Es bastante frecuente en nuestras iglesias erigir ministerios encargados de la demonología y la liberación. Tienen gran prestigio y un aura casi misteriosa que incentiva a muchos jóvenes inexpertos a buscar pertenecer a ellos. Este trabajo te muestra que, para encarar una batalla real contra las huestes satánicas, hace falta algo más que un nombramiento oficial. Hace falta meterse en el barro y ensuciarse a fondo con él para vencer.