La gran pregunta que muchos cristianos entendidos se formulan cuando leen un título como este, es: ¿Necesito restaurar mi mente si ya me he convertido y, conforme a la Palabra, mis cosas viejas pasaron y he aquí todas son hechas nuevas? En apariencia, la respuesta debería ser que no, que no se necesita eso. Sin embargo, todos los que hemos estado o están en una congregación cristiana, hoy, saben que en mucha gente, esa palabra no ha pasado de ser eso: una buena palabra y nada más, pero que la realidad indica otra cosa.