Las olas son esculturas de épica expresión; imágenes vivas de la fuerza de las aguas. Son la primera referencia a algo creado: «un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas» (Gén 1,2). Es bello que vuelvas tu atención a esa escena grandiosa, hecha más para tu entendimiento que para tu imaginación: es el viento quien levanta, encrespa y…
Tú eres una obra de Dios. Como te ha sido dicho, yo te lo repito: el ser humano es la única creatura que Dios ha amado por sí misma, y la razón de esto está en que es la única en el universo visible de la que ha sido dicho: “a imagen y semejanza de Dios” (Gén 1,26).
Me gusta esa hora en que dejas descansar tu cabeza en el regazo de Dios, como un niño travieso que no puede decirse inocente ni quiere llamarse culpable.
Tu pobreza se llama fragilidad. La pobreza tiene muchos nombres, tantos cuantos son o pueden ser las carencias del ser humano.
Enamorado de Dios, cuanto le concedía el Espíritu Santo, dijo un salmista: «En presencia de los Ángeles salmodio para ti» (Sal 138,1; cf. 59,18; 66,4; 71,22.23; 101,1; 144,9). ¡Dulce experiencia del corazón humano, que cuando canta para Dios se siente hermano de los Ángeles y descubre, tras los velos de la fe, su sitio en la Asamblea Celeste!
Así como no llamas “lluvia” a la caída de una gota de agua, ni es una gota la que sacia la sed del sediento ni la que hacer reverdecer el jardín, así tampoco debes llamar “predicación” a una palabra hermosa y ni siquiera a un buen sermón. Una verdadera predicación es como una lluvia que, llegando a la aridez de…
Las palabras más breves son también las más densas, o sea, las que remiten a los problemas más profundas que tu razón puede escrutar. Piensa en la dificultad que entraña responder a la pregunta “¿qué?”. Una respuesta general a esta pregunta sería algo así como la doble puerta entre tu mente, tu palabra y el ser.
Es curioso lo simple que es para la gente desechar a Dios y después preguntarse porque el mundo va de mal en peor.
El hombre se ve continuamente agitado por deseos y arrepentimientos. Su alma jamás se ve satisfecha, su Espíritu es ávido de bienes efímeros, su vida pasa entre la ignorancia y la ambición.

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