Todos sabemos si hemos leído como debemos leer nuestras biblias, que somos un pueblo de reyes y sacerdotes. Y mientras nos comportamos como sacerdotes, está correcto que transitemos por sendas de súplica o intercesión, pero ya no sucederá lo mismo cuando adoptemos nuestro rol genuino de reyes. ¿Sabes cómo conducirte en esa excelsa condición espiritual? Este trabajo te oficiará de guía útil. Aquí aprenderás a desandar esos caminos reales a los cuales tienes acceso por decreto divino.