Jamás pensó que se encontraría, cara a cara, con el presidente de la organización empresarial en la que había trabajado por más de diez años. Estaba allí, frente a él, junto al enorme escritorio de madera. Tomó asiento, sin pedir permiso. Y a continuación, de una manera atropellada, como una catarata que se precipita muchos metros hacia las peñas, hizo…