6Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. 7Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? 8El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. 9Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.
INTRODUCCIÓN.
La higuera siempre ha sido un símbolo del pueblo de Israel, esta parábola se relaciona con otros pasajes de la escritura (Is 5, Mt 21:19, etc.)que enseñan que el pueblo judío no sería encontrado con los frutos esperados por el Mesías y sería desechado como un instrumento del Señor dentro del plan de salvación al mundo perdido; sería tratado por Dios y a su tiempo se le demandaría ese fruto antes del juicio de Dios. Sin embargo en este pasaje encontramos los principios básicos que son valiosos para nosotros, que buscamos a Dios en su Palabra.
Los principios básicos que encontramos y que son aplicables a todo aquel que se allega al Señor son:
a. Se espera un fruto y será demandado, v. 6
El Señor tiene paciencia y misericordia para obtener ese fruto, v 7,8
Hay un intercesor que aboga por nosotros, v 8.
Hay un trabajo de parte de Dios para obtener el fruto, v 8.
Existe un tiempo límite para obtener el fruto, v 8.
Existen consecuencias de no encontrarse resultados, v 9.
Sobre estos principios es que edificaremos en el estudio.
...VINO A BUSCAR FRUTO... Y NO LO HALLÓ.
Muchos de nosotros cuando estuvimos en la escuela primaria nos tocó el meter un frijol en un vaso con un algodón mojado, y cuando se nos dijo que de ahí nacería una plantita, pensamos: "¿Será?". Este no era el caso del dueño de la viña, al sembrar la higuera, esperaba obtener frutos de ella, no había ninguna duda en él.q
Veamos Jn 15:1-8 y 16a 1Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 7Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 8En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.... 16No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca...
Encontramos en este pasaje del Nuevo Testamento palabras del Señor Jesucristo para sus discípulos (para nosotros), que nos enseñan los mismos principios del pasaje que estamos estudiando:
a. Se espera obtener un fruto.
Existe un labrador
Trabajo por parte del labrador para obtener el fruto
Consecuencias en caso de no encontrar el fruto
Se añaden algunos otros principios como:
e. El objetivo del fruto: la gloria de Dios
La permanencia del fruto.
El fruto como un indicador del discípulo del Señor.
El amor como principal fruto
Ya hemos tenido otros estudios acerca del fruto del que habla Juan 15, no es nuestro objetivo hablar acerca del fruto, sino en los principios del pasaje.
Este pasaje nos enseña la certeza de que el fruto es esperado y que hay consecuencias de ello.
¿Cómo el Señor busca el fruto?
En el caso del pueblo de Israel era la fe para aceptar al Mesías, una fe basada en el trato de Dios con su pueblo.
En el caso de su Iglesia Universal es a través de:
1. La doctrina vivida en la práctica. Valores, tribulaciones, metas, etc.
El carácter de Cristo formado en el creyente.
En la actualidad la Iglesia del Señor tiene el objetivo principal de anunciar las buenas nuevas al mundo y de glorificar a Dios (comprobar ante los hombres) por medio de los creyentes formando en ellos el carácter de Jesucristo.
...HACE TRES AÑOS QUE VENGO...
El hombre de la parábola por un periodo de tres años buscó el fruto y no lo encontró. Esto nos indica que la búsqueda del fruto no es un evento puntual (único) sino un acto continuo.
El fruto es esperado hoy, el juicio es en el futuro (en el tribunal de Cristo).
Cada día el Señor busca nuestro fruto permitiendo las circunstancias de manera que este se manifieste, acercándonos cada vez más al carácter del Señor Jesucristo. Ro 6:22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Col 1:10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;
El principio nos enseña que cabe la posibilidad de no encontrar nada.
Es importante mencionar que el fruto no son las obras del creyente, sino todo aquello que redunde en la gloria de Dios, y esto es intangible, juzgado solo por Dios. El creyente no fue llamado a hacer, sino a ser. Ef 4:12-13 12a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Los valores de la época actual contaminan a la Iglesia de Cristo, esta es encontrada en múltiples actividades y el creyente piensa que por hacer estas actividades está sirviendo a Dios, pero el creyente fue llamado a ser como Cristo Jesús. Las obras deben ser el resultado de lo que ocurre en el interior del corazón del creyente, esto es lo que debe ser claro en la mente de los que son hijos de Dios por medio de la fe en el Señor Jesucristo.
Así es que encontramos personas de mucho renombre en la congregación, ya sea por su antigüedad, su actividad, etc. Y en su corazón aún no se forma el carácter de Cristo y están frustradas interiormente y en lo íntimo no mantienen una relación permanente y sana con su salvador. La Biblia dice que esto es ruido y nada más. 1Co 13:1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
¿Qué tanto nos parecemos a Cristo? Y por esta razón ¿que fruto hemos manifestado para la gloria de Él y el Padre celestial?
Esta es la fuerte responsabilidad, sin embargo hay excelentes noticias.
...HASTA QUE YO CAVE... Y LA ABONE.
No estamos solos en esta responsabilidad, existe un labrador que está haciendo un trabajo para que nosotros podamos dar fruto.
¿Qué hace el labrador?
Cava la tierra. Facilitando a la raíz ahondar y profundizar, de tal manera que la planta esté firme. Permitir las circunstancias de tal manera que tengamos oportunidad de echar mano de la Gracia y la doctrina para crecer, pareciéndonos más al carácter de Cristo.
Abona la tierra. Proveyendo de nutrientes a la planta para un crecimiento sano y duradero. La obra del Espíritu Santo y la Gracia por medio de la Palabra de Dios en el carácter del creyente.
Esto explica Ro 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Cualquier cosa que el creyente viva es utilizado por Dios para llevarlo al crecimiento, para formar un carácter basado en la fe probada. Un ejemplo bíblico de esto lo encontramos en José el soñador, él vivió cosas que fueron difíciles de soportar, pero todo tenía un propósito, lo llevó de un joven superfluo y vanidoso hasta tener el carácter para soportar las presiones de un alto puesto en el gobierno. Dios estuvo cavando y abonando en su corazón en esos años que permaneció como esclavo y prisionero. El testimonio de que él entendía esto lo tenemos en Gn 45:5-8 5Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. 6Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega. 7Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. 8Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto.
No fueron las obras sueltas de José lo que glorificó a Dios, el resultado se dio porque él respondió al trabajo del Señor en su corazón, de manera que respondió bajo la guía del Señor a las circunstancias y glorificó a Dios por ello.
Cada día el Señor cava y abona nuestro corazón. Lo que vives no es casualidad, detrás está la obra sobrenatural de un Dios personal que desea formar el carácter de Cristo en ti, y espera obtener un fruto de ello.
Tú puedes hacer un balance de lo que Dios ha cavado y abonado en ti y que fruto ha habido de ello. ¿Tienes ya los mismos ideales de Cristo, el mismo sentir? Dios quiere que los tengas. Es necesario que estés preparado para que se cumpla la voluntad de Dios en tu vida. O prefieres continuar haciendo obras.
Quieras o no, el Señor tiene un compromiso personal de llevarte al crecimiento: Sal 32:8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.; 2Co 9:8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; Fil 1:6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Dice en Ef 5:25-27 25Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. En la mente del Señor Jesucristo está el perfeccionamiento y santificación de cada uno de los miembros del cuerpo de Cristo, que conforman su Iglesia. El fruto individual de cada creyente forma el fruto de la Iglesia de Cristo, muchos creyentes se esconden en este hecho, pero esto no es correcto y se dará cuenta de ello.
Hagamos un pequeño recuento de lo que Dios cavó este año en nosotros.
Y SI DIERE FRUTO, BIEN; Y SI NO...
Literalmente leemos en el original en griego; y si hiciese fruto en el futuro, Esta es una figura conocida como reticencia, pero se sobreentiende claramente que significa algo bueno. Nuevamente encontramos el objetivo divino en el proceso de cavar y abonar: el fruto; si este es obtenido, bien, se tiene lo esperado, la gloria sea a Dios, quien es el autor de todas las cosas.
Pero el Señor no obliga a nadie. Es claramente expresado que no todos responderán a la obra del Señor y no dará ningún fruto, ¿Que pasará entonces?
Veamos algunos textos: Mt 3:10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Mt 7:19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Jn 15:6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Estos textos nos muestran que un árbol que no da el fruto esperado es inútil y por tanto echado al fuego, su única utilidad es ser utilizado como leña. Los pámpanos no sirven para nada, se queman como basura cuando se secan. La enseñanza aquí es que el creyente que se resiste a dar fruto deja de ser considerado como un instrumento de Dios, no sirve para la obra divina, sus obras son inútiles para el Señor. El fuego a donde serán echados no es el infierno, sino el fuego de prueba en el tribunal de Cristo y el texto de Juan nos dice que arden, sus obras fueron heno, hojarasca, madera; estas se quemarán completamente porque fueron echas en el poder de la carne y no en el del Espíritu.
Estamos hablando de los creyentes que prefieren hacer que ser. Estos no son utilizados por Dios para dar fruto que permanece.
CONCLUSIÓN.
Es un tiempo de balance, la pregunta es: ¿Eres o haces? ¿Cómo saberlo? Lo que Dios permitió en tu vida fue cavar y abonar o sufriste las circunstancias que se te presentaron y sigues igual. Las obras que haces ¿Son inspiradas por Cristo gobernando tu corazón? O son actividades que realizas.
No importa si lo que haces esta bien o mal ejecutado, sino: ¿Produce fruto que perdura? ¿Hay un resultado que glorifica a Dios y te acerca más al carácter de Cristo o solo se puede calificar como "bonito"?
Tienes un nuevo año por delante ¿Qué quieres, ser o hacer? Como hijo de Dios individual, ¿Cual va ser tu aportación este nuevo año para que la voluntad del Señor se cumpla en esta parte del cuerpo de Cristo?
Hemos tenido multitud de actividades este año que termina, ¿Cual es el fruto en tu vida? ¿Cual es el fruto como Iglesia?
No hay que llevar esta responsabilidad en nuestra espalda y decir en forma soberbia: Yo puedo. Permitamos que sea el Señor el que haga la obra en nosotros.
Veamos algunos textos que nos dan el fiel de la balanza para la evaluación de nuestras obras:
Ro 6:22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.
2Co 9:10 Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia,
Fil 1:11 llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Col 1:10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;
Tit 3:14 Y aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que no sean sin fruto.
Stg 3:17-18 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
¿Te encuentras falto? Quizá imperceptiblemente te dejaste llevar por la corriente de este mundo: tener y hacer, olvidando el ser. No todo está perdido, capitaliza esta situación, arrepiéntete, confiésalo delante del Señor y se más sabio, evita hacer las cosas tú y deja que el Señor gobierne en tu mente y corazón, llénate dela palabra de Dios y has solo dos propósitos para el siguiente año: Ser sensible a la guía del Espíritu Santo para hacer la voluntad de Dios y ser obediente a esa guía, él se encarga de lo demás.
Por Jorge Matienzo
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
La higuera siempre ha sido un símbolo del pueblo de Israel, esta parábola se relaciona con otros pasajes de la escritura (Is 5, Mt 21:19, etc.)que enseñan que el pueblo judío no sería encontrado con los frutos esperados por el Mesías y sería desechado como un instrumento del Señor dentro del plan de salvación al mundo perdido; sería tratado por Dios y a su tiempo se le demandaría ese fruto antes del juicio de Dios. Sin embargo en este pasaje encontramos los principios básicos que son valiosos para nosotros, que buscamos a Dios en su Palabra.
Los principios básicos que encontramos y que son aplicables a todo aquel que se allega al Señor son:
a. Se espera un fruto y será demandado, v. 6
El Señor tiene paciencia y misericordia para obtener ese fruto, v 7,8
Hay un intercesor que aboga por nosotros, v 8.
Hay un trabajo de parte de Dios para obtener el fruto, v 8.
Existe un tiempo límite para obtener el fruto, v 8.
Existen consecuencias de no encontrarse resultados, v 9.
Sobre estos principios es que edificaremos en el estudio.
...VINO A BUSCAR FRUTO... Y NO LO HALLÓ.
Muchos de nosotros cuando estuvimos en la escuela primaria nos tocó el meter un frijol en un vaso con un algodón mojado, y cuando se nos dijo que de ahí nacería una plantita, pensamos: "¿Será?". Este no era el caso del dueño de la viña, al sembrar la higuera, esperaba obtener frutos de ella, no había ninguna duda en él.q
Veamos Jn 15:1-8 y 16a 1Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 7Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 8En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.... 16No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca...
Encontramos en este pasaje del Nuevo Testamento palabras del Señor Jesucristo para sus discípulos (para nosotros), que nos enseñan los mismos principios del pasaje que estamos estudiando:
a. Se espera obtener un fruto.
Existe un labrador
Trabajo por parte del labrador para obtener el fruto
Consecuencias en caso de no encontrar el fruto
Se añaden algunos otros principios como:
e. El objetivo del fruto: la gloria de Dios
La permanencia del fruto.
El fruto como un indicador del discípulo del Señor.
El amor como principal fruto
Ya hemos tenido otros estudios acerca del fruto del que habla Juan 15, no es nuestro objetivo hablar acerca del fruto, sino en los principios del pasaje.
Este pasaje nos enseña la certeza de que el fruto es esperado y que hay consecuencias de ello.
¿Cómo el Señor busca el fruto?
En el caso del pueblo de Israel era la fe para aceptar al Mesías, una fe basada en el trato de Dios con su pueblo.
En el caso de su Iglesia Universal es a través de:
1. La doctrina vivida en la práctica. Valores, tribulaciones, metas, etc.
El carácter de Cristo formado en el creyente.
En la actualidad la Iglesia del Señor tiene el objetivo principal de anunciar las buenas nuevas al mundo y de glorificar a Dios (comprobar ante los hombres) por medio de los creyentes formando en ellos el carácter de Jesucristo.
...HACE TRES AÑOS QUE VENGO...
El hombre de la parábola por un periodo de tres años buscó el fruto y no lo encontró. Esto nos indica que la búsqueda del fruto no es un evento puntual (único) sino un acto continuo.
El fruto es esperado hoy, el juicio es en el futuro (en el tribunal de Cristo).
Cada día el Señor busca nuestro fruto permitiendo las circunstancias de manera que este se manifieste, acercándonos cada vez más al carácter del Señor Jesucristo. Ro 6:22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Col 1:10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;
El principio nos enseña que cabe la posibilidad de no encontrar nada.
Es importante mencionar que el fruto no son las obras del creyente, sino todo aquello que redunde en la gloria de Dios, y esto es intangible, juzgado solo por Dios. El creyente no fue llamado a hacer, sino a ser. Ef 4:12-13 12a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Los valores de la época actual contaminan a la Iglesia de Cristo, esta es encontrada en múltiples actividades y el creyente piensa que por hacer estas actividades está sirviendo a Dios, pero el creyente fue llamado a ser como Cristo Jesús. Las obras deben ser el resultado de lo que ocurre en el interior del corazón del creyente, esto es lo que debe ser claro en la mente de los que son hijos de Dios por medio de la fe en el Señor Jesucristo.
Así es que encontramos personas de mucho renombre en la congregación, ya sea por su antigüedad, su actividad, etc. Y en su corazón aún no se forma el carácter de Cristo y están frustradas interiormente y en lo íntimo no mantienen una relación permanente y sana con su salvador. La Biblia dice que esto es ruido y nada más. 1Co 13:1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
¿Qué tanto nos parecemos a Cristo? Y por esta razón ¿que fruto hemos manifestado para la gloria de Él y el Padre celestial?
Esta es la fuerte responsabilidad, sin embargo hay excelentes noticias.
...HASTA QUE YO CAVE... Y LA ABONE.
No estamos solos en esta responsabilidad, existe un labrador que está haciendo un trabajo para que nosotros podamos dar fruto.
¿Qué hace el labrador?
Cava la tierra. Facilitando a la raíz ahondar y profundizar, de tal manera que la planta esté firme. Permitir las circunstancias de tal manera que tengamos oportunidad de echar mano de la Gracia y la doctrina para crecer, pareciéndonos más al carácter de Cristo.
Abona la tierra. Proveyendo de nutrientes a la planta para un crecimiento sano y duradero. La obra del Espíritu Santo y la Gracia por medio de la Palabra de Dios en el carácter del creyente.
Esto explica Ro 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Cualquier cosa que el creyente viva es utilizado por Dios para llevarlo al crecimiento, para formar un carácter basado en la fe probada. Un ejemplo bíblico de esto lo encontramos en José el soñador, él vivió cosas que fueron difíciles de soportar, pero todo tenía un propósito, lo llevó de un joven superfluo y vanidoso hasta tener el carácter para soportar las presiones de un alto puesto en el gobierno. Dios estuvo cavando y abonando en su corazón en esos años que permaneció como esclavo y prisionero. El testimonio de que él entendía esto lo tenemos en Gn 45:5-8 5Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. 6Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega. 7Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. 8Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto.
No fueron las obras sueltas de José lo que glorificó a Dios, el resultado se dio porque él respondió al trabajo del Señor en su corazón, de manera que respondió bajo la guía del Señor a las circunstancias y glorificó a Dios por ello.
Cada día el Señor cava y abona nuestro corazón. Lo que vives no es casualidad, detrás está la obra sobrenatural de un Dios personal que desea formar el carácter de Cristo en ti, y espera obtener un fruto de ello.
Tú puedes hacer un balance de lo que Dios ha cavado y abonado en ti y que fruto ha habido de ello. ¿Tienes ya los mismos ideales de Cristo, el mismo sentir? Dios quiere que los tengas. Es necesario que estés preparado para que se cumpla la voluntad de Dios en tu vida. O prefieres continuar haciendo obras.
Quieras o no, el Señor tiene un compromiso personal de llevarte al crecimiento: Sal 32:8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.; 2Co 9:8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; Fil 1:6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Dice en Ef 5:25-27 25Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. En la mente del Señor Jesucristo está el perfeccionamiento y santificación de cada uno de los miembros del cuerpo de Cristo, que conforman su Iglesia. El fruto individual de cada creyente forma el fruto de la Iglesia de Cristo, muchos creyentes se esconden en este hecho, pero esto no es correcto y se dará cuenta de ello.
Hagamos un pequeño recuento de lo que Dios cavó este año en nosotros.
Y SI DIERE FRUTO, BIEN; Y SI NO...
Literalmente leemos en el original en griego; y si hiciese fruto en el futuro, Esta es una figura conocida como reticencia, pero se sobreentiende claramente que significa algo bueno. Nuevamente encontramos el objetivo divino en el proceso de cavar y abonar: el fruto; si este es obtenido, bien, se tiene lo esperado, la gloria sea a Dios, quien es el autor de todas las cosas.
Pero el Señor no obliga a nadie. Es claramente expresado que no todos responderán a la obra del Señor y no dará ningún fruto, ¿Que pasará entonces?
Veamos algunos textos: Mt 3:10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Mt 7:19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Jn 15:6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Estos textos nos muestran que un árbol que no da el fruto esperado es inútil y por tanto echado al fuego, su única utilidad es ser utilizado como leña. Los pámpanos no sirven para nada, se queman como basura cuando se secan. La enseñanza aquí es que el creyente que se resiste a dar fruto deja de ser considerado como un instrumento de Dios, no sirve para la obra divina, sus obras son inútiles para el Señor. El fuego a donde serán echados no es el infierno, sino el fuego de prueba en el tribunal de Cristo y el texto de Juan nos dice que arden, sus obras fueron heno, hojarasca, madera; estas se quemarán completamente porque fueron echas en el poder de la carne y no en el del Espíritu.
Estamos hablando de los creyentes que prefieren hacer que ser. Estos no son utilizados por Dios para dar fruto que permanece.
CONCLUSIÓN.
Es un tiempo de balance, la pregunta es: ¿Eres o haces? ¿Cómo saberlo? Lo que Dios permitió en tu vida fue cavar y abonar o sufriste las circunstancias que se te presentaron y sigues igual. Las obras que haces ¿Son inspiradas por Cristo gobernando tu corazón? O son actividades que realizas.
No importa si lo que haces esta bien o mal ejecutado, sino: ¿Produce fruto que perdura? ¿Hay un resultado que glorifica a Dios y te acerca más al carácter de Cristo o solo se puede calificar como "bonito"?
Tienes un nuevo año por delante ¿Qué quieres, ser o hacer? Como hijo de Dios individual, ¿Cual va ser tu aportación este nuevo año para que la voluntad del Señor se cumpla en esta parte del cuerpo de Cristo?
Hemos tenido multitud de actividades este año que termina, ¿Cual es el fruto en tu vida? ¿Cual es el fruto como Iglesia?
No hay que llevar esta responsabilidad en nuestra espalda y decir en forma soberbia: Yo puedo. Permitamos que sea el Señor el que haga la obra en nosotros.
Veamos algunos textos que nos dan el fiel de la balanza para la evaluación de nuestras obras:
Ro 6:22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.
2Co 9:10 Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia,
Fil 1:11 llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Col 1:10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;
Tit 3:14 Y aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que no sean sin fruto.
Stg 3:17-18 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
¿Te encuentras falto? Quizá imperceptiblemente te dejaste llevar por la corriente de este mundo: tener y hacer, olvidando el ser. No todo está perdido, capitaliza esta situación, arrepiéntete, confiésalo delante del Señor y se más sabio, evita hacer las cosas tú y deja que el Señor gobierne en tu mente y corazón, llénate dela palabra de Dios y has solo dos propósitos para el siguiente año: Ser sensible a la guía del Espíritu Santo para hacer la voluntad de Dios y ser obediente a esa guía, él se encarga de lo demás.
Por Jorge Matienzo
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.