“Y Viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo había permitido, para vergüenza entre sus enemigos, se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví.”

Éxodo 32:25-26
 
Es una pregunta que resuena
a través de los siglos y las edades:
¿Quién está por Jehová?, o... en
labios del Señor Jesucristo:
“El que no es conmigo,
contra mí es...”
Lucas 11:23ª.

El capítulo 32 de Éxodo, es un cuadro, una imagen profética de la Iglesia Profesante, liberada físicamente del yugo de Egipto, pero apóstata desde su mismo comienzo, con su corazón en tierra pagana (Éxodo 16:3, Números 11:5-6), atribuyendo a otros dioses su Libertad y apartándose de Dios (verso 4). También, figura de un liderazgo de actitudes sincréticas (verso 5a), que no duda en mezclar algo originado en la voluntad del hombre con lo pagano y legitimarlo con la exclamación: “Mañana será fiesta para Jehová” (verso 5b.)

El diagnóstico de Dios es: “Pronto se han apartado del camino que yo les mandé (verso 8 a)... Es pueblo de dura cerviz (verso 9b), ahora pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma... (Verso 10 a)”

Notemos que Dios dice: “...déjame...”, inmediatamente Moisés intercede por la nación entera (versos 11-13.) Qué interesante que el Señor halla dejado en manos de Moisés, el desarrollo o no de su juicio. “Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a Su pueblo.” (Verso 14)

Luego podemos ver la descripción de un cuadro devastador: cánticos y danzas en honor de un icono pagano, la ira de Moisés tomando el becerro de oro, quemándolo, moliéndolo, arrojando el polvo sobre las aguas y dándole a beber al pueblo su propio artilugio (Versos 17-20.)

Inmediatamente Moisés trata con el liderazgo permisivo (verso 21), responsabilizándole por el descalabro, y éste, Aarón, excusándose en una aparente predisposición al pecado por parte del pueblo (versos 22-24), pero eximiéndose a si mismo y mintiendo en cuanto a la manufacturación del becerro, dice: “... Y lo eché en el fuego (oro) y salió este becerro” (verso 24b), en contraposición al versículo 4: “Y él (Aarón mismo) los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición...”

Aarón había permitido el desenfreno del pueblo, para vergüenza de sus enemigos (verso 25.) ¿No había sido la petición frente al Faraón, la de adorar al Único y Verdadero Dios, el GRAN YO SOY (Éxodo 7:16; 9:1; 10:3, 24-26)? ¿Es que tan rápido Israel olvidó cómo la mano fuerte del Señor fue favorable a ellos, para su liberación? Las señales y prodigios realizados por el Señor para sacar a Israel de esclavitud, fueron prontamente desestimadas, es más, negaron la intervención de Dios: “Pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho un becerro de fundición, y lo han adorado, y le han ofrecido sacrificios, y han dicho: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.”

Hoy, sutilmente, Satanás ha infiltrado filosofías destructivas en medio del Campamento Cristiano Contemporáneo, que enfocan hacia un pensamiento antropocéntrico o la deificación del hombre. El becerro, hoy, simboliza el poder humano que desplaza a Dios: homolatría.

En dos ocasiones los israelitas rindieron culto al becerro. La primera fue al pie del Sinaí mientras Moisés recibía la Ley de Jehová. La fiesta que acompañó el culto fue orgiástica y provocó la ira santa de Moisés (Éx 32; cf. Dt 9.16, 21; Neh 9.18; Sal 106.19, 20; Hch 7.41). “Entre los pueblos de todo el Oriente, el toro simbolizaba divinidad debido a su fuerza y fecundidad. Uno de los dioses principales de Egipto era Apis, el toro sagrado. Es probable, pues, que los israelitas hayan aprendido este culto mientras vivían en Egipto.¹” Los eruditos señalan los parecidos entre el becerro de oro que adoraron los israelitas (Éx 32.1–24) y una costumbre religiosa egipcia. Su dios Hapi era representado por la figura de un toro.

Grandes multitudes corren hacia los proscenios exaltando a sus líderes religiosos. La figura del líder, a través de su ponderación pública, ha eclipsado al Señor Jesucristo. El Señor Jesucristo es blasfemado por cualquier corriente de pensamiento y los que dicen ser creyentes no mueven un dedo para “…contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos…” (Judas 1:3b); sin embargo, cuando alguien señala a cualquier líder religioso local o mundial, es tomado por fanático, intolerante, rebelde, o incluso hereje.

“…Seréis como Dios…”, es la vieja nueva oferta de Satanás para el hombre. Dios no comparte Su Gloria con ningún mortal, el hombre no puede recibir lo que es exclusivo del Señor, no puede tomar para sí mismo honor y honra. “Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro.” I de Corintios 3:21

Posteriormente Moisés se sitúa a la puerta del campamento (verso 26). ¿Quién está por Jehová?, pregunta decidido. Moisés, en este aspecto, nunca es figura de un liderazgo humano. No podemos encontrar asociación entre Moisés y los presidentes eclesiales modernos que ejercen dominio sobre el rebaño de Dios. Moisés es figura ponderante y exclusiva del Señor Jesucristo. De él, y sólo de Él es el juicio. Cristo, es el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec, quien intercede ante el Padre por Nosotros. Él fue ofrenda y sacrificio, El Libertador de Su Pueblo, La Puerta de Las Ovejas, y quien vuelve a Su Casa para purificarla mediante juicio, en expresión de Su Misericordia Infinita, para presentarse así mismo una virgen pura sin mancha y sin arruga.

Existen grupos denominacionales y no denominacionales que se abrogan un carácter “mesianista”. Ellos se presentan a sí mismos como depositarios del único y exclusivo “modelo”, “acuñadores de la verdad absoluta”, que, “solo mediante la inscripción o asociación a sus movimientos será posible alcanzar la verdadera expresión de la vida de Iglesia.”

Ciertos movimientos no denominacionales se han deslizado fuera de Cristo, centralizando a los hermanos en sus concepciones y filosofías o sujetándolos a un liderazgo que casi siempre es autoritarista. La idea en venta es: “salir de Babilonia”, y no es la voz del Señor, en este caso, sino la invitación soterrada a participar del círculo sectario de algún prominente líder. También, de estos círculos, El Señor (y sólo Él), nos dice que salgamos y nos encontremos con él fuera del campamento:

“Salgamos, pues, a Él, fuera del campamento, llevando su vituperio...” Hebreos 13:13

Cristo, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta (Hebreos 13:12.) La invitación es hecha en la puerta del campamento (Éxodo 32:26) y solo hay eco en la tribu de Leví, figura del remanente, de los vencedores que mediante La Palabra (La espada del Espíritu), ejercen limpieza en medio de sus hermanos (versos 27 y 28), la vanguardia que obtiene la victoria y la consagración (verso 29) no exclusivamente para ellos, sino para todo el pueblo. Moisés ruega una vez más e implora por el perdón del pueblo, aún a costa de su vida, de la figuración de su nombre en El Libro que Dios ha escrito (verso 32).

Los levitas, entonces toman el lugar que Dios había elegido para todo el pueblo. Israel iba a ser un reino de sacerdotes y gente santa (Éxodo 19:5-6), sin embargo ante la manifestación del Poder de Dios en el monte, ellos prefirieron estar lejos (Éxodo 20:18) y pidieron a Moisés su intermediación (Éxodo 20:19), posteriormente él dice:


No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros para que no pequéis” (Éxodo 20:20)

Y Dios mismo les advierte:
“No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis.” (Éxodo 20:23.)

Sin embargo, Israel desechó esta advertencia y prefirió recurrir a la herencia egipcia que estaba depositada en sus corazones. Los únicos que se pusieron al lado de Jehová fueron los Levitas, que aunque habían pecado, se arrepintieron humillándose delante del Señor. Este remanente, estos vencedores, simbolizados por “los Levitas”, “los 300 de Gedeón” (Jueces 7:6), “los 7.000 que no doblaron rodilla ante Baal, que no besaron al ídolo”(I de Reyes 19:18), “los hijos de Sadoc” (Ezequiel 44:15), “el pequeño grupo que junto con Nehemías y Esdras retornó de Babilonia a Jerusalén (Esdras 9:8,13)”, “aquellos pocos escogidos / elegidos de entre los muchos llamados”(Mateo 20:16; 22:14), no son una casta especial, clerical, o jerárquica, simplemente aquellos que anhelan la Casa de Dios en su estado original, participando en la Edificación de Su Templo, de Su Cuerpo, y sufriendo la contradicción de aquellos que aman el statu-quo.

Juan escucha el séptuple llamado a las siete iglesias en Asia: “Al que venciere” (Apocalipsis 2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21.) El Señor Jesús hoy, anhela saber quién está de su lado, quien quiere vencer y sentarse con Él en su Trono:

“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”

A través de los tiempos, Dios se ha provisto de sus vencedores en la Iglesia, aquellos que oyen su voz, que tienen oídos para Él.

COMIENZOS NUEVOS

Como nunca, Dios está restaurando Su Casa, Su Novia, Su Iglesia. Aquella realidad oscurecida durante tantos siglos, acerca del Cuerpo de Cristo Único e Indivisible en cada Lugar, toma su espacio otra vez. Aquella raza extinta de Trabajadores Itinerantes, Plantadores de Iglesias, Obreros, Apóstoles, resurge poderosamente desde el corazón de Dios, para re-edificar lo derruido. Aquellos modernos Nehemías, Esdras, Zorobabel, reedificadores de La Casa de Dios, retornan.


Cristo mismo está constituyendo...

“... a unos Apóstoles; a otros Profetas; a otros Evangelistas; a otros Pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo...” Efesios 4: 11-12

Los hombres y mujeres constituidos por Dios para la edificación de su cuerpo: Apóstoles Profetas, evangelistas, pastores y maestros, están siendo de nuevo usados para el despertar de la Iglesia.

‘¿Pero, acaso la Iglesia está dormida? ¿No se escucha “voz de cantar” en el campamento? ¿Las multitudes no están congregadas ante los luminosos y musicales escenarios, instalados por los modernos emancipadores que promulgan la secularización y la “libertad” de la Iglesia? ¿La Iglesia no es rica, acaso tiene necesidad de algo? ¿No se percibe la estabilidad y peso empresarial que ella tiene gracias a los cristalizados proyectos arquitectónicos, cuyos costos en muchos casos superan los esfuerzos de construcción seculares? ¿No es así? ¿No se escuchan las últimas producciones musicales, donde participan los mejores músicos del mundo (algunos de ellos están a punto de convertirse), realizadas en los estudios de grabación más costosos? ¿Qué número alcanzó en el Top Gospel, el último video clip de la mejor cantante cristiana pop/rock junto con el vocalista de la agrupación rockera más aclamada en el mundo, U2? ¿Siguen ascendiendo los buenos muchachos de DC/Talck, la mejor agrupación cristiana de Hip-Hop y diversoéneros alternativos underground, con su particular versión de “Help”, canción de los aclamados chicos Beatles? ¿No son poderosas las estaciones de radio y televisión cristianas y su actualizado ‘mensaje’ utilizado? ¿Se necesitan más evidencias del ‘despertar’ del cristianismo moderno? ¿Acaso la legitimad no viene del Estado o se desconoce la autorización gubernamental de nuestra nación para predicar el evangelio, a través de una personería jurídica o estatus religioso? ¿No es evidente la alianza entre el mundo político y la evolucionada iglesia moderna? ¿Y las multitudinarias reuniones de unidad con otros “credos”? ¿Umm? ¿Aún el dinero de los ‘impíos convertidos’, de aquellos “carteles”, que asisten a las asambleas profesas, no están en los alfolíes? ¿Qué otra cosa prueba la legitimidad y grandeza del cristianismo moderno?

No hay duda que existe un vacío entre la Iglesia de Hoy y la vida de los primeros creyentes descrita en Hechos. ¿Estamos familiarizados con las verdades escritas en este Libro? ¿Hemos seguido el nacimiento de la Iglesia en Jerusalén, cómo los creyentes perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en el partimiento del pan, las oraciones y en la comunión? (Hechos 2:42.)

Durante los primeros ocho años, antes de ser dispersados luego de la muerte de Esteban, estos hermanos no dijeron poseer algo (Hechos 2:44-45), sino que todo era traído a los pies de los apóstoles y repartido a cada quien según su necesidad. (Hechos 4:32-35) ¡Qué desafío para nosotros! ¿O es que estamos satisfechos con la condición actual de la Iglesia? ¿Preferimos estar en silencio para no incomodar a nadie y no perder nuestra “respetabilidad” dentro del “círculo religioso” donde nos movemos? ¿Quizás ser señalado como “muy radical”, “de espíritu crítico” es algo que no soportamos? ¿O pensamos, como el movimiento carismático, que la Iglesia hoy es “más gloriosa” que en la primera centuria?

En algún lugar nos perdimos hermano, y si queremos ver la gloria postrera, debemos comenzar de nuevo en sus sendas antiguas (Jeremías 6:16.)

¿Hemos seguido la línea de Jerusalén, de Antioquía, la historia del trabajo del Espíritu en Hechos 13? ¿También la línea de Éfeso y la preparación de obreros que hizo Pablo?

¡Estas tres líneas en su conjunto nos hablan de una Iglesia Orgánica, Poderosa, que trastornó al mundo de su época (Hechos 17:6)! Nuestra preocupación por ser aceptados en el círculo social y político ha oscurecido nuestra tarea trastornadora.

¿Cómo es que esta pérdida no es notada hoy? No existe la más mínima idea de una “evolución” en la concepción eclesial de los santos de Jerusalén a Antioquía y a Éfeso. Algunos enseñan atrevidamente que Jerusalén es el modelo incipiente, donde el Señor “experimentó” con la vida en comunidad y que como se equivocó, trabajó en aspectos distintos con Antioquía y luego logra su mejor ensayo con Éfeso, pero no el definitivo, y que la iglesia, tal como se ve hoy, es el resultado final de siglos de “evolución”. Es cierto que algunos judaizaron en Jerusalén, que fueron dispersados, pero no como juicio, sino como estrategia del Señor para alcanzar otros lugares (Hechos 8:1,4.)

Dios no ha dejado nada al azar, ni exclusivamente en las manos del hombre, acerca de la edificación de Su Casa. Puedes llenar varios kilómetros con la extensa producción de libros cristianos que hablan sobre Historia de la Iglesia y la pérdida que durante muchos siglos sufrió, al abandonar el modelo Neotestamentario y deslizarse hacia la secularización y alianza con el mundo. También puedes leer de aquel maravilloso cordón de oro, la Iglesia fuera del compromiso estatal/religioso/pagano, a lo largo de 1900 años, ese remanente fiel.

APOSTASÍA

Podemos observar los brotes de la Apostasía de la Iglesia ya en las cartas de Pablo:

“Nadie os engañe en ninguna manera, porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” II Tes. 2:3.)(“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.” I Timoteo 4:1, o Pedro: “Pero hubo también falsos profetas, entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aún negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas.” II de Pedro 2:1-2, que escribieron acerca de un deslizamiento de la Sana Doctrina, hacia doctrinas de demonios, fábulas filosóficas, y mercadería de las almas. Judas y Juan también profetizaron de la apostasía que estaría en operación. Es este el tiempo, también, en el ual vemos la proliferación de doctrinas extrañas a Las Escrituras, basadas en la Nueva Era y el Poder del Pensamiento Positivo generado por Napoleón Hill y retomado en los años sesentas por los predicadores de prosperidad quienes enseñan que nosotros somos dioses.

Antes que terminara la primera centuria de la era cristiana, cuando Juan recibe la Revelación de Jesucristo (Apocalipsis), la iglesia Laodicense (Algunos eruditos e historiadores bíblicos enseñan que esa es la condición de la iglesia contemporánea), está a punto de ser vomitada. La condición es esta: (Apoc. 3:20) Cristo habla a la Iglesia, describe su estado crítico, y desde esa perspectiva da una sentencia dolorosísima:

“He aquí yo estoy a la puerta y llamo...”

¿Cristo a la puerta, llamando? ¿Cristo fuera de la Iglesia? “...Si alguno oye mi voz...” ¿Es que la Iglesia no quiere escucharle? ¿Qué sucede con Su Pueblo hoy, estamos seducidos por las experiencias extáticas, por las riquezas que ofrece este mundo, por la prosperidad, autocomplacencia, por la música Rock, el síndrome de la exaltación personal? ¿Buscamos nuestra satisfacción personal y no complacer a Dios?

... “Y abre la puerta, yo entraré con él y cenaré con él y él conmigo...” ¿Es este texto dirigido a los perdidos?

No, Cristo habla a su Iglesia que se considera a sí misma rica pero no entendiendo que es pobre, desventurada, ciega y desnuda. Muy pocos hoy, en la Iglesia, escuchan Su voz... Cristo dice: “...Si alguno...” ¿Porqué Cristo no dijo: ...”multitudes.”? Oh, su manada es realmente pequeña.

ALGUNOS “DETALLES” OLVIDADOS

¿Qué sucede con Juan 17? ¿...Con Primera de Juan 1:5-10? ¿Qué sucede con la Unidad de la Iglesia? ¿Es correcta la división del cuerpo de Cristo que impera hoy? ¿No es que somos un solo Cuerpo? Pablo preguntó a los corintios:

“¿Acaso está dividido Cristo?”
(I Corintios 1:13)

Luego de denunciar:

“Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas, y yo de Cristo.” (I Corintios 1:12)
Dios prohibió dividirse según nuestras preferencias ministeriales, es decir que en el Nuevo Testamento no encontramos el modelo de “auditorio privado de un ministro en particular”. Si Pablo se cohibió, por el Espíritu, de ejercer dominio y tomar propiedad en su nombre de los hermanos (I Corintios 1:15, 3:5-7), y separarlos de los demás santos, ¿por qué lo hacemos hoy?

La unidad por la cual oró el Señor Jesucristo, es desestimada (Juan 17: 20-23). La Unidad de Su Espíritu es desechada por su pueblo que elige una fabricada, manufacturada por los hombres, artificial, ecuménica, cuya medida son las viejas hojas de higuera cosidas por Adán caído. Contubernio babelítico donde unas y otras corrientes orientales y occidentales confluyen para “rogar cada uno a su manera”.

Las divisiones en el cuerpo de Cristo hoy no son ni siquiera por motivos de orden Doctrinal, sino por poder y el control sobre las ovejas y su lana. ¡Qué lamentable! Pregúntale a cualquier líder que ha fundado una nueva denominación, por qué lo hizo. Te encontrarás sorpresas.

¿Por qué estamos tan conformes con el estado actual de la Iglesia? ¿Es ella una novia sin mancha y sin arruga? ¿Cristo se va a presentar a Sí mismo una esposa fragmentada por los celos ministeriales y ansias de poder de los líderes religiosos? ¡No! Cristo va a restaurar el orden, el modelo de Su Casa. Pedro habla que es necesario que el juicio comience por La Casa.

El Señor, en su Misericordia va a hacer uso del Juicio para limpiar Su Casa. Basta con echar una mirada a los avivamientos pasados y cómo estos terminaron en la construcción de reinos humanos, en la pérdida del plan original del Señor y el consecuente abandono de la Gloria de Dios de aquellos recintos. Solo mira a Israel en el Antiguo Testamento, cómo se desvió del propósito tras los ídolos, fornicando y tornándose en ramera.

...”¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel?... Y volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza.” Isaías 1: 21ª, 25.

Si estudias atentamente Oseas, puedes entender esta figura. (Oseas capítulos 1 al 8.)

“...Pues has fornicado apartándote de tu Dios; amaste salario de ramera en todas las eras de trigo.” Oseas 9:1b

Lee Jeremías, Isaías o Ezequiel. Asústate con lo que los sacerdotes hacen dentro del templo, postrándose ante el dios sol (una referencia directa a Lucifer. Ezequiel. 8:12, 14,16). Ese era Su Pueblo, y Dios lo desechó. Pablo le advierte a la iglesia en Roma:

...”Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas. Y has sido participante de la raíz y de la rica sabia del olivo, no te jactes contra las ramas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará... Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera, tu también serás cortado.” Romanos 11:17-18, 20b-22.

Las cosas que le acontecieron al Israel natural, histórico, fueron para nuestra enseñanza. (Romanos 15:4) No desestimemos las advertencias hechas a Israel en el Antiguo Pacto, es necesario que distingamos y hagamos diferencia entre lo precioso y lo vil (Jeremías 15.19). Tenemos que escoger el arrepentirnos y limpiarnos de un cristianismo formal, religioso, adaptado al mundo y salir fuera del campamento, a Él, a Cristo.

Esto tiene que acontecer, la plenitud del cuerpo de Cristo, tiene que llegar:

... “Hasta que todos lleguemos a la Unidad de la Fe y del conocimiento del hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en AQUEL QUE ES LA CABEZA, ESTO ES CRISTO, de quien todo el cuerpo bien concertado y unido entre si por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” Efesios 4:14-16.

¡El Señor está actuando en Su Pueblo! ¡Los tiempos que vienen son gloriosos! ¡La Gloria postrera de la Casa será mayor que la primera! ¡Si Dios hizo en la primera centuria tanto con aquellos primeros cristianos, cuánto no hará con sus hijos hoy, sabiendo que el día se acerca! ¡Es la hora! Busca a tus hermanos en tu calle, en tu barrio o ciudad y desafíalos a la verdadera Unidad del Cuerpo, que proviene de estar a la puerta, saliendo fuera del campamento a Él. Ese es el lugar de encuentro. Reta a los hermanos para que se aparten de la mixtura, de la mezcla con el mundo y se levanten y resplandezcan!
A aquellos pastores profesionales que han perdido el horizonte, exhórtalos con amor a que abandonen el compromiso y la diplomacia al hablar contra el pecado, que dejen sus planes personales de grandeza y el dominio que ejercen sobre las ovejas. (¡Es probable que sus templos también tengan su “año 70” y la visita del General Tito Vespasiano²!) ¡Cristo está llamando y Sus ovejas oyen Su voz y le Siguen!

¡Querido (a), siervo(a) del Señor, el tiempo que está por delante para reconstruir, es emocionante! ¡Elegimos estar en Cristo!
D.C. AGUILAR.


¹Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998.


²Tito Flavio Vespasiano (39-81), emperador romano (79-81), quien destruyó a Jerusalén y al Templo erigido por Herodes.

 

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