Una Peligrosa Telaraña de Subjetivismo


Ciertos líderes carismáticos usan tácticas de manipulación socio sicológicas para atrapar nuevos adeptos dentro de su red de subjetivismo. Nadie es inmune al contagio de la sugestión de masas. Una vez que esta epidemia contamina un movimiento, es capaz de hacer lo negro blanco, de obscurecer la realidad, y de santificar lo absurdo(1).

Una de las últimas absurdidades son los empastes (tapaduras, rellenos, calces dentales, etc.) de oro y la escarcha de oro. Corresponde señalar que cuando decimos “últimas”, estamos diciendo que este es un fenómeno que ha invadido el mundo cristiano carismático en los cuatro últimos años. Recientemente su auge es patente en España (2), lo mismo que en varias partes del mundo. Claro está que no se trata de algo nuevo. Los orígenes de este “fenómeno” se sitúan alrededor de 1980 en Argentina. Algunos reportan incidentes de “oro milagroso” ya desde los años setentas, allá por Chile y Paraguay (3).

Los proponentes del “fenómeno” declaran que durante reuniones cristianas Dios le está dando a la gente dientes de oro y/o cambiando sus tapaduras regulares por tapaduras de oro. Algunos dicen que los empastes de oro tienen grabados la forma ya sea de una paloma o una cruz. Otros dicen que sus antiguos empastes han sido pulidos y ahora brillan. También se han reportado tapaduras de plata. Estos “fenómenos” han sucedido en algunas instancias junto con manifestaciones de una escarcha de oro cayendo sobre los creyentes durante reuniones de oración. Los reportes abundan y provienen de diferentes regiones del mundo. En España recientemente se habla de cadenas, relojes y otras alhajas que se convierten de otro metal a oro. En algunos relojes, según los reportes, aparecen diamantes u otras piedras preciosas incrustadas que no estaban ahí antes (4).

Examinando la evidencia

¿Cuál debe ser la actitud del pueblo cristiano con discernimiento ante estas cosas? En primer lugar debemos examinar la evidencia en la medida que sea posible. La evidencia en estos casos muestra que:

1) Un número significativo de “testimonios”, una vez examinados, resultaron falsos. En algunos casos, una vez indagados los records dentales de los que recibieron un empaste, se descubrió que sus arreglos databan de años atrás y habían sido hechos por dentistas, como es natural. Cuando las personas son enfrentadas con la verdad, simplemente alegan que se les había olvidado(5).

2) No hay un solo reporte de alguien que haya visto el milagro ocurrir delante de sus ojos. Tampoco hay un solo video que muestre el milagro en sí ocurriendo, ya sea el empaste cambiando de metal básico a oro, o el oro desgastado cambiando a brillante y recién pulido delante de una cámara. Debe quedar claro que en caso de existir algún material fílmico, ello por sí solo no constituye una prueba irrebatible. La misma evidencia debe ser investigada para conocer su nivel de legitimidad.

La evidencia entonces nos deja con lo que en círculos apologéticos se clasifica como una leyenda. Hay dos clases de leyendas. La primera sería una historia que narra una experiencia personal que en realidad no ocurrió, es inventada. La segunda clase de leyenda es la que realmente ocurrió, es decir una experiencia personal, pero que no puede ser verificada, ni tampoco puede ser desmentida. Sucede que no hay testigos que la comprueben, ya sea personas, o material fílmico, fijo o animado, que amerite una investigación consecuente. Desde el punto de vista apologético, que debe ser el de cualquier cristiano con discernimiento, ninguna de estas dos clases de leyendas merece ser considerada en serio.

Cierta medida de escepticismo es saludable

El sentido común nos indica que debemos ser extremadamente cautelosos cuando una historia tiene cualquiera de las siguientes características:

1) No hay evidencia para respaldarla. No significa que no pueda ser verdad. Solo quiere decir que no debemos perder el tiempo considerándola, porque en realidad es imposible verificarla o desmentirla.

2) El punto a favor más fuerte que tiene es que “debe de ser verdad”. Seamos cuidadosos para no ser persuadidos de que una historia en particular es verdad sólo porque nosotros deseamos que sea verdad. Esto se manifiesta mas o menos de esta forma: “Debe ser verdad porque está ocurriendo en reuniones de cristianos”, “Solo Dios puede hacer eso”, “Estos son pastores, hombres de Dios, por lo tanto es verdad, “La gente se está acercando a Dios gracias a esto”. Tengamos cuidado de no aceptar las cosas por tipos de razonamientos semejantes. Dios no nos excusará por apoyar historias inventadas simplemente porque sirven un propósito bueno.

3) Es tan extraña e increíble que es imposible que alguien la haya inventado. Este último razonamiento es ingenuo y deja el camino abierto para las más extrañas aberraciones dentro de la iglesia.

La conexión católica

El “fenómeno” de las señales de oro no es exclusivo de ciertas congregaciones carismático-protestantes. Muchas “apariciones” de la Virgen María han sido acompañadas por reportes cuasi idénticos. Michael Frese S.F.O., escribe en su libro “Voces, Visiones y Apariciones”:

En junio 24 de 1987, una dama afirmó que su rosario se convirtió en oro cuando estaba visitando Medjugorje (un lugar de visitación Mariana clave). La misma mujer reclama que a cuarenta personas a las que ella ministró, sus rosarios se convirtieron en oro. Este fenómeno no es inusual ... miles han vuelto de Medjugorje testificando que sus rosarios se transformaron en oro ... la cadena o las cuentas a menudo se tornaban de pronto en oro durante reuniones de oración en presencia de cientos de testigos. (p.61)

Los protestantes estamos acostumbrados a pensar en algunos seguidores católicos, especialmente en países subdesarrollados, contemplando en estado de trance las lágrimas que ruedan por el rostro de la estatua de María, o postrándose frente a un jarrón de sangre sagrada que se licúa una vez al año, o viendo formas de la Virgen en una ventana, un árbol, una calzada y otros lugares inverosímiles. Por lo general sentimos compasión frente a su credulidad y su...

¿Hay base bíblica para apoyar la ocurrencia de este “fenómeno?

No, no la hay en absoluto, pero créase o no, los líderes de estos movimientos usan pasajes bíblicos para encontrar apoyo al “fenómeno”. El favorito sigue siendo hasta hoy, Salmo 81:10: “ ... Abre tu boca y yo la llenaré.” Con este tipo de hermenéutica defectuosa, retorciendo la Escritura para que encaje en el molde de sus experiencias, es fácil darnos cuenta como esta corriente ha socavado la autoridad bíblica al punto de que ya no es el máximo estándar con el cual juzgar las experiencias. Al contrario, las experiencias tienen más autoridad que la Biblia, aunque no lo digan de esa manera.

Recientemente en TBN (aprox. 9 o 10 de abril - research) un tal Mike Sharuna dijo que la lluvia de oro es una señal de que Jesús vuelve pronto por su novia, la Iglesia, ya que la única dote que era aceptada en tiempos bíblicos por la novia, era oro. Si esto no nos da escalofríos es porque estamos inmunizados contra el desprecio total de toda regla de interpretación bíblica por parte de estos peculiares maestros, que abusan de las alegorías.

Usando el sentido común

Desafortunadamente, los reportes de apariciones de dientes de oro en congregaciones de cristianos han llamado la atención de Michael Shermer, presidente de la Skeptics Society (Sociedad de Escépticos), quien los clasifica como una “leyenda urbana”, y plantea la incisiva pregunta: “¿De entre todas las cosas que ocurren - cáncer, guerras, enfermedades - Dios está ocupado cambiando tapaduras dentales? ¿Es eso lo mejor que puede hacer?” Por más que nos duela admitirlo, el señor Shermer tiene razón, desde su perspectiva incrédula, lo que dice tiene sentido (6).

Un conocido apologista bíblico escribe lo siguiente:

“Deberíamos preguntarnos porque Dios no está restaurando dientes enteros en vez de tapar caries con oro. Mientras que rellenos de oro y de plata son una solución humana para evitar el deterioro de los dientes, creemos que Dios debería proveer una solución que no tuviera el riesgo potencial de efectos secundarios causados por la presencia de metales en la cavidad bucal. Sumado a esto, Jesús no sanó al hombre ciego de Juan 9 dándole un par de lentes súperpoderosos, Jesús restauró su vista. De la misma forma, no le dio al paralítico de Lucas 5 una silla de ruedas de oro con diamantes incrustados. La diferencia entre la “magia” de la manipulación mental y los milagros genuinos, es dramática ... El poder del Espíritu puede en verdad crear vida y miembros, pero el poder de sugestión solo crea una mentira lamentable.” (7)

¿Por qué o Para qué?

Cuando se trata de explicar el por qué Dios está haciendo tal clase de cosas, los líderes de este tipo de “avivamientos” dicen que Dios está buscando la atención de los incrédulos para traerlos al arrepentimiento (8). Con todo respeto, nosotros no podemos entender cómo los supuestos dientes de oro y la “caspa” de oro pueden convertir a nadie. Por otra parte, la concurrencia a estos eventos está formada en su gran mayoría por gente que ya atiende una iglesia carismática y por lo general están buscando una experiencia religiosa de algún tipo. Estos son los que están recibiendo estos “milagros”, no los incrédulos. ¿Cuál es el móvil de Dios?

Otra explicación que se maneja es que Dios está mostrando su amor a los cristianos con las manifestaciones de oro. Es una forma que usa Dios para decirnos que nos ama, dicen. Nos preguntamos que significará el hecho de no recibir ningún oro.

Contexto

Es importante que consideremos las circunstancias dentro de las cuales se ha dado el “fenómeno”. Los reportes de dientes de oro llegan en su abrumadora mayoría de sectores cristianos asociados con los cuestionables “avivamientos” de Toronto y Brownsville, y similares movimientos de corte carismático. Es sabido que las doctrinas prevalentes en este campo son al menos de corte aberrante, sino heréticas. Las manifestaciones que se presencian son escalofriantes ya que la conducta de los participantes es desordenada y avergonzante. Nos referimos a los ataques de risa, los aullidos de lobos, los incontrolables ladridos, los rugidos de león, los erráticos movimientos de los que se emborrachan en el Espíritu, y cosas por el estilo. No hay ninguna indicación, una vez examinado el marco en que los “milagros” ocurren, que nos sugiera, ni siquiera remotamente, que el Espíritu de Dios está involucrado en esto.

Silenciando la oposición

Cuando cristianos sensibles y con discernimiento tienen el valor de poner en duda la legitimidad de estos “milagros”, y especialmente la conducta de los asistentes a estos eventos, inmediatamente son atacados con una serie de acusaciones. Por razones de espacio solo trataremos con dos de ellas. La primera es que “no podemos poner a Dios en una caja”. Otra forma de expresarlo es “Dios puede hacer cualquier cosa, después de todo es Dios”. Si bien ambas aserciones son verdad, de ninguna de ellas se desprende que lo que se ve en estas reuniones sea de Dios.

Las frases como “no podemos poner a Dios en una caja” y otras similares, son solo “clichés” para desviar la atención y evitar que la gente pueda analizar estas cosas. Supongamos que alguien se para de cabeza en medio de un culto. Cuando se objeta su conducta responde que es una manifestación del Espíritu. ¿Cómo sabemos que es del Espíritu?. Porque no podemos poner a Dios en una caja. Con este tipo de razonamiento podemos defender prácticamente cualquier cosa. Si nos arriesgamos un poco hasta podemos encontrar un versículo para apoyar la parada de cabeza: Cosas que ojo no vio ... son las que Dios ha preparado para los que le aman -- 1 Corintios 2:9. Claro está que Dios puede hacer lo que él quiera, pero eso no significa que Dios esté haciendo algo en el caso de las muelas de oro o en las manifestaciones aberrantes de estos “avivamientos”.

Otro tipo de acusación que enfrenta la gente que duda o no participa de estas cosas es: “No apaguéis (o contristéis) el Espíritu”. Este argumento es circular. Supone que el Espíritu Santo está obrando, y al dudar u oponerse a lo que está ocurriendo, Usted es acusado de apagar el Espíritu, cuando en realidad lo que Usted objeta es si el Espíritu está o no involucrado en lo que está ocurriendo.

Aun peor, la acusación es una amenaza velada. Equivale a decir que cuando uno cuestiona cosas fuera de lugar, está hiriendo los sentimientos de Dios, u ofendiéndolo. Equivale a decir que estamos luchando contra Dios, cuando en realidad estamos haciendo exactamente lo que Dios nos manda en 1 Tesalonicenses 5:21, Examinadlo todo, retened lo bueno.

No seamos intimidados por nadie que trate de hacernos sentir culpable de esta manera. Antes bien, frente a la posibilidad de apagar el Espíritu por dudar o no participar en estas actividades, el consejo es que es mejor correr el riesgo de apagar el Espíritu. ¿Por qué? Porque el Espíritu va a sobrevivir, pero Usted quizá no. Miles y miles se alejan desengañados de la fe cristiana una vez que se dan cuenta de que lo que creyeron era de Dios, no fue mas que una estratagema de hombres que emplean con astucia las artimañas del error (Efe. 4:14).

Por lo general sentimos compasión frente a su credulidad y el hecho de que sean prisioneros de un sistema religioso cuestionable. ¿Acaso estas supersticiones y sugestiones hipnóticas son repentinamente santificadas cuando comienzan a practicarse en los círculos protestantes?

Publicado en el foro de la Web Cristiana
http://www.forocristiano.com/
Por Pablo Santomauro

Enviado 26 Abril 2001 21:29

Este web está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.