Los celos pueden cambiar el rumbo de una vida. Afectan el cuerpo, la mente y el espíritu. Penetran en lo más hondo de la personalidad, y, como fiera en acecho están silenciosos y a la expectativa esperando la primera oportunidad para herir a su poseedor y hacer daño al ser que pretendemos amar.
¿QUÉ SON LOS CELOS?
Bíblicamente, un pecado de la carne de una persona que no ha permitido que el amor de Dios gobierne sus pensamientos, sentimientos y actos. La psiquiatría los describe como: “Temor, sospecha y miedo de perder el amor por la intervención de un tercero”. Con otras palabras: en la persona celosa se desarrolla un drama íntimo de inseguridad, amargura y dolor. Es el veneno que una vez inoculado no da tregua, hasta destruir todo vestigio de armonía y felicidad.
¿Cuántas personas viven atormentadas por la obsesión de una sospecha, que en la mayoría de los casos es producto de una mente alucinada y que no obstante todos los esfuerzos de una buena voluntad y las pruebas de inocencia no logran traer paz a estas almas atormentadas pro este terrible demonio que se disfraza con el nombre de AMOR?
¡Cuántos hogares fracasan por este falso sentido de propiedad, por este sentimiento egoísta, que hace a sus víctimas vivir en un infierno anticipado! Es que en la base de este sentimiento pervertido hay una mala pasión llevada hasta el frenesí: este pensamiento obsesivo predomina sobre toda evidencia contraria “ACRIBILLANDO” la mente que, saturada de este sentimiento negativo, llega en su delirio a ver en cada persona un rival.
Los psiquiatras nos informan “que los celos son una enfermedad mental y no son producto del amor genuino. Es un tipo de neurosis, producto de un deseo insano de posesión irracional y este deseo posesivo es consecuencia de un complejo de inferioridad.”
En resumen: la persona celosa es egocéntrica y es, por así decir, un tipo de locura que en grado mayor o menor, según la persona, lo aísla de aquel a quien se dice amar. Es un ser que se ha perdido en sí mismo. Es que la forma de celos más aguda está íntimamente ligada a un equivocado concepto de poder de propiedad en uso de exclusividad.
Casi nadie admite que tiene este terrible pecado. Se necesita ser sincero para reconocer este verdugo en nuestras vidas. Para el celoso (a), un apretón de manos, el trato cordial, la amable sonrisa y el servicio al que lo ha de menester, adquiere en la mente extraviada de tales personas, características de deslealtad y traición.
Toda persona celosa sufre y hace sufrir. Así el amor se va marchitando poco hasta morir. Para estos pobres seres, todo GESTO, PALABRA Y ADEMÁN tienen doble sentido y otro propósito.
No puede brindar amistad sincera porque él mismo es su propio enemigo. Es alguien víctima de sus propias emociones descontroladas, que como torbellino lo arrastran al fracaso, llevando una vida amargada, opaca, triste y miserable.
Es que este sentimiento asesino ha hecho su obra: ha matado el cariño y con él se ha marchitado el respeto. La dignidad y la libertad, la fe, el temor y amor a Dios, son el antídoto para esta enfermedad moral… Sólo Cristo nos puede libertar de tan terrible esclavitud.
“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (JUAN 8:36).
Cartago, Febrero de 1986
El hermano Tulio Gómez, es un hombre anciano, que ha dedicado su vida al servicio del Señor. Trabajó en la Obra del Señor 17 años como predicador de medio tiempo, sosteniéndose económicamente con sus propias manos en las labores del campo tales como la agricultura y la construcción. En la actualidad reside en la ciudad de Santa Rosa, Risaralda, Colombia, América del Sur, dedicado a escribir para el Servicio del Señor Jesucristo y la edificación del pueblo de Dios.
COMENTARIOS Y CORRESPONDENCIA:
TULIO GÓMEZ
CALLE 25 Nº 24 – 02
HOGAR “BET- SEAN”, CIUDADELA FERMÍN LÓPEZ
SANTA ROSA, RISARALDA,
COLOMBIA, S.A.
TELÉFONO: 57-6-3643856
¿QUÉ SON LOS CELOS?
Bíblicamente, un pecado de la carne de una persona que no ha permitido que el amor de Dios gobierne sus pensamientos, sentimientos y actos. La psiquiatría los describe como: “Temor, sospecha y miedo de perder el amor por la intervención de un tercero”. Con otras palabras: en la persona celosa se desarrolla un drama íntimo de inseguridad, amargura y dolor. Es el veneno que una vez inoculado no da tregua, hasta destruir todo vestigio de armonía y felicidad.
¿Cuántas personas viven atormentadas por la obsesión de una sospecha, que en la mayoría de los casos es producto de una mente alucinada y que no obstante todos los esfuerzos de una buena voluntad y las pruebas de inocencia no logran traer paz a estas almas atormentadas pro este terrible demonio que se disfraza con el nombre de AMOR?
¡Cuántos hogares fracasan por este falso sentido de propiedad, por este sentimiento egoísta, que hace a sus víctimas vivir en un infierno anticipado! Es que en la base de este sentimiento pervertido hay una mala pasión llevada hasta el frenesí: este pensamiento obsesivo predomina sobre toda evidencia contraria “ACRIBILLANDO” la mente que, saturada de este sentimiento negativo, llega en su delirio a ver en cada persona un rival.
Los psiquiatras nos informan “que los celos son una enfermedad mental y no son producto del amor genuino. Es un tipo de neurosis, producto de un deseo insano de posesión irracional y este deseo posesivo es consecuencia de un complejo de inferioridad.”
En resumen: la persona celosa es egocéntrica y es, por así decir, un tipo de locura que en grado mayor o menor, según la persona, lo aísla de aquel a quien se dice amar. Es un ser que se ha perdido en sí mismo. Es que la forma de celos más aguda está íntimamente ligada a un equivocado concepto de poder de propiedad en uso de exclusividad.
Casi nadie admite que tiene este terrible pecado. Se necesita ser sincero para reconocer este verdugo en nuestras vidas. Para el celoso (a), un apretón de manos, el trato cordial, la amable sonrisa y el servicio al que lo ha de menester, adquiere en la mente extraviada de tales personas, características de deslealtad y traición.
Toda persona celosa sufre y hace sufrir. Así el amor se va marchitando poco hasta morir. Para estos pobres seres, todo GESTO, PALABRA Y ADEMÁN tienen doble sentido y otro propósito.
No puede brindar amistad sincera porque él mismo es su propio enemigo. Es alguien víctima de sus propias emociones descontroladas, que como torbellino lo arrastran al fracaso, llevando una vida amargada, opaca, triste y miserable.
Es que este sentimiento asesino ha hecho su obra: ha matado el cariño y con él se ha marchitado el respeto. La dignidad y la libertad, la fe, el temor y amor a Dios, son el antídoto para esta enfermedad moral… Sólo Cristo nos puede libertar de tan terrible esclavitud.
“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (JUAN 8:36).
Cartago, Febrero de 1986
El hermano Tulio Gómez, es un hombre anciano, que ha dedicado su vida al servicio del Señor. Trabajó en la Obra del Señor 17 años como predicador de medio tiempo, sosteniéndose económicamente con sus propias manos en las labores del campo tales como la agricultura y la construcción. En la actualidad reside en la ciudad de Santa Rosa, Risaralda, Colombia, América del Sur, dedicado a escribir para el Servicio del Señor Jesucristo y la edificación del pueblo de Dios.
COMENTARIOS Y CORRESPONDENCIA:
TULIO GÓMEZ
CALLE 25 Nº 24 – 02
HOGAR “BET- SEAN”, CIUDADELA FERMÍN LÓPEZ
SANTA ROSA, RISARALDA,
COLOMBIA, S.A.
TELÉFONO: 57-6-3643856