Sí, los Testigos de Jehová. Como dije, todos los conocemos. O así lo creemos, aunque quizá sea mejor decir más bien que todos sabemos quienes son. Porque dudo que los conozcamos de verdad.
Para la mayoría de los creyentes de hoy, los Testigos de Jehová representan una inconveniencia, una ligera molestia, y nos hacemos de todas las formas para cerrarles la puerta sin que nos saquen de quicio demasiado. Los portazos no son muy educados, así que nos valemos de alguna mentirijilla - el ya famoso “no tengo tiempo”, por ejemplo - para quitárnoslos de en medio, y no tener que entrar en discusiones vanas que nos dejarían frustrados y abatidos. Ya se sabe que no se consigue nada hablando con ellos, ¿o no?
Sin embargo, a pesar del adoctrinamiento al que se han sometido, no son todos igualitos. No son clones religiosos. Son personas, como tú y yo, con sus deseos, ambiciones, miedos, y convicciones. Detrás de la cara conocida del “testigo normal y corriente” se esconde un individuo al que Dios ama, y que necesita ser conocido y comprendido como cualquier otro.
Este libro le enseñará algo de lo humano de estas figuras que llaman a su puerta. Le abrirá su mundo interior, para que pueda tener una idea por lo menos de cómo son de verdad. Y, así espero, tal vez le infunda la confianza que necesita para empezar a tratarlas como personas por las que Cristo murió, y buscar cómo ofrecerles a ellos la solución que necesitan.
Al leer “Cristo me liberó”, deje a un lado por un momento los argumentos doctrinales, y zambúllase en el mundo de las ilusiones y emociones que motivan al Testigo de Jehová. Aquí aprenderá algo de su realidad, cómo ellos viven su fe, y además la lucha que pasan para salir de “la Organización”. La verdad es que son muchos los que ya han salido de ésta, pero pocos que llegan a conocer a Cristo, y permanecen escarmentados y amargados, presos de sus sentimientos dañados. Este relato fascinante y conmovedor nos revela, entre testimonios de otros, lo que motivó a una persona en particular a entregar su vida a Cristo, escapándose así de las marañas de un pasado desgarrador, para poder afirmar que “Cristo me liberó”. Se lo recomiendo de todo corazón.
Neil Rees
Director Misión Horizontes, España
Introducción
Después de hacer una minuciosa búsqueda en la literatura cristiana y seglar, pude darme cuenta, que ya había una buena cantidad de libros bastante buenos y muy bien orientados sobre los testigos de Jehová. Se puede encontrar información que desenmascara la organización, doctrinas erróneas, falsas, profecías, error en su traducción de la Biblia y ayudas de cómo testificarles. Pero me di cuenta que no se había hablado de una faceta muy importante del testigo: la humana.
Note, que al pronunciar las palabras testigos de Jehová, enseguida se relaciona con la Organización o estructura en si, pero que poco se había dicho del testigo normal, esta persona que viene a su puerta un domingo por la mañana para hablarle de su Dios.
Cristo me liberó, no pretende explicar las doctrinas de estos ni como combatirlas. Es un libro escrito por una persona que nació allí, creció, y a la que se le enseñó a amar a Jehová y a la organización por encima de su propia vida, y de cómo el Señor por su gran amor e infinita compasión, la libero para amarle y servirle a Él, y solo a Él, libre por fin, de supuestos intermediarios entre ella y su divina persona.
Cristo me liberó, quiere acercarte a estas personas e intentar trasmitir cómo viven, qué sienten y qué son en realidad. Quiere conmover tu corazón para que puedas ser una mano amiga para muchos de ellos, y que combinando la ternura y el reflejo de su amor, los libertes de la esclavitud de una secta a la libertad de Dios.
Cristo me liberó no solo relata mis vivencias, si no también la de otros ex testigos que tuvieron que decidir a quien seguir, a hombres o a Dios.
Este libro no pretende hacer proselitismo ni apología ni dirigir al lector hacia ningún grupo determinado. Solo desea acercar al lector a mi vivencia y ofrecer esperanza y determinación a la persona que sufrió algo parecido a lo que yo viví, haciéndole entender que a pesar de todo lo experimentado, es posible seguir creyendo y amando a Dios.
Cristo me liberó, sirva para hacer lo contrario de lo que ha hecho esta organización y otras de similares características:
¡Acercar a personas buenas y sinceras a Dios sin necesidad de intermediarios humanos!
Es mi deseo, que el lector con un pasado similar al mío entienda, que solo Jesús es el camino la verdad y la vida, el único intermediario valido entre Dios y los hombres.
Cristo me liberó, sea de bendición para todo el que lo lea.
Capitulo 1
Mis primeros años
Todos los recuerdos de mis primeros años transcurren dentro de la organización testigos de Jehová. Pero la verdad es que mis padres no entraron en contacto con ellos hasta que yo no tuve seis o siete meses de vida.
La mayoría de las personas en mi país son católicos nominales, pero este no era el caso de mis padres. Ellos siempre fueron personas muy religiosas y creyentes sinceros dentro del mundo católico.
En realidad no podría relatar que fue exactamente lo que les llevo a cambiar de religión, pero quizás no me equivoque si digo, que su gran búsqueda de Dios, el querer entender su palabra, y junto con esto la decepción de los lideres de su Iglesia, lo que en buena medida y mucha probabilidad los animo a escuchar y estudiar con los testigos de Jehová.
Al parecer hubo barias reuniones con testigos y líderes de la Iglesia a la cual pertenecían, pero la poca utilización de las escrituras por parte de estos, su apego a las tradiciones y rituales de hombres por encima de la propia ley de Dios, quizás no me equivoque si apunto estas razones como base importante para decepcionar a mis padres.
Por el contrario en contra posición la soltura con la que los testigos manejaban las escrituras, sin duda debe de haber sido otro factor importante.
Quizás te ayude a ver, que es lo que atrae a tantas personas a estudiar con los testigos el que leas algunos comentarios de ex testigos (estos serán habituales a lo largo del libro).Son personas de cultura y antecedentes diferentes pero con una similar vivencia, por lo que enriquecerá tu análisis crítico de este asunto:
Marta estaba a punto de salir de casa, ya se marchaba cuando de repente sonó el timbre. Recuerda que estaba sola, ni su hermana ni sus padres estaban en la casa... y que se marchaba para ir al encuentro de Julio ya que había quedado con él.
Eran dos mujeres, bien arregladas las que llamaban al timbre, vestían bien, ni excesivamente elegantes, ni por supuesto desarregladas, un estilo clásico más bien, ambas con falda y con bolsos grandes, libros y revistas en sus manos. Enseguida las identificó como lo que después ellas mismas le confirmaron ser: Eran Testigos de Jehová.
La madre de Marta desde que esta era pequeña, siempre le había enseñado con su ejemplo a cerrar la puerta a estas personas, no debía escucharles, por que eran una secta y la verdadera religión yacía en el catolicismo que ella le había enseñado desde que nació. Le había visto dar más de un portazo (no literal)a los testigos y ella instintivamente la imitaba haciendo lo mismo en infinidad de ocasiones, pero no fue así aquella vez.
El espíritu navideño rebosaba en su interior, se sentía inclinada al bien, al amor, a tener consideración con los demás. También su estado de animo era bastante depresivo, por que días antes se había estado cuestionando tantas cosas, ¿por qué tenemos que morir?¿, ¿Por qué tantas guerras?¿, ¿Por qué tanto hambre en el mundo? ¿Por qué...? Y ¿por qué...? ¿Y más por qué?...
Julio recuerda:
“En 2º de BUP cambié de Instituto, mi vida seguía igual, yo era una persona insatisfecha como cualquier joven. Pero eso no fue lo que me llamó la atención de él: ¡Satanás es el dios de este sistema de cosas!.
¡¿Cómo?!, pensé, ¡el mismo diablo el dios de este sistema de cosas!. Aquello me dejó pasmado. ¡Con razón este mundo estaba tan mal!. Hablamos un poco sobre el tema, y lo que me sorprendió no fue solo la seguridad con la que afirmaba aquello, sino lo original de la idea.
Volví a ver a David, y volvimos a hablar (¡y a discutir!) de esos temas, ¡todo aquello me sacaba de quicio a la vez que me fascinaba!. Todo lo que yo creía que era cierto él le daba la vuelta del revés, ¿qué pensaba?, ¿qué Jesús había muerto en una cruz?, ¡él afirmaba que había sido clavado a un poste vertical!, ¿que Jesús había afirmado ser Dios?, ¡falso! (decía él), ¡no era más que un ser divino, la primera criatura de Dios!, ¿que las personas cuando morían su alma iba al cielo?, ¡falso!, él decía que el ser humano no tenía alma y que cuando uno muere tan solo desaparece, porque los muertos no tienen conciencia de nada en absoluto.
Plantearme frente a esas afirmaciones fue una lucha para mí. Por un lado, como católico, aquello me repugnaba, por otro me fascinaba lo intrincado de sus argumentos, su uso ingenioso de la Biblia y... secretamente me enorgullecía de conocer la verdad frente a una humanidad embaucada por las religiones. Sólo quien ha pasado por una lucha semejante puede saber qué suponía para mí dejar todo eso. Era abandonar una religión y un sistema de pensamiento que había sido mi vida, y que mantenía unida a mi familia (todos especialmente mi madre eran fervientes y convencidos católicos). Recuerdo aquel periodo con auténtica fascinación. La fascinación de quien está descubriendo algo nuevo.
Los recreos David los pasaba explicándome en la biblioteca las doctrinas de su grupo, Biblia en mano y con el libro “Razonamiento a partir de las Escrituras” daba respuestas a todas mis objeciones. No se me olvidará la sesión sobre profecía bíblica en la que David me dibujó un diagrama con lo que en el futuro iba a suceder, ¡por fin alguien me explicaba lo que el Apocalipsis revela!, ¡y podía entenderlo, no era nada complicado!.”
J. Luis nos relata:
“Haciendo un poco de memoria, recuerdo en mi infancia cuando yo tenia 5 años en 1965 la visita de dos jovencitas muy cariñosas y dispuestas, que dejaron a mi madre el folleto “Estas Buenas Nuevas del Reino” yo todavía no sabia leer muy bien, pero recuerdo la portada, como una luz amarillenta, y mi madre pensó que aquella luz era una entrada hacia la verdad.
Mi madre era una persona muy religiosa y muy apegada a Dios, me llevaba a veces a la iglesia y recuerdo que me mojaba la frente con “agua bendita” sé que tenia a Dios muy allegado a su corazón, y la visita de aquellas jóvenes, despertó en ella cierto interés, puesto que le demostraron con la Biblia, palabras hermosas que pocas personas en aquella época habían escuchado.
Mi padre fue algo más reacio, el desconfiado por naturaleza, pensaba que se trataban de “monjitas disfrazadas” que venían buscando alguna otra cosa, pero se equivocaba, las chicas en las sucesivas visitas se desvivían por ayudar a mi madre en algunas pequeñas labores previas antes de sentarse a considerar parte del folleto, en una de aquellas visitas invitaron a mi padre -puesto que el se mantenía como mero observador en la distancia- a ser visitado por un hermano que pudiera conversar con el de temas que quizás podrían interesarle. Así fue, y así se comenzó un estudio con ambos...”
Iñigo compartía:
“No recuerdo bien, pero sería alrededor de los años 1985, 1986, era una mañana, yo me encontraba trabajando y sonó el timbre de nuestro domicilio, mi esposa abrió la puerta, dos mujeres le saludaron y le empezaron a hablar cosas de Dios, ella les dijo que en ese momento no les podía atender, que si no les importaba que volviesen a la noche que es cuando estaría su marido en casa quien tenía grandes inquietudes espirituales. Aquella misma noche una de las mujeres de la mañana vino. con su esposo a visitarnos, eran un matrimonio joven, de edad similar a la nuestra, les hicimos pasar adentro y enseguida se identificaron, eran testigos de Jehová. Empezamos a tocar diversos temas bíblicos y quedamos para otro día. Los días se iban sucediendo y las cuestiones bíblicas que considerábamos también, ellos constantemente nos pedían hacer un estudio bíblico con ellos, después de mucho tiempo accedimos Los debates eran interminables, en algunos momentos muy duros, yo no tenía argumentos muchas veces para rebatir los suyos. A mí me costaba aceptar la “evidencia” que ellos nos presentaban, eso hizo que recurriera a un amigo mío, sacerdote jesuita, profesor de teología, le dije cómo nos estaban visitando los testigos de Jehová y que había aspectos que ellos presentaban que nosotros no podíamos rebatir honestamente, le pedí que si por favor podía ayudarnos y venir a casa un día cuando estuviesen ellos, él me respondió que no, que con personas anticientíficas el no discutía, que lo mejor que podía hacer era cortar la conversación con ellos y mandarles de casa. Yo le dije que no, que esa no era una postura honrada, que si yo estaba en lo cierto tenía que tener argumentos para defender mi fe. Así terminó la conversación con este sacerdote. Tengo que decir, que la postura de este señor fue fundamental para hacerme testigo de Jehová, si él no se atrevía a defender su fe ante unas personas que calificaba de anticientíficas, mala señal. Si una de sus obligaciones como miembro destacado de una iglesia apostólica era hacer apostolado y se negaba a ello, señal que no estaba muy seguro de sus creencias, ¿podría tambalear su fe?, -me preguntaba. Mi desilusión fue total. A partir de entonces empecé a rebajar mi oposición a lo que esta pareja nos presentaba y a aceptar lo que sus libros decían.
Podría seguir citando testimonios, pero creo que estos pocos te habrán dado una idea de que motiva a algunas personas, al igual que mis padres, a acercarse a ellos y aceptar su teología.
Los testigos de Jehová suelen ser personas muy correctas y respetuosas. Además, interesarse sinceramente en la gente que visitan es una faceta muy característica de ellos.
Utilizan muchísimo las escrituras y esto suele fascinar a la gente. Algo muy llamativo para las personas que visitan y que carecen de cultura bíblica y religiosa, es que parecen tener respuesta para todo. Esto cautiva a muchas personas ansiosas de espiritualidad y respuesta concretas sobre la vida y el futuro. La mayoría de estas personas han sufrido una crasa falta de interés de sus Iglesias por prestarles ayuda espiritual, pues por desgracia la mayoría solo esparce miajas desde un pulpito los domingos. Esto y la advertencia de muchas de ellas de: “A los testigos ni les habrás la puerta”, solo refuerza mas la curiosidad de muchos por hablar con ellos.
Retomare ahora mi relato:
Después de unos meses de estudio con ellos, mis padres se bautizaron como miembros de esta religión. Desde entonces vivieron a fondo su fe, y nos la inculcaron a mis hermanos y a mí con muchísimo celo.
Cada semana teníamos un estudio familiar , donde nos reuníamos todos los miembros de la familia para aprender cosas relacionadas con doctrinas, profecías, ética, moralidad, personajes bíblicos etc. Con solo cinco o seis añitos era capaz de recitar de memoria todos los nombres de los libros de la Biblia, los hijos de Jacob, los doce apóstoles y muchos relatos de personajes bíblicos.
La asistencia a las reuniones, tres por semana, y la predicación de casa en casa, era una actividad regular y primordial para la familia. Acompañábamos a mis padres a ambas actividades desde muy temprana edad.
En las reuniones de los testigos de Jehová no hay escuelita dominical para los niños. Esto significa que desde muy pequeñitos los hijos de los testigos aprendemos a estar calladitos y sentaditos al lado de los papas durante dos horas. Esto al principio no es fácil para los padres, pero a base de tiempo y de algún castigo o cachete en el cuarto de baño del salón del reino (así es como llaman a su lugar de reunión), consiguen que los nenes aprendan a estar muy calladitos, quietos y atentos.
Papá no se conformaba con esto, si no que no nos permitía dormir en las reuniones (Algunas se celebraban a las cinco de la tarde en pleno verano. Hágase una idea el lector de la morriña que podía entrarle a un adulto, mucho mas a un niño), por el contrario esperaba que prestáramos buena atención y así luego al llegar a casa podíamos comentar sobre todo lo que habíamos escuchado allí. Esto no solo era habitual en reuniones de dos horas, si no también en las asambleas.
Las asambleas de invierno duraban dos días, con un programa de aproximadamente ocho horas, y las de verano hasta cuatro días con un horario similar. Solo interrumpía el programa breves recesos para comer, refrescarse y charlar un rato. Cualquier testigo, ex testigo o conocido de estos, sabe lo difícil que es estar en estos programas, tan largos, para padres con niños pequeños y conseguir mantenerlos sentados tantas horas, pasando calor o frió y guardando silencio. Hasta que no fui mamá no pude entender lo difícil y duro que resulta esto....
Muchos se preguntaran como es que en las reuniones o asambleas no hay escuelas dominicales o guarderías como ocurre en muchas iglesias. Bueno, lo que muchos testigos no saben es que este arreglo si existió en muchos lugares por un tiempo, pero que luego como muchas otras cosas, fue radicalmente cambiado bajo la base de un nuevo entendimiento sobre este tema. Hay una referencia sobre este asunto en particular, en una publicación de la organización, que creo será interesante de conocer para el lector:
‘NUESTRO DIOS NO ES UN DIOS DE DESORDEN’ ( Anuario de los testigos de Jehová 1987 139-40 Suiza y Liechtenstein)
Esto es lo que solía decir Edwin Saner en Basilea, señalando al reloj, siempre que un niño llegaba tarde a la escuela dominical de la congregación. (1 Cor. 14:33.)
¿Escuela dominical? Sí, efectivamente. Durante un tiempo tuvimos un grupo separado para jóvenes en edades comprendidas entre los trece y los veinticinco años, y una escuela dominical para los más jóvenes, basada en la publicación El camino al Paraíso (editada en 1924 y “Dedicada a los jóvenes para el estudio de las Sagradas Escrituras”, de W. E. Van Hamburgo). Los miembros adultos de las congregaciones se turnaban para instruir a los niños los domingos por la mañana. Ulrich Engler de Thalwil explicó: “Los padres íbamos a predicar los domingos, y en esos días no era costumbre llevar a los niños con nosotros, ni tampoco los llevábamos a las reuniones que se celebraban por las noches. Por ello cuando se formó un grupo para jóvenes en Zurich, nos alegramos de que se invitase también a los niños de la congregación de Thalwil”.
La asociación “Jóvenes de Jehová” incluso tenía su propia oficina con un secretario en Berna. En ese lugar se editaba una revista especial titulada Jóvenes de Jehová, que se imprimía en las imprentas de la Sociedad. El prólogo del primer número fue escrito por el hermano Rutherford. Esos jóvenes conducían reuniones y participaban de manera activa en la obra de testificar. También representaban dramas bíblicos en reuniones más grandes organizadas por los jóvenes. Pero de hecho, esto era una organización dentro de la Organización. La Biblia muestra que en el antiguo Israel la provisión que Jehová hizo fue que los adultos y los niños se reuniesen juntos para recibir instrucción. (Deu. 31:12.) Cuando llegamos a darnos cuenta de esto más plenamente, estas provisiones especiales para los jóvenes fueron disueltas. Esto se efectuó en el año 1936 al tiempo de la visita del hermano Rutherford.
Así que al igual que miles de niños testigos, aprendimos a estar callados y atentos en las reuniones, teniendo que prescindir de estas escuelitas, las cuales hubieran significado algo mucho mas interesantes para niños de esas edades.
Predicar también era parte de nuestra actividad regular desde edades muy tempranas. Especialmente los fines de semana , acompañábamos a mamá y a papá a predicar en la calle los sábados, y los domingos de casa en casa. No éramos solo meros espectadores, si no que participábamos alegremente con ellos. Al principio llamando al timbre y ofreciendo una hojita. Pero poco a poco se hacía más notable nuestra participación.
Antes de cumplir los seis años papá había logrado que aprendiéramos a leer y escribir, así que pronto empezamos a hacer algo mas, hasta llegar a poder exponer una sencilla presentación con algunos textos bíblicos los domingos al salir de casa en casa. Recuerdo que papá o mamá solía decir: Mi hija le va a decir algo. Entonces yo empezaba diciendo algo así:
“Buenos días, ¿Que tal?, ¿Cómo se encuentra?.... (esperaba que me respondieran).
Entonces continuaba:
¿Le gustaría vivir en un nuevo orden donde no hubiera, dolor ni muerte, ni cosas malas? Fíjese lo que dice Revelación (o Apocalipsis ) 21:4 (TNM)
“Y limpiara toda lagrima de sus ojos, y la muerte no será mas ni existirá mas lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”
Entonces solía mostrar otro texto como Isaías 11:7-9
“Y la vaca y la osa pacerán; sus crías se echaran juntas hasta el león comerá paja justamente como el toro. Y el niño de pecho ciertamente jugara sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. No harán ningún daño ni causaran ninguna ruina en toda mi santa montaña; porqué la tierra estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismo mar.”( TNM )
Después de leer esto explicaba que Dios pronto traería un paraíso en la tierra donde no habría cosas malas y después de esto dejaba algún folletillo. ¡Imagínate el asombro que la mayoría de las personas sentían al ver a una niña tan pequeña hablando y utilizando la Biblia !. Esto la mayoría de las veces daba pie a que mis padres siguieran una conversación con la persona.
Así, que a la edad de ocho años aproximadamente, se me nombró en la congregación publicadora no bautizada. Esto me otorgaba el reconocimiento de que no solo podía acompañar a mis padres, si no a cualquier testigo adulto a predicar. Podía llevar una conversación de diversos temas con una persona yo solita.
Quizás pueda pensar el lector de que esto era algo pesado o desagradable para una niñita como yo. ¡No!, todo lo contrario, esto era un privilegio y una alegría para mi.
Vivía en una familia que tenia un gran respeto a las cosas de Dios. Papá y mamá nos enseñaron que muy pronto vendría Armagedón, y que mucha gente iba a morir al igual que en los días de Noe cuando Dios trajo el Diluvio. Éramos representantes de la única religión verdadera, la única organización de Dios en la tierra y nosotros éramos sus proclamadores, sus testigos, escogidos para llevar al mundo un mensaje de salvación. Para mi era un orgullo ser testigo del gran Dios Jehová.
Me enseñaron que El estaba en el cielo observándome y que se alegraba si yo actuaba así.
Desde pequeña aprendí a pedir perdón a Dios si me portaba mal o desobedecía, y pronto empecé a tener eso que los testigos conocen como conciencia entrenada, para decirme cuando me equivocaba. Si esta me avisaba de que me había portado mal en algo, enseguida buscaba su perdón, incluso le lloraba pidiéndole que nunca me dejara de amar si me portaba mal. Quería ser una buena sierva de Dios. Había dos cosas en mi mundo de niña que anhelaba por encima de todo:
1) No enfadar con nada malo que hiciera a ese ser, Dios, que se llamaba Jehová , que estaba muy lejos en su trono, pero que me veía y al cual no quería desagradar en nada. Muchas veces desde pequeña he orado así:
“Jehová corrígeme cuando me equivoque, pero nunca me dejes de querer”. Tenia miedo a hacer algo que no le gustara y me rechazara por ello.
2) Que papá y mamá, pero sobre todo papá, siempre estuvieran contentos conmigo. Quería que estuvieran orgullosos de mi. Siempre les e querido mucho, creo que mas de lo que les he demostrado o ellos han podido imaginar, y que me amaran y se enorgullecieran de mi, era un deseo muy primordial de mi joven corazón .
Así que mi niñez transcurrió alrededor de mis padres, de niños testigos y de gente que esperaba que dentro de muy poquitos años estaríamos viviendo en un mundo echo un paraíso. Me acuerdo perfectamente que se me decía que no llegaría a mayor en este mundo. Casarme y tener hijos, solo sucedería en el paraíso de Dios.
Tengo buenos recuerdo de estos años de mi vida, pues como observara el lector a lo largo de este libro, el testigo es por regla general muy feliz, mientras esta inmerso en su “Verdad”. Es solo cuando empieza el proceso de “despertar”, cuando el testigo empieza a pasarlo realmente mal.
Capitulo2
Voy creciendo dentro de la organización
Recuerdo que a los 8 años mis padres nos llevaron a una asamblea internacional. Estas asambleas no son muy habituales y normalmente son en un lugar del mundo, donde van representantes de diferentes países. El lugar donde se efectuó esta vez fue en Florida (EE.UU. ).
Recuerdo todos los sucesos muy bien. Corría el año 1978, y hacia poquito que se había obtenido en España la libertad de culto, y por aquel tiempo el numero de testigos de Jehová no era muy elevado. Así que cuando aterrizamos allí, los testigos de Florida se volcaron con nosotros. Para mi fue impactante ver como nos dejaban sus casas, sus coches, y hacían de nuestra estancia algo difícil de olvidar.
Por años crecí pensando, porque así me lo enseñaron, que esto solo ocurría dentro de la Organización verdadera, en el pueblo de Dios en la tierra, los testigos de Jehová. Esto sucede, me decían, debido a su observancia a los principios bíblicos y que esto no se daba en ningún otro lugar y en ninguna otra religión.
El tema de la asamblea fue: “Fe Victoriosa”. El programa tuvo una duración de cuatro o cinco días. Al ser pequeñita, mentiría si dijera que recuerdo todo lo que allí se dijo. Pero hay dos cosas que no olvidare:
- Las representaciones bíblicas que se hacían diariamente, sobre pasajes bíblicos. Esto incluía caracterización de testigos en personajes de la época con trajes y decorados muy bonitos.
- Creo que fue el ultimo día, cuando salió una representación de cada país con testigos llevando trajes típicos de sus respectivos lugares. Mi hermano y yo fuimos escogidos para salir con el cartel España en las manos, vistiendo con unos graciosos trajes regionales de Andalucía, hechos por mi madre. Creo que debe de haber fotos nuestras por medio mundo.
Después de cada día de asamblea nos alojábamos en casa de testigos, La hospitalidad, las risas, los abrazos y el buen ambiente que reinaba, hacia que en ese corazón de niña cada vez hubiera mas convicción de que como la organización no había nada mejor en el mundo.
Como remate final de este viaje que calo tan profundamente en mi, estuvo el hacer escala en Nueva York y visitar la Central de los testigos de Jehová en Brooklyn. Aquello fue emocionante poder estar donde vivían los escogidos de Dios, el cuerpo gobernante (grupo de hombres que son los que supuestamente reciben la dirección de Dios).
No puedo negar que todo ese viaje tuvo un gran impacto en mi. No solo era el ambiente, sino ver que fueras donde fueras , los testigos cantaban igual, oraban igual, se reunían igual, y pensaban igual. Ya fuera Francia, España , América o la China. Esto, se me explico, era una señal de la religión verdadera, y unos de los textos elegidos para mostrar esto, era Juan17:21: “...para que todos ellos sean uno, así como tu, Padre, estas en unión conmigo, que ellos también estén en unión con nosotros...”( TNM)
Algo parecido explica J. Luis ex testigo que vivió su niñez dentro de la organización:
“En el año 1970 y ya siendo familia numerosa (4 hermanos) asistimos a nuestra primera asamblea de distrito que fue en Toulouse (Francia), a decir verdad disfrutábamos mucho con los hermanos, aunque hubiera sus imperfecciones todo se solucionaba con amor y todos con la vista puesta en los acontecimientos que se avecinaban, siempre intentando comparar lo que decía la Biblia sobre los Últimos Días, con lo que íbamos viendo en el mundo a nuestro alrededor con el convencimiento de que cualquier suceso que acaecía era un síntoma claro de lo cerca que estaba el Nuevo Orden.
Para ser honrado se disfrutaba mucho mas, no tanto con el programa de las Asambleas en si - del cual muchas veces ni nos enterábamos bien debido a la mala calidad acústica- sino con el viaje, con el contacto con los hermanos cuando nos hospedábamos en grandes masas, cuando conocíamos a personas de otras partes de España, y de otros países, y a todos se les veía con la misma uniformidad de criterio en cuanto a los acontecimientos y que todos aunaban su esfuerzo en anunciar la inminencia del fin del Sistema y lo bonito que era que hubiéramos encontrado el “arca” de salvación con los Testigos de Jehová.”
El lector puede hacerse una idea de lo fortalecido que sale un testigo después de estar en semejantes asambleas. Después de esta experiencia toda la familia salió muy emocionada y con un celo renovado. Papá llegó a ser anciano en la congregación , y poco a poco se involucro más y más en la organización, llegando a pronunciar discursos en grandes asambleas y a servir en el comité de enlace con los hospitales (Organismo dentro de los testigos que se encarga de defender y ayudar a estos cuando se enfrentan al tema de las transfusiones de sangre).
Todas estas experiencias positivas, me ayudaban a encarar la parte mas dura para un niño testigo: Ser diferente.
Recuerdo que esto era mas difícil al asistir al colegio. La mayoría de las celebraciones están prohibidas como: las navidades, los cumpleaños, los días de fiestas nacionales, (como la conmemoración del día de la constitución o el día de Andalucía), participar en escoger a un delegado de clase (pues se considera iniciación a la política), y excursiones fuera del colegio (cuando son mas de un día) por considerarlo mala asociación, por ejemplo, el viaje fin de curso.
Llevábamos un folleto titulado, la “Escuela y los testigos de Jehová “y en este se explicaba el porqué un niño testigo no participaría en nada de esto. Este se lo dejábamos a los profesores y en algunos casos, nos respetaban. La mayoría de las veces te quedabas a un lado, aislado de los demás. Pero piensas que Jehová esta feliz con tu actitud y que de esa forma demostramos ser los verdaderos siervos de Dios. No me avergonzaba de ser testigo, pues a veces a la edad de doce años, cuando aun iba a la escuela de primaria, llevaba en la maleta los libros que considerábamos en las reuniones, y al salir de clase iba al salón del reino si había alguna reunión, o a veces a casa de alguna persona que estuviera estudiando con los testigos, y daba lecciones sencillas de personajes bíblicos a sus hijos. Si mis compañeros veían estos libros (característicos por sus colores llamativos) y me preguntaban, yo aprovechaba y les hablaba.
Durante una larga temporada estuve visitando los viernes después de clase, la casa de una familia para enseñar a sus hijitas pequeñas pasajes bíblicos. Camino a esta casa me acompañaba una chica de la clase, (la cual tenía muchas inquietudes religiosas, incluso llegó a comentarme que querría ser monja católica) y hasta medio camino iba hablándole la mayoría de las veces de temas bíblicos. A esta compañera al terminar la EGB (Enseñanza obligatoria elemental por aquella época en España) le ofrecí estudiar la Biblia junto con un libro que en aquel tiempo utilizaban testigos para estudiar con la gente interesada titulado: “Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la tierra” (se llegó a conocer cariñosamente entre algunos testigos como la bomba roja). Aceptó, y llego a ser una testigo muy activa y celosa. Incluso años después llegó a irse a un pueblo con muy poquitos testigos como precursora (predicadora de tiempo completo). Guardo su sonrisa, y su cariñosa mirada en mi corazón, esperando que algún día el Señor me permita volver a verla y relacionarme con ella, y así mostrarle una dimensión mucho mas grande y maravillosa de Dios.
Durante mi estancia en la escuela, aprovechaba recreos enteros para hablar con maestros y compañeros sobre mis creencias. Un joven aun testigo, me compartía hace poco, su vivencia en sus años de estudios. Estas son muy similares a las mías:
“Respecto a mi relación con mis compañeros, solo he estado en dos colegios o institutos. En el primero hay poco que contar, no tuve muchos problemas pero lo cierto es que mis padres decidieron llevarme a otro que consideraron mejor.
En el nuevo colegio, al principio no tuve muchos problemas, quizá por ser mas pequeño. Desde el primer día de colegio les deje claro a todos (cuando el profesor me dijo que me
presentara) que era testigo de Jehová y que quizás habría cosas que no haría con ellos. El primer año tuve que rechazar muchos cumpleaños (y eso que presiones recibí
por todas partes hasta por otros profesores) pero en años sucesivos ya lo vieron normal (aunque eso si, las presiones allí seguían). Hasta que cumplí los 14 años no recibí
muchas criticas acerca de mi religión por parte de mis compañeros, mi relación con ellos era normal, jugaba con ellos en el recreo (cosa que creo que otros testigos no
hacen) y por lo demás todo bien. Eso si, me percate que ciertos profesores no me miraban con buenos ojos por causa de mi religión (en especial unos cuantos que, al hacer trabajos o cosas de manualidades tenia envuelto alguna celebración, me acuerdo las caras que ponían de mosqueo y murmurando por lo bajo.
Una vez cuando tenia 14 años le dije a uno de ellos, que si tenia algún problema con mi religión. No me dijo nada. Otro profesor nos mando hacer un trabajo en el que podíamos hacer cualquier cosa con papel, plastelina, etc... y que luego eso iría a un concurso.
En la revista ¡Despertad!(revista que publican quincenalmente los testigos de Jehová de índole informativa) había a veces experiencias de hermanos que habían participado en tales concursos escolares así que no vi inconveniente participar. Durante el desarrollo de las clases el profesor ayudaba por turnos a nosotros a hacer parte del trabajo.
Cuando llegó mi turno me dijo: ‘¡Anda! ¡Si no tienes nada preparado! Vete a tu sitio’.
Yo me quede extrañado porque no había nada que preparar (de hecho habíamos empezado a hacer en el trabajo), pero me extraño que, al igual que yo, otros no habían empezado y sin embargo a esos si les ayudaba. Yo en aquel momento decidí pasar del tema pero otras actitudes que me mostraron este y otros profesores me demostraron que la palabra tolerancia y respeto no entraba en su mente.
Lo mas gracioso de todo es que mi trabajo fue el ganador de mi curso y de todo el colegio y aquel profesor me tuvo que dar el premio.
En otra ocasión, para Navidad, tuvimos que hacer redacciones sobre el tema. La verdad es que cuando llegaban estas fechas quería que se fuesen cuanto antes mejor, no porque no pudiera defender mis creencias (lo cual hacia constantemente) sino porque sabia como me miraban algunos en el colegio.
El caso es que una vez hice una redacción (de la cual lamentablemente no tengo una copia) y también llegue a ser el ganador del colegio!!! La historia trataba de un niño (quizás yo o cualquier otro testigo) que vivía al lado de otro chico que celebraba la Navidad, la historia no era muy larga pero había momentos de la narración que estaba muy bien escritos. Yo entregue la redacción aquella porque era un trabajo casi obligatorio y que contaba para nota, pero yo ya sabia que mi redacción seria pasada por alto totalmente en el concurso (cosa que no me importaba en absoluto). Así pase mi vida como testigo de Jehová entre los 10 y 14 años.
Fue a partir de esa edad, 14 años, que las cosas empezaron a cambiar radicalmente, en todos los sentidos. Por una parte tanto yo como mis compañeros estábamos creciendo y
ellos por su parte no tardaron en empezar a concertar citas y salir los fines de semana y, como no, invitarme a mi también a salir con ellos. He de decir que si que salí alguna vez con ellos pero fueron ocasiones mínimas (casi las podría contar con las manos). Por supuesto no dije nada a los ancianos porque para ellos el siquiera salir una sola vez con mundanos puede ser ya motivo para ‘aconsejarte’ que eso no esta bien. Puedo deciros que incluso me llegue a enamorar de una de mi clase (aunque mas tarde pude comprobar que entre otros tj de mi edad sucedía lo mismo o incluso mas) pero por supuesto, no llegó a absolutamente nada.
La actitud de mis compañeros hacia mi empezó a cambiar también. Algunos profesores siguieron mirándome mal pero eso me daba igual, lo que quizás mas me dolió fue la actitud de algunos de mis entonces amigos, la actitud que no habían demostrado cuando eran mas pequeños (no fueron tan crueles como luego resultaron ser). Muchos empezaron a burlarse de mis creencias. Se hicieron debates (recuerdo que en el libro de ética había el recorte de un periódico acerca de las transfusiones de sangre y los tj y hubo una especie de debate abierto en el que apenas se me dejo hablar y mas de uno me insulto). No solo empezaron a burlarse de mis creencias sino de mi mismo, incluso a reírse literalmente y a separarme del resto. Yo era el objeto de sus bromas casi
siempre, para bien o para mal, yo no solía objetar nada ya que tampoco quería problemas. Estas burlas llegaron hasta que cumplí los 17 años, esta época de mi corta vida ha sido quizás la peor. En esos momentos solo me apoyaba en Jehová y quizás vi en ese ataque de creencias la fortaleza moral para seguir creyendo en Dios y mas especialmente en mi religión.
Cuando cumplí los 17 años, las burlas de las que era objeto eran mas maliciosas, llegando incluso a dejarme notitas encima de la mesa de clase. Esas notas a veces eran frases como: ¿Cuándo os vais a quemar? ¿Cuándo va a llegar un meteorito destructor? A veces me dibujaban en la mesa un Hare Krisna grande (un chaval que sabia dibujar bastante bien). Otras veces me pasaban dibujitos en medio de clase con dibujos de Jehová realmente macabros (afortunadamente conservo algunos de estos últimos dibujos). A veces me consolaba saber que en el Armagedón se haría justicia. Me dolió mucho que cuando estos chicos estaban ya madurando (o al menos eso creí) me hicieran pasar por todo eso.
Afortunadamente cuando cumplí 18 años deje el instituto. Hicieron una cena de despedida a la cual asiste con mis padres. Mis padres pudieron comprobar como algunos padres tenían una actitud ‘rara’ hacia ellos. Aquella noche fue la ultima que vi a muchos de ellos, a algunos aun los veo en la Universidad a la que voy pero tan solo decimos hola o adiós, yo no estoy por la labor de mantener conversación con aquellos que me mostraron su falta de tolerancia y respeto.
Cuando acabe el instituto (mayo-junio del 2000) empecé a leer Crisis de Conciencia, lo acabe enseguida de leer y fue entonces que me plantee por primera vez acerca de la
validez de mis creencias. Paso el verano y empecé la Universidad sin apenas oposición por parte de los ancianos (algunos incluso me comentaron que antes la Sociedad no
permitía eso pero que ahora, en vista de lo difícil que era encontrar un empleo, pues no se oponía, pero la verdad es que la Sociedad sigue sin ver con buenos ojos la
Universidad). Cuando llegue iba con algo de miedo, no sabia que me iba a encontrar: inmoralidad, drogas, etc... La realidad superó a la ficción. En mi universidad publica, al menos, no había nada de aquello. Hasta el día de hoy no he tenido que afrontar ninguno de esos problemas. En el instituto si que me vi con este tipo de problemas, incluso había algunos que traían marihuana, cosa que al menos no he visto en la Universidad. Allí cada uno va a lo suyo, generalmente a estudiar. Conozco a algunos que, aunque no comparto tiempo fuera de clase, son bastante amigables y al menos ya no sufro aquellos insultos (testículo de Jehová, payaso, loco de atar ... ).” (Alfredo.)
Este testigo hace referencia a algo que a mi me toco vivir muy de cerca:
“Pasó el verano y empecé la Universidad sin apenas oposición por parte de los ancianos (algunos incluso me comentaron que antes la Sociedad no permitía eso pero que ahora, en vista de lo difícil que era encontrar un empleo, pues no se oponía, pero la verdad es que la Sociedad sigue sin ver con buenos ojos la Universidad).”
Efectivamente esto es del todo cierto, pues este testigo es mucho mas joven que yo y afortunadamente vive en una fase de apertura de la Organización, pero testigos de Jehová o ex testigos que lean esto y tengan una edad de treinta o cuarenta años recordaran expresiones como estas:
Punto de vista sabio sobre la educación (Atalaya 1982 15/11 11)
LA BIBLIA aconseja a los padres a criar a sus hijos en “la disciplina y regulación mental de Jehová.” (Efesios 6:4) Dicha instrucción es muchísimo más valiosa que la educación seglar.
Cierto padre de Nigeria concuerda con esto. El dice:
“Consideraba regularmente con mis hijos cosas de índole espiritual, incluso el texto diario. Quería ayudarles a que amaran a Jehová y obedecieran los consejos de
él. También quería que tuvieran una fe firme. Yo sabía en cuanto a las influencias no cristianas a las que ellos se enfrentaban en la escuela. Así que, no los matriculé en una escuela de internos. Yo quería que vinieran a casa todos los días para poder seguir instruyéndoles conforme a las Sagradas Escrituras. Recuerdo que cierto día mi hija me dijo que, después de horas escolares, un hombre rico la había invitado a visitarlo. Fui a hablar con él y descubrí que él tenía intenciones inmorales para con ella. Me alegré de que ella no estuviera en una escuela de internos, donde ella hubiera estado lejos de mí y de la guía que le podía suministrar.
También puse ante ellos la meta del servicio de precursor [predicación de tiempo completo], y tres de ellos emprendieron el servicio de precursor tan pronto terminaron la escuela. Cuando Miguel asistía a la escuela, él expresó el deseo de llegar a ser farmacéutico como yo. Le dije que él pensaba emprender una buena profesión, pero que el asistir a la universidad lo expondría al riesgo de envolverse en este sistema mundano. Pues, yo había observado que muchos graduados de universidad habían desarrollado cualidades indeseables. Algunos de ellos se habían hecho orgullosos y habían perdido el aprecio a Dios y al servicio de él.
Parece que Miguel reflexionó seriamente sobre estas cosas porque, unos años después, no aceptó ciertas oportunidades que le ofrecieron para asistir a la universidad y, más bien, emprendió el servicio de precursor. El y su esposa, Eunice, que también comenzó a servir de precursora cuando salió de la
escuela, sirven actualmente en Betel [sucursal de la Sociedad Watchtower] de Lagos.”
Esta información trata de descalificar a la Universidad y mostrar que la mayoría de los que van allí salen con cualidades indeseables.
Pero llego a publicarse información mas específica sobre este tema:
La educación...lo que cuesta, lo que ofrece(Atalaya 1982 15/11 13-15)
No obstante, hay un precio que los padres cristianos que son sabios no están dispuestos a pagar. Ellos no ejercen presión en sus hijos para que éstos estudien tanto que les quede poco tiempo y energía, o nada de tiempo y energía, para estudiar los “sagrados escritos” o servir a Dios. ¿Por qué no?
Porque, aunque la educación seglar tiene cierto valor, solo la educación basada en los “sagrados escritos” puede hacer que la persona sea ‘sabia para la salvación.’ (2 Timoteo 3:15) ¿Cuál es de mayor importancia: una educación seglar que equipe a uno para unos cuantos años de vida, o una educación que
prepare a uno para la vida eterna?...
¿Hay otro costo que tiene que tomarse en consideración?
En muchos casos, sí. Por ejemplo, los padres de cierto joven permitieron que éste viajara a Europa para que asistiera a la universidad. ¿Resultó eso en que su familia tuviera seguridad financiera o una posición social más elevada? No. Bajo la instigación de sus nuevos “amigos” de la universidad, él tomó drogas y murió de una dosis excesiva.
Otro joven africano fue a una universidad de los Estados Unidos. Le hicieron regresar a casa porque se sospechaba que había sufrido daño cerebral debido a las drogas y el alcohol. ¡Qué precio pagaron los padres de estos jóvenes!
Otros padres cristianos también han pagado un precio muy alto. Cierto joven se matriculó en una universidad de su propio país, pero ésta quedaba lejos de su hogar. El dejó de asociarse con sus compañeros cristianos y dejó de servir a Jehová. Olvidó todo lo que había aprendido “desde la infancia,” y
ahora hasta pone en tela de juicio las enseñanzas de la Biblia.
Es triste decirlo, pero este joven no es el único. Hay otros que fueron criados en el servicio de Dios y que ahora son evolucionistas, ateos y críticos de la verdad bíblica. ¿Se debe esto a que la Biblia esté errada y que la filosofía moderna tenga la razón? De ninguna manera. Se debe a que en
el colegio, mientras estuvieron separados de otros cristianos, se les atacó constantemente con ideas impías. Por consiguiente, su fe se debilitó y finalmente murió. Lo triste es que en muchos casos los padres fueron quienes
los metieron en tal situación:
“Las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles,” dijo el apóstol Pablo. (1 Corintios 15:33) Algunas de las peores asociaciones que el cristiano pudiera tener -desde el punto de vista espiritual y moral- han sido halladas en recintos universitarios. Los casos que se relatan arriba muestran lo que puede suceder cuando jóvenes sin experiencia, que están
lejos de su familia, se encuentran de repente en un ambiente lleno de inmoralidad, abuso de drogas y alcohol, perversión e ideas políticas de rebelión. ¿Vale la pena pagar tal precio para tener mayor prestigio como familia o para tal vez tener un trabajo que pague más?
Pero quizás algunos objeten que no todos los que van a la universidad pierden la fe cristiana o mueren de una dosis excesiva de drogas. Esto es cierto. Algunos graduados de universidad han llegado a ser miembros apreciados de la congregación cristiana y buenos trabajadores. Pero considere que también es cierto que no todo niño que juega en una calle muy transitada muere atropellado por un automóvil. Algunos sobreviven y llegan a ser adultos. Pero, ¿permitiría usted por eso que sus hijos jugaran en la calle, en medio del tráfico?...
Podría exponer muchas mas citas de sus libros y revistas sobre este tema, pero esto bastara para que el lector se haga una idea de cual era la instrucción que recibían los padres testigos de esos años. La organización rallaba en una actitud casi paranoica y esquizofrénica al abordar estos temas. Esto resultó en que muchísimos testigos jóvenes como yo nos priváramos de recibir una mejor educación, por el contrario escogiéramos unos estudios mediocres o trabajos muy pocos remunerados para de esa manera poder dedicar mucho tiempo a predicar, pues la inminencia de Armagedón hacia necesario salvar vidas.
Con insistencia se nos exhortaba a escoger una “carrera mejor”
Lea una de estas declaraciones sobre la inminencia y la urgencia con que se nos instaba a predicar:
A medida que se acerca la calamidad mundial...’considere a Jesús ( Atalaya 1983 1/7 19 )
“Como prueba de esto, recordemos lo que Jesucristo había dicho respecto al huir cuando Jerusalén estuviera rodeada de ejércitos acampados (Lucas 19:43, 44; 21:20-24). Los romanos cercaron a la Jerusalén rebelde en 66 E.C., pero entonces misteriosamente se retiraron, con lo cual los cristianos
huyeron de la ciudad. El que hubieran prestado atención a Jesús les salvó la vida cuando los romanos regresaron y causaron calamidad en 70 E.C. Hay que aprender una lección de esto: Ya que se aproxima una calamidad mundial,
preguntémonos: ‘¿Estoy prestando suma atención a las palabras de Jesús? Por ejemplo, ¿puede notarse por la cantidad de tiempo que dedico al recreo, por
mi actitud hacia mi trabajo o negocio, o por mi punto de vista en cuanto a la educación seglar que he prestado atención a las palabras de Jesús en Lucas 12:16-31?”
Esto era algo habitual en las publicaciones.
Solo hace unos pocos años se cambiaba un poco la situación, al ver la propia Organización lo difícil que es para muchos obtener un buen empleo pues evidentemente, los años pasan, Armagedón no viene y por tanto la gente tiene que vivir. Aunque como es habitual en ellos esto no lo reconocen abiertamente, en cambio, utilizan un lenguaje muy solapado para realizar un giro en su entendimiento.
Un ejemplo de esto es esta cita de una de sus revistas:
Utilicé la educación para alabar a Jehová (Atalaya 1996 1/2 14)
Igualmente, la educación equilibrada incluye en la actualidad la preparación necesaria para mantener a una familia en el futuro. En 1 Timoteo 5:8 el apóstol Pablo indica que mantener a la familia de uno es una obligación sagrada. Escribió: “Ciertamente si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe”. Por consiguiente, la educación debe preparar a los hijos para las responsabilidades que han de asumir en la vida, así como para ser miembros industriosos de la sociedad.
23 ¿Cuánta formación académica hay que recibir? La respuesta variará en función del país. Sin embargo, si el mercado laboral exige más preparación que la que brinda la educación obligatoria, compete a los padres orientar a sus hijos para que decidan si recibirán más educación o capacitación laboral, evaluando los posibles beneficios e inconvenientes de los estudios adicionales. ¿Qué debería motivarnos, entonces, a complementar nuestra educación si parece oportuno? Por supuesto, no el deseo de riquezas, gloria o alabanza personal. (Proverbios 15:25; 1 Timoteo 6:17.) Recordemos la lección que aprendimos del ejemplo de Jesús: la educación debe utilizarse para la alabanza de Jehová. Si decidimos complementar nuestra educación, debe motivarnos el deseo de ganarnos el sustento necesario para servir a Jehová en el ministerio cristiano tan plenamente como sea posible. (Colosenses 3:23, 24.)
Ahora afortunadamente para muchos, ir a la Universidad no los pone en la situación de personas “poco espirituales” dentro de la organización.
Capitulo 3
Mi decisión de servir a Jehová y a la organización
A la edad de quince años y movida por un gran amor a Dios y aprecio por la que creía era su organización, decidí dedicar mi vida por entero a su servicio y esto lo manifesté por mi bautismo como testigo de Jehová. Tenia 15 años y unas ganas inmensas de servir a Dios.
Antes de bautizarme tuve que reunirme con los ancianos de mi congregación y contestar a mas de cien preguntas sobre temas bíblicos, y después de esto esperar su respuesta positiva de que podía bautizarme. Los ancianos se aseguran de que el candidato para el bautismo tenga suficiente conocimiento bíblico y doctrinal desde el punto de vista organizacional antes de poderse bautizar. Esto sigue siendo algo común, así lo expresan en sus revistas:
Las ovejas de Jehová necesitan de tiernos cuidados (Atalaya 1996 15/7, 17)
9 Cuando un publicador no bautizado progresa espiritualmente, puede que se dedique a Dios en oración y exprese el deseo de bautizarse. (Compárese con Marcos 1:9-11.) Cuando eso ocurra, debe ponerlo en conocimiento del superintendente presidente de la congregación, quien se encargará de que los ancianos repasen con él las preguntas de las páginas 175 a 218 del libro Organizados para efectuar nuestro ministerio. De ser posible, las cuatro partes en que están divididas las abarcarán distintos ancianos en tres sesiones. Si estos están de acuerdo en que el publicador no bautizado posee un entendimiento razonable de las doctrinas bíblicas y llena otros requisitos, le informarán que puede bautizarse. Así, en virtud de su dedicación y bautismo, recibirá la “marca” de la salvación. (Ezequiel 9:4-6.)
Fue grato para mi ver que tenia la autorización de todo el consejo de ancianos.
Recuerdo que me bauticé en una asamblea de unas dos mil personas, en el mes de enero, ni decir tiene que hacia mucho frío. Pero estaba feliz, muy feliz. Para mi era muy importante este paso, recuerdo que la noche antes me la pase en oración, hablando con Dios, y diciéndole una y otra vez que le amaba y que quería servirle.
Llegó las doce de la mañana y subió un anciano a la plataforma del lugar donde celebrábamos la asamblea, para dar lo que se conoce entre los testigos como el discurso de bautismo. Después de una media hora de exposición sobre la necesidad de dar el paso de bautizarnos, se nos pidió que nos pusiéramos de pie y contestáramos dos preguntas:
“1) ¿Se ha reconocido usted ante Jehová como pecador que necesita salvación y ha reconocido ante El que dicha salvación procede de Él, el Padre, a través de su hijo Jesucristo?
(2) Sobre la base de esa fe en Dios y en sus provisiones para la salvación, ¿Se ha dedicado sin reserva a Dios para, en adelante, hacer su voluntad de la forma como El se la revele a usted a través de Jesucristo y a través de la Biblia bajo la iluminación del espíritu santo?. The Watch Tower del 1 de Julio de 1956, página 407.
Dije muy fuerte: ¡Si!; porque si quería dedicarme a Dios, quería servirle y amarle, y quería colaborar con la que creía era su organización en la tierra.
Me gustaría que leyeras lo que comenta J Luis sobre su experiencia de bautizarse cuando aun era muy joven, como testigo de Jehová:
“En la siguiente asamblea y puesto que yo era publicador activo desde hacia 2 años, y ya se me utilizaba para hacer asignaciones en los grupitos, hablando con mi padre pensé que era un buen momento con 11 años para “dedicar” mi vida a Jehová, se lo expuse y él estuvo conforme y gozoso en que así fuera, puesto que la Asamblea de distrito de 1971 se atraso hasta el invierno, porque cerraron la frontera a los españoles hacia Francia por causa de un conato de epidemia de cólera, tuve que esperar hasta el 25 de Diciembre de aquel año para bautizarme. Fue un día gozoso, me sentía orgulloso en mi mente infantil en pertenecer al pueblo de Jehová. Todo eran felicitaciones y buenos deseos para la vida que ahora comenzaba para mí. Rápidamente empecé a trabajar con ahínco en pro de la obra, sirviendo varias veces como “precursor de vacaciones” aun asistiendo al colegio, lo que a veces suponía para mi todo un reto, porque muchas veces tenia que salir con otros hermanitos de mi edad, y la gente era un poco maleducada ante dos jovencitos que intentaban hablarles de la Biblia.”
Al igual que J Luis, me entregué pronto a trabajar duro dentro de la organización. Enseguida empecé lo que se conoce entre los testigos como el precursorado auxiliar, (la persona se compromete a predicar 60 horas al mes) y a los seis meses de bautizarme el precursorado regular (el testigo se compromete indefinidamente, hasta que él así lo desee, a predicar 90 horas al mes, un promedio de tres diarias). Los que deciden participar en esta actividad, después de un año, van a una escuela o seminario de entrenamiento intensivo, lo que se conoce como la “Escuela para precursores”. En ella se daba instrucción mas especifica de cómo funciona la organización, su estructura y métodos para predicar y enseñar mas eficazmente.
Después de esta escuela mi celo creció enormemente. Sobre todo tenia un gran deseo de ir a algún lugar donde no hubiera una congregación o fueran muy poquitos y abrir obra allí. Este celo y deseo en mi corazón, se vio mucho mas incrementado por artículos de la revista atalaya donde se animaba a hacer más y más por la predicación ya que pronto llegaría el fin de este mundo.
Mi vida giraba entorno a predicar y hubo épocas que llegaba a conducir 10 estudios bíblicos, lo cual consistía en visitar una o dos veces por semana a una persona en su hogar, y estudiar la Biblia con ella junto a una publicación de la organización. Yo creía firmemente lo que predicaba, por lo que el celo irradiaba de mí. No me importaba ir a barrios marginales donde abundaba la droga y la miseria, predicar con lluvia o con calor, a ricos y pobres, solo quería hablar de lo que yo creía que poseía, “la verdad”.
Dentro de la congregación también me gustaba hacer todo lo que podía por mayores y pequeños. Empecé a tener amistad con personas mayores que yo, sobre todo los que llevaban muchos años de fiel servicio como testigos, quería ser como ellos y ser una buena testigo de Jehová.
Este celo, debo de decir no era exclusividad mía, pues eran muchos testigos los que mostraban esta firme resolución y celo, ya que la inminencia del fin del sistema era palpable. Recuerdo que por los años ochenta era impensable para muchos testigos que llegáramos siquiera al año 2000. Muchos gastaron sus vidas, dinero y se esforzaban por hacer todo lo que podían por los demás testigos, con amor y buen corazón.
Esto se ve muy bien reflejado en estas palabras de Iñigo:
“Mientras hemos pertenecido a esta organización nos hemos entregado al máximo, pensando en todo momento que lo que hacíamos, lo hacíamos por lo que aquel 4 de Agosto de 1990 habíamos dicho públicamente, hacer la voluntad de Jehová. Mi esposa se esforzaba al máximo en su cometido, siempre estaba dispuesta a todo, en apoyar a las hermanas con necesidades tanto espirituales como materiales, con mucha asiduidad le gustaba hacer el precursorado auxiliar. Nuestros hijos igualmente, siempre nos acompañaban a todo: a las reuniones, asambleas, limpiezas del local de asambleas de distrito, en el Salón del Reino, etc. Yo también siempre procuré esforzarme al máximo como testigo de Jehová, llegando incluso a formar parte del grupo de voluntarios para la construcción rápida de Salones del Reino. Siempre estábamos disponibles para todo donde hiciésemos falta, si había que mostrar hospitalidad con el siervo de circuito, nos gustaba que contasen con nosotros si no había nadie más, si había que atender a las personas de edad o enfermos para llevar a las asambleas, allí estábamos dispuestos.”
Otra ex testigo comenta:
Para la mayoría de los creyentes de hoy, los Testigos de Jehová representan una inconveniencia, una ligera molestia, y nos hacemos de todas las formas para cerrarles la puerta sin que nos saquen de quicio demasiado. Los portazos no son muy educados, así que nos valemos de alguna mentirijilla - el ya famoso “no tengo tiempo”, por ejemplo - para quitárnoslos de en medio, y no tener que entrar en discusiones vanas que nos dejarían frustrados y abatidos. Ya se sabe que no se consigue nada hablando con ellos, ¿o no?
Sin embargo, a pesar del adoctrinamiento al que se han sometido, no son todos igualitos. No son clones religiosos. Son personas, como tú y yo, con sus deseos, ambiciones, miedos, y convicciones. Detrás de la cara conocida del “testigo normal y corriente” se esconde un individuo al que Dios ama, y que necesita ser conocido y comprendido como cualquier otro.
Este libro le enseñará algo de lo humano de estas figuras que llaman a su puerta. Le abrirá su mundo interior, para que pueda tener una idea por lo menos de cómo son de verdad. Y, así espero, tal vez le infunda la confianza que necesita para empezar a tratarlas como personas por las que Cristo murió, y buscar cómo ofrecerles a ellos la solución que necesitan.
Al leer “Cristo me liberó”, deje a un lado por un momento los argumentos doctrinales, y zambúllase en el mundo de las ilusiones y emociones que motivan al Testigo de Jehová. Aquí aprenderá algo de su realidad, cómo ellos viven su fe, y además la lucha que pasan para salir de “la Organización”. La verdad es que son muchos los que ya han salido de ésta, pero pocos que llegan a conocer a Cristo, y permanecen escarmentados y amargados, presos de sus sentimientos dañados. Este relato fascinante y conmovedor nos revela, entre testimonios de otros, lo que motivó a una persona en particular a entregar su vida a Cristo, escapándose así de las marañas de un pasado desgarrador, para poder afirmar que “Cristo me liberó”. Se lo recomiendo de todo corazón.
Neil Rees
Director Misión Horizontes, España
Introducción
Después de hacer una minuciosa búsqueda en la literatura cristiana y seglar, pude darme cuenta, que ya había una buena cantidad de libros bastante buenos y muy bien orientados sobre los testigos de Jehová. Se puede encontrar información que desenmascara la organización, doctrinas erróneas, falsas, profecías, error en su traducción de la Biblia y ayudas de cómo testificarles. Pero me di cuenta que no se había hablado de una faceta muy importante del testigo: la humana.
Note, que al pronunciar las palabras testigos de Jehová, enseguida se relaciona con la Organización o estructura en si, pero que poco se había dicho del testigo normal, esta persona que viene a su puerta un domingo por la mañana para hablarle de su Dios.
Cristo me liberó, no pretende explicar las doctrinas de estos ni como combatirlas. Es un libro escrito por una persona que nació allí, creció, y a la que se le enseñó a amar a Jehová y a la organización por encima de su propia vida, y de cómo el Señor por su gran amor e infinita compasión, la libero para amarle y servirle a Él, y solo a Él, libre por fin, de supuestos intermediarios entre ella y su divina persona.
Cristo me liberó, quiere acercarte a estas personas e intentar trasmitir cómo viven, qué sienten y qué son en realidad. Quiere conmover tu corazón para que puedas ser una mano amiga para muchos de ellos, y que combinando la ternura y el reflejo de su amor, los libertes de la esclavitud de una secta a la libertad de Dios.
Cristo me liberó no solo relata mis vivencias, si no también la de otros ex testigos que tuvieron que decidir a quien seguir, a hombres o a Dios.
Este libro no pretende hacer proselitismo ni apología ni dirigir al lector hacia ningún grupo determinado. Solo desea acercar al lector a mi vivencia y ofrecer esperanza y determinación a la persona que sufrió algo parecido a lo que yo viví, haciéndole entender que a pesar de todo lo experimentado, es posible seguir creyendo y amando a Dios.
Cristo me liberó, sirva para hacer lo contrario de lo que ha hecho esta organización y otras de similares características:
¡Acercar a personas buenas y sinceras a Dios sin necesidad de intermediarios humanos!
Es mi deseo, que el lector con un pasado similar al mío entienda, que solo Jesús es el camino la verdad y la vida, el único intermediario valido entre Dios y los hombres.
Cristo me liberó, sea de bendición para todo el que lo lea.
Capitulo 1
Mis primeros años
Todos los recuerdos de mis primeros años transcurren dentro de la organización testigos de Jehová. Pero la verdad es que mis padres no entraron en contacto con ellos hasta que yo no tuve seis o siete meses de vida.
La mayoría de las personas en mi país son católicos nominales, pero este no era el caso de mis padres. Ellos siempre fueron personas muy religiosas y creyentes sinceros dentro del mundo católico.
En realidad no podría relatar que fue exactamente lo que les llevo a cambiar de religión, pero quizás no me equivoque si digo, que su gran búsqueda de Dios, el querer entender su palabra, y junto con esto la decepción de los lideres de su Iglesia, lo que en buena medida y mucha probabilidad los animo a escuchar y estudiar con los testigos de Jehová.
Al parecer hubo barias reuniones con testigos y líderes de la Iglesia a la cual pertenecían, pero la poca utilización de las escrituras por parte de estos, su apego a las tradiciones y rituales de hombres por encima de la propia ley de Dios, quizás no me equivoque si apunto estas razones como base importante para decepcionar a mis padres.
Por el contrario en contra posición la soltura con la que los testigos manejaban las escrituras, sin duda debe de haber sido otro factor importante.
Quizás te ayude a ver, que es lo que atrae a tantas personas a estudiar con los testigos el que leas algunos comentarios de ex testigos (estos serán habituales a lo largo del libro).Son personas de cultura y antecedentes diferentes pero con una similar vivencia, por lo que enriquecerá tu análisis crítico de este asunto:
Marta estaba a punto de salir de casa, ya se marchaba cuando de repente sonó el timbre. Recuerda que estaba sola, ni su hermana ni sus padres estaban en la casa... y que se marchaba para ir al encuentro de Julio ya que había quedado con él.
Eran dos mujeres, bien arregladas las que llamaban al timbre, vestían bien, ni excesivamente elegantes, ni por supuesto desarregladas, un estilo clásico más bien, ambas con falda y con bolsos grandes, libros y revistas en sus manos. Enseguida las identificó como lo que después ellas mismas le confirmaron ser: Eran Testigos de Jehová.
La madre de Marta desde que esta era pequeña, siempre le había enseñado con su ejemplo a cerrar la puerta a estas personas, no debía escucharles, por que eran una secta y la verdadera religión yacía en el catolicismo que ella le había enseñado desde que nació. Le había visto dar más de un portazo (no literal)a los testigos y ella instintivamente la imitaba haciendo lo mismo en infinidad de ocasiones, pero no fue así aquella vez.
El espíritu navideño rebosaba en su interior, se sentía inclinada al bien, al amor, a tener consideración con los demás. También su estado de animo era bastante depresivo, por que días antes se había estado cuestionando tantas cosas, ¿por qué tenemos que morir?¿, ¿Por qué tantas guerras?¿, ¿Por qué tanto hambre en el mundo? ¿Por qué...? Y ¿por qué...? ¿Y más por qué?...
Julio recuerda:
“En 2º de BUP cambié de Instituto, mi vida seguía igual, yo era una persona insatisfecha como cualquier joven. Pero eso no fue lo que me llamó la atención de él: ¡Satanás es el dios de este sistema de cosas!.
¡¿Cómo?!, pensé, ¡el mismo diablo el dios de este sistema de cosas!. Aquello me dejó pasmado. ¡Con razón este mundo estaba tan mal!. Hablamos un poco sobre el tema, y lo que me sorprendió no fue solo la seguridad con la que afirmaba aquello, sino lo original de la idea.
Volví a ver a David, y volvimos a hablar (¡y a discutir!) de esos temas, ¡todo aquello me sacaba de quicio a la vez que me fascinaba!. Todo lo que yo creía que era cierto él le daba la vuelta del revés, ¿qué pensaba?, ¿qué Jesús había muerto en una cruz?, ¡él afirmaba que había sido clavado a un poste vertical!, ¿que Jesús había afirmado ser Dios?, ¡falso! (decía él), ¡no era más que un ser divino, la primera criatura de Dios!, ¿que las personas cuando morían su alma iba al cielo?, ¡falso!, él decía que el ser humano no tenía alma y que cuando uno muere tan solo desaparece, porque los muertos no tienen conciencia de nada en absoluto.
Plantearme frente a esas afirmaciones fue una lucha para mí. Por un lado, como católico, aquello me repugnaba, por otro me fascinaba lo intrincado de sus argumentos, su uso ingenioso de la Biblia y... secretamente me enorgullecía de conocer la verdad frente a una humanidad embaucada por las religiones. Sólo quien ha pasado por una lucha semejante puede saber qué suponía para mí dejar todo eso. Era abandonar una religión y un sistema de pensamiento que había sido mi vida, y que mantenía unida a mi familia (todos especialmente mi madre eran fervientes y convencidos católicos). Recuerdo aquel periodo con auténtica fascinación. La fascinación de quien está descubriendo algo nuevo.
Los recreos David los pasaba explicándome en la biblioteca las doctrinas de su grupo, Biblia en mano y con el libro “Razonamiento a partir de las Escrituras” daba respuestas a todas mis objeciones. No se me olvidará la sesión sobre profecía bíblica en la que David me dibujó un diagrama con lo que en el futuro iba a suceder, ¡por fin alguien me explicaba lo que el Apocalipsis revela!, ¡y podía entenderlo, no era nada complicado!.”
J. Luis nos relata:
“Haciendo un poco de memoria, recuerdo en mi infancia cuando yo tenia 5 años en 1965 la visita de dos jovencitas muy cariñosas y dispuestas, que dejaron a mi madre el folleto “Estas Buenas Nuevas del Reino” yo todavía no sabia leer muy bien, pero recuerdo la portada, como una luz amarillenta, y mi madre pensó que aquella luz era una entrada hacia la verdad.
Mi madre era una persona muy religiosa y muy apegada a Dios, me llevaba a veces a la iglesia y recuerdo que me mojaba la frente con “agua bendita” sé que tenia a Dios muy allegado a su corazón, y la visita de aquellas jóvenes, despertó en ella cierto interés, puesto que le demostraron con la Biblia, palabras hermosas que pocas personas en aquella época habían escuchado.
Mi padre fue algo más reacio, el desconfiado por naturaleza, pensaba que se trataban de “monjitas disfrazadas” que venían buscando alguna otra cosa, pero se equivocaba, las chicas en las sucesivas visitas se desvivían por ayudar a mi madre en algunas pequeñas labores previas antes de sentarse a considerar parte del folleto, en una de aquellas visitas invitaron a mi padre -puesto que el se mantenía como mero observador en la distancia- a ser visitado por un hermano que pudiera conversar con el de temas que quizás podrían interesarle. Así fue, y así se comenzó un estudio con ambos...”
Iñigo compartía:
“No recuerdo bien, pero sería alrededor de los años 1985, 1986, era una mañana, yo me encontraba trabajando y sonó el timbre de nuestro domicilio, mi esposa abrió la puerta, dos mujeres le saludaron y le empezaron a hablar cosas de Dios, ella les dijo que en ese momento no les podía atender, que si no les importaba que volviesen a la noche que es cuando estaría su marido en casa quien tenía grandes inquietudes espirituales. Aquella misma noche una de las mujeres de la mañana vino. con su esposo a visitarnos, eran un matrimonio joven, de edad similar a la nuestra, les hicimos pasar adentro y enseguida se identificaron, eran testigos de Jehová. Empezamos a tocar diversos temas bíblicos y quedamos para otro día. Los días se iban sucediendo y las cuestiones bíblicas que considerábamos también, ellos constantemente nos pedían hacer un estudio bíblico con ellos, después de mucho tiempo accedimos Los debates eran interminables, en algunos momentos muy duros, yo no tenía argumentos muchas veces para rebatir los suyos. A mí me costaba aceptar la “evidencia” que ellos nos presentaban, eso hizo que recurriera a un amigo mío, sacerdote jesuita, profesor de teología, le dije cómo nos estaban visitando los testigos de Jehová y que había aspectos que ellos presentaban que nosotros no podíamos rebatir honestamente, le pedí que si por favor podía ayudarnos y venir a casa un día cuando estuviesen ellos, él me respondió que no, que con personas anticientíficas el no discutía, que lo mejor que podía hacer era cortar la conversación con ellos y mandarles de casa. Yo le dije que no, que esa no era una postura honrada, que si yo estaba en lo cierto tenía que tener argumentos para defender mi fe. Así terminó la conversación con este sacerdote. Tengo que decir, que la postura de este señor fue fundamental para hacerme testigo de Jehová, si él no se atrevía a defender su fe ante unas personas que calificaba de anticientíficas, mala señal. Si una de sus obligaciones como miembro destacado de una iglesia apostólica era hacer apostolado y se negaba a ello, señal que no estaba muy seguro de sus creencias, ¿podría tambalear su fe?, -me preguntaba. Mi desilusión fue total. A partir de entonces empecé a rebajar mi oposición a lo que esta pareja nos presentaba y a aceptar lo que sus libros decían.
Podría seguir citando testimonios, pero creo que estos pocos te habrán dado una idea de que motiva a algunas personas, al igual que mis padres, a acercarse a ellos y aceptar su teología.
Los testigos de Jehová suelen ser personas muy correctas y respetuosas. Además, interesarse sinceramente en la gente que visitan es una faceta muy característica de ellos.
Utilizan muchísimo las escrituras y esto suele fascinar a la gente. Algo muy llamativo para las personas que visitan y que carecen de cultura bíblica y religiosa, es que parecen tener respuesta para todo. Esto cautiva a muchas personas ansiosas de espiritualidad y respuesta concretas sobre la vida y el futuro. La mayoría de estas personas han sufrido una crasa falta de interés de sus Iglesias por prestarles ayuda espiritual, pues por desgracia la mayoría solo esparce miajas desde un pulpito los domingos. Esto y la advertencia de muchas de ellas de: “A los testigos ni les habrás la puerta”, solo refuerza mas la curiosidad de muchos por hablar con ellos.
Retomare ahora mi relato:
Después de unos meses de estudio con ellos, mis padres se bautizaron como miembros de esta religión. Desde entonces vivieron a fondo su fe, y nos la inculcaron a mis hermanos y a mí con muchísimo celo.
Cada semana teníamos un estudio familiar , donde nos reuníamos todos los miembros de la familia para aprender cosas relacionadas con doctrinas, profecías, ética, moralidad, personajes bíblicos etc. Con solo cinco o seis añitos era capaz de recitar de memoria todos los nombres de los libros de la Biblia, los hijos de Jacob, los doce apóstoles y muchos relatos de personajes bíblicos.
La asistencia a las reuniones, tres por semana, y la predicación de casa en casa, era una actividad regular y primordial para la familia. Acompañábamos a mis padres a ambas actividades desde muy temprana edad.
En las reuniones de los testigos de Jehová no hay escuelita dominical para los niños. Esto significa que desde muy pequeñitos los hijos de los testigos aprendemos a estar calladitos y sentaditos al lado de los papas durante dos horas. Esto al principio no es fácil para los padres, pero a base de tiempo y de algún castigo o cachete en el cuarto de baño del salón del reino (así es como llaman a su lugar de reunión), consiguen que los nenes aprendan a estar muy calladitos, quietos y atentos.
Papá no se conformaba con esto, si no que no nos permitía dormir en las reuniones (Algunas se celebraban a las cinco de la tarde en pleno verano. Hágase una idea el lector de la morriña que podía entrarle a un adulto, mucho mas a un niño), por el contrario esperaba que prestáramos buena atención y así luego al llegar a casa podíamos comentar sobre todo lo que habíamos escuchado allí. Esto no solo era habitual en reuniones de dos horas, si no también en las asambleas.
Las asambleas de invierno duraban dos días, con un programa de aproximadamente ocho horas, y las de verano hasta cuatro días con un horario similar. Solo interrumpía el programa breves recesos para comer, refrescarse y charlar un rato. Cualquier testigo, ex testigo o conocido de estos, sabe lo difícil que es estar en estos programas, tan largos, para padres con niños pequeños y conseguir mantenerlos sentados tantas horas, pasando calor o frió y guardando silencio. Hasta que no fui mamá no pude entender lo difícil y duro que resulta esto....
Muchos se preguntaran como es que en las reuniones o asambleas no hay escuelas dominicales o guarderías como ocurre en muchas iglesias. Bueno, lo que muchos testigos no saben es que este arreglo si existió en muchos lugares por un tiempo, pero que luego como muchas otras cosas, fue radicalmente cambiado bajo la base de un nuevo entendimiento sobre este tema. Hay una referencia sobre este asunto en particular, en una publicación de la organización, que creo será interesante de conocer para el lector:
‘NUESTRO DIOS NO ES UN DIOS DE DESORDEN’ ( Anuario de los testigos de Jehová 1987 139-40 Suiza y Liechtenstein)
Esto es lo que solía decir Edwin Saner en Basilea, señalando al reloj, siempre que un niño llegaba tarde a la escuela dominical de la congregación. (1 Cor. 14:33.)
¿Escuela dominical? Sí, efectivamente. Durante un tiempo tuvimos un grupo separado para jóvenes en edades comprendidas entre los trece y los veinticinco años, y una escuela dominical para los más jóvenes, basada en la publicación El camino al Paraíso (editada en 1924 y “Dedicada a los jóvenes para el estudio de las Sagradas Escrituras”, de W. E. Van Hamburgo). Los miembros adultos de las congregaciones se turnaban para instruir a los niños los domingos por la mañana. Ulrich Engler de Thalwil explicó: “Los padres íbamos a predicar los domingos, y en esos días no era costumbre llevar a los niños con nosotros, ni tampoco los llevábamos a las reuniones que se celebraban por las noches. Por ello cuando se formó un grupo para jóvenes en Zurich, nos alegramos de que se invitase también a los niños de la congregación de Thalwil”.
La asociación “Jóvenes de Jehová” incluso tenía su propia oficina con un secretario en Berna. En ese lugar se editaba una revista especial titulada Jóvenes de Jehová, que se imprimía en las imprentas de la Sociedad. El prólogo del primer número fue escrito por el hermano Rutherford. Esos jóvenes conducían reuniones y participaban de manera activa en la obra de testificar. También representaban dramas bíblicos en reuniones más grandes organizadas por los jóvenes. Pero de hecho, esto era una organización dentro de la Organización. La Biblia muestra que en el antiguo Israel la provisión que Jehová hizo fue que los adultos y los niños se reuniesen juntos para recibir instrucción. (Deu. 31:12.) Cuando llegamos a darnos cuenta de esto más plenamente, estas provisiones especiales para los jóvenes fueron disueltas. Esto se efectuó en el año 1936 al tiempo de la visita del hermano Rutherford.
Así que al igual que miles de niños testigos, aprendimos a estar callados y atentos en las reuniones, teniendo que prescindir de estas escuelitas, las cuales hubieran significado algo mucho mas interesantes para niños de esas edades.
Predicar también era parte de nuestra actividad regular desde edades muy tempranas. Especialmente los fines de semana , acompañábamos a mamá y a papá a predicar en la calle los sábados, y los domingos de casa en casa. No éramos solo meros espectadores, si no que participábamos alegremente con ellos. Al principio llamando al timbre y ofreciendo una hojita. Pero poco a poco se hacía más notable nuestra participación.
Antes de cumplir los seis años papá había logrado que aprendiéramos a leer y escribir, así que pronto empezamos a hacer algo mas, hasta llegar a poder exponer una sencilla presentación con algunos textos bíblicos los domingos al salir de casa en casa. Recuerdo que papá o mamá solía decir: Mi hija le va a decir algo. Entonces yo empezaba diciendo algo así:
“Buenos días, ¿Que tal?, ¿Cómo se encuentra?.... (esperaba que me respondieran).
Entonces continuaba:
¿Le gustaría vivir en un nuevo orden donde no hubiera, dolor ni muerte, ni cosas malas? Fíjese lo que dice Revelación (o Apocalipsis ) 21:4 (TNM)
“Y limpiara toda lagrima de sus ojos, y la muerte no será mas ni existirá mas lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”
Entonces solía mostrar otro texto como Isaías 11:7-9
“Y la vaca y la osa pacerán; sus crías se echaran juntas hasta el león comerá paja justamente como el toro. Y el niño de pecho ciertamente jugara sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. No harán ningún daño ni causaran ninguna ruina en toda mi santa montaña; porqué la tierra estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismo mar.”( TNM )
Después de leer esto explicaba que Dios pronto traería un paraíso en la tierra donde no habría cosas malas y después de esto dejaba algún folletillo. ¡Imagínate el asombro que la mayoría de las personas sentían al ver a una niña tan pequeña hablando y utilizando la Biblia !. Esto la mayoría de las veces daba pie a que mis padres siguieran una conversación con la persona.
Así, que a la edad de ocho años aproximadamente, se me nombró en la congregación publicadora no bautizada. Esto me otorgaba el reconocimiento de que no solo podía acompañar a mis padres, si no a cualquier testigo adulto a predicar. Podía llevar una conversación de diversos temas con una persona yo solita.
Quizás pueda pensar el lector de que esto era algo pesado o desagradable para una niñita como yo. ¡No!, todo lo contrario, esto era un privilegio y una alegría para mi.
Vivía en una familia que tenia un gran respeto a las cosas de Dios. Papá y mamá nos enseñaron que muy pronto vendría Armagedón, y que mucha gente iba a morir al igual que en los días de Noe cuando Dios trajo el Diluvio. Éramos representantes de la única religión verdadera, la única organización de Dios en la tierra y nosotros éramos sus proclamadores, sus testigos, escogidos para llevar al mundo un mensaje de salvación. Para mi era un orgullo ser testigo del gran Dios Jehová.
Me enseñaron que El estaba en el cielo observándome y que se alegraba si yo actuaba así.
Desde pequeña aprendí a pedir perdón a Dios si me portaba mal o desobedecía, y pronto empecé a tener eso que los testigos conocen como conciencia entrenada, para decirme cuando me equivocaba. Si esta me avisaba de que me había portado mal en algo, enseguida buscaba su perdón, incluso le lloraba pidiéndole que nunca me dejara de amar si me portaba mal. Quería ser una buena sierva de Dios. Había dos cosas en mi mundo de niña que anhelaba por encima de todo:
1) No enfadar con nada malo que hiciera a ese ser, Dios, que se llamaba Jehová , que estaba muy lejos en su trono, pero que me veía y al cual no quería desagradar en nada. Muchas veces desde pequeña he orado así:
“Jehová corrígeme cuando me equivoque, pero nunca me dejes de querer”. Tenia miedo a hacer algo que no le gustara y me rechazara por ello.
2) Que papá y mamá, pero sobre todo papá, siempre estuvieran contentos conmigo. Quería que estuvieran orgullosos de mi. Siempre les e querido mucho, creo que mas de lo que les he demostrado o ellos han podido imaginar, y que me amaran y se enorgullecieran de mi, era un deseo muy primordial de mi joven corazón .
Así que mi niñez transcurrió alrededor de mis padres, de niños testigos y de gente que esperaba que dentro de muy poquitos años estaríamos viviendo en un mundo echo un paraíso. Me acuerdo perfectamente que se me decía que no llegaría a mayor en este mundo. Casarme y tener hijos, solo sucedería en el paraíso de Dios.
Tengo buenos recuerdo de estos años de mi vida, pues como observara el lector a lo largo de este libro, el testigo es por regla general muy feliz, mientras esta inmerso en su “Verdad”. Es solo cuando empieza el proceso de “despertar”, cuando el testigo empieza a pasarlo realmente mal.
Capitulo2
Voy creciendo dentro de la organización
Recuerdo que a los 8 años mis padres nos llevaron a una asamblea internacional. Estas asambleas no son muy habituales y normalmente son en un lugar del mundo, donde van representantes de diferentes países. El lugar donde se efectuó esta vez fue en Florida (EE.UU. ).
Recuerdo todos los sucesos muy bien. Corría el año 1978, y hacia poquito que se había obtenido en España la libertad de culto, y por aquel tiempo el numero de testigos de Jehová no era muy elevado. Así que cuando aterrizamos allí, los testigos de Florida se volcaron con nosotros. Para mi fue impactante ver como nos dejaban sus casas, sus coches, y hacían de nuestra estancia algo difícil de olvidar.
Por años crecí pensando, porque así me lo enseñaron, que esto solo ocurría dentro de la Organización verdadera, en el pueblo de Dios en la tierra, los testigos de Jehová. Esto sucede, me decían, debido a su observancia a los principios bíblicos y que esto no se daba en ningún otro lugar y en ninguna otra religión.
El tema de la asamblea fue: “Fe Victoriosa”. El programa tuvo una duración de cuatro o cinco días. Al ser pequeñita, mentiría si dijera que recuerdo todo lo que allí se dijo. Pero hay dos cosas que no olvidare:
- Las representaciones bíblicas que se hacían diariamente, sobre pasajes bíblicos. Esto incluía caracterización de testigos en personajes de la época con trajes y decorados muy bonitos.
- Creo que fue el ultimo día, cuando salió una representación de cada país con testigos llevando trajes típicos de sus respectivos lugares. Mi hermano y yo fuimos escogidos para salir con el cartel España en las manos, vistiendo con unos graciosos trajes regionales de Andalucía, hechos por mi madre. Creo que debe de haber fotos nuestras por medio mundo.
Después de cada día de asamblea nos alojábamos en casa de testigos, La hospitalidad, las risas, los abrazos y el buen ambiente que reinaba, hacia que en ese corazón de niña cada vez hubiera mas convicción de que como la organización no había nada mejor en el mundo.
Como remate final de este viaje que calo tan profundamente en mi, estuvo el hacer escala en Nueva York y visitar la Central de los testigos de Jehová en Brooklyn. Aquello fue emocionante poder estar donde vivían los escogidos de Dios, el cuerpo gobernante (grupo de hombres que son los que supuestamente reciben la dirección de Dios).
No puedo negar que todo ese viaje tuvo un gran impacto en mi. No solo era el ambiente, sino ver que fueras donde fueras , los testigos cantaban igual, oraban igual, se reunían igual, y pensaban igual. Ya fuera Francia, España , América o la China. Esto, se me explico, era una señal de la religión verdadera, y unos de los textos elegidos para mostrar esto, era Juan17:21: “...para que todos ellos sean uno, así como tu, Padre, estas en unión conmigo, que ellos también estén en unión con nosotros...”( TNM)
Algo parecido explica J. Luis ex testigo que vivió su niñez dentro de la organización:
“En el año 1970 y ya siendo familia numerosa (4 hermanos) asistimos a nuestra primera asamblea de distrito que fue en Toulouse (Francia), a decir verdad disfrutábamos mucho con los hermanos, aunque hubiera sus imperfecciones todo se solucionaba con amor y todos con la vista puesta en los acontecimientos que se avecinaban, siempre intentando comparar lo que decía la Biblia sobre los Últimos Días, con lo que íbamos viendo en el mundo a nuestro alrededor con el convencimiento de que cualquier suceso que acaecía era un síntoma claro de lo cerca que estaba el Nuevo Orden.
Para ser honrado se disfrutaba mucho mas, no tanto con el programa de las Asambleas en si - del cual muchas veces ni nos enterábamos bien debido a la mala calidad acústica- sino con el viaje, con el contacto con los hermanos cuando nos hospedábamos en grandes masas, cuando conocíamos a personas de otras partes de España, y de otros países, y a todos se les veía con la misma uniformidad de criterio en cuanto a los acontecimientos y que todos aunaban su esfuerzo en anunciar la inminencia del fin del Sistema y lo bonito que era que hubiéramos encontrado el “arca” de salvación con los Testigos de Jehová.”
El lector puede hacerse una idea de lo fortalecido que sale un testigo después de estar en semejantes asambleas. Después de esta experiencia toda la familia salió muy emocionada y con un celo renovado. Papá llegó a ser anciano en la congregación , y poco a poco se involucro más y más en la organización, llegando a pronunciar discursos en grandes asambleas y a servir en el comité de enlace con los hospitales (Organismo dentro de los testigos que se encarga de defender y ayudar a estos cuando se enfrentan al tema de las transfusiones de sangre).
Todas estas experiencias positivas, me ayudaban a encarar la parte mas dura para un niño testigo: Ser diferente.
Recuerdo que esto era mas difícil al asistir al colegio. La mayoría de las celebraciones están prohibidas como: las navidades, los cumpleaños, los días de fiestas nacionales, (como la conmemoración del día de la constitución o el día de Andalucía), participar en escoger a un delegado de clase (pues se considera iniciación a la política), y excursiones fuera del colegio (cuando son mas de un día) por considerarlo mala asociación, por ejemplo, el viaje fin de curso.
Llevábamos un folleto titulado, la “Escuela y los testigos de Jehová “y en este se explicaba el porqué un niño testigo no participaría en nada de esto. Este se lo dejábamos a los profesores y en algunos casos, nos respetaban. La mayoría de las veces te quedabas a un lado, aislado de los demás. Pero piensas que Jehová esta feliz con tu actitud y que de esa forma demostramos ser los verdaderos siervos de Dios. No me avergonzaba de ser testigo, pues a veces a la edad de doce años, cuando aun iba a la escuela de primaria, llevaba en la maleta los libros que considerábamos en las reuniones, y al salir de clase iba al salón del reino si había alguna reunión, o a veces a casa de alguna persona que estuviera estudiando con los testigos, y daba lecciones sencillas de personajes bíblicos a sus hijos. Si mis compañeros veían estos libros (característicos por sus colores llamativos) y me preguntaban, yo aprovechaba y les hablaba.
Durante una larga temporada estuve visitando los viernes después de clase, la casa de una familia para enseñar a sus hijitas pequeñas pasajes bíblicos. Camino a esta casa me acompañaba una chica de la clase, (la cual tenía muchas inquietudes religiosas, incluso llegó a comentarme que querría ser monja católica) y hasta medio camino iba hablándole la mayoría de las veces de temas bíblicos. A esta compañera al terminar la EGB (Enseñanza obligatoria elemental por aquella época en España) le ofrecí estudiar la Biblia junto con un libro que en aquel tiempo utilizaban testigos para estudiar con la gente interesada titulado: “Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la tierra” (se llegó a conocer cariñosamente entre algunos testigos como la bomba roja). Aceptó, y llego a ser una testigo muy activa y celosa. Incluso años después llegó a irse a un pueblo con muy poquitos testigos como precursora (predicadora de tiempo completo). Guardo su sonrisa, y su cariñosa mirada en mi corazón, esperando que algún día el Señor me permita volver a verla y relacionarme con ella, y así mostrarle una dimensión mucho mas grande y maravillosa de Dios.
Durante mi estancia en la escuela, aprovechaba recreos enteros para hablar con maestros y compañeros sobre mis creencias. Un joven aun testigo, me compartía hace poco, su vivencia en sus años de estudios. Estas son muy similares a las mías:
“Respecto a mi relación con mis compañeros, solo he estado en dos colegios o institutos. En el primero hay poco que contar, no tuve muchos problemas pero lo cierto es que mis padres decidieron llevarme a otro que consideraron mejor.
En el nuevo colegio, al principio no tuve muchos problemas, quizá por ser mas pequeño. Desde el primer día de colegio les deje claro a todos (cuando el profesor me dijo que me
presentara) que era testigo de Jehová y que quizás habría cosas que no haría con ellos. El primer año tuve que rechazar muchos cumpleaños (y eso que presiones recibí
por todas partes hasta por otros profesores) pero en años sucesivos ya lo vieron normal (aunque eso si, las presiones allí seguían). Hasta que cumplí los 14 años no recibí
muchas criticas acerca de mi religión por parte de mis compañeros, mi relación con ellos era normal, jugaba con ellos en el recreo (cosa que creo que otros testigos no
hacen) y por lo demás todo bien. Eso si, me percate que ciertos profesores no me miraban con buenos ojos por causa de mi religión (en especial unos cuantos que, al hacer trabajos o cosas de manualidades tenia envuelto alguna celebración, me acuerdo las caras que ponían de mosqueo y murmurando por lo bajo.
Una vez cuando tenia 14 años le dije a uno de ellos, que si tenia algún problema con mi religión. No me dijo nada. Otro profesor nos mando hacer un trabajo en el que podíamos hacer cualquier cosa con papel, plastelina, etc... y que luego eso iría a un concurso.
En la revista ¡Despertad!(revista que publican quincenalmente los testigos de Jehová de índole informativa) había a veces experiencias de hermanos que habían participado en tales concursos escolares así que no vi inconveniente participar. Durante el desarrollo de las clases el profesor ayudaba por turnos a nosotros a hacer parte del trabajo.
Cuando llegó mi turno me dijo: ‘¡Anda! ¡Si no tienes nada preparado! Vete a tu sitio’.
Yo me quede extrañado porque no había nada que preparar (de hecho habíamos empezado a hacer en el trabajo), pero me extraño que, al igual que yo, otros no habían empezado y sin embargo a esos si les ayudaba. Yo en aquel momento decidí pasar del tema pero otras actitudes que me mostraron este y otros profesores me demostraron que la palabra tolerancia y respeto no entraba en su mente.
Lo mas gracioso de todo es que mi trabajo fue el ganador de mi curso y de todo el colegio y aquel profesor me tuvo que dar el premio.
En otra ocasión, para Navidad, tuvimos que hacer redacciones sobre el tema. La verdad es que cuando llegaban estas fechas quería que se fuesen cuanto antes mejor, no porque no pudiera defender mis creencias (lo cual hacia constantemente) sino porque sabia como me miraban algunos en el colegio.
El caso es que una vez hice una redacción (de la cual lamentablemente no tengo una copia) y también llegue a ser el ganador del colegio!!! La historia trataba de un niño (quizás yo o cualquier otro testigo) que vivía al lado de otro chico que celebraba la Navidad, la historia no era muy larga pero había momentos de la narración que estaba muy bien escritos. Yo entregue la redacción aquella porque era un trabajo casi obligatorio y que contaba para nota, pero yo ya sabia que mi redacción seria pasada por alto totalmente en el concurso (cosa que no me importaba en absoluto). Así pase mi vida como testigo de Jehová entre los 10 y 14 años.
Fue a partir de esa edad, 14 años, que las cosas empezaron a cambiar radicalmente, en todos los sentidos. Por una parte tanto yo como mis compañeros estábamos creciendo y
ellos por su parte no tardaron en empezar a concertar citas y salir los fines de semana y, como no, invitarme a mi también a salir con ellos. He de decir que si que salí alguna vez con ellos pero fueron ocasiones mínimas (casi las podría contar con las manos). Por supuesto no dije nada a los ancianos porque para ellos el siquiera salir una sola vez con mundanos puede ser ya motivo para ‘aconsejarte’ que eso no esta bien. Puedo deciros que incluso me llegue a enamorar de una de mi clase (aunque mas tarde pude comprobar que entre otros tj de mi edad sucedía lo mismo o incluso mas) pero por supuesto, no llegó a absolutamente nada.
La actitud de mis compañeros hacia mi empezó a cambiar también. Algunos profesores siguieron mirándome mal pero eso me daba igual, lo que quizás mas me dolió fue la actitud de algunos de mis entonces amigos, la actitud que no habían demostrado cuando eran mas pequeños (no fueron tan crueles como luego resultaron ser). Muchos empezaron a burlarse de mis creencias. Se hicieron debates (recuerdo que en el libro de ética había el recorte de un periódico acerca de las transfusiones de sangre y los tj y hubo una especie de debate abierto en el que apenas se me dejo hablar y mas de uno me insulto). No solo empezaron a burlarse de mis creencias sino de mi mismo, incluso a reírse literalmente y a separarme del resto. Yo era el objeto de sus bromas casi
siempre, para bien o para mal, yo no solía objetar nada ya que tampoco quería problemas. Estas burlas llegaron hasta que cumplí los 17 años, esta época de mi corta vida ha sido quizás la peor. En esos momentos solo me apoyaba en Jehová y quizás vi en ese ataque de creencias la fortaleza moral para seguir creyendo en Dios y mas especialmente en mi religión.
Cuando cumplí los 17 años, las burlas de las que era objeto eran mas maliciosas, llegando incluso a dejarme notitas encima de la mesa de clase. Esas notas a veces eran frases como: ¿Cuándo os vais a quemar? ¿Cuándo va a llegar un meteorito destructor? A veces me dibujaban en la mesa un Hare Krisna grande (un chaval que sabia dibujar bastante bien). Otras veces me pasaban dibujitos en medio de clase con dibujos de Jehová realmente macabros (afortunadamente conservo algunos de estos últimos dibujos). A veces me consolaba saber que en el Armagedón se haría justicia. Me dolió mucho que cuando estos chicos estaban ya madurando (o al menos eso creí) me hicieran pasar por todo eso.
Afortunadamente cuando cumplí 18 años deje el instituto. Hicieron una cena de despedida a la cual asiste con mis padres. Mis padres pudieron comprobar como algunos padres tenían una actitud ‘rara’ hacia ellos. Aquella noche fue la ultima que vi a muchos de ellos, a algunos aun los veo en la Universidad a la que voy pero tan solo decimos hola o adiós, yo no estoy por la labor de mantener conversación con aquellos que me mostraron su falta de tolerancia y respeto.
Cuando acabe el instituto (mayo-junio del 2000) empecé a leer Crisis de Conciencia, lo acabe enseguida de leer y fue entonces que me plantee por primera vez acerca de la
validez de mis creencias. Paso el verano y empecé la Universidad sin apenas oposición por parte de los ancianos (algunos incluso me comentaron que antes la Sociedad no
permitía eso pero que ahora, en vista de lo difícil que era encontrar un empleo, pues no se oponía, pero la verdad es que la Sociedad sigue sin ver con buenos ojos la
Universidad). Cuando llegue iba con algo de miedo, no sabia que me iba a encontrar: inmoralidad, drogas, etc... La realidad superó a la ficción. En mi universidad publica, al menos, no había nada de aquello. Hasta el día de hoy no he tenido que afrontar ninguno de esos problemas. En el instituto si que me vi con este tipo de problemas, incluso había algunos que traían marihuana, cosa que al menos no he visto en la Universidad. Allí cada uno va a lo suyo, generalmente a estudiar. Conozco a algunos que, aunque no comparto tiempo fuera de clase, son bastante amigables y al menos ya no sufro aquellos insultos (testículo de Jehová, payaso, loco de atar ... ).” (Alfredo.)
Este testigo hace referencia a algo que a mi me toco vivir muy de cerca:
“Pasó el verano y empecé la Universidad sin apenas oposición por parte de los ancianos (algunos incluso me comentaron que antes la Sociedad no permitía eso pero que ahora, en vista de lo difícil que era encontrar un empleo, pues no se oponía, pero la verdad es que la Sociedad sigue sin ver con buenos ojos la Universidad).”
Efectivamente esto es del todo cierto, pues este testigo es mucho mas joven que yo y afortunadamente vive en una fase de apertura de la Organización, pero testigos de Jehová o ex testigos que lean esto y tengan una edad de treinta o cuarenta años recordaran expresiones como estas:
Punto de vista sabio sobre la educación (Atalaya 1982 15/11 11)
LA BIBLIA aconseja a los padres a criar a sus hijos en “la disciplina y regulación mental de Jehová.” (Efesios 6:4) Dicha instrucción es muchísimo más valiosa que la educación seglar.
Cierto padre de Nigeria concuerda con esto. El dice:
“Consideraba regularmente con mis hijos cosas de índole espiritual, incluso el texto diario. Quería ayudarles a que amaran a Jehová y obedecieran los consejos de
él. También quería que tuvieran una fe firme. Yo sabía en cuanto a las influencias no cristianas a las que ellos se enfrentaban en la escuela. Así que, no los matriculé en una escuela de internos. Yo quería que vinieran a casa todos los días para poder seguir instruyéndoles conforme a las Sagradas Escrituras. Recuerdo que cierto día mi hija me dijo que, después de horas escolares, un hombre rico la había invitado a visitarlo. Fui a hablar con él y descubrí que él tenía intenciones inmorales para con ella. Me alegré de que ella no estuviera en una escuela de internos, donde ella hubiera estado lejos de mí y de la guía que le podía suministrar.
También puse ante ellos la meta del servicio de precursor [predicación de tiempo completo], y tres de ellos emprendieron el servicio de precursor tan pronto terminaron la escuela. Cuando Miguel asistía a la escuela, él expresó el deseo de llegar a ser farmacéutico como yo. Le dije que él pensaba emprender una buena profesión, pero que el asistir a la universidad lo expondría al riesgo de envolverse en este sistema mundano. Pues, yo había observado que muchos graduados de universidad habían desarrollado cualidades indeseables. Algunos de ellos se habían hecho orgullosos y habían perdido el aprecio a Dios y al servicio de él.
Parece que Miguel reflexionó seriamente sobre estas cosas porque, unos años después, no aceptó ciertas oportunidades que le ofrecieron para asistir a la universidad y, más bien, emprendió el servicio de precursor. El y su esposa, Eunice, que también comenzó a servir de precursora cuando salió de la
escuela, sirven actualmente en Betel [sucursal de la Sociedad Watchtower] de Lagos.”
Esta información trata de descalificar a la Universidad y mostrar que la mayoría de los que van allí salen con cualidades indeseables.
Pero llego a publicarse información mas específica sobre este tema:
La educación...lo que cuesta, lo que ofrece(Atalaya 1982 15/11 13-15)
No obstante, hay un precio que los padres cristianos que son sabios no están dispuestos a pagar. Ellos no ejercen presión en sus hijos para que éstos estudien tanto que les quede poco tiempo y energía, o nada de tiempo y energía, para estudiar los “sagrados escritos” o servir a Dios. ¿Por qué no?
Porque, aunque la educación seglar tiene cierto valor, solo la educación basada en los “sagrados escritos” puede hacer que la persona sea ‘sabia para la salvación.’ (2 Timoteo 3:15) ¿Cuál es de mayor importancia: una educación seglar que equipe a uno para unos cuantos años de vida, o una educación que
prepare a uno para la vida eterna?...
¿Hay otro costo que tiene que tomarse en consideración?
En muchos casos, sí. Por ejemplo, los padres de cierto joven permitieron que éste viajara a Europa para que asistiera a la universidad. ¿Resultó eso en que su familia tuviera seguridad financiera o una posición social más elevada? No. Bajo la instigación de sus nuevos “amigos” de la universidad, él tomó drogas y murió de una dosis excesiva.
Otro joven africano fue a una universidad de los Estados Unidos. Le hicieron regresar a casa porque se sospechaba que había sufrido daño cerebral debido a las drogas y el alcohol. ¡Qué precio pagaron los padres de estos jóvenes!
Otros padres cristianos también han pagado un precio muy alto. Cierto joven se matriculó en una universidad de su propio país, pero ésta quedaba lejos de su hogar. El dejó de asociarse con sus compañeros cristianos y dejó de servir a Jehová. Olvidó todo lo que había aprendido “desde la infancia,” y
ahora hasta pone en tela de juicio las enseñanzas de la Biblia.
Es triste decirlo, pero este joven no es el único. Hay otros que fueron criados en el servicio de Dios y que ahora son evolucionistas, ateos y críticos de la verdad bíblica. ¿Se debe esto a que la Biblia esté errada y que la filosofía moderna tenga la razón? De ninguna manera. Se debe a que en
el colegio, mientras estuvieron separados de otros cristianos, se les atacó constantemente con ideas impías. Por consiguiente, su fe se debilitó y finalmente murió. Lo triste es que en muchos casos los padres fueron quienes
los metieron en tal situación:
“Las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles,” dijo el apóstol Pablo. (1 Corintios 15:33) Algunas de las peores asociaciones que el cristiano pudiera tener -desde el punto de vista espiritual y moral- han sido halladas en recintos universitarios. Los casos que se relatan arriba muestran lo que puede suceder cuando jóvenes sin experiencia, que están
lejos de su familia, se encuentran de repente en un ambiente lleno de inmoralidad, abuso de drogas y alcohol, perversión e ideas políticas de rebelión. ¿Vale la pena pagar tal precio para tener mayor prestigio como familia o para tal vez tener un trabajo que pague más?
Pero quizás algunos objeten que no todos los que van a la universidad pierden la fe cristiana o mueren de una dosis excesiva de drogas. Esto es cierto. Algunos graduados de universidad han llegado a ser miembros apreciados de la congregación cristiana y buenos trabajadores. Pero considere que también es cierto que no todo niño que juega en una calle muy transitada muere atropellado por un automóvil. Algunos sobreviven y llegan a ser adultos. Pero, ¿permitiría usted por eso que sus hijos jugaran en la calle, en medio del tráfico?...
Podría exponer muchas mas citas de sus libros y revistas sobre este tema, pero esto bastara para que el lector se haga una idea de cual era la instrucción que recibían los padres testigos de esos años. La organización rallaba en una actitud casi paranoica y esquizofrénica al abordar estos temas. Esto resultó en que muchísimos testigos jóvenes como yo nos priváramos de recibir una mejor educación, por el contrario escogiéramos unos estudios mediocres o trabajos muy pocos remunerados para de esa manera poder dedicar mucho tiempo a predicar, pues la inminencia de Armagedón hacia necesario salvar vidas.
Con insistencia se nos exhortaba a escoger una “carrera mejor”
Lea una de estas declaraciones sobre la inminencia y la urgencia con que se nos instaba a predicar:
A medida que se acerca la calamidad mundial...’considere a Jesús ( Atalaya 1983 1/7 19 )
“Como prueba de esto, recordemos lo que Jesucristo había dicho respecto al huir cuando Jerusalén estuviera rodeada de ejércitos acampados (Lucas 19:43, 44; 21:20-24). Los romanos cercaron a la Jerusalén rebelde en 66 E.C., pero entonces misteriosamente se retiraron, con lo cual los cristianos
huyeron de la ciudad. El que hubieran prestado atención a Jesús les salvó la vida cuando los romanos regresaron y causaron calamidad en 70 E.C. Hay que aprender una lección de esto: Ya que se aproxima una calamidad mundial,
preguntémonos: ‘¿Estoy prestando suma atención a las palabras de Jesús? Por ejemplo, ¿puede notarse por la cantidad de tiempo que dedico al recreo, por
mi actitud hacia mi trabajo o negocio, o por mi punto de vista en cuanto a la educación seglar que he prestado atención a las palabras de Jesús en Lucas 12:16-31?”
Esto era algo habitual en las publicaciones.
Solo hace unos pocos años se cambiaba un poco la situación, al ver la propia Organización lo difícil que es para muchos obtener un buen empleo pues evidentemente, los años pasan, Armagedón no viene y por tanto la gente tiene que vivir. Aunque como es habitual en ellos esto no lo reconocen abiertamente, en cambio, utilizan un lenguaje muy solapado para realizar un giro en su entendimiento.
Un ejemplo de esto es esta cita de una de sus revistas:
Utilicé la educación para alabar a Jehová (Atalaya 1996 1/2 14)
Igualmente, la educación equilibrada incluye en la actualidad la preparación necesaria para mantener a una familia en el futuro. En 1 Timoteo 5:8 el apóstol Pablo indica que mantener a la familia de uno es una obligación sagrada. Escribió: “Ciertamente si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe”. Por consiguiente, la educación debe preparar a los hijos para las responsabilidades que han de asumir en la vida, así como para ser miembros industriosos de la sociedad.
23 ¿Cuánta formación académica hay que recibir? La respuesta variará en función del país. Sin embargo, si el mercado laboral exige más preparación que la que brinda la educación obligatoria, compete a los padres orientar a sus hijos para que decidan si recibirán más educación o capacitación laboral, evaluando los posibles beneficios e inconvenientes de los estudios adicionales. ¿Qué debería motivarnos, entonces, a complementar nuestra educación si parece oportuno? Por supuesto, no el deseo de riquezas, gloria o alabanza personal. (Proverbios 15:25; 1 Timoteo 6:17.) Recordemos la lección que aprendimos del ejemplo de Jesús: la educación debe utilizarse para la alabanza de Jehová. Si decidimos complementar nuestra educación, debe motivarnos el deseo de ganarnos el sustento necesario para servir a Jehová en el ministerio cristiano tan plenamente como sea posible. (Colosenses 3:23, 24.)
Ahora afortunadamente para muchos, ir a la Universidad no los pone en la situación de personas “poco espirituales” dentro de la organización.
Capitulo 3
Mi decisión de servir a Jehová y a la organización
A la edad de quince años y movida por un gran amor a Dios y aprecio por la que creía era su organización, decidí dedicar mi vida por entero a su servicio y esto lo manifesté por mi bautismo como testigo de Jehová. Tenia 15 años y unas ganas inmensas de servir a Dios.
Antes de bautizarme tuve que reunirme con los ancianos de mi congregación y contestar a mas de cien preguntas sobre temas bíblicos, y después de esto esperar su respuesta positiva de que podía bautizarme. Los ancianos se aseguran de que el candidato para el bautismo tenga suficiente conocimiento bíblico y doctrinal desde el punto de vista organizacional antes de poderse bautizar. Esto sigue siendo algo común, así lo expresan en sus revistas:
Las ovejas de Jehová necesitan de tiernos cuidados (Atalaya 1996 15/7, 17)
9 Cuando un publicador no bautizado progresa espiritualmente, puede que se dedique a Dios en oración y exprese el deseo de bautizarse. (Compárese con Marcos 1:9-11.) Cuando eso ocurra, debe ponerlo en conocimiento del superintendente presidente de la congregación, quien se encargará de que los ancianos repasen con él las preguntas de las páginas 175 a 218 del libro Organizados para efectuar nuestro ministerio. De ser posible, las cuatro partes en que están divididas las abarcarán distintos ancianos en tres sesiones. Si estos están de acuerdo en que el publicador no bautizado posee un entendimiento razonable de las doctrinas bíblicas y llena otros requisitos, le informarán que puede bautizarse. Así, en virtud de su dedicación y bautismo, recibirá la “marca” de la salvación. (Ezequiel 9:4-6.)
Fue grato para mi ver que tenia la autorización de todo el consejo de ancianos.
Recuerdo que me bauticé en una asamblea de unas dos mil personas, en el mes de enero, ni decir tiene que hacia mucho frío. Pero estaba feliz, muy feliz. Para mi era muy importante este paso, recuerdo que la noche antes me la pase en oración, hablando con Dios, y diciéndole una y otra vez que le amaba y que quería servirle.
Llegó las doce de la mañana y subió un anciano a la plataforma del lugar donde celebrábamos la asamblea, para dar lo que se conoce entre los testigos como el discurso de bautismo. Después de una media hora de exposición sobre la necesidad de dar el paso de bautizarnos, se nos pidió que nos pusiéramos de pie y contestáramos dos preguntas:
“1) ¿Se ha reconocido usted ante Jehová como pecador que necesita salvación y ha reconocido ante El que dicha salvación procede de Él, el Padre, a través de su hijo Jesucristo?
(2) Sobre la base de esa fe en Dios y en sus provisiones para la salvación, ¿Se ha dedicado sin reserva a Dios para, en adelante, hacer su voluntad de la forma como El se la revele a usted a través de Jesucristo y a través de la Biblia bajo la iluminación del espíritu santo?. The Watch Tower del 1 de Julio de 1956, página 407.
Dije muy fuerte: ¡Si!; porque si quería dedicarme a Dios, quería servirle y amarle, y quería colaborar con la que creía era su organización en la tierra.
Me gustaría que leyeras lo que comenta J Luis sobre su experiencia de bautizarse cuando aun era muy joven, como testigo de Jehová:
“En la siguiente asamblea y puesto que yo era publicador activo desde hacia 2 años, y ya se me utilizaba para hacer asignaciones en los grupitos, hablando con mi padre pensé que era un buen momento con 11 años para “dedicar” mi vida a Jehová, se lo expuse y él estuvo conforme y gozoso en que así fuera, puesto que la Asamblea de distrito de 1971 se atraso hasta el invierno, porque cerraron la frontera a los españoles hacia Francia por causa de un conato de epidemia de cólera, tuve que esperar hasta el 25 de Diciembre de aquel año para bautizarme. Fue un día gozoso, me sentía orgulloso en mi mente infantil en pertenecer al pueblo de Jehová. Todo eran felicitaciones y buenos deseos para la vida que ahora comenzaba para mí. Rápidamente empecé a trabajar con ahínco en pro de la obra, sirviendo varias veces como “precursor de vacaciones” aun asistiendo al colegio, lo que a veces suponía para mi todo un reto, porque muchas veces tenia que salir con otros hermanitos de mi edad, y la gente era un poco maleducada ante dos jovencitos que intentaban hablarles de la Biblia.”
Al igual que J Luis, me entregué pronto a trabajar duro dentro de la organización. Enseguida empecé lo que se conoce entre los testigos como el precursorado auxiliar, (la persona se compromete a predicar 60 horas al mes) y a los seis meses de bautizarme el precursorado regular (el testigo se compromete indefinidamente, hasta que él así lo desee, a predicar 90 horas al mes, un promedio de tres diarias). Los que deciden participar en esta actividad, después de un año, van a una escuela o seminario de entrenamiento intensivo, lo que se conoce como la “Escuela para precursores”. En ella se daba instrucción mas especifica de cómo funciona la organización, su estructura y métodos para predicar y enseñar mas eficazmente.
Después de esta escuela mi celo creció enormemente. Sobre todo tenia un gran deseo de ir a algún lugar donde no hubiera una congregación o fueran muy poquitos y abrir obra allí. Este celo y deseo en mi corazón, se vio mucho mas incrementado por artículos de la revista atalaya donde se animaba a hacer más y más por la predicación ya que pronto llegaría el fin de este mundo.
Mi vida giraba entorno a predicar y hubo épocas que llegaba a conducir 10 estudios bíblicos, lo cual consistía en visitar una o dos veces por semana a una persona en su hogar, y estudiar la Biblia con ella junto a una publicación de la organización. Yo creía firmemente lo que predicaba, por lo que el celo irradiaba de mí. No me importaba ir a barrios marginales donde abundaba la droga y la miseria, predicar con lluvia o con calor, a ricos y pobres, solo quería hablar de lo que yo creía que poseía, “la verdad”.
Dentro de la congregación también me gustaba hacer todo lo que podía por mayores y pequeños. Empecé a tener amistad con personas mayores que yo, sobre todo los que llevaban muchos años de fiel servicio como testigos, quería ser como ellos y ser una buena testigo de Jehová.
Este celo, debo de decir no era exclusividad mía, pues eran muchos testigos los que mostraban esta firme resolución y celo, ya que la inminencia del fin del sistema era palpable. Recuerdo que por los años ochenta era impensable para muchos testigos que llegáramos siquiera al año 2000. Muchos gastaron sus vidas, dinero y se esforzaban por hacer todo lo que podían por los demás testigos, con amor y buen corazón.
Esto se ve muy bien reflejado en estas palabras de Iñigo:
“Mientras hemos pertenecido a esta organización nos hemos entregado al máximo, pensando en todo momento que lo que hacíamos, lo hacíamos por lo que aquel 4 de Agosto de 1990 habíamos dicho públicamente, hacer la voluntad de Jehová. Mi esposa se esforzaba al máximo en su cometido, siempre estaba dispuesta a todo, en apoyar a las hermanas con necesidades tanto espirituales como materiales, con mucha asiduidad le gustaba hacer el precursorado auxiliar. Nuestros hijos igualmente, siempre nos acompañaban a todo: a las reuniones, asambleas, limpiezas del local de asambleas de distrito, en el Salón del Reino, etc. Yo también siempre procuré esforzarme al máximo como testigo de Jehová, llegando incluso a formar parte del grupo de voluntarios para la construcción rápida de Salones del Reino. Siempre estábamos disponibles para todo donde hiciésemos falta, si había que mostrar hospitalidad con el siervo de circuito, nos gustaba que contasen con nosotros si no había nadie más, si había que atender a las personas de edad o enfermos para llevar a las asambleas, allí estábamos dispuestos.”
Otra ex testigo comenta:
Debido a la longitud del Estudio no lo publicamos completo. Para seguir leyéndolo abra la versión en PDF.