Dios ha establecido diseños para toda su Creación desde el principio mismo de ella. Con el correr de los tiempos, el hombre que es su máxima creación, ha ido deteriorando y hasta modificando esos diseños, hasta llegar a autoconvencerse que no existen, y que todo el mundo se mueve conforma a las voluntades aisladas de sus habitantes. Grueso error que todavía estamos pagando como sociedad.