso se trata este trabajo, de desactivar en la medida de lo posible todos esos obstáculos.

En todo el contexto bíblico vemos a la langosta como un ser que está involucrado directa e indirectamente con las bases del evangelio. La simbología la ha adjudicado diversos roles, pero nosotros hemos preferido relacionarlo sólo con aquellas pautas que por clara revelación del Espíritu Santo podamos haber recibido. En ese tenor se desarrolla este trabajo.

En todo el contexto bíblico vemos a la langosta como un ser que está involucrado directa e indirectamente con las bases del evangelio. La simbología la ha adjudicado diversos roles, pero nosotros hemos preferido relacionarlo sólo con aquellas pautas que por clara revelación del Espíritu Santo podamos haber recibido. En ese tenor se desarrolla este trabajo.

Hay muchas tesis, (Demasiadas, diría) respecto a cómo serán los últimos tiempos, los llamados tiempos finales. De todas esas tesis, hay dos que sobresalen: la que asegura que Dios hará todo con o sin nuestra participación, y la que determina lo opuesto. Como en la primera no tendríamos demasiada tarea, hemos elegido hablar de la segunda, que es la que nos proyecta como ejecutores del plan divino.

Son numerosas las iglesias que funcionan y operan diariamente sustentadas en los grandes conocimientos teológicos de sus responsables. Estas son, sin embargo, aquellas que sufren tremendo cimbronazo el día que el Espíritu Santo decide moverse en su seno y cambiar cosas que venían haciéndose de toda la vida de la misma forma.

Son numerosas las iglesias que funcionan y operan diariamente sustentadas en los grandes conocimientos teológicos de sus responsables. Estas son, sin embargo, aquellas que sufren tremendo cimbronazo el día que el Espíritu Santo decide moverse en su seno y cambiar cosas que venían haciéndose de toda la vida de la misma forma.

Aunque no termines de entenderlo o creerlo, el concepto esgrimido en este título, ha sido y sigue siendo causa doctrinal de divisiones en la iglesia. Hay denominaciones que creen fervientemente que tanto los milagros como las promesas continúan vigentes, mientras hay otras que están convencidas de lo opuesto. ¿Cuál es la verdad? Sería una arrogancia más establecerla como tal, así que elegimos permitir que sea la Biblia la que hable.