Desde que leemos decir a Jesús que el Reino de los Cielos se ha acercado y por esa razón debemos arrepentirnos como paso inicial para ingresar en su jurisdicción, sabemos perfectamente cual es el verdadero evangelio a predicar. Sin embargo todo nos muestra que no lo hemos hecho con eficiencia y que, sin querer, hemos estado escondiendo al genuino.