En Manos del Enemigo

Todos los creyentes sabemos que así como tenemos un Dios en el cual confiar, también tenemos un enemigos contra el cual debemos batallar. No es el enemigo de Dios, porque Él lo creó y debe sujetársele, es nuestro enemigo. Es la batalla que debemos pelear con la mejor predisposición porque es a través de la cual que seremos más que vencedores en Cristo Jesús. No enfatizamos excesivamente en la demonología, sólo aclaramos que no podemos ser vencedores de nada si no hay una guerra en la cual debemos vencer.

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