Carta abierta a las hermanas.
Querida hermana:
Gracias por tu hermosa carta.
Me has hecho una excelente pregunta. Quieres saber mi punto de vista acerca del papel que juega la mujer en la iglesia en las casas y cómo yo entiendo los pasajes bíblicos que parecen restringir su funcionamiento.
Esta pregunta me ha sido hecha en incontables ocasiones, tantas, que ya he perdido la cuenta. He dado vueltas a este tema al que dediqué dos párrafos en mi libro “Rehaciendo el Odre”. Pero nunca me he enfrentado al tema en verdadero detalle.
Parte de la razón de no haber escrito sobre el tema, es mi falta de tiempo. No pretendo estar más ocupado de lo que ustedes lo están, pero la verdad es que no me queda mucho tiempo para escribir. Existen un gran número de asuntos sobre los que me he sentido impulsado a escribir que se han tomado mi ya limitado tiempo. Pero hay otra razón. Yo no tengo un gran interés en agregar más ruido a una mal parada pelea que ha corrido por todo el movimiento de la iglesia organizada.
Por otro lado, no dejo de encontrarme con mujeres maniatadas espiritualmente por lo que yo considero una lamentablemente pobre interpretación de ciertos textos bíblicos. Así pues, pienso que ya es tiempo para que yo camine por este peligroso campo de minas. Y estoy preparado para que mis oídos sean torturados por sus escritos, críticas y el rechinar de dientes que serán generados por mi respuesta.
Así pues, que esta carta deje solucionada esta eterna controversia.
Aquí, querida hermana, está la contestación a tu pregunta.
Esta es la última palabra en el asunto.
De acuerdo a Pablo, bajo ninguna condición ni circunstancia, una mujer puede hablar en una reunión de la iglesia. Ella no puede, nunca, jamás, bajo cualquier situación, decir una palabra en la iglesia. Ella tiene, sin excepción, que mantenerse absoluta y totalmente, en completo silencio.
A no ser que...
...tenga su cabeza cubierta!
¿Estamos claros ahora?
Espero que se estén riendo, pues estoy bromeando. No obstante, también estaba tratando de marcar un punto. La realidad es que parece que Pablo se está contradiciendo en el asunto. Los llamados “pasajes limitantes” son sumamente difíciles de interpretar. Dada su oscuridad, nadie puede ser dogmático acerca de lo que Pablo realmente quiere decir cuando los escribió. Debido a esto, cada interpretación que se le haya dado a estos textos va a tener sus fallas. Y totalmente avergonzado debo admitir que esto también aplica a la interpretación que yo le dé.
En beneficio de aquellos que estén leyendo esta carta, los “pasajes limitantes” son aquellos textos que parecen poner alguna restricción al ministerio de la mujer en la iglesia. Sorprendentemente, solamente hay dos en el Nuevo Testamento. Estos dos pasajes son:
1 Corintios 14
34 Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley dice.
35 Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa á sus maridos; porque deshonesta cosa es hablar una mujer en la congregación.
1 Timoteo 2
11 La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.
12 Porque no permito á la mujer enseñar, ni tomar autoridad sobre el hombre, sino estar en silencio.
13 Porque Adán fué formado el primero, después Eva;
14 Y Adán no fué engañado, sino la mujer, siendo seducida, vino á ser envuelta en trasgresión:
Antes de compartir mi entendimiento sobre estos dos pasajes, permítanme explicarles cómo llegué a él.
El poder del Nuevo Testamento
Hace mucho tiempo, aprendí una invaluable lección: El Nuevo Testamento no puede ser entregado como un manual de doctrinas fragmentadas y enseñanzas aisladas. El Nuevo Testamento, es una sola entidad. Esencialmente es una historia. Lo que está escrito en las cartas de Pablo y otros, es parte de esa historia.
La historia contiene un mensaje que es consistente. Es el mensaje del Nuevo Pacto. Este pacto no es un mejoramiento del Antiguo Pacto. Contrario al común malentendido, no incluye un nuevo juego de reglas para remplazar al antiguo juego.
El Antiguo Pacto contenía un juego de reglas por las que los hombres y las mujeres tenían que vivir. También marcó una clara distinción entre gentes que gozaban privilegios especiales sobre otros. Algunos eran considerados dignos de ser el pueblo de Dios (Judíos). Otros no (Gentiles). Entre los considerados dignos, algunos tenían el honor de estar más cerca de Dios (los sacerdotes). Otros no (el pueblo). A algunos se les otorgaba funciones ministeriales especiales (el sumo sacerdote y los sacerdotes). A otros se les daba una participación más pequeña en el templo (los levitas). Y también había otros que no tenían función alguna (la congregación).
Cuando Jesucristo vino, las cosas cambiaron radicalmente. Nuestro Señor inauguró el Nuevo Pacto dejando obsoleto el Antiguo. El Nuevo Pacto, se deshizo de las reglas, se deshizo de las instituciones terrenales, abolió las diferentes clases de personas que poseían privilegios especiales.
Bajo el Nuevo Pacto, la Ley de Dios había sido escrita en el corazón de los hombres por la Persona del Espíritu Santo. El Espíritu había venido a habitar en todos aquellos que nombraban al Salvador – incluidos hombres y mujeres. Incluyendo al judío y al gentil. Incluyendo esclavos y libres.
Todas las distinciones anteriores quedaban abolidas por el Nuevo Pacto. Todas las clases ministeriales, abolidas. Pues el poseer el espíritu significaba tener acceso a Dios – sin exclusión de nadie.
Pero lo que es más, poseer el Espíritu significa ser garantizados el privilegio de poder ministrar en la casa de Dios. Como Joel profetizó…
Joel 2
28 Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros mancebos verán visiones.
29 Y aun también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.
En Gálatas encontramos una inalterable realidad del Nuevo Pacto:
Gálatas 3
28 No hay Judío, ni Griego; no hay siervo, ni libre; no hay varón, ni hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Este pasaje resume el entendimiento de Pablo sobre el efecto del Evangelio en cosas culturales como el racismo, la esclavitud y la opresión de los sexos. Este pasaje no está restringido a la “salvación”; contiene implicaciones sociales para todos. El Nuevo Pacto borra toda distinción social y clasista. Y nos ha preparado a todos para recibir el Espíritu y servir como sacerdotes en la casa de Dios. Esto incluye a las mujeres.
Dicho esto, cualquiera sea el significado de los “pasajes limitantes”, de ninguna manera, estos, pueden echar por tierra al Nuevo Pacto. Tampoco pueden contradecir la fuerza del Nuevo Testamento. Por tanto, la idea de que la mujer está excluida de hablar en la casa de Dios, es una catastrófica violación al Nuevo Pacto. Un pacto que se ha deshecho de las antiguas distinciones y tratos del hombre y la mujer, convirtiéndolos en copartícipes del sacerdocio en el reino de Dios.
El Intérprete Invisible
Otra lección que yo aprendí en mi viaje espiritual, tiene que ver con la realidad del Espíritu Santo. Soy un firme creyente de la intuitiva naturaleza del Espíritu Santo en la vida del creyente. También mantengo firmemente la naturaleza orgánica del Cuerpo de Cristo (cuando es sacado del sistema institucional).
El hecho de habitar el Espíritu en el creyente, otorga a éste el divino instinto e impulso, siendo éstos tan reales como sus sentidos físicos. Puesto que ambos nacen de la inspiración divina, el liderazgo del Espíritu nunca estará en contra de la Escritura. Tampoco la Escritura irá en contra de los instintos del Espíritu.
Dicho esto, en un nivel puramente subjetivo, todos mis instintos espirituales me dicen que Dios quiere que la mujer funcione en la reunión de la iglesia.
He estado en reuniones en las que la mujer está amordazada. Tenían prohibido pronunciar palabra alguna; solamente los hombres podían hablar. Cuando me senté en medio de estas reuniones, todo mi ser, intuitivamente, sabía que era una situación equivocada. Había algo vergonzosamente artificial en todo ello. Especialmente cuando había mujeres en la misma habitación cuya vida espiritual era mucho más rica que la mayoría de los hombres. Pero, simplemente por ser mujeres, se les tenía prohibido hablar.
Esta práctica, en mi mente, viola un importante principio espiritual: Todo en la casa del Señor está gobernado por “la medida de Cristo” (Efesios 4:13). Pero esas reuniones estaban gobernadas por restricciones externas que traían como consecuencia limitaciones espirituales. Cuando a la mujer, que tiene mucho que ofrecer en la forma de suministro espiritual, le es limitada su facultad de hablar en la reunión, la iglesia sufre por ello.
A continuación listaré la clara impresión que he tenido de esas reuniones cuando he observado el moverse de los hombres en tanto las hermanas calladamente observaban como espectadores:
La mitad del sacerdocio de Dios era sofocado y acallado.
Las hermanas eran acalladas, simplemente porque los hermanos habían intelectualmente interpretado la Biblia en el que solamente ellos podían hablar.
Los hermanos y hermanas eran leales a su interpretación de la Biblia. Pero tengo que preguntarme si estaban deliberadamente ignorando lo que sus instintos espirituales les decían acerca del resultante fruto de esta interpretación.
Esta reunión abiertamente carecía de riqueza espiritual. Me recordaba el llamado “mundo real” de la película Matrix – frío, descolorido y sin sabor alguno.
El callar a las hermanas es una buena receta para producir reuniones sin vida.
Repito, esto es mi propio análisis. Otra persona podrá tener una apreciación diferente.
Al salir de esa experiencia, tengo que hacerme esta pregunta: ¿Cuál es el claro mensaje que se envía al silenciar a las hermanas en las reuniones de la iglesia?
Supongamos que Dios hubiera sido el origen de esta idea, ¿cuál sería el mensaje que Él estaría enviando con este mandato?
La respuesta sería sorprendente y alarmante. El innegable mensaje es, que el hombre no puede aprender nada de la mujer. Ni que el hombre puede ser ministrado espiritualmente por una mujer.
Por un momento, ponderen estas conclusiones.
Si cada hermano fuera honesto consigo mismo, estaría forzado a admitir que ese pensamiento es absurdo. Como de igual forma sería una falsa aceptación de la vida real. Mi propia observación sobre aquellos que tienen la idea de que la mujer tiene que estar silenciosa en las reuniones “porque la Biblia así lo dice” están haciendo algo que no es real. Lo que quiero decir es que cualquier hombre, en su propio juicio, suponiendo que tiene un nivel intelectual normal, no puede decir que no puede aprender cosas espirituales de una mujer. Esta creencia escapa los límites de lo creíble.
En mi propia experiencia, algunos de los más maravillosos entendimientos compartidos en una reunión de la iglesia, salen de los labios de las mujeres. Sus contribuciones han sido profundamente ricas y significativas. Por tanto, objeto que la práctica de silenciarlas en una reunión es una imposición y no una expresión neutral de autenticidad en la vida del Cuerpo. Al menos eso es lo que a mí me parece.
¿Qué ocurriría si...?
Imaginen por un momento que esos dos “textos limitantes” no aparecieran en el Nuevo Testamento. ¿Cómo sería la práctica en esas iglesias en las casas que no permiten hablar a las mujeres en sus reuniones? ¿Qué es lo que las mujeres prefieren hacer?
Tal pregunta tan aguda... si pudiera ser contestada... sería profundamente significativa. Si el grupo permitiera hablar a las hermanas en las reuniones, entonces nos tendríamos que preguntar si la práctica de silenciarlas contradice la forma natural de vida del Espíritu.
A mi parecer, sí lo hace.
Es interesante notar que algunos de los hombres que mantienen la doctrina de la “mujer silente” me han admitido que ellos se sienten turbados y no saben por qué Dios pide tal cosa. Algunos de ellos han, altamente, elogiado la contribución que sus esposas han hecho en sus vidas espirituales... solamente para expresar confusión del por qué ellas no pueden compartir sus ideas públicamente en las reuniones.
Yo aplaudo a esos hombres su deseo de ser fieles a su entendimiento de la Escritura. Pero les desafío a que investiguen en la exactitud de su entendimiento en ambos terrenos, el espiritual y el bíblico. Y les pediría que re-examinaran su interpretación basada en estas profundas observaciones.
(Estoy perfectamente consciente que existen hombres que son chauvinistas, observadores de la jerarquía, patriarcales, sexistas, legalistas que han estado oprimiendo a las mujeres todas sus vidas.
Estos seres confundidos están dispuestos a aferrarse a cualquier verso de la Biblia que puedan retorcer, para apalear a las mujeres. Son lo suficiente inteligentes para elaborar sus propias ideas contra las mujeres, basados en versos bíblicos; y acusarán a cualquiera que defienda a las mujeres hablando en la iglesia como persiguiendo una herejía moderna. Pero no me estoy dirigiendo a ellos en esta carta).
Por otro lado, he estado en muchas reuniones donde las mujeres comparten y funcionan con los hombres presentes. En todas las iglesias con las que trabajo, así lo hacen. Es innegable el inmenso beneficio espiritual para ambos, hermanos y hermanas, que asisten a esas reuniones. Y lo que es más, el espíritu de cada uno de los asistentes está seguro de que es adecuado y necesario el funcionar y compartir a Cristo de esas mujeres. Las marcas de la presencia del Espíritu – “vida y paz” – están incuestionablemente presentes (Romanos 8:6).
En este contexto, en cada expresión orgánica de la iglesia de las que estoy consciente, las hermanas funcionan en la reunión de igual forma que lo hacen los hermanos. (Esto ha sido cierto en mi propia experiencia de asistir a las reuniones en las casas desde que empecé alrededor del año 1980). En mi entendimiento, es solamente cuando nos exponemos a esos “pasajes limitantes” y adoptamos cierta interpretación sobre ellos, cuando las cosas empiezan a cambiar. De libertad se revierten en opresión. Esto nunca ha sido la marca de Dios; puesto que... “donde está el Espíritu del Señor hay libertad” (2 Corintios 3:17)
Ahora bien, antes de que algún lector de esta carta corte los párrafos anteriores fuera de contexto y me ponga el título de “subjetivo espiritual”...
…y antes de ser acusado de exaltar mis marcas subjetivas acerca de las Escrituras (lo cual alguien eventualmente hará)...
…Permítanme repetir lo que dije al principio. La Escritura y el testigo interno del Espíritu siempre van de la mano. En consecuencia, si nuestra interpretación de la Biblia choca violentamente con lo que nuestro interior nos dice, (Estoy hablando del espíritu humano habitado por el Espíritu de Dios, no las emociones)... y si este absolutamente niega lo que es prácticamente real en nuestras vidas (por ejemplo, que podemos aprender cosas espirituales de las mujeres), este hecho tiene que forzarnos a seriamente reexaminar nuestra interpretación de ciertos pasajes bíblicos.
He dicho esto para marcar un punto muy simple: La interpretación de los “pasajes limitantes” refleja perfectamente lo que mi espíritu me dice lo que es cierto, debido, natural y naturalmente viable en una reunión de iglesia. De igualmente dibuja perfectamente esas expresiones orgánicas de la iglesia en la que yo estoy familiarizado. Así pues, en un plano espiritual, práctico e intelectual, me siento muy tranquilo con este pensamiento.
Me gustaría sugerir a cualquiera que quiera evaluar y mejorar su forma de pensar en este asunto, que ponga en consideración el elemento llevado a estos tres planos – el espiritual, el práctico y el intelectual. El no considerar uno de ellos, fácilmente puede llevarnos a ver una distorsionada perspectiva.
Dicho de otra manera, la cultura del estilo de la iglesia del primer siglo impide cualquiera otra interpretación de los “pasajes limitantes” que excluye a la mujer de hablar en las reuniones públicas.
¿Qué podemos apreciar desde un plano general?
Antes de acercarnos a los “pasajes limitantes” una primera pregunta debe ser contestada: “¿Qué es la enseñanza general que encontramos en el Nuevo Testamento acerca del rol de la mujer en la iglesia?” “¿Cuál es la enseñanza general acerca de la mujer y el ministerio?”
Encontrarás que es perfectamente consistente con los principios generales del Nuevo Pacto.
He aquí un listado cronológico de la mujer en el ministerio. Y como no tengo una concordancia delante de mí, hago esto desde algo menos que mi inspirada memoria, por tanto no es exhaustivo.
· Isabel y María (no Zacarías y José) son las primeras en recibir el mensaje de la venida de Cristo. Son honradas y benditas por los ángeles. Y son las primeras en cantar y profetizar acerca del niño Jesús.
· La profetisa Ana recibe una mención honorable como una que habló del Mesías a aquellos que le estaban esperando (Lucas 2:36-38)
· Durante el principio del ministerio de Cristo, un grupo de escritores del Evangelio llaman “las mujeres” de igual forma que hablan de “los doce” (Lucas 8:1-3; 23:49, 55; 24:24). De hecho, los doce discípulos eran un grupo bastante penoso si es comparado con los discípulos femeninos del Señor. En el momento de su detención, ellos huyeron, pero ellas fueron las que acompañaron al Señor en sus últimas horas. Siendo la tortura algo contrario al ser femenino, ellas vieron cómo el Señor era crucificado. Ellas le acompañaron al sepulcro y le velaron, siendo las primeras que le vieron en el momento de su resurrección. Y fueron las mujeres a las que Él confió el privilegio de portar la nueva de su resurrección al resto de sus hermanos.
· Ambos, los doce y “las mujeres” eran parte de los 120 que esperaron la venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hechos 1:14). Las mujeres, con los hombres, hablaron en lenguas, declarando las “grandes obras de Dios” (Hechos 2:1-11).
· El Espíritu Santo fue derramando por igual sobre los hombres y las mujeres... el resultados fue que “vuestras hijas profetizarán” (Hechos 2:17–18)
· En Cristo, son derribadas todas las barreras terrenales. En Gálatas 3:28 claramente dice “No hay Judío, ni Griego; no hay siervo, ni libre; no hay varón, ni hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” Por tanto las mujeres no son ciudadanos de segunda categoría en la iglesia de Dios.
· Priscila y su esposo Aquila enseñaron a Apolo... Hechos 18:26 “...y le declararon más particularmente el camino de Dios.”
Es de notar de las seis veces que Priscila y Aquila son mencionados en el Nuevo Testamento, cuatro el nombre de Priscila es mencionado primero (Hechos 18:18, 26; Romanos 16:3; 2Timoteo 4:19) Esta forma de escribir en aquel tiempo, indicaba que Priscila era más prominente, espiritualmente. De igual manera, el hecho de que su nombre aparezca primero, cuando ella y su esposo instruían a Apolo, indica que ella era quien lideraba la enseñanza.
· Felipe, el evangelista, tenía cuatro hijas que eran profetisas ( Hechos 21:9). Esto significa que profetizaban. (Notemos que la profecía del siglo primero, siempre se hacía en y entre la iglesia. Piensen sobre esto: si una mujer está profetizando con el Espíritu de Dios, revelando a Jesucristo, ¿por qué razón los hombres no pueden escucharla?)
· En 1 Corintios 11:4-5, Pablo dice que la mujer puede orar y profetizar cuando la iglesia se reúne (1 Corintios 11:1-34). El contexto marca claramente que Pablo se está refiriendo a las reuniones públicas en las que se encuentran reunidos los hombres y las mujeres.
· Cuando Pablo escribió su carta a Roma, desde Corinto, él honra a las siguientes mujeres por su servicio en la iglesia: Febe, Priscila, María, Trifena y a Trifosa, Pérsida, Julia y a la hermana de Nereo. En este capítulo, Pablo lista el doble de hombres que de mujeres, pero alaba a más del doble de mujeres que de hombres.
· En Romanos 16:7 Pablo menciona a Junia como un “apóstol insigne”. Junia es claramente un nombre femenino.
· En Filipenses 4:2-3, Pablo hace una mención especial de Evodia y Síntique, quienes le ayudaron en su trabajo. Significativamente, la iglesia en Filipos comenzó con mujeres y se reunían en la casa de una mujer (Hechos 16:13). Punto importante de notar, las mujeres eran una considerable mayoría en la iglesia de Filipos.
· Pablo recuerda a Tito que las mujeres de más edad deben ser “maestras de honestidad”. Ellas deben ser, a la vez, maestras de las jóvenes (Tito 2:3-5).
· Pablo alaba a la madre y abuela de Timoteo. Hay una buena razón para inferir que ellas le enseñaron las Sagradas Escrituras desde su niñez (2 Timoteo 1:5 con 3:15).
Claramente, las mujeres estaban activamente involucradas en el ministerio de la iglesia del siglo primero. Puesto que habían recibido al Espíritu, ellas formaban parte del sacerdocio de creyentes al igual que los hombres. Las encontramos profetizando públicamente. Orando públicamente. Enseñando públicamente. También las encontramos trabajando codo con codo en la obra de Pablo. Lo que es más, Pablo llama a esas mujeres “compañeras de trabajo” en su obra, un término que aplica de igual forma a sus colaboradores hombres.
Algunos han interpretado que los “pasajes limitantes” quieren decir que, de hecho, las mujeres deben ser excluidas de compartir en una reunión donde los hombres están presentes. Pero esta conclusión choca de frente contra todo el amplio espectro de los principios del Nuevo Testamento. Por esta razón, los que abogan por el “silencio total de la mujer” están obligados a danzar bajo sones ajenos a las Escrituras, para poder distinguir entre el “compartir” (cuando sólo las hermanas están presentes) y “enseñar” (cuando los hombres están presentes). Pero esto es una pura invención; y es totalmente disonante con las actuales prácticas de Pablo.
No existe evidencia alguna de que Pablo y sus seguidores excluyeran a alguien del ministerio por causas del sexo. Pablo felizmente trabajó al lado de mujeres como Priscila, Evodia y Síntique sin mucha preocupación acerca del divino orden de la inferioridad femenina. Y lo que es más, no existe analogía alguna referente a la idea del “silencio de la mujer cuando el hombre está presente” en ninguna de sus cartas. De hecho, ambos, la vida y las cartas de Pablo son consistentes con el sentimiento revolucionario que transmite en Gálatas 3:28.
La verdad de esto es que los “pasajes limitantes” son, en verdad, muy oscuros.
Cualquiera que afirme que son claros y directos, está viviendo en una niebla de presunción e ingenuidad académica. De hecho, tal afirmación refleja un oscuro rechazo a textos como:
Hechos 2
17 Y será en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros viejos soñarán sueños.
Gálatas 3
28 No hay aquí judío, ni griego; no hay siervo, ni libre; no hay macho, ni hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
1 Corintios 11
5 Mas toda mujer que ora o profetiza no cubierta su cabeza, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.
1 Corintios 14
26 ¿Qué hay pues, hermanos? Cuando os juntáis, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación; hágase todo para edificación.
1 Corintios 14
31 Porque podéis todos profetizar uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados.
Busque en cualquier comentario, lea lo que dice sobre los “pasajes limitantes” y encontrarás que, debido a la ambigüedad del lenguaje, hay formas diferentes de interpretar esos pasajes. El hecho de que eruditos de la Biblia estén en desacuerdo sobre la forma de traducir las palabras utilizadas por Pablo, demuestra la dificultad de traducir exactamente su significado.
Es mi opinión que nosotros, siempre, tenemos que interpretar lo oscuro utilizando lo claro y nunca interpretar lo claro con lo oscuro. Cuando nosotros interpretamos el claro y consistente empeño de la Escritura por medio de uno o dos oscuros pasajes, hacemos pedazos el corazón del mensaje bíblico; que más tarde nos obliga a tener que llevar a cabo toda una serie de gimnasia exegética con objeto de lograr que (muchos) pasajes claros, se ajusten a esos (pocos) textos oscuros.
Por tanto, cuando un pasaje oscuro parece estar en contra de lo que es el claro mensaje de la Escritura, tenemos entonces que mirar, con mucho cuidado, el verdadero contexto del mismo.
¿Qué clase de “silencio” es este?
Pongamos atención al contexto... histórico, social, local y espiritual... es el todo, cuando queremos interpretar acertadamente un pasaje de la Escritura. Así pues veamos el contexto local del primer “pasaje limitante”.
1 Corintios 14:29 - 35
Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. Y si a otro que estuviere sentado, fuere revelado, calle el primero. Porque podéis todos profetizar uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. Y los espíritus de los que profetizaren, son sujetos a los profetas; (porque Dios no es Dios de desorden, sino de paz) como en todas las iglesias de los santos.
(Vuestras) mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa a sus maridos; porque deshonesta cosa es hablar las mujeres en la congregación.
Aquí encontramos varias cosas para ser tomadas en consideración.
En primer lugar, Pablo, con anterioridad en su carta, ya había alentado a las mujeres a orar y profetizar (1 Corintios 11:5).
En segundo lugar Pablo, en el capítulo 14, exhorta a toda la iglesia a funcionar diciendo en el verso 31 “Porque podéis todos profetizar uno por uno,” y en el verso 26 “cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación; hágase todo para edificación.” (Es ridículo excluir a las mujeres de estas dos exhortaciones. Sería igual a decir que la iglesia no incluye a las mujeres y el Nuevo Testamento está escrito para los hombres.)
Por tanto, para Pablo decir de repente que la mujer no puede hablar, nunca, en la reunión de la iglesia, es equivalente a contradecirse en el corto espacio de unas pocas palabras.
Sin embargo, si ponemos atención al contexto, se resuelve esta aparente discrepancia.
Si damos vuelta a 1 Corintios 14, aparece el siguiente cuadro: Las reuniones de la iglesia de Corinto, se llevaban a cabo en un completo caos. Muchos hablaban en diferentes lenguas a la vez sin nadie que interpretara lo que se decía. Otros profetizaban a la vez y lo que decían requería de una cierta evaluación.
Desgraciadamente, pocos lo hacían.
Tengan presente que algunos en la iglesia dudaban de la resurrección (1 Corintios 15). Otros pensaban que era aceptable visitar prostitutas y cometer incesto. En sus mentes, como esto lo hacían con sus cuerpos y no con su espíritu, eran actividades inocentes (1 Corintios 5 – 6)
Además de todas estas cosas, las mujeres interrumpían haciendo preguntas. Su motivación era aprender. Pero con ello agregaban más distracción a la ya de por sí enredada reunión.
En el mundo antiguo, era muy común interrumpir al que hablaba por el que escuchaba, por medio de preguntas. Pero era considerado de mal gusto si el que preguntaba reflejaba ignorancia. Tenemos que hacer notar que la mujer del siglo primero, tanto judía como gentil, tenían escasa o ninguna educación. Las excepciones eran muy raras.
Las mujeres estaban entrenadas para ser principalmente dueñas de casa. Por tanto, el que una mujer interrogara a un hombre en público era considerado bochornoso en el mundo greco – romano. Puesto que, en esta cultura greco – romana, cuando una mujer interrumpía a un hombre con preguntas, la sociedad sentía que los hombres eran interrogados por personas socialmente inferiores y, en consecuencia, esto era considerado vergonzoso.
En 1 Corintios 14, Pablo trata este tremendo desorden. En primer lugar se enfrenta al abuso y mal uso de las lenguas y da guías para su uso debido (1 Corintios 14:1 – 28). Luego él cambia su foco de atención al tema de dar y evaluar las palabras proféticas. (1 Corintios 14:29 – 34).
Así pues, comenzando en 1 Corintios 14:29, Pablo cambia su foco de atención hacia los profetas y su trabajo en la iglesia. Les dice que cuando los santos profetizan, estos no deben hacerlo a la vez, sino de dos o tres. Luego deben hacer una pausa para que la iglesia “pase juicio” a lo que fue dicho.
El pasar juicio – discriminar – envuelve la acción de hacer preguntas a los profetas. Traía consigo el inquirir y probarles para aprender lo que querían decir. Y también ver si era válido o no. (Esta era la forma común de aprender, tanto para judíos como para gentiles, en el escenario de enseñanza de la época).
Es dentro de este mismo contexto cuando Pablo cambia el foco hacia las hermanas y les dice que no deben participar en esta manera de intercambio de hacer preguntas. Que si no entienden una palabra profética o tienen preguntas sobre lo que se ha dicho, deben hacer estas preguntas a sus maridos, en casa. Su enseñanza debe ocurrir en la casa, no en la reunión. La reunión no está diseñada para contestar preguntas.
Con esto en mente, leamos de nuevo este pasaje:
Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa a sus maridos; porque deshonesta cosa es hablar las mujeres en la congregación.
Noten la innegable conexión entre “aprender” y “hablar”. Así pues, la única clase de habla que Pablo restringe en este pasaje, es el de hacer preguntas. Ambas, tanto preguntas de apertura como las basadas en la ignorancia.
Por tanto, la petición de Pablo a las mujeres de guardar silencio no tiene un sentido absoluto. Es una corrección al problema en específico. Esto es lo que extraemos del contexto. En lugar de clamar públicamente por explicaciones, las mujeres deben aprender de sus maridos en la casa. No obstante, cuando se refiere a hablar en la reunión para la edificación de la iglesia, les pide a todos que hablen con libertad (1 Corintios 11:5; 14:26, 31).
Además de esto, Pablo siente que los hermanos son los que deben conducir el asunto de cuestionar las palabras de profecía y las enseñanzas. Al hacer esto se evita que, dadas las costumbres sociales de la época, las hermanas se encuentren en la incómoda posición de corregir a un hombre en la reunión. Pablo les recuerda que hasta la ley de Dios les exime de ejercitar este tipo de autoridad. (v. 34)
Además Pablo continúa diciendo que esta costumbre no es única en Corinto, sino que es una práctica común en las iglesias. Luego pasa a comentar con ironía para reprenderlas por su inclinación a apartarse de la tradición apostólica y arrogantemente pavimentar su propia forma o camino para todas sus cosas. (v. 36)
Para reforzar el caso, la palabra griega por “silencio” es “sigao”. Significa el detenerse por un momento. La palabra tiene el sentido de quedarse callado mientras uno escucha lo que el otro tiene que decir. Pablo utiliza la misma palabra en dos otras ocasiones en el capítulo 14.
Dice primero que la persona que habla en lengua debe mantenerse en silencio (sigao) si no hay intérprete (v.28). ¿Acaso esto quiere decir que la persona que habla en lenguas debe permanecer siempre en silencio?
Por supuesto que no.
Pablo utiliza la misma palabra, de nuevo, cuando una persona interrumpe a alguien que está profetizando; la primera persona debe mantenerse el silencio (sigao) cuando la otra quiere introducir su palabra (v. 30). ¿Quiere decir esto que la persona que profetiza no debe seguir hablando después que es interrumpido? ¡Desde luego que no!
De igual manera, cuando una hermana tiene una pregunta en la reunión, debe mantenerse callada (sigao). Es decir debe contenerse (v. 29 – 34).
¿Quiere esto decir que las hermanas no deben nunca hablar en la reunión? ¡Por supuesto que no!
Una vez más, el silencio sobre el que se habla en 1 Corintios 14 no indica que la mujer no pueda hablar en la reunión. Tal idea refleja simplemente un problema cultural al mal-leer a Pablo. Y de igual manera le sitúa en una franca contradicción consigo mismo (11:5; 14:26,31).
No, el “silencio” aquí tiene un significado limitado. Aplica a esos momentos en que la hermana quiere preguntar pues, por su corta educación, se siente confundida por algo que se ha dicho; o cuando abiertamente quiere enfrentarse a una palabra profética. En estas circunstancias, la hermana debe mantenerse callada y dejar proseguir a los hermanos. Luego, una vez en su casa, deberá hacer las debidas preguntas a su esposo. Para Pablo, esto cumpliría el doble propósito de paz y orden en el caótico sistema de reuniones que había en Corinto. (v. 33).
Aunque no soy muy dado al parafraseo bíblico, creo que la traducción de Eugene Peterson refleja el espíritu debajo de lo que Pablo tenía en su corazón cuando escribió 1 Corintios 14:34-35:
Las esposas no deben interrumpir la reunión, hablando cuando deberían estar calladas, haciendo preguntas que sería más apropiado fueran hechas a sus maridos en la casa. El Libro de la Ley muestra nuestras reglas de comportamiento en estos casos. Las esposas no tienen licencia para utilizar el tiempo de oración para un hablar innecesario (El Mensaje).
¿Qué clase de enseñanza es esta?
Pongamos nuestra atención en el otro “pasaje limitante”. Antes de ir al texto, tenemos que entender que las cartas 1 y 2 a Timoteo son unas cartas únicas. Pablo está escribiendo a un individuo a quien ha conocido por 15 años. Tal comunicación – entre dos personas con lazos muy estrechos – se conoce como “de bajo contexto”. Implica que el autor puede asumir un íntimo conocimiento del entendimiento del lector sobre cualquier juicio que él emita.
Permítanme desarrollar este punto un poco más.
Debido a la muy cercana relación que Pablo tenía con Timoteo, podía decirle ciertas cosas con la certeza de que Timoteo entendería sin mayor explicación. La frase tendría un contexto particular sobre el cual Timoteo estaba perfectamente familiarizado.
Supongamos, por ejemplo, que yo escribo una carta a mis colaboradores. En ella digo algo acerca de “prioridad”. Cualquier otra persona que lea la carta se perderá sobre lo que estoy hablando. Pero mi colaborador lo tendrá muy claro puesto que hemos tenido varias conversaciones personales acerca de estas “prioridades”. De igual manera, 1 y 2 de Timoteo son libros muy difíciles de interpretar porque están constantemente dejando caer ese “bajo contexto” en cada una de las frases. Esto es, contexto del que solamente Pablo y Timoteo mantenían entre ellos.
Por tanto, lo mejor que podemos hacer es el parchear la exacta situación que Timoteo se enfrentaba en Éfeso. Eruditos en lingüística e historiadores han descubierto algunas realidades que lanzan un rayo de luz sobre el pasaje a considerar. Y todo parece concordar cuando lo descubrimos al dar vuelta a la carta.
Poniendo todo en conjunto emerge el siguiente escenario: Las advertencias de Pablo a la iglesia de Éfeso finalmente sucedieron. Seis años antes él advirtió a los ancianos de Éfeso que lobos penetrarían la iglesia y se llevarían discípulos con ellos por medio de falsas enseñanzas.
Hechos 20
28 Por tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la Iglesia de Dios, la cual ganó por su sangre.
29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño;
30 y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas, para llevar discípulos tras sí.
Bien, los lobos habían aparecido, así pues, Pablo exhorta al joven Timoteo a combatir esas perversas enseñanzas.
1 Timoteo 1
3 Harás como te rogué, que te quedases en Éfeso, cuando partí para Macedonia, para que requirieses a algunos que no enseñen diversa doctrina,
4 ni presten atención a fábulas y genealogías sin término, que antes engendran cuestiones diferentes a que la edificación de Dios es por fe.
5 El fin del mandamiento es la caridad nacida de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida;
6 de lo cual apartándose algunos, se desviaron a vanidad de palabras;
7 queriendo ser maestros de la ley, sin entender ni lo que hablan, ni de donde lo afirman.
1 Timoteo 6
3 El que enseña otra cosa, y no se allega a las sanas palabras del Señor nuestro, Jesús, el Cristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad;
4 está envanecido, nada sabe, y enloquece acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, maledicencias, malas sospechas,
5 porfías de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que tienen la piedad por fuente de ganancia; apártate de los tales.
Ya que Timoteo está muy versado en la herejía, Pablo no necesita explicársela en detalle. Sin embargo parece ser que esta pertenecía a un tipo de proto-gnosticismo (nosticismo temprano).
A propósito de esto, el nosticismo fue una herejía que apareció, totalmente desarrollada en el siglo segundo. El Nóstico enseñaba que la salvación plena provenía por medio de un especial conocimiento (gnosis) solamente poseída por los iniciados. Lo que Timoteo estaba combatiendo en Éfeso parece ser una forma embrionaria del nosticismo.
(Pablo parece referirse a la herejía cuando le dice a Timoteo...
1 Timoteo 6
20 Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, y apartase de las voces profanas de vanas cosas, y los argumentos del vano nombre de ciencia;
... “del vano nombre de ciencia” refiriéndose al nosticismo.
De acuerdo a esa falsa doctrina, el comer carne y prometerse en matrimonio estaban prohibidos...
1 Timoteo 4
1 Pero el Espíritu dice manifiestamente, que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios;
2 que con hipocresía hablarán mentira, teniendo cauterizada la conciencia,
3 prohibirán casarse y mandarán apartarse los hombres de las viandas que Dios creó para que, con acción de gracias, participasen de ellas los fieles que han conocido la verdad.
También eran abrazados mitos acerca de la fe...
1 Timoteo 1
4 ni presten atención a fábulas y genealogías sin término, que antes engendran cuestiones diferentes a que la edificación de Dios es por fe.
5 El fin del mandamiento es la caridad nacida de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida;
6 de lo cual apartándose algunos, se desviaron a vanidad de palabras;
7 queriendo ser maestros de la ley, sin entender ni lo que hablan, ni de donde lo afirman.
Sabemos también, por medio de la historia, que los nósticos, tergiversaban la creación de Dios. Eva era considerada a la vez como mediadora y figura redentora (comparen esto con lo que dice Pablo en 1 Timoteo 2:5 - Porque hay un solo Dios, asimismo un solo Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús). Ella era anterior a Adán. El hombre vino a existir por la mujer, y de igual forma le fue dado su conocimiento iluminado por medio de la mujer. Ya que ella fue la primera en comer del Árbol del Conocimiento, ella era considerada portadora de un conocimiento espiritual especial (gnosis).
Es por esta razón por la que aquellos que aceptaban esta herejía preferían el liderazgo de las mujeres sobre los hombres. La herejía enseñaba que la mujer podía conducir al pueblo a ese iluminado conocimiento (gnosis) que era representado por el Árbol del Conocimiento. Además creían que la redención revertía completamente los efectos de la caída, de tal manera, que el hombre ya no estaba sujeto a las autoridades de la tierra y la mujer no estaba sujeta a su marido.
En tanto que maestros extendían esta doctrina...
1 Timoteo 1
20 de los cuales fueron Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás, para que aprendan a no blasfemar.
2 Timoteo 2
17 Y la palabra de ellos carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto;
...esta encontró tierra fértil para crecer en las mujeres...
2 Timoteo 3
6 Porque de éstos son los que se entran por las casas, y llevan cautivas las mujercillas cargadas de pecados, llevadas de diversas concupiscencias;
7 que siempre aprenden, y nunca pueden acabar de llegar al conocimiento de la verdad.
8 Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos acerca de la fe.
9 Mas no prevalecerán; porque su locura será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquellos.
Debido a que las mujeres no eran educadas, eran las más susceptibles a caer en la herejía y sus casas proveían de la red por la que las falsas enseñanzas rápidamente se esparcían.
1 Timoteo 5
13 Tampoco admitas las ociosas, enseñadas a andar de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también parleras y curiosas, hablando lo que no conviene.
14 Quiero pues, que las que son jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen la casa; que ninguna ocasión den al adversario para maldecir.
15 Porque ya algunas han vuelto atrás en pos de Satanás.
1 Timoteo 3
11 Las mujeres asimismo honestas, no detractoras; templadas, fieles en todo.
Algunas de las mujeres que habían adoptado esta herejía comenzaron a esparcirla en las reuniones. De igual forma comenzaban a enfrentarse a los hombres, cuando estos hablaban. Resumiendo, las mujeres estaban tratando de hacerse cargo de la iglesia con esta falsa doctrina.
En mi entendimiento, esto es lo que provocó a Pablo a escribir este pasaje:
1 Timoteo 2
11 La mujer aprenda, callando con toda sujeción.
12 Porque no permito a una mujer enseñar, ni tomar autoridad sobre el varón, sino estar reposada.
13 Porque Adán fue formado primero; luego Eva;
14 y Adán no fue engañado, sino la mujer fue engañada en la rebelión;
Es sorprendente descubrir que hay siete palabras paralelas que aparecen en ambos, en este texto y en 1 Corintios 14:34-35. Dos de ellas son “aprender” y “en silencio”. Esto tiene gran significado.
1 Timoteo 2:11 La mujer aprenda (manthano), callando con toda sujeción (hupotage).
1 Corintios 14:35 Y si quieren aprender (manthano) alguna cosa, pregunten en casa á sus maridos;
En el pasaje de Timoteo, Pablo dice que las hermanas de Éfeso deben aprender en silencio y en sumisión. ¿Por qué? Porque tenían una educación muy baja. Pero además, porque habían sido engañadas con falsas enseñanzas.
La palabra griega, en este pasaje, por “silencio” es “hesuchia” y significa una inmovilidad temporal, como dando paso para que otro hable. También tiene un cierto sentido como el de “escuchar con estudiosa atención”. Es la misma palabra utilizada en Hechos 22:2 cuando dice: Y como oyeron que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio.
En efecto, 2 Timoteo 2:11 es la misma instrucción que Pablo le dio a las hermanas de Corinto. Es decir, las mujeres no deberían interrumpir la reunión con preguntas y reclamos. En la reunión, ellas deberían aprender en silencio.
Así pues, lo primero que Pablo le dice a Timoteo es: No dejen a las hermanas hacer preguntas con objeto de discutir con los hombres. Sino que, en humildad, aprendan en estudiosa atención y silencio.
Pablo, entonces, construye otro punto en el que dice que las hermanas no tienen que enseñar a los hermanos (1 Timoteo 2:12). Pero la frase, en el griego original, es muy esclarecedora. Está en presente del verbo. Dice literalmente:
Ahora yo no permito enseñar a una mujer...
En consecuencia, Pablo no está trazando una regla universal sobre las mujeres.
Por el contrario, está lidiando con una situación específica como es la encontrada en Éfeso. Él está hablando a las mujeres de Éfeso que están esparciendo una falsa doctrina dentro de la iglesia. Esto, en consecuencia, les ha privado del derecho de hablar en la reunión.
Aquí hay otra cosa más que tenemos que considerar. Timoteo ha conocido a Pablo por 15 años. Timoteo ha viajado con el anciano apóstol en sus viajes. Ha visitado las iglesias que él ha plantado. Si Pablo hubiera barrido a la mujer universalmente de hablar y enseñar en las reuniones, ¿por qué ha de tener que explicar a Timoteo en esta carta? Timoteo ya debería saberlo.
Hmmm....
Pero hay más. Pablo llega a decir que ninguna mujer en la iglesia puede “tener autoridad sobre el hombre”. La palabra griega traducida por “tomar autoridad sobre” es “authenteo”. En todo el Nuevo Testamento, esta palabra es solamente utilizada una vez y es precisamente en este pasaje. Es significativo que Pablo no utilizara la palabra más común por autoridad (exousia) utilizada por él en otras epístolas.
Authenteo es un término un tanto oscuro. Las mejores autoridades en la materia muestran que puede ser ambos “ejercitar autoridad sobre” o “tomarse la autoridad”. Dado el contexto, debemos favorecer el segundo significado. (Si alguien quiere seguir investigando, vean Louw and Nida’s Lexicon. De igual modo BAGD Lexicon. Young’s literal translations y Ben Witherington entre otros)
Después que Pablo instruye a Timoteo que la mujer no puede enseñar en la iglesia, apunta con certeza al corazón de la herejía:
Porque Adán fué formado el primero, después Eva; Y Adán no fué engañado, sino la mujer, siendo seducida, vino á ser envuelta en transgresión:
Aquí Pablo deja muy claro que Eva no pre-existió Adán. De igual manera dice que fue Eva también fue parte de la trasgresión. Ella fue la engañada – al igual que las mujeres en Éfeso. En todos sus escritos, él siempre cuelga del cuello de Adán la responsabilidad de la caída. Pero dada esta situación tan particular, pone sus ojos sobre Eva. Y, al así hacerlo, destruye las falsas enseñanzas que las hermanas de Éfeso estaban promoviendo. Una vez más, Pablo no podría estar fundando una norma universal prohibiendo a las mujeres de todas partes, enseñar en las reuniones de la iglesia. Si esto hiciera estaría contradiciendo sus propias palabras.
Consideremos lo siguiente:
En 1 Corintios, Pablo dice, en numerosas ocasiones, que las mujeres pueden profetizar en la iglesia
1 Corintios 11
5 Mas toda mujer que ora ó profetiza no cubierta su cabeza, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se rapase.
1 Corintios 14
26 ¿Qué hay pues, hermanos? Cuando os juntáis, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación: hágase todo para edificación.
31 Porque podéis todos profetizar uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados.
Profetizar incluye instrucción por eso en el versículo 31 Pablo dice “para que todos aprendan y sean exhortados”.
Todos los hermanos, incluyendo las hermanas, tienen que “enseñar” y “exhortar” unos a otros por medio de salmos, himnos y canciones espirituales.
Colosenses 3
16 La palabra de Cristo habite en vosotros en abundancia en toda sabiduría, enseñándoos y exhortándoos los unos á los otros con salmos é himnos y canciones espirituales, con gracia cantando en vuestros corazones al Señor.
La manifestaciones del Espíritu Santo, la cual incluye profecía, palabras de conocimiento y de sabiduría, son dadas a toda la iglesia para un bien común...
1 Corintios 12
1 Y ACERCA de los dones espirituales, no quiero, hermanos, que ignoréis.
2 Sabéis que cuando erais Gentiles, ibais, como erais llevados, a los ídolos mudos.
3 Por tanto os hago saber, que nadie que hable por Espíritu de Dios, llama anatema á Jesús; y nadie puede llamar á Jesús Señor, sino por Espíritu Santo.
4 Empero hay repartimiento de dones; mas el mismo Espíritu es.
5 Y hay repartimiento de ministerios; mas el mismo Señor es.
6 Y hay repartimiento de operaciones; mas el mismo Dios es el que obra todas las cosas en todos.
7 Empero á cada uno le es dada manifestación del Espíritu para provecho.
8 Porque á la verdad, á éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; á otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu;
9 A otro, fe por el mismo Espíritu, y á otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu;
10 A otro, operaciones de milagros, y á otro, profecía; y á otro, discreción de espíritus; y á otro, géneros de lenguas; y á otro, interpretación de lenguas.
11 Mas todas estas cosas obra uno y el mismo Espíritu, repartiendo particularmente á cada uno como quiere.
12 Porque de la manera que el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, empero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un cuerpo, así también Cristo.
Y esos dones tiene que funcionar en las reuniones de la iglesia como leemos en 1 Corintios 14. La experiencia muestra que Dios confiere todos los dones espirituales a todos los hermanos sin discriminar si son hombres o mujeres. No existe ningún don espiritual conferido por distinción de sexos.
El escritor de Hebreos dice a toda la iglesia, incluyendo las hermanas...
Hebreos 5
14 Mas la vianda firme es para los perfectos, para los que por la costumbre tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
...dándoles a entender que dada su edad espiritual ellos deben ser maestros.
También el escritor de Hebreos alienta a toda la asamblea, hermanos y hermanas, a exhortarse los unos a los otros cuando se encuentran reunidos.
Hebreos 10
24 Y considerémonos los unos á los otros para provocarnos al amor y á las buenas obras;
25 No dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Así pues, 1 Timoteo 2:12 no debe ser tomado como una declaración formal del Pablo para que las mujeres nunca ministren en la iglesia cuando los hombres están presentes. El creer esto contradecirá el espíritu del Nuevo Testamento. Al así hacerlo, todas las mujeres deberán dejar de profetizar, exhortar, testificar y operar con sus dones espirituales – sobre lo cual, Pablo está de acuerdo.
(En este contexto, el Cuerpo de Cristo – es decir una comunidad de Cristo en funcionamiento, no una denominación – produce “maestros”, “alabanzas”, “profetas” etc. Y esta comunidad puede discernir cual de esos dones es válido y cual no lo es. Así pues, que la iglesia decida quién tiene esos dones de verdad y quién quiere usurparlos.)
De nuevo en el contexto general 1 Timoteo indica que una falsa enseñanza estaba presente y las hermanas de Éfeso la estaban ayudando a propagar.
Una vez más, creo que Eugene Peterson captura claramente el sentido del mensaje de Pablo en este pasaje. Él también nos da luz sobre el verso 15 – el cual es uno de los versos más extraños en todo el Nuevo Testamento:
Yo no aliento a las mujeres que se quieren hacer cargo y le dicen al hombre lo que tiene que hacer. Ellas deben estudiar, estar calladas y obedientes, igual que todos.
Adán fue creado primero, luego Eva; la mujer fue engañada primero – nuestra pionera en el pecado – con Adán a su lado. Por otro lado, su dar a luz nos trajo la salvación, reinstaurando a Eva. Pero esta salvación solo viene para aquellos que continúan en la fe, amor, santidad, uniendo todo en madurez. Pueden estar seguros de ello (El mensaje)
Este es el verdadero tema en ambos, 1 Corintios 14 y 1 Timoteo 2, el abuso de un privilegio otorgado por Dios. En ambos, Corinto y Éfeso, Pablo insta a las hermanas que no interfieran a los hermanos en el área de aprendizaje. ¿Por qué? Porque estaban interrumpiendo las reuniones debido a su falta de madurez espiritual y educación. En Éfeso, estaban lanzadas a tomar la autoridad de los hombres basadas en una falsa doctrina.
Pero el genio de la instrucción de Pablo es el que la mujer puede aprender. Deben ser enseñadas por sus maridos, en la casa, para que eventualmente lleguen a encontrarse con ellos en un mismo nivel. En este aspecto, Pablo era un pensador progresista y un campeón del honor de la mujer, en aquellos días, en una época donde la noción de la superioridad del hombre estaba muy arraigada.
Los argumentos de Pablo, por tanto, no tienen nada que ver con el ministerio, sino con el orden que ha de mantenerse en las reuniones. Está anunciando el orden debido donde hay desorden.
Resumiendo, Pablo de Tarso fue llamado por Dios para liberar al hombre y a la mujer de las ataduras de la ley. Irónicamente es tratado por algunos entregando nuevas leyes. Los escribas, en los días de Nuestro Señor, aplicaban el Antiguo Testamento sin ninguna consideración al contexto local. Trágicamente, este escribalismo existe entre nosotros hoy día. Los modernos escribas tuercen pasajes aislados del Nuevo Testamento convirtiéndolos en leyes opresivas sin ninguna consideración hacia su condición local o temporal. El mensaje de Pablo es uno que promueve una radical libertad y no esclavitud. Y esa libertad se extiende hacia la mujer. Por tanto, si nuestra interpretación de Pablo contradice ese mensaje de libertad entonces estamos haciendo algo equivocado.
El balance de resultados
Así pues, ¿dónde nos lleva todo esto? Bien, yo no puedo hablar por otro, pero a mí me deja en esta posición: La posición que le quita a la mujer su derecho de hablar en la asamblea representa una forma muy frágil de interpretar el Nuevo Testamento. Está asumida, sin garantía alguna, de una mala interpretación de un pasaje de Pablo generada bajo un punto de vista cultural.
La realidad es que las hermanas no son menos parte vital de la iglesia que los hermanos. Los hombres están en una gran necesidad de las hermanas para que les muestren a Cristo. (Tengan presente que la iglesia – ekklesia – es una mujer) Además, al contrario de la situación del siglo primero, las mujeres de nuestro tiempo están bastante bien educadas. Socialmente no son nuestros inferiores.
Por tanto, a lo que Pablo se refiere en sus “pasajes limitantes” solo aplica para las mujeres que están interrumpiendo las reuniones de la iglesia por medio de preguntas mal informadas y capciosas. Esto también aplica a las mujeres que andan esparciendo falsas doctrinas o tratan de tomar su autoridad por sobre los hombres.
Debo agregar que en mi opinión, la forma de corregir y enfrentarse a otros en una reunión, es mejor manejada por los hermanos. Las hermanas no deben ser abrumadas con este penoso quehacer. (Incidentalmente hay bastante bases en las Escrituras para esta idea. En el primer siglo no vemos a la mujer ejerciendo labor supervisora en la iglesia. Notemos que la supervisión y el ministerio son dos cosas completamente diferentes. Para más detalles, vea Rehaciendo el odre)
Ahora considere el peso de estas Escrituras.
Mas ahora muchos miembros son á la verdad, empero un cuerpo. Ni el ojo puede decir á la mano: No te he menester: ni asimismo la cabeza á los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes, mucho más los miembros del cuerpo que parecen más flacos, son necesarios; Y á aquellos del cuerpo que estimamos ser más viles, á éstos vestimos más honrosamente; y los que en nosotros son menos honestos, tienen más compostura. Porque los que en nosotros son más honestos, no tienen necesidad: mas Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba; Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se interesen los unos por los otros. (1 Corintios 12:20-25)
A la luz de este pasaje, el excluir a las mujeres de funcionar en las reuniones de la iglesia es resucitar el sistema clerical con un nuevo estilo. Los hombres se convierten en la nueva clase clerical. Son los únicos a los que se merece escuchar. Las mujeres se convierten en la nueva clase de laicos. Lo que tienen que decir no es tan valioso. De hecho, lo que tienen que decir no es lo suficiente valioso como para escucharlo. Están excluidas de funcionar en la Casa del Señor.
Al final, si solamente le damos a los hombres el derecho de hablar en la asamblea, sin darnos cuenta estamos estableciendo la dicotomía clérigo-laico. El “unos a los otros” se tira por la ventana. La vieja levadura del autoritarismo es vestida con nuevos trajes. Y toda esa retórica acerca de restaurar el sacerdocio de todos los creyentes nos devuelve a eso... pura retórica.
El Señor Jesucristo es el único mediador entre la raza humana y Dios. Al así hacerlo, Él ha establecido un nuevo sacerdocio. Un sacerdocio que incluye a hombres y mujeres por igual. Hubiera sido muy conveniente para Pablo el instaurar algún tipo de orden restrictivo de sacerdotes diluyendo nuestro alto llamado para llegar a ser de Cristo. Los seguidores del Señor siguieron este camino rápidamente, sin embargo Pablo rehusó a hacerlo. Este es un tema un tanto difuso, pero espero que entienda por donde voy: El Nuevo Pacto nos hace a todos sacerdotes y la vida del Cuerpo (que incluye las reuniones abiertas de la iglesia) es su obvia expresión práctica.
Dicho en otras palabras: Contravenir el foco y fuerza central del Nuevo Testamento y el entero mensaje de la Escritura, basado en dos obscuros pasajes, trae consigo la contraindicación de crear una casta clerical masculina.
Puesto que las hermanas son parte del sacerdocio real (tomando prestado la frase de Pedro), el Nuevo Testamento les invita a testificar, instruir, exhortar, profetizar, cantar y orar en las reuniones de la iglesia. (1 Corintios 11:5; 14:26,31; Colosenses 3:16; Hebreos 10:24-25). Las hermanas tienen plena libertad de abrir sus bocas y alimentar a sus hermanos con Cristo. Al así hacerlo, glorifican a Dios y ayudan a construir la iglesia.
Así pues, querida hermana, te suplico: Necesitamos de tu parte en las reuniones de la iglesia. Necesitamos de tu contribución única en cualquier lugar donde nos reunamos. Necesitamos el sentimiento de tu personalidad en la medida que compartes a Cristo con nosotros. El hacerte callar es como enmudecer a la mitad del sacerdocio. Es hacer sufrir a toda la iglesia.
Las reuniones de la iglesia son la salida natural de la experiencia espiritual de cada uno de los santos. El privarte de participar en esta descarga natural, es como embotellarte. Acallar tu espíritu. El negarte el derecho de funcionar es sugerir que tú no escuchas a Dios. El silenciarte en la reunión es contrario a todas las fibras que forman la iglesia.
¡Necesitamos de tu parte en las reuniones de la iglesia!
¿Qué hay acerca de cubrirse la cabeza?
Terminaré esta carta contestando a esta pregunta que se me hace con frecuencia.
Al comienzo de mi viaje espiritual, fui presentado a una interpretación de 1 Corintios 11 la que concluía que Pablo enseñaba a las hermanas, entonces y para siempre, el cubrirse la cabeza con algo físico. Lo encontré bastante convincente.
En la medida que, más tarde, miré el tema con más profundidad, encontré otra interpretación de 1 Corintios 11 la que concluía que Pablo estaba lidiando con un tema cultural bastante sensible, pero como los factores culturales no hacían el tema relevante por más tiempo, las hermanas no tenían que sentirse obligadas a cubrirse la cabeza en el día de hoy. También lo encontré bastante convincente.
Debido a la longitud de este Estudio no lo publicamos completo. Descargue la versión en formato PDF para seguir leyéndolo: