Se ha dicho, enseñado, escrito, aprendido, acertado y equivocado tanto respecto al asunto de las maldiciones que, cualquier cosa que hoy añadimos, siempre tiene que ser pasada, inexorablemente, por el tamiz de la Palabra escrita. Sobre guerra espiritual se corre un riesgo: o se enseña sin decir la mayoría de las cosas, enviando a la gente a una derrota segura, o nos vamos al otro extremo convirtiéndonos en promotores del infierno. Es de esperar que este trabajo tenga la sobriedad y la unción suficiente como para convertirte en más que vencedor.