Todos sabemos que como cristianos, si bien habitamos físicamente este planeta llamado Tierra, espiritualmente no pertenecemos a él, sino al Reino de Dios. Sin embargo, no son muchos los creyentes que pueden tener alguna clase de acceso a ese mundo al cual realmente pertenecen, al grado de comenzar a pensar que no es real y que todo se trata de una mentira o una exageración religiosa. Este trabajo te abrirá esas puertas en las que Dios te permitirá acceder sólo cuando sea estrictamente necesario.