Esta es una polémica que ha llevado incluso a estériles debates dentro del seno de la iglesia. La iglesia no fue creada para debatir, fue creada para obedecer la voz de su propietario legítimo, que no es hombre para que mienta o se equivoque. La iglesia es de Dios y Él será quien dictamine si este es tiempo de Ley o era de Gracia.