Una breve introducción sobre el reino de Dios

Una de las razones por la venida de Jesús era para “anunciar las buenas noticias del reino de Dios” (LC 4:43). Aunque no podemos comprender completamente lo que Jesús quería decirnos sobre el reino, podemos entender los puntos más importantes contestando tres preguntas; ¿que es el reino de Dios? ¿Cuales son los poderes milagrosos del reino de Dios? ¿Y Quiénes pertenecerán a este?

Las declaraciones que hizo Jesús frecuentemente de que “el reino de Dios esta cerca” (MT 4:17) y sus ordenes sobre los discípulos de que declaren lo mismo (LC 10:9), enfatiza una gran importancia sobre esta ‘buena noticia’. ¿Pero que quería decir Jesús con esto? Hay muchas afirmaciones en los evangelios que muestran que Jesús consideró el reino de Dios como una sociedad tangible y real, pero también como la ley de Dios que animaba el interior de la vida de sus discípulos [1]. Por ejemplo, cuando Jesús les dijo a sus discípulos “y ustedes comerán y beberán en mi mesa en mi reino” (LC 22:30) o cuando dijo “no volveré a beber del producto de la vid, hasta que venga el reino de Dios” (LC 22:18), habló del reino como el mismo que mencionan las escrituras del Antiguo Testamento (DN 7:13,14, SAL 145:13). También, Pablo extiende esta enseñanza diciendo que “el reino de Dios no es cuestión de palabras, sino de poder” (1COR 4:20). Un poder de Dios que se manifiesta en la vida de los creyentes de Jesús. Así pues, el reino de Dios no es un lugar en este mundo (JN 18:36) o un estado donde no hay pobreza ni hambre ni impuestos o política, sino un don viviente entre nosotros con la esperanza de vivir con Dios en su reino eterno.

Jesús trató, a menudo, de explicar como es el reino de Dios en parábolas. En el evangelio de San Lucas capitulo 13 (18, 19), Jesús comparo el reino de Dios con una “semilla de mostaza, que crece hasta llegar a ser un árbol, tan grande que las aves se posan en sus ramas”. Un ejemplo de seguridad en el cual las aves buscan en las ramas del árbol, también nosotros podemos obtener lo mismo en las ramas de paz que extiende el Señor. Jesús también habló del reino de Dios como el tesoro más valioso que hay (MT 13:44, 45), valiendo la pena sacrificar todo cuanto poseemos para poder gozar de la realidad de Dios obrando en nuestras vidas [2].

¿Pero porque declaraba Jesús que el reino estaba cerca? Obviamente cuando leemos el Nuevo Testamento hoy en día, podemos ver que Jesús no estaba insinuando el fin del mundo con la venida del reino. Si no, podemos aprender que el reino de Dios y sus promesas comenzó a revelarse en la vida, la muerte, y en la persona de Jesús y de los que creen en Él. Cuando los Fariseos le preguntaron a Jesús sobre cuando venia el reino, Jesús le contesto; “el reino de los cielos ya ha llegado a ustedes” (MT 12:28) y aunque Jesús dice ‘reino de los cielos’, significaba lo mismo que el reino de Dios. Jesús dijo que el reino estaba cerca porque Él mismo es la figura central que posee todo el poder de Dios padre. Jesús vino para anunciar esta buena noticia a todos para que creamos en Él. El reino de Dios no solamente está presente en Jesús, pero sino también en todos los que creen en Él, como dijo en Lucas 17:21 “el reino de Dios ya está entre ustedes”. Una promesa de confianza y poder, como lo dijo Pablo (1COR 4:20), para los fieles de Jesús.

Jesús demostró su poder haciendo muchos milagros durante su ministerio en la tierra, enfatizando que el reino de Dios tiene dominio sobre los poderes de este mundo. En los tiempos de Jesús, muchas gentes veían los sufrimientos, las enfermedades, y la muerte causadas por los espíritus demoniacos y el pecado contra Dios (JN 9:1-2). Pero Jesús demostró el amor y la gracia de Dios expulsando demonios (LC 11:20), curando muchos enfermos y dándole vista a los ciegos (LC 7:21). Jesús hasta resucitó a los muertos (LC 7:22) sin duda ninguna en el poder que Dios Padre le dio. Los Milagros de Jesús fueron probablemente la muestra más maravillosa del poder del reino de Dios para los que fueron testigos de ellos. Jesús también demostró su dominio sobre la naturaleza en maneras fascinantes; Él calmó una tormenta con una sola palabra (LC 8:24) y se acercó a sus discípulos caminando sobre el agua (MT 14:25). Dos ejemplos que ejemplifican su soberanía sobre la tierra tal como la vida. Pero quizás el ejemplo más precioso del poder del reino pasó cuando Jesús le dio el mismo poder que manifestaba a sus discípulos (LC 9:1-2 y 10:1-20). Pues reafirmando lo que dijo; “el reino de Dios ya está entre ustedes” (LC 17:21) y con el reino, el poder también.

En fin, los que aceptan la autoridad de Dios forman ahora parte de su reino [3]. Jesús dijo “el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en el” (LC 18:17). La vida de un niño esta totalmente dirigida por sus padres.

Igualmente, Dios Padre desea lograr lo mismo en nuestras vidas como padre soberano. Nuestra responsabilidad es amar a Dios con todo el corazón y dedicar nuestras vidas completamente a Él, para que nos dirija a su voluntad y nos enseñes sus caminos. Él nos bendice si los seguimos (LC 18:29) y nos cuida si ponemos nuestra atención en su reino (LC 12:22-31).

También es importante apuntar los que no pertenecerán al reino de Dios para evitar esos errores. El que antepone algo antes que Dios, no puede tener parte en el reino. Por ejemplo, el hombre rico que no pudo dejar el amor de su dinero para compartir en el reino de Dios (LC 18:18-25). Dijo Pablo, el que lleva una vida mala en los ojos de Dios, tampoco recibirá el privilegio de pertenecer en su reino (1COR 6:10, GAL 5:21, EF 5:5).

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[1] John Drane “Jesus” pag. 100

[2] John Drane “Jesus” pag. 117

[3] John Drane “Jesus” pag. 118

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Bernardo Lora
Stamford, CT.
U.S.A.

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