Todos los creyentes tenemos, en mayor o menor medida y de acuerdo al lugar eclesiástico en el que hayamos habitado, alguna clse de información respecto a la denominada Guerra Espiritual. Sin embargo, y pese a todo el caudal de videos, audios y escritos referidos al tema, en muy pocas ocasiones se nos muestra con claridad la posibilidad cierta de estar compartiendo el día con entidades espirituales malignas, algo así como -parafraseando el título de una película- estar durmiendo con el enemigo.