Ellos ignoran voluntariamente que la gracia de Dios tiene una enseñanza para nosotros. ¿Cuál es esa enseñanza? No es que, puesto que somos salvos, podemos hacer lo que queramos (lo que significaría volver a las antiguas pasiones y concupiscencias); ni es que, por cuanto la salvación está asegurada, somos libres respecto de Dios, pudiendo tener los ojos llenos de adulterio…