Humildad: El ABC de Jesús y el A VECES del Músico

En mi corta experiencia de vida he llegado a una conclusión, siempre que he actuado con humildad, en primer lugar sentí paz en mi corazón al saber que toda la gloria subía al trono de Dios y en segundo lugar provoca que mi entorno social quiera ser amigo mío, una de las actividades que más disfruto en todo tiempo: “Tener amistades”.
 
Juan Bunyan (autor del “Peregrino”) dijo: “... es difícil bajar al valle de la humillación, porque el descenso es empinado y escabroso, pero una vez que llegamos a él, es muy fértil y productivo...”.

Moody dijo: “Yo creo que si somos humildes, tendremos todas las virtudes...”

En no menos de 60 ocasiones oímos hablar a nuestro Dios, por medio de la Biblia, a cerca de este, a mi entender, tan abandonado tema. Jesús es la cátedra principal y única para anotarnos en el cursado de esta materia, tan importante para el creyente. Nuestra bibliografía será la Biblia, uno de los textos más relevantes Filipenses 2. Algunos de los adjuntos, jefe de trabajos prácticos o los conocidos ayudantes de cátedra serán: José, Jonatán, David y Daniel. (Para que los recuerdes dos con Jota y dos con De) Jesús-José: Estas clases serán interesantes escucharlas ya que hablará una persona quién llegó a tener toda la gloria egipcia, fue el primero luego del Faraón. José en su primer encuentro con ésta persona, nos demuestra su humildad, en la primera respuesta al decir estas palabras:

Ge. 41:16 “... No está en mi; Dios será el que dé respuesta propicia a

Faraón.” Aprenderemos mucho de José, un siervo de Dios digno de imitar. Supo humillarse en cada situación (esclavo de Potifar, presidiario, etc.) y someterse a la voluntad de Dios, entendiendo de que el Rey de Reyes y Señor de Señores tiene sus caminos para bendecir a sus hijos, y todas las cosas les ayudan a bien.

Jesús-Jonatán: Amigo íntimo del gran poeta de Israel, es este Jonatán quién de forma hereditaria recibía el trono. Al saber que no ocuparía ese lugar no pensó en ninguna venganza a su rival, sino que al contrario, aceptó humildemente ser el segundo uniendo su alma a este rival, El Rey David. Nació siendo el legítimo heredero del trono, vivió siendo el segundo y murió peleando junto a su padre. Una vida de completa humillación a la voluntad de Dios, es recordada en nuestros días como la más importante amistad narrada en la Biblia.

Jesús-David: Este adjunto no necesita presentación, es muy conocido por sus poemas, por sus victorias, por la pelea con el filisteo incircunciso, Goliat y por tantos otros momentos famosos de la vida de este gran rey. Desde joven mostró ser sumiso y humilde, cuando respondió a su hermano mayor en una falsa acusación de soberbia’ . Lejos de la vanagloria personal y ambición en uno de sus salmos (131) describe como no aspira a grandezas y se contenta con la condición que Dios le ha asignado. Termina aludiendo a un niño destetado pero que sigue adherido a su madre, simbolizando al salmista contento por estar en los brazos de Dios después de destetarse a sí mismo de la ambición. Esta humildad es la que el mismo Titular de la Cátedra recomendó como condición indispensable para entrar en el reino de los cielos” .

Jesús-Daniel: Este profeta mayor junto a tres amigos fueron considerados en su tiempo como 10 veces mejores que todos los magos y astrólogos en temas de sabiduría­. Daniel estando en la misma presencia del rey Nabucodonosor, no se confió de ese reconocimiento de inteligencia otorgada por el rey Ciro, sino que humillándose admitió que su sabiduría era un regalo directo del Dios de los Cielos. Daniel reconoce que él es sólo un puente, ya que Dios era el único quién podría revelar el misterio del Rey3. Daniel, un hombre sujeto a la ley mosaica, aprendió la lección y Dios prosperó todo su andar.

¿Te anotas en esta materia? ¿Piensas verdaderamente que ya la cursaste?

Humildad: El A VECES del músico.

Como integrante de este servicio a Dios, he sentido la necesidad de escudriñar las escrituras para analizar esta hermosa cualidad (en el ABC), que priva de interesantes bendiciones a los músicos de Dios.

Relaciones horizontales.

Luego de visitar recitales o conciertos, congresos, festivales, noches de celebración, he tenido la oportunidad de conversar con músicos de bandas cristianas, solistas, conjuntos, etc. Sólo recuerdo los nombres y rostros de aquellos que supieron desinflarse al bajar del escenario. Así de simple, esas personas que abren su corazón y conversan contigo desinteresadamente, esas son las que tengo en mi memoria.

También me he llevado grandes decepciones al charlar con siervos de Dios que arriba de la plataforma se mostraban tan humildes (en sus salutaciones y presentaciones) pero al bajar, sus corazones inflados por la arrogancia, respondían apurados: -¡¡ Dios te bendiga !! Ojo, con esto no quiero decir que esté malo desear la bendición de Dios, sino que como bien sabemos tu y yo, la mayoría de las veces intentar evadir cualquier tipo de conversación. Esto vale también para aquellos que te lo dicen de corazón, ¿quienes somos? ¿O quienes creemos que somos? Recuerda, no hay estrellas en la viña del Señor.

“No borremos con el codo lo que escribimos con la mano”, dice un viejo y

conocido refrán. Si hablamos, arriba de un escenario, de darle toda la gloria a Dios, cuando bajemos, sigamos actuando con humildad.

Si te vienen a saludar, dale un beso amablemente.

Si te hacen una pregunta, respóndesela con cariño.

Si te piden un autógrafo, pregúntale el nombre y hazle una dedicatoria.

Si una foto te solicitan, posa con una sonrisa.

Si quieren tu dirección, dales el teléfono.

Etc.

Espero haber sido claro en esta parte, termino con una paráfrasis de Walter Kaiser del capítulo 11 de Eclesiastés:

“... háganse la mayor cantidad de amigos posibles, ya que no saben cuándo ustedes mismos van a necesitar ayuda. En lugar de convertirse en acumuladores, deberían distribuir aun mas a cuantos les fuera posible para poder así experimentar la Bendición de Dios...”

Relaciones verticales.

Mas interesantes bendiciones, que las anteriores, nos perdemos al actuar con orgullo, ya que éstas provienen del Dueño del Universo, Jehová.

Refresquemos nuestra memoria con estas palabras de Jesús:

“Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos”. Mt. 18:4.

Reiteradas veces los del círculo íntimo de Jesús, sus discípulos discutían por quien sería el mayor, quién estará arriba de todos, quién ocuparía la derecha o la izquierda del trono de Dios, o diversas cuestiones de auto-reconocimiento.

Vez tras vez, el Hijo de Dios les enseña sobre la humildad no sólo con sus hermosas frases y ejemplos, sino también mediante actos no preparados. Estos actos quiero que juntos los recordemos:

· Mt.18:1 Luego de la pregunta de los discípulos sobre quién sería el mayor, Jesús puso a un niño en medio de ellos.

. Mr. 9:33 Ahora, el mismo Jesús les pregunta a cerca de que venían conversando por el camino, ellos callan porque habían disputado sobre quién sería el mayor.

· Lc. 22:24 Ya pasaron 3 años los discípulos junto a Jesús, aprendieron la lección? Lamentablemente, no. Nuestro Señor, (en respuesta a su disputa por quién de ellos sería el mayor) arremangándose, les lavó los pies para enseñarles nuevamente sobre la humildad.

Meditemos en nuestro interior, ¿hemos aprendido la lección? Si la respuesta sincera es no, Dios quiere cambiarnos, él todavía quiere tiene Poder para transformar nuestro orgullo en humildad, nuestra vanagloria en gloria divina. Dios quiera que podamos comprender lo necesario que es la humildad, no para que digamos a los cuatro vientos que somos humildes, sino para que los demás digan: “... verdaderamente de corazón humilde es esta persona.”

¿Cambiamos? ¿Nos motiva la idea se ser humildes?

Enviado por: “Jorge Yunes”
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