INTRODUCCION: La palabra “conviccion” en griego es elogeho y se usa para describir: “la obra del Espiritu Santo por medio de la cual los hombres son libertados de la ceguera espiritual y satanica que les rodea siendo capacitados de este modo para verse como Dios los ve: culpables, deshonrados y totalmente incapaces de salvarse asi mismos”.
En muchos lugares de la Escritura se te invita a guardar la palabra que Dios ha pronunciado (Prov. 3,1; 4,4; 7,1.2; Sir 39,2; Jn 8,51.52; 14,24), la alianza que con Él se ha sellado (Gén 17,9; Sal 25,10), los mandatos y preceptos que ha dado a su pueblo (Dt 4,40; 7,11; 8,6; 1 Re 2,3; Sal 37,34; 119,129.136.167; Prov. 19,16;…
Veamos nuestras Biblias en (1 Jn. 3:16) y encontraremos este hermoso versículo. “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón.
Además de ser un mensaje personal del amor de Dios, el evangelio tiene como objeto la salvación de cada uno (Efesios 1:13).
¡En el Nombre de Jesús, Nombre lleno de gloria, de dulzura y candor, de fuerza y de luz! ¡En el Nombre del Amado del Padre, Nombre Santo que con humilde gozo pronuncian Ángeles y hombres! ¡En el Nombre del Ungido, verdadero y anhelado Mesías de los hombres, Palabra hecha carne, Hijo de Dios constituido con poder!
El pecado es cobarde y acobarda. Hay siete razones para ello.
INTRODUCCIÓN: Ezequías un hombre recto y temeroso que servía a Dios con integridad a pesar de que sus antepasados se habían olvidado de Jehová, es evidente que cuando todo hombre, pueblo, y nación quieren servir a Dios con todo su corazón el enemigo querrá atacarlo, este fue el caso en esta ocasión el rey de Siria había invadido cuanta nación…
Detrás de una sencilla palabra puede estar la puerta para una vida nueva. Jesucristo, Nuestro Señor, realizó obras admirables con palabras breves, como cuando sanó al leproso diciendo “Quiero, queda limpio” (Mc 1,41). En otras ocasiones, movido de ternura entrañable, dio fuerza al alma agotada con la palabra “¡ánimo!” (Mt 9,2.22; cf. Mc 10,49). Y su voz llenó de sentido…
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