Por Martha Kilpatrick.

 
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En internet hay escritos relacionados con este ministerio:
http://www.iglesia.net (Sección: “Estudios Bíblicos”)
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Jesús, el Misterio.

Jesús se salía completamente de lo normal.
Era opuesto a la naturaleza humana.
y era un elemento extraño para toda alma viviente que jamás hubiese respirado.
El Jesús de Dios es Diferente a todos nosotros.
Nunca le entenderemos.

Jesús es el más fascinante y chocante
de todos los misterios vivientes;
la más incomprensible de todas las figuras históricas
cuyo impacto no ha tenido parangón.
No obstante… vivió la más humilde de las vidas.

El mundo entero conoce Su nombre pero
sólo un extraño remanente le sigue de verdad.
“Pocos son los que la hallan...”

Sin embargo…

Quiere ser conocido y busca darse a entender.
Desea compañeros a quienes pueda
contar todos Sus secretos, ¡y entregar todas Sus riquezas!

No obstante…

Al tiempo que la humanidad codicia a alguien a quien seguir,
Jesús se deshacía de los que imploraban unirse a Él.
A los que de forma directa no rechazaba, insultaba,
y éstos se marchaban por propia voluntad.
Se contentaba con un puñado de hombres sencillos,
de manos sucias, toscos, no religiosos.

Y...

El Hijo del Amor era descortés,
no estaba ligado a costumbres,
ni se amoldaba a norma alguna de comportamiento.
Parecía cruel en sus palabras y
lanzaba al aire insultos, que caían precisamente
sobre los más respetados por el pueblo.
Jesús era un alienígena ante la normalidad humana.
Era una paradoja viviente.

Acusó a los “justos” de abyecta maldad.
Llamaba por su verdadero nombre a los líderes religiosos.
Fue violento físicamente con las pertenencias de otros.
Y no se disculpaba.
¡Y después lo volvía a hacer!

Fue donde dijo que no iría.

En cuanto a…

Su enseñanza, Jesús no explicaba.
Confundía.
No aclaraba las cosas,
las emborronaba.
A tus preguntas respondía con las suyas.

Si acudías a Él con un dilema,
era propenso a dejarte aún más confuso.
Ofrecía austeras conclusiones, y con frecuencia
parecía desear que buscaras, en vez de que supieras.

Volvía Sus enseñanzas oscuras y
escondía su significado de modo que a las multitudes
dejaba en suspense, y aún
Sus disípulos eran incapaces de comprender Sus intenciones.

Y…

Este Hijo del hombre era un fastidio para los que dudaban de Él.
Siempre probando el bando al que pertenecían, las elecciones de su corazón.
Parecía provocar deliberadamente ese conflicto
que sacaba a relucir la verdaderas prioridades
con la clara intención de que las personas se acusaran a sí mismas.

Sin embargo...

Algunas de Sus lecciones eran diáfanas como cristal,
sorprendentes por su claridad, brillantes por lo conciso de ellas.
Hablaba con el mínimo posible de palabras
que exigían de cualquiera toda una vida comprender.

Y a veces se negaba en rotundo a responder o
enseñar aún a los que preguntaban.

En la sinagoga era sobresaliente y lacerante...
a tal punto que provocaba la envidia de los fariseos.

No hablaba bajo demanda de nadie,
no atendía a órdenes de servicio,
ni se amoldaba a horario alguno.
No atendía a invitaciones,
ni seguía directriz de nadie.
Paseaba por los campos, se sentaba después
y sencillamente empezar a hablar.

Tenías que seguirle constantemente para tenerle cerca
en el momento en que era lleno de palabra.

Por tanto...

Ciudades enteras presenciaron Sus milagros
y aún así le rechazaron.
Algunos que le conocían de oídas
recorrieron kilómetros a pie con tal de verle.
Los demonios le conocían como el Hijo de la Gloria.
La humanidad no tenía idea alguna de quién era,
le llamaron de todas las maneras que se les pasaba por la mente.
Sus propios discípulos sufrieron para poder identificarle.

Y...

Jesús no corría a utilizar Su divinidad
para ganar seguidores.
Jamás llamaba a ninguna puerta ni procuraba invitaciones especiales.
Se ocultaba una y otra vez,
y a la primera de cambio le desvelaba a algún pecador pagano Quién era Él.

No obstante...

¡Se reveló a los apestados de la sinagoga y se negó a demostrar Su identidad a aquellos que le estaban esperando!

Exponía Su identidad cuando más peligroso resultaba
y cuando había de suponer una muerte segura.
Jesús era más listo que los que hacían por timarle.
Se escabullía de multitudes que hoy le coronaban y mañana le apedreaban.
No podía ser apresado, etiquetado ni cercado.
Era libre de toda persona e institución.

Forzaba a salir a tus amores, lealtades y motivaciones.
Escuchaba mientras mentías,
y a continuación planteaba tus verdaderas creencias
y exponía tu carácter... ¡ante tus propias narices!.

Se sentaba cuando debería haberse movido.
Acudía allí donde de seguro moriría.

Nadie podía desviar su atención y nadie podía dirigirle.
Estaba solo en Sus propios consejos y
mantenía Su soledad en sagrado resguardo.

Jesús abandonó a su familia,
no prestó audiencia a su interferencia
ni obedeció a ninguna de sus ambiciones en relación con Él.

No obstante...

Perdonó lo imperdonable.
Se juntaba con los deshauciados.
Tocó leprosos, sanó a pecadores de las más ruines enfermedades.
Liberó a los dementes, levantó a los muertos y
elogió a un gentil por tener fe superior a la de Israel.

En nada le preocupaba su reputación,
que a menudo pisoteaba cuando se disparaba Su popularidad.
Podía escrutar en cada corazón el reino donde habitabas
y trataba contigo en función de tus más secretos motivos,
no en base a tus reivindicaciones o apariencia.

Respondía a tu corazón, no a tu charla,
y a menudo... no daba respuesta alguna.

Desinflaba adulaciones, desviaba alabanzas.
Desdeñaba a seguidores en potencia.
Despidió a muchos e ignoró a algunos de Sus mayores entusiastas.
Se movía en contradicción,
se deleitaba en la paradoja,
e hizo de Sus demandas un imposible.

Verdaderamente, Jesús es Diferente...


Los Discípulos que le Conocían.

En aquel entonces...

Cuando los discípulos pensaban que le conocían,
Jesús se desviaba a una ruta
no transitada con anterioridad,
exponiendo misterios que nunca habían imaginado
ni hubieran podido desentrañar.

Y Él esperaba de ellos un entendimiento
del que siempre parecían incapaces.
“¿Aún no entendéis estas cosas?”

Jesús no podía ser etiquetado, encuadrado ni anticipado.
Era al extremo impredecible.
Su única consistencia era ser una perpetua sorpresa.

A día de hoy...

Si sigues a Cristo como discípulo, Él sigue siendo el mismo;
en la intimidad conocido, enigmático por definición.
Puedes conocerle en este momento dado, pero se guarda
Su mañana en el secreto de Su propio propósito.

Y si admiras junto a Él la historia y
buscas Su compañía en los lugares donde fija Su mirar, te hará entrar
en los consejos del Altísimo y compartirá secretos eternos
que podrás dar a luz.

Sin embargo...

Jesús habla en misterios y deja misterios en Su despertar.

Jesús esperaba que Nicodemo supiera de lo que nadie había oído.
Exigía que este Fariseo (un gobernador de los Judíos)
entendiera lo incomprensible en tanto entregaba a aquel hombre
el secreto del Nuevo Pacto. “Debes nacer de nuevo”.
Y cuando ese hombre tuvo una pregunta, Jesús le interrogó
con injuria velada respecto a su espiritualidad y liderazgo.

“¿Eres maestro de Israel y no entiendes estas cosas?”
Juan 3:10

¡Seguramente un buscador de semejante calibre estaba preparado para recibir respuestas! Pero Jesús no explicó. Tan sólo expuso el asunto.
Luego derramó renuevos de Verdad sobre Nicodemo
y dejó al hombre preguntándose el cómo y el por qué.

Jesús trató con cierta indignación la petición de Su madre
para solventar la escasez de vino en la boda.
La llamó ‘mujer’, no ‘madre’, y con ello
la situó junto al resto de la humanidad, sin permitirle
que le dictara en razón a derechos familiares.
Y enseguida se volvió y
convirtió simple agua en vino extraordinario.
Quizás preguntó a Su Padre acerca de la ‘mujer’ para obtener
la única autorización que le interesaba.

Puedes implorar a Jesús, pero no manejarle a tu antojo.

No obstante...

Aun Sus sendas de Amor eran extrañas.
Amaba a quien no era digno de amor. Amaba con esa extraña severidad de
negarse a actuar, mediante palabras fulminantes.
Le importaban poco la posición, ideas y engaños
de las autoridades. Lanzaba palabras mordaces y
usaba lenguaje violento con los que supuestamente conocían a Dios
pero que con su vida lo blasfemaban.
Y esa era la razón por la que les habló
desde el más duro y terrible Amor, ascuas de celo...
pasión hacia el Padre por encima de cualquier persona de la tierra.

En la furia de una tormenta, de tal semblanza que perturbó aun
a aquellos pescadores curtidos, ¡dormía!
En el lugar mismo del terror natural,
condenó su comprensible miedo como algo...
inexcusable.

A un cínico Natanael ofreció los cielos.
A una madre exasperada negó una sanidad,
para dársela al instante en que volvió a exigir lo mismo.
A María y Marta, cuya casa frecuentaba,
ofreció indiferencia a sus crisis.
Mientras su querido amigo Lázaro yacía moribundo,
Él jugueteaba durante días de aparente inercia.
¡Después acudió a la tumba y le llamó a la vida!

Jesús no se movía por súplicas, no se inclinaba ante las demandas y
se aferraba a su propio calendario, inmune al
bullicio de los planes que los humanos tenían para Él.

Jesús era ofensivo, y no solo eso... ¡lo era deliberadamente!
Para los discípulos era un fastidio andante,
y a menudo creían que ignoraba Su efecto devastador sobre aquellos
a quienes “tenía que convencer”.

Cada vez más sorprendidos, los discípulos tenían que decirle con frecuencia,
“¿te has dado cuenta de que has ofendido?”
Y su respuesta incrementaba la ofensa.

Jesús sólo se preocupaba de no ofender a Uno, a Su Padre.

Así pues...

Es como Él es, no como lo definimos.
Es un completo milagro, un Ser incomprensible.
Su senda es un trayecto impredecible y Su propósito
es un secreto tan tierno en Su vulnerable corazón,
que puedes tropezar y pasar por encima
sin darte cuenta siquiera de que lo has pasado por alto.

Nuestra condición de maravillarnos con Él tiene como finalidad desnudar
a estas briznas terrenales de su pomposidad, de permitirnos
contemplar al Hijo en Su esplendor,
de seguir al Pastor por Su superioridad,
de adorar a este Cristo en Su incomparable Gloria.

Y...

He aquí lo más impresionante de todo...
¡Aquel que posee el Único Trono del universo
desea compartirlo con esa humanidad
que echó a perder Su propia creación!


En Cuanto a Mí

Así pues...

Me amoldo a lo que Él jamás se sometía.
Me preocupo de lo que Él vilipendiaba.
Aceptó lo que Él rechazaba.
Derramo lágrimas por lo que Él despreciaba.
No puedo amar lo que Él ama.
Nunca odio lo que Él odia.
No puedo ver lo que Él ve.

No le conozco.
Y Él no me posee.
Le conoceré sólo en la medida en que le
entregue mi cuerpo sin reservas.
a Su posesión interior,
y rinda mi mente por entero
a Su ética misteriosa.
Le conozco sólo en la medida en que le lleve “puesto”.
Le entiendo sólo en la medida en que Su mente sea la mía.

Y...

Debo abandonar el mundo por completo y
su desquiciada visión de la decencia y el orden.
He de abandonar la integridad tal
y como la he conocido y me ha sido enseñada.
La integridad únicamente es la voluntad de Dios. Sólo eso es decencia.
Y aunque Su voluntad y palabra parecen crear el caos,
en realidad son tribuna contra el desorden,
para llevar a la tierra HACIA Su orden divino.

Abandonaré las normas del protocolo y de la propiedad y
andaré los extraños caminos del Amor radical
y el Enfoque apasionado.

He de aprender en Su reino como ignorante extranjero
lo que es correcto y es incorrecto.
Desconozco a ambos.

Después...

Él debe amar a través de mí lo que Él ama.
Debe odiar a través de mí lo que Él odia.
Él debe ser lo que yo no puedo ser y lo que quizá jamás
pueda imitar ni entender.
No puedo anticiparme a Él ni apresarle.
Sólo puede sobrecojerme hasta que me disuelva en Su Ser.

Y...

“En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros,
para que tengamos confianza en el día del juicio;
pues como él es, así somos nosotros en este mundo.”
1 Juan 4:17

Esto quiere decir,

Llego a ti, Señor Jesús.
Tomo Tu yugo sobre mí
para aprender de Ti.

Como Jesús, Igual que Jesús

Por lo tanto...

Desde el día de Pentecostés
los discípulos –esos inconscientes y temblorosos hombres–
se convirtieron en seres extraños e impredecibles,
justo igual que su Jesús.

Con nuevos ojos abiertos por el Espíritu,
los discípulos empezaron a ver a Jesús como el “YO SOY”,
morando en ellos para habitar Él Mismo la tierra,
y los discípulos se hicieron como Jesús, IGUAL QUE Jesús.

Los discípulos le entregaron su libertad personal para que
Él fuera el Ser inescrutable,
un extraño para la naturaleza humana,
pero presente ante su ulcerante necesidad.

Y...
Por el nombre de Jesús ordenaron a un cojo que saltara.
Golpeados, se regocijaron. En prisiones, las cadenas cayeron.

El que servía mesas murió apedreado,
pero vio los cielos abiertos y
al Salvador en pie para recibirle en gloria.
Felipe fue tomado a otro lugar en el Espíritu.

Una amada mujer fue levantada de los muertos.
Un malvado fue cegado. Fuerzas demoníacas abandonaron a una muchacha.

Los discípulos eran pobres y lo aceptaron con gozo.
Perseguidos, abrazaron la persecución.

Lo que Él hizo, ellos hicieron.
Poseían la valentía que Él desplegaba.

Vivieron ajenos a la esfera de la humana normalidad
porque fueron engullidos por Él y porque...

Jesús, el Misterio Viviente... ¡vivía de nuevo!

Copyright 2007, Martha Blaney Kilpatrick
EL DUEÑO DE LOS BIENES
Por John Enslow

Hay un refrán que dice, “el que tiene los bienes, tiene todo el poder”.

Si algo que necesitas o deseas, yo ostento el poder. Cristo tuvo todos los bienes. Él tiene lo que necesitamos y queremos y Él determina su valor.

En Juan 1:38 Jesús dijo a discípulos potenciales, “¿qué buscáis?”. Con esta declaración desveló el valor e incrementó el nivel de deseo de los bienes que retenía.

Cristo lo tenía todo en Su mano y mantuvo el derecho y autoridad sobre ello.

No se lanzaba calle abajo sobre las personas. No llamaba a las puertas. No, conservaba el valor e integridad de lo que poseía mediante un acceso limitado.

No se entregaba al hombre, pues sabía lo que había en el hombre. Ver Juan 2:24, 25.

Los fariseos sabían que no era un vendedor ambulante.

Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseñas el camino de Dios.
Marcos 12:14

El poder que creían ostentar era el de su aprobación o rechazo, y Jesús no buscaba eso. Si Cristo buscaba en los ojos de los transeúntes el guiño de aceptación, Su Evangelio habría sido inutilizado, abaratado y anulado.

Si busco la aprobación del hombre, disminuyo el valor de las Buenas Nuevas. En vez de embajador me vuelvo embarrador. Si soy salvo y llevo en mis huesos las Buenas Nuevas de Dios, tengo que permitir que la dignidad de Cristo se mantenga a través de mí. Las Buenas Nuevas del Reino se predicaban por las calles, no se subastaban. Esto no significa que yergo la cabeza con orgullo, ¡NO! Pero tampoco miro a través del ojo de mi inferioridad personal para ganar su aprobación.

Jesús ofendió, hizo desistir y de algún modo ahuyentó a discípulos potenciales. El Evangelio no se amoldaba a nadie. No consintió catálogos de gustos personales ni un evangelio a la carta.

¿Y por qué? ¿Por qué era tan brusco? ¿Por qué despedía a los que precisamente le seguían? ¿Por qué, Jesús, por qué?

Por esto:
No buscaba filósofos que adoptaran un ideal.

No buscaba mercenarios para una cruzada.

No buscaba científicos que ingeniaran una teoría.

No buscaba maestros que impartieran doctrina.

No buscaba religiosos que enseñaran teología.

No buscaba gestores que supervisaran un plan.

No buscaba plañideras que consolaran y animaran.

No buscaba expositores que argumentaran un caso.

No buscaba filantrópicos que sufragaran un ideal.

Ni siquiera buscaba seguidores que le acompañaran por los caminos.

No, lo que buscaba este Hombre misterioso, el que tenía todo el poder, era AMANTES.

Aquellos que le siguieran, sí, pero no como quien sigue a un Rabí asintiendo a enseñanzas y mandamientos con un amén. No, Él deseaba encontrar quien le abrazara, aquellos que le valoraban tanto que sólo se pudiera comparar al valor que Él daba al Padre. Anhelaba amantes, enfermos de deseo, atrapados por la intriga.

No perseguía porque los amantes buscan. No corría detrás de nadie porque los amantes no se marchan.

Elevó la apuesta ante la perspectiva del amor:

No es una emoción, aunque está plagado de emociones.
No es conseguirlo, sino ser conseguido.

El amor es algo que está fuera a uno mismo, pero no ajeno a uno mismo. Se dirige hacia afuera, a abrazar, a mirar detenidamente lo que no puede tenerse ni poseerse, aunque está en completa unión.

Buscaba aquellos raptados, poseídos por Él, aquellos que lo dejarían todo por una mirada seductora.

Los ideales pueden hacer mártires. El poder del odio puede retenerte en el fuego. Pero sólo el amor provocará que abandones por completo a tu yo. Hasta el fin de tus derechos, opiniones, posesiones y relaciones personales. Sólo el amor puede deshacer ataduras invisibles a padres, hermanos, familia y amigos.

El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.
Mateo 10::37

El amor es la respuesta y amantes es lo que Él desea.

¡Padre, incrementa nuestro AMOR!, para que podamos ser embajadores, no embarradores.

¡Padre, incrementa nuestro AMOR!, que podamos valorar este Precioso Tesoro que Tú no permites que nadie pisotee al imponer un “acceso controlado”.

Jesús, el Misterio de Dios.
(Extraído de “La Centralidad de Jesucristo”)
Por T. Austin Sparks:

“... el primer capítulo de la carta a los colosenses nos lleva de vuelta a la mente y corazón de Dios antes de que el mundo fuera, y se nos muestra lo que sucedía en la mente y corazón del Padre en cuanto al Hijo. Se llama “el misterio”, conformando el secreto Divino. Es impresionante ver que antes de que comenzara ninguna actividad creadora, Dios abrigaba un secreto en Su corazón, el Padre tenía un secreto, algo que no había mostrado a nadie, no había contado a nadie, un secreto escondido; tenía que ver con el Hijo. A raíz del secreto de Su corazón se mantuvo ocupado en muchas actividades a lo largo de las edades, de muchas formas y maneras, trabajando con Su secreto, consagró Su secreto en todas aquellas actividades, en todas aquellas formas y expresiones de Su propia expresión, nunca desvelando qué era el secreto, nunca proclamando lo que había en Su corazón a pesar de la multitud de palabras, sino ocultándolo, escondiéndolo en símbolos y sombras y muchas cosas; todas ellas consagraban un secreto, “el misterio”.

Finalmente, en la plenitud de los tiempos, al final de estos tiempos, envió a Su Hijo, el Hijo de Su amor; después por revelación del Espíritu Santo se agradó en dar a conocer el misterio, se agradó en desvelar el secreto, y el primer capítulo de la carta a los colosenses es el incomparable desvelar del secreto del corazón de Dios en cuanto al Hijo de su amor, el descubrimiento de ese secreto. Vuélvelo a leer, cada fragmento, cuál era el misterio de Dios. Todo se resume, cada parte de ello, en esto: “Que en todas las cosas Él tenga la preeminencia.” “En TODAS las cosas”; y después todo eso –y a mí esto me parece lo más increíble del asunto, algo que está tan lejos de nuestra comprensión–, el secreto eterno del corazón de Dios en su poderoso significado y obrar, habría de comenzar su andadura en el corazón individual de un creyente. En lo que tiene que ver con la ejecución práctica del misterio, del secreto de Dios, su comienzo se identifica en el corazón de los creyentes individuales. Este misterio es: “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.” Este secreto de Dios que Dios había dispuesto en Su corazón desde la eternidad es: “Cristo en ti.”

Aquello que estaba en la mente de Dios desde antes de la fundación del mundo, da comienzo en el recibir por fe a Cristo en el corazón por parte del creyente, el creyente individual. Eso no es el final, eso es el principio. Lo que seguirá será la Iglesia la cual es Su Cuerpo. Esto ha sido ya visto y completado en el pensamiento eterno, pero viene tras la recepción de Cristo por parte del creyente individual. La Iglesia que es Su Cuerpo no es el final. Será el centro de otra esfera, los reinos de este mundo, las naciones caminarán en la luz que emita. Y luego una vez más, eso no será el fin, se expandirá hacia el universo. No sólo la humanidad glorificada sino las fuerzas y ejércitos celestiales estarán bajo esa luz.”

La Idea de Jesús
Por W.A. Belle

Hemos reducido a Jesús a un jóven caballero con sandalias, dulce y amable. Y no sólo nos lo hemos perdido mientras pasaba por delante nuestro, sino que hemos perdido el ilimitado alcance de Su Inexplicable Ser. Hemos rehecho a Jesús conforme a nuestras ideas acerca de Él; y las escrituras han dejado de impactarnos y Sus caminos y palabras de sorprendernos.
Planchamos nuestra idea de Jesús sobre las páginas de la Biblia y ni siquiera nos percatamos de las palabras que relatan Su singularidad.

Dios no deja de llamar al Hijo Su Misterio, y nosotros empeñados en quitarnos de encima lo que nos confunde de Él, de evitar el desafío de ir tras este Jesús. En realidad lo que queremos es estar cómodos con Jesús o en su defecto hacer que sea simpático con nosotros.

No es simpático. Así que nos quedamos con una muñeca de papel en vez de con el verdaderamente peligroso Hijo de Dios. Está tan en contra de nuestro dogma religioso en cuanto a Él como lo estuvo con los fariseos.

Creedme, nuestro Jesús no se ajustará a esa “idea” sentimental de Él que no es digna de Su majestad y de Su naturaleza iconoclasta. Él es el que vuela por los aires los límites y el que destruye las vanas ilusiones. Hará de tu vida un misterio aunque ignores las cuestiones y esquives el dilema.

Él era un hombre de preguntas. ¿Te has dado cuenta de eso? Siempre te está preguntando. Y tú lo sabes. Puedes intentar pasarlo por alto, pero por dentro sabes que la Trinidad te examina y pregunta. Y la pregunta más frecuente es: ¿qué vas a hacer con lo que SABES de Jesucristo? ¿Y qué más estás dispuesto a saber de Él?



Jesús es la Norma


Estos son algunos pensamientos de mi correspondencia con un hermano acerca de lo “diferente” del Señor. Le pedí permiso para compartirlo con vosotros, pues esta visión me ha impactado grandemente. Martha Kilpatrick.

Llego al pensamiento de que el Señor no es radical. El Señor es el Señor, y es TAN opuesto a todo cuanto tiene que ver con el “mundo”, es tan “a-mundano”, que todo cuanto toca se hace “radical” para el mundo. Él es NORMAL, y cuando Él toca cualquier cosa, eso se convierte en algo RADICALMENTE OPUESTO a los caminos de la humanidad, Satanás y el mundo. Es esa “otra cosa” tan peculiar que mencionaste.

Así que tienes la “etiqueta” mundana de ser “radical”, pero no es verdad. No te estás haciendo radical, sino NORMAL PARA EL SEÑOR. Oh, Marta, nos estamos convirtiendo en ciudadanos de los Cielos donde la Verdad y lo Real moran... puedes llamarlo ahora “radical”, pero en el futuro donde Él está no se conoce así.


Pensamientos Sobre la Sangre
Por T. Austin Sparks

Tiranía Satánica Mediante la Fijación en uno Mismo, Quebrantada por la Adecuada Asimilación de la Sangre

Hay tantos de entre el pueblo de Dios hoy en quienes Satanás se está enseñoreando; enseñoreado a través de la línea de la acusación, trayéndoles bajo un sentimiento de condenación y juicio, privándoles de su paz, de sus garantías, descanso y esperanza; y verás que estas personas no paran de hablar de sus propios defectos, su pecaminosidad; no dejan nunca de girar en torno a sí mismos, todo lo que son y que no llegan a ser, todo lo que no son que debieran ser.
Su liberación de Satanás es que debieran tener una asimilación fresca de la absoluta satisfacción del Padre con Su Hijo en provecho de ellos, y que hallen su posición de permanencia ante el Padre con aceptación.

Esa es la senda de la liberación, el modo en que el Enemigo es echado fuera. Esta es la senda para vencerle como el Acusador. Sí, el terreno de la Sangre es suficiente para vivir esta victoria autosuficiente de múltiples perfiles y que todo lo abarca. “Y le vencieron por la sangre del Cordero”, y en todas estas facetas el factor primordial y supremo de la virtud de esa Sangre es su intachable pureza, la naturaleza del Señor Jesús.

Jamás ha habido otro igual a Él. Oh, me gozo de que fuera Dios quien era en Cristo, DIOS era en Cristo. Era Dios en Cristo, el absoluto y colmado Santo en quien no había pecado en que vino en forma encarnada; y en la virtud de esa naturaleza Divina en su perfección, Satanás en su autoridad es derrotado… en ese terreno. ¡Sea Dios bendito! Recibimos por la fe la virtud de esa preciosa Sangre; esto es, la perfección del Señor Jesús se pone a favor nuestro. Eso es gracia… la maravilla del Evangelio. Si hubiéramos de empezar a analizarnos y tomar cuenta de nosotros mismos, qué ruinoso negocio, que aciago negocio, y no tendría fin… pensad en ello, amados, con todo cuanto sabemos acerca de nosotros mismos, con todo lo que Dios sabe de nosotros mismos… “El corazón es engañoso por sobre todas las cosas, y desesperadamente malvado”…

Aunque todo eso sea un hecho, tú y yo podemos hoy permanecer en presencia de Dios en perfección sin pecado, no por nosotros mismos, sino en Cristo, y teniendo a nuestro favor por mano de Dios una perfección por completo ausente de pecado. Entended que no estoy confundiendo las cosas, no estoy diciendo que alguno de nosotros se haga sobre esta tierra completamente perfecto en sí mismo, sino que esas perfecciones del Señor Jesús son puestas a nuestro favor ante Dios para satisfacer Sus requerimientos, para proveer el terreno sobre el que Satanás ya no tiene autoridad.

La derrota de Satanás y la victoria de los santos no lo es por su esfuerzo, sus luchas, sus gemidos, ni por ninguna otra cosa que puedan hacer; es la medida en que, por medio de su fe, se apropian de la perfección absoluta de Cristo como algo vivo y dinámico de parte de Dios para con ellos.

La Sangre Representa una Total Separación para con Dios.

Creo que habrá muchos que perderán aquello que Dios tiene en mente como una vocación especial en Su reino celestial, porque hoy no se han consagrado a Dios. No creo que seamos llevados a eso “sí o sí”. Si quieres el mundo, aun como creyente, si quieres una pequeña porción de él… bien, puedes tenerlo a este coste, la pérdida de aquello a lo que Dios te ha llamado con preeminencia, el reino celestial en una vocación de maravilla, eso es lo que perderás. Pablo lo perseguía. Pablo tensaba cada nervio, espiritualmente, por esa causa; dejó las cosas que estaban atrás por esa causa, para ser preservado para Su reino celestial. Hay muchos cristianos que perderán eso porque no recorren todo el camino con el Señor; no pierden su salvación, sino esa específica vocación en gloria y honor; la perderán porque no fueron capaces de reconocer la plena virtud de la Sangre en la plenitud de su consagración y abandono al Señor. Sí, en ese sentido serán dejados atrás.

Pero los que lo viven, los que vencen bajo la prueba, vencen a causa de la Sangre del Cordero entendida como en esta segunda acepción, como el abandono absoluto del Señor Jesús a la voluntad de Su Padre siquiera hasta la muerte; aquellos que permanecen en la virtud de Su consagración y los que hacen de su consagración, mediante Su gracia, algo tan profundo como lo fue la Suya. Nunca tendremos que renunciar a lo que Él renunció en Su obediencia a la voluntad de Dios. No tenemos que deshacernos de esas cosas, pero lo que el Señor busca, amados, es un pueblo que estén completamente con Él con un corazón sin divisiones, y ese es el terreno de nuestra victoria y de la derrota de Satanás.

**

La consagración de Jesús fue el derramar de Su propia Sangre. Si permanecemos en la Sangre permanecemos en la naturaleza del Cordero.
Comentario: La sangre no puede separarse de la NATURALEZA de Cristo, el Cordero.
La Sangre como “cosa” o como “asunto” no es eficaz contra Satanás.
UNE MI CORAZÓN PARA TEMER TU NOMBRE
***

Oh, que pueda verse que la Sangre del Cordero en su absoluta perfección de santidad y pureza en representación de Su ser, Su substancia, Su esencia, Su naturaleza y Su completa rendición, Su capitulación a la voluntad del Padre, es el terreno sobre el cual permanecer; algo de lo que hay que apropiarse por la fe y a lo que hay que aferrarse. Más aún, es algo a ser tomado como arma contra el enemigo.

La Sangre es un Arma para ser Blandida
EL DRAGÓN es el adversario. NOSOTROS nos enfrentamos al Devorador. Todas las personas verdaderamente espirituales saben hoy eso; algunos más que otros, quizás. Si pudiera engullirnos, lo haría. Yo creo que nos daría muerte si pudiera, golpearía nuestros cuerpos con muerte, golpearía nuestras almas con muerte. permitidme decir esta palabra a aquellos que más íntimamente están asociados con las cosas, que cuanto más permanezcamos en relación con el Señor en relación con el reino celestial y ese ministerio sacerdotal en el reino celestial relacionado con el trono, tanto más estaremos al tanto de la inmediata proximidad del Dragón, del que procuraría golpear con muerte, golpear nuestras mentes con muerte, golpear estos cuerpos con muerte. Eso explicará muchas cosas para algunos. Cuanto más nos aproximamos a la vocación del hijo-varón, cuanto más nos aproximemos al Dragón, tanto más seremos conscientes del amplio abrazo y largo brazo de la muerte, y clamaremos para salir de ahí, y decir, esto no es vida, ¡es muerte! ¿Vamos a aceptarla? Es muerte; ¿pero dónde está la virtud de la Sangre? ¿La rechazamos en el terreno de esa poderosa Sangre derramada? “Vencieron por la sangre…” Y no vamos a aceptar la muerte, a causa de esa Sangre.

Quizás haya algunos que lo malinterpreten. No estamos diciendo que no vamos a alcanzar la tumba si el Señor se demora; pero eso no es aceptar la muerte. Podemos morir e ir a la tumba en el sentido físico, pero eso puede ser una victoria; no derrota, ¡sino triunfo! No aceptamos la muerte. Puede que lo sepas espiritualmente, lo sepas mentalmente, que sepas cómo es algo a tu alrededor que juega contigo cuando empieces a tocar íntimamente ese fin último de Dios en el testimonio de Jesucristo.
Id en pos de esa explicación; aferráos a ella. Es algo que llama, amados, a levantarse contra el adversario, contra el que sorbe, el que absorbe. Bendito sea Dios, habrá una absorción mayor que la suya. La Muerte será sorbida. Hay uno que absorbe todo cuanto puede. Contra el Dragón, contra el Adversario, contra el Acusador, contra el Mentiroso, la Sangre es adecuada, suficiente; pero ha de haber una apropiación positiva, activa, del pleno poder y significado de esa Sangre y una actitud de estar sobre ella; de tomarla como un instrumento activo. ¡Oh! captar una compañía como esa aquí y ahora que conozca y se apropie del poder de esa Sangre; no en la fuerza de la carne, sino vacíos de sí mismos, y en toda humildad, vaciedad, debilidad, en Su virtud y el poder de Su Sangre, y ponerse en pie y usar esa poderosa arma en contra de la actuación de la muerte presente, para alcanzar ese fin que Dios tiene en mente. Eso es lo que hoy se necesita, a personas así.

Quiera el Señor que esto haga habitación en nuestros corazones, para que esto no haya de ser un discurso sino un llamamiento, un urgir del Espíritu de Cristo… llevándonos hacia eso de un modo activo mediante la oración. Recordad vuestro terreno, recordad vuestra arma, recordad que todo vaciar de uno mismo, la debilidad, nuestro derrocamiento, la disciplina, la corrección, existen para llevarte a un lugar eficiente. El orgullo no tiene aquí lugar; la autosuficiencia no tiene aquí lugar; la fuerza de uno mismo no llega hasta aquí; nada excepto la Sangre preciosa.

La debilidad no es impotencia. Nuestra impotencia no es desespero. No, sino que es el camino abierto para que la eficacia poderosa de la Sangre entre en acción.


AUTORES Y LIBROS RECOMENDADOS
(YA TRADUCIDOS Y DISPONIBLES,
BIEN EN LA RED, BIEN EN EDICIONES EN PAPEL)

JEANNE (MADAME) GUYON:
Torrentes Espirituales
Éxodo: la salida.
Autobiografía de Madame Guyon
Experimentando las profundidades de Jesucristo
Experimentando a Dios a través de la oración.

GENE EDWARDS
El Divino Romance
El Viaje Hacia Adentro
Las Crónicas de la Puerta
Nuestra Misión
El Prisionero de la Tercera Celda
Una Carta Abierta Dirigida a los Líderes...
Más Allá de lo Radical.
Perfil de Tres Monarcas
Revolución: La Historia de la Iglesia Primitiva.
El Secreto de la Vida Cristiana
Exquisita Agonía

MARTHA BLANEY KILPATRICK
Adoración
Carro de Fuego: Elías en los Últimos Días
Retratos de un Mundo Interior
El Único y El Todo

FRANÇOIS DE FENELON
El Anhelo del Corazón

PETER LORD
Pavos y águilas.

MIGUEL DE MOLINOS
Guía espiritual

WATCHMAN NEE
(Lista demasiado larga como para ponerla aquí.
Casi todos provenientes de notas tomadas sobre la marcha
(Nee no escribió apenas libros) y re-editados más tarde bajo nombres diferentes. Muchos de ellos son tesoros de bibliotecas particulares cuya edición se ha abandonado.)

C.S.LEWIS
(En España, editados por Ed. RIALP)

 

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