Desde que tomamos contacto con la Verdad, es imposible que podamos llegar a pensar siquiera incursionar en alguna forma de mentira. El conocimiento de la verdad, definitivamente te hace libre y no te permite, por causa de esa misma y maravillosa libertad en Cristo, volver a tus antiguas rutinas de engaños, simulaciones y fraudes. Y eso, de un modo u otro, se llama Vivir.