Me refiero a todo lo que rodeó la construcción del Taj Mahal, el mausoleo más hermoso del mundo, ubicado en la ciudad de Agra, en la India, y que anualmente es visitado por más de diez millones de turistas...
¿Qué hay detrás de este magno monumento? Una relación de amor que se recordará durante siglos....
Cuentan que el gobernante indio Shah Jahan era guerrero y muy valiente.
Por conveniencias políticas fue obligado a contraer matrimonio con una princesa de un país vecino. Con las nupcias, se aseguraba paz entre las dos naciones y además, las dos patrias obtendrían mutuos beneficios.
Sin embargo el corazón de Shah Jahan estaba realmente interesado en una joven, Mumtaz Mahal, de la que se enamoró apenas la conoció...Y se casó con ella.
La amó bastante y tuvo con ella 13 hijos, pero justamente cuando Mumtaz Mahal iba a dar a luz su decimocuarto retoño, murió a raíz de la complicación del parto.
A partir de ese momento el rey Shah Jahan, quinto en la dinastía mogol, entró en un profundo estado de depresión. Quienes le rodeaban contaban que envejeció con rapidez. Y decidió construir el más hermoso mausoleo para su esposa. En la construcción de la majestuosa obra invirtió toda su fortuna. Se utilizaron 20 mil personas, quienes durante 22 años y con ayuda de mil elefantes, transportaron mármoles y piedras preciosas desde los más apartados lugares del mundo hasta Agra.
Hasta que terminó su labor, hace 370 años. El rey ordenó entonces amputar las manos de quienes construyeron el Taj Mahal, para que jamás repitieran tan hermosa obra fruto de la escultura elaborada con dedicación. Pero el gobernante no vivió mucho tiempo para ir a visitar a su esposa en el mausoleo, porque uno de sus hijos le dio muerte para llegar al poder...
Una hermosa historia, con un final triste... Lo grave es que hoy día muchos matrimonios enfrentan una situación similar. Comienzan rodeados de mucho amor, el que asegura la pareja, durará hasta que mueran; pero pronto entra el cansancio, el aburrimiento, la amargura y tantos factores que minan el matrimonio hasta terminar en divorcio. Vivir en pareja se convierte en un martirio.
¿Qué hacer entonces? Volver la mirada a Aquél que es el autor del matrimonio. No se trata de misticismo religioso, sino de una realidad:
Sólo Dios puede sacarnos de la crisis.
La Biblia, el libro más maravilloso que tiene el mundo a su disposición, señala: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.” (Salmo 127:1,2). ¿Qué nos enseña? Que si no involucramos a Dios en nuestro hogar, orando para que Él sea quien nos oriente y gobierno el matrimonio, en vano nos esforzáremos para que las cosas funcionen.
¿En qué áreas debemos involucrar a Dios?...
a. En nuestra vida personal. Jesucristo es quien puede traernos paz espiritual y paz emocional a nuestra existencia. De lo contrario, siempre estaremos quejándonos de estrés, manifestando mal humor y en ocasiones, llenándonos de preocupación por insignificancias...
b. En nuestra relación con la pareja. Lamentablemente hoy día es común que después de compartir la vida juntos, entre a tomar fuerza el irrespeto entre los cónyuges. Los labios que antes se abrían para pronunciar palabras amorosas, se convierten en armas peligrosas para proferir malos tratos. Cuando no hay respeto por la pareja, comienza la crisis y abrimos las puertas para un fracaso inevitable. La mujer le debe respeto a su esposo, pero también el hombre debe respetar y tratar con cortesía, respeto y ternura a su esposa. La Biblia señala que “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas (la esposa) sabiamente, dando honor a la mujer como vaso más frágil, y como coherederas de la gracia de vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.” (1 Pedro 3:7).
c. En nuestra relación con los hijos. Una de las mayores
causas de deterioro en el hogar radica en los malos tratos que se da a los hijos. Se les agrede física y emocionalmente. Sin proponérnoslo, estamos edificando generaciones de jóvenes llenos de amargura, incertidumbre y resentimiento. Sobre este particular, las Escrituras también ofrecen recomendaciones importantes como esta: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto de su vientre” Salmo 127:4) y también precisa: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” (Efesios 6:1).
La solución
Dios quiere transformar nuestros hogares en espacios donde haya armonía, paz y sobre todo, ganas de vivir. Tal vez usted enfrente hoy una dificultad en su matrimonio. Le invito para que imprima un vuelco definitivo a esa crisis. ¿Cómo hacerlo? De una manera muy sencilla. Haga una oración pidiéndole a Jesucristo que entre a su vida y a su hogar.
Hágala ahora mismo, incluso allí donde está, frente al computador. Si acepta el reto de que Dios transforme su vida familiar, repita con fe:
“Señor Jesucristo, yo reconozco que he permanecido alejado de ti. Que he gobernado mi hogar sin tenerte en cuenta, y he fallado muchas veces. Yo te pido que entres a mi corazón y hagas de mi el esposo (a), el padre (madre) y persona que tú quieres que yo sea. Gobierna mi vida y mi matrimonio” Amén.
Puedo asegurarle que desde ahora, su vida no será la misma...Si necesita que oremos por alguna dificultad en particular, no dude en llamarnos. Bajo absoluta reserva estaremos orando al Señor Jesucristo por su vida, su salud, su matrimonio, su salud y economía. No olvide jamás que sólo en Dios está la salida a nuestros problemas....
E-mail:
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Por Fernando Alexis Jiménez
Pastor y evangelista
Iglesia Alianza Cristiana y Misionera de Las Américas
Cali - Colombia
¿Qué hay detrás de este magno monumento? Una relación de amor que se recordará durante siglos....
Cuentan que el gobernante indio Shah Jahan era guerrero y muy valiente.
Por conveniencias políticas fue obligado a contraer matrimonio con una princesa de un país vecino. Con las nupcias, se aseguraba paz entre las dos naciones y además, las dos patrias obtendrían mutuos beneficios.
Sin embargo el corazón de Shah Jahan estaba realmente interesado en una joven, Mumtaz Mahal, de la que se enamoró apenas la conoció...Y se casó con ella.
La amó bastante y tuvo con ella 13 hijos, pero justamente cuando Mumtaz Mahal iba a dar a luz su decimocuarto retoño, murió a raíz de la complicación del parto.
A partir de ese momento el rey Shah Jahan, quinto en la dinastía mogol, entró en un profundo estado de depresión. Quienes le rodeaban contaban que envejeció con rapidez. Y decidió construir el más hermoso mausoleo para su esposa. En la construcción de la majestuosa obra invirtió toda su fortuna. Se utilizaron 20 mil personas, quienes durante 22 años y con ayuda de mil elefantes, transportaron mármoles y piedras preciosas desde los más apartados lugares del mundo hasta Agra.
Hasta que terminó su labor, hace 370 años. El rey ordenó entonces amputar las manos de quienes construyeron el Taj Mahal, para que jamás repitieran tan hermosa obra fruto de la escultura elaborada con dedicación. Pero el gobernante no vivió mucho tiempo para ir a visitar a su esposa en el mausoleo, porque uno de sus hijos le dio muerte para llegar al poder...
Una hermosa historia, con un final triste... Lo grave es que hoy día muchos matrimonios enfrentan una situación similar. Comienzan rodeados de mucho amor, el que asegura la pareja, durará hasta que mueran; pero pronto entra el cansancio, el aburrimiento, la amargura y tantos factores que minan el matrimonio hasta terminar en divorcio. Vivir en pareja se convierte en un martirio.
¿Qué hacer entonces? Volver la mirada a Aquél que es el autor del matrimonio. No se trata de misticismo religioso, sino de una realidad:
Sólo Dios puede sacarnos de la crisis.
La Biblia, el libro más maravilloso que tiene el mundo a su disposición, señala: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.” (Salmo 127:1,2). ¿Qué nos enseña? Que si no involucramos a Dios en nuestro hogar, orando para que Él sea quien nos oriente y gobierno el matrimonio, en vano nos esforzáremos para que las cosas funcionen.
¿En qué áreas debemos involucrar a Dios?...
a. En nuestra vida personal. Jesucristo es quien puede traernos paz espiritual y paz emocional a nuestra existencia. De lo contrario, siempre estaremos quejándonos de estrés, manifestando mal humor y en ocasiones, llenándonos de preocupación por insignificancias...
b. En nuestra relación con la pareja. Lamentablemente hoy día es común que después de compartir la vida juntos, entre a tomar fuerza el irrespeto entre los cónyuges. Los labios que antes se abrían para pronunciar palabras amorosas, se convierten en armas peligrosas para proferir malos tratos. Cuando no hay respeto por la pareja, comienza la crisis y abrimos las puertas para un fracaso inevitable. La mujer le debe respeto a su esposo, pero también el hombre debe respetar y tratar con cortesía, respeto y ternura a su esposa. La Biblia señala que “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas (la esposa) sabiamente, dando honor a la mujer como vaso más frágil, y como coherederas de la gracia de vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.” (1 Pedro 3:7).
c. En nuestra relación con los hijos. Una de las mayores
causas de deterioro en el hogar radica en los malos tratos que se da a los hijos. Se les agrede física y emocionalmente. Sin proponérnoslo, estamos edificando generaciones de jóvenes llenos de amargura, incertidumbre y resentimiento. Sobre este particular, las Escrituras también ofrecen recomendaciones importantes como esta: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto de su vientre” Salmo 127:4) y también precisa: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” (Efesios 6:1).
La solución
Dios quiere transformar nuestros hogares en espacios donde haya armonía, paz y sobre todo, ganas de vivir. Tal vez usted enfrente hoy una dificultad en su matrimonio. Le invito para que imprima un vuelco definitivo a esa crisis. ¿Cómo hacerlo? De una manera muy sencilla. Haga una oración pidiéndole a Jesucristo que entre a su vida y a su hogar.
Hágala ahora mismo, incluso allí donde está, frente al computador. Si acepta el reto de que Dios transforme su vida familiar, repita con fe:
“Señor Jesucristo, yo reconozco que he permanecido alejado de ti. Que he gobernado mi hogar sin tenerte en cuenta, y he fallado muchas veces. Yo te pido que entres a mi corazón y hagas de mi el esposo (a), el padre (madre) y persona que tú quieres que yo sea. Gobierna mi vida y mi matrimonio” Amén.
Puedo asegurarle que desde ahora, su vida no será la misma...Si necesita que oremos por alguna dificultad en particular, no dude en llamarnos. Bajo absoluta reserva estaremos orando al Señor Jesucristo por su vida, su salud, su matrimonio, su salud y economía. No olvide jamás que sólo en Dios está la salida a nuestros problemas....
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Por Fernando Alexis Jiménez
Pastor y evangelista
Iglesia Alianza Cristiana y Misionera de Las Américas
Cali - Colombia