Es tiempo de retornar a una semilla que hemos olvidado, pero que la historia de la iglesia mantiene en su recuerdo para que no vuelva a ser perjudicial. Es una semilla que se parece mucho a la del trigo, pero que no lo es. Muy por el contrario, es una semilla que, en lugar de alimentar, adormece y hasta envenena, y que sin embargo hoy por hoy parecería estar más que abundante en nuestras mesas de alimento. Es una mala semilla... Conócela.