Las distintas cartas de Pablo ofrecen un inmenso caudal espiritual para estudiar y atesorar. El motivo no es meramente teológico o circunstancial, sino que tiene que ver con este personaje intelectual y pensante, que a la hora de escribir sus epístolas, sin embargo, deja más que en evidencia que no se trata de sabiduría humana y personal, sino de clara unción divina. Las cartas de Pablo, de la cual extraemos estas cinco perlas, no son de Pablo, son todo Dios.