El hombre sin Dios está directamente consagrado, casi desde la cuna, al mal, al pecado, a la impiedad y hasta la promiscuidad satánica, está en su naturaleza carnal. Sin embargo, cuando accede a Vida Eterna en Cristo Jesús, esa consagración se modificará. pasará a engrosar las nóminas de los que viven onda cielo y tienen futuro de gloria en sus vias terrenales y eternas. ¿Serás uno de ellos?