He aquí, yo os envío al profeta Elías antes que venga el día del Señor, día grande y terrible.
El hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos hacía los padres, no sea que venga yo y hiera la tierra con maldición. (LBLA)
Mirar a la profecía bíblica es algo así como mirar a una cadena montañosa: Vemos los picos unos detrás de otros, pero nos resulta difícil saber la distancia que los separa. Un ejemplo es Isaías 9.6. El profeta verá su profecía cumplida en el nacimiento y subida al trono de Ezequías, si bien en nuestra perspectiva neotestamentaria entendemos esa misma profecía como mesíanica, referida a la persona de Jesús en su primera venida. Otros de los grandes misterios para los profetas del Antiguo Testamento es la iglesia, la oportunidad que Dios da a los paganos, o la primera venida del Mesías como siervo sufriente.
En esta perspectiva me gustaría mirar el texto de Malaquias: Elías debía venir para preparar el día del Señor. Juan el bautista fue un precioso tipo y cumplimiento parcial de esta palabra: (ver Lucas 1.17). Juan preparó el camino a Jesús en el espíritu y poder de Elías. Pero, ¿porqué cumplimiento parcial de la profecía de Malaquías? El profeta habla del día del Señor, "día grande y terrible" (Mal 4.5), sin embargo Jesús, en su primera venida no vino a juzgar, sino a inaugurar el año agradable del Señor : Cuando Jesús debuta su ministerio, lee la profecía de Isaías 61, y se detiene justo después del "año agradable del Señor (Lucas 4.19) omitiendo la segunda parte de la profecía; "el día de venganza del Dios nuestro" (Is 61.2b).
¿Porqué esta omisión? Si el Elías que había de venir según Malaquías debía de preparar el día del Señor, y Cristo, en su primera venida no vino para traer el juicio del día del Señor, significa que alguien con un ministerio como el de Elías y el de Juan vendrá para preparar la segunda venida de Cristo.
Efectivamente esto es lo que se avecina, pero Lucas nos da una aclaración preciosa para entender esta venida de Elías al final de los tiempos; Juan venía "en el espíritu y el poder de Elías": Ello significa que puede venir este tal Elías para restaurar todas las cosas, como dijo Jesús (Marcos 9.12-13), sin que se trate de una sola persona física, sino de un espíritu y un poder, el del Espíritu profético de Cristo.
Antes de la venida de Cristo, Dios preparará a la iglesia para el ministerio de los últimas días, y lo hará derramando el manto de Elías sobre muchos de sus siervos, que servirán en el espíritu de Elías, predicando dos grandes verdades; la vuelta del corazón de los padres a los hijos; o sea la Gracia, el deseo del Padre de volver su corazón hacia sus hijos. La otra gran parte del ministerio de Elías en los últimos días será la predicación de la vuelta de los hijos a los padres, o sea el arrepentimiento que empezará en la iglesia. Así que los pivotes del ministerio profético a venir serán la Gracia, como en tiempos de los reformadores, y el arrepentimiento, que prepara la venida definitiva del Reino Mesíanico.
En estos últimos años la iglesia ha sido visita en Toronto con un enfoque nuevo sobre la Gracia y el corazón del Padre (ver el libro de Jhon Arnnot, pastor de la iglesia exvineyard de Toronto; "La bendición del Padre", Editorial Peniel). La otra gran visitación de Dios a la iglesia ha sido Bronwsville, Pensacola: El eje de ese avivamiento es el arrepentimiento, la vuelta del corazón de los hijos a los padres. Estos dos avivamientos en estos últimos años son una señal profética: El manto de Elías viene sobre la iglesia:. Podemos esperar en los próximos años ver el ministerio profético en la iglesia ser restaurado y acrecentado en el espíritu y el poder de Elías, de Juan, de Calvino, de Lutero, de Wesley, de Finney, de Jonathan Edwards, del avivamiento de Azusa Street en California, del hermano Branham, de Reinard Bonke... Vivimos un tiempo particular en el que la profecía de Malaquías toma una especial actualidad; el Espíritu va a levantar profetas que preparen a la iglesia para la venida del Señor.
Carlos Veiga. (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)
Mirar a la profecía bíblica es algo así como mirar a una cadena montañosa: Vemos los picos unos detrás de otros, pero nos resulta difícil saber la distancia que los separa. Un ejemplo es Isaías 9.6. El profeta verá su profecía cumplida en el nacimiento y subida al trono de Ezequías, si bien en nuestra perspectiva neotestamentaria entendemos esa misma profecía como mesíanica, referida a la persona de Jesús en su primera venida. Otros de los grandes misterios para los profetas del Antiguo Testamento es la iglesia, la oportunidad que Dios da a los paganos, o la primera venida del Mesías como siervo sufriente.
En esta perspectiva me gustaría mirar el texto de Malaquias: Elías debía venir para preparar el día del Señor. Juan el bautista fue un precioso tipo y cumplimiento parcial de esta palabra: (ver Lucas 1.17). Juan preparó el camino a Jesús en el espíritu y poder de Elías. Pero, ¿porqué cumplimiento parcial de la profecía de Malaquías? El profeta habla del día del Señor, "día grande y terrible" (Mal 4.5), sin embargo Jesús, en su primera venida no vino a juzgar, sino a inaugurar el año agradable del Señor : Cuando Jesús debuta su ministerio, lee la profecía de Isaías 61, y se detiene justo después del "año agradable del Señor (Lucas 4.19) omitiendo la segunda parte de la profecía; "el día de venganza del Dios nuestro" (Is 61.2b).
¿Porqué esta omisión? Si el Elías que había de venir según Malaquías debía de preparar el día del Señor, y Cristo, en su primera venida no vino para traer el juicio del día del Señor, significa que alguien con un ministerio como el de Elías y el de Juan vendrá para preparar la segunda venida de Cristo.
Efectivamente esto es lo que se avecina, pero Lucas nos da una aclaración preciosa para entender esta venida de Elías al final de los tiempos; Juan venía "en el espíritu y el poder de Elías": Ello significa que puede venir este tal Elías para restaurar todas las cosas, como dijo Jesús (Marcos 9.12-13), sin que se trate de una sola persona física, sino de un espíritu y un poder, el del Espíritu profético de Cristo.
Antes de la venida de Cristo, Dios preparará a la iglesia para el ministerio de los últimas días, y lo hará derramando el manto de Elías sobre muchos de sus siervos, que servirán en el espíritu de Elías, predicando dos grandes verdades; la vuelta del corazón de los padres a los hijos; o sea la Gracia, el deseo del Padre de volver su corazón hacia sus hijos. La otra gran parte del ministerio de Elías en los últimos días será la predicación de la vuelta de los hijos a los padres, o sea el arrepentimiento que empezará en la iglesia. Así que los pivotes del ministerio profético a venir serán la Gracia, como en tiempos de los reformadores, y el arrepentimiento, que prepara la venida definitiva del Reino Mesíanico.
En estos últimos años la iglesia ha sido visita en Toronto con un enfoque nuevo sobre la Gracia y el corazón del Padre (ver el libro de Jhon Arnnot, pastor de la iglesia exvineyard de Toronto; "La bendición del Padre", Editorial Peniel). La otra gran visitación de Dios a la iglesia ha sido Bronwsville, Pensacola: El eje de ese avivamiento es el arrepentimiento, la vuelta del corazón de los hijos a los padres. Estos dos avivamientos en estos últimos años son una señal profética: El manto de Elías viene sobre la iglesia:. Podemos esperar en los próximos años ver el ministerio profético en la iglesia ser restaurado y acrecentado en el espíritu y el poder de Elías, de Juan, de Calvino, de Lutero, de Wesley, de Finney, de Jonathan Edwards, del avivamiento de Azusa Street en California, del hermano Branham, de Reinard Bonke... Vivimos un tiempo particular en el que la profecía de Malaquías toma una especial actualidad; el Espíritu va a levantar profetas que preparen a la iglesia para la venida del Señor.
Carlos Veiga. (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)