El Evangelio está repleto de profundas verdades y no menos interesantes sentencias y principios. Por natural predisposición a la velocidad que este mundo moderno nos demanda, solemos recalar en cuestiones breves, rápidas y de contenido superficial. Cada día son menos los cristianos que asumen profundizar. Este trabajo te propone realizarlo desde la óptica de una verdad que siempre existió, que siempre estuvo allí, que jamás fue cancelada y que, sin embargo, ha sido olvidada.