Todos hemos pasado por las etapas lógicas y casi tradicionales que se desandan para llegar a los pies de Jesucristo. Crisis, angustias, miedos, llantos, y luego la decisión. ser de Él y no irse jamás de sus amorosos brazos. Sin embargo, en ese tránsito hacia la vida abundante aquí prometida, mientras se camina en dirección a la Eterna, hay un elemento que deberemos tener en cuenta: prepararnos, capacitarnos y estar velando por si fuéramos esparcidos como alguna vez lo fue el otro pueblo de Dios...