Ha sido dicho y enseñado a través de muchos de nuestros trabajos, que uno de los baluartes que la obediencia a Dios produce y trae, es la Autoridad. No puedes tener ninguna autoridad divina si no tienes obediencia. Y para que la tengas, lo primero que debe suceder, es que la conozcas y sepas como ejercitarla. Aquí tienes un pequeño manual de inicio.