Has leído, seguramente, en un texto no del todo comprensible para una gran mayoría, que en Apocalipsis dice que en aquel día te será dado un nuevo nuevo, ¿Verdad? Si repasas la historia más conocida, encontrarás por lo menos dos personajes a los que Dios les cambió su nombre original: Saulo, que luego fue Pablo y Simón, que luego fue Pedro. Sin embrgo, la Palabra dice que no tienes por qué esperar el día final para que eso suceda, así que aquí van algunos principios que seguramente te serán útiles para cambiar tu nombre conforme a lo que Dios quiere.