Que la iglesia, (Tomada como un conjunto de personas absolutamente genuinas en cuanto a su relación con Jesucristo, y no como una organización religiosa), está caminando hacia una reforma, es una verdad tan evidente que ya son muy pocos los que todavía persisten en negarlo. Lo único que falta, y hacia allí apunta este trabajo, es conocer las formas, los puntos de partida y los objetivos reales de esa reforma.