Introducción
La semana anterior tuvimos la oportunidad de comenzar un breve análisis del significado espiritual que tiene para la Iglesia la liberación del pueblo de Israel de su estado de esclavitud en Egipto. Uno de los conceptos fundamentales de nuestro estudio es que Dios libertó a su pueblo para que le adorara. Cuando usted toma en consideración lo que esto significa, ¿qué pensamientos surgen en su mente? ¿Qué significado tiene para usted el hecho de saber que Dios liberta para convertirle en un adorador/a? Y, finalmente debemos preguntarnos, qué es adorar a Jesucristo, para hacerlo correctamente.
Cuando pensamos en estas y otras preguntas relacionadas a este tema es imposible no darnos cuenta que Dios tiene un sentido de propósito bien claro y definido en cuanto al por qué y al para qué va a sacar a su pueblo de esa nación esclavizante: para que le adoren. Pero, ¿será fácil la encomienda dada a Moisés y a su hermano Aarón? Hoy vamos a ver qué sucedió una vez que estos dos hombres comenzaron a realizar la tarea asignada.
I. Notas Preliminares
Cuando echamos una ojeada al relato bíblico descubrimos que Dios, antes de sacar a su pueblo envió 10 plagas. También podemos ver que las expresiones donde se menciona “el dejar ir” o, declaraciones relacionadas a ésta aparecen en los labios de Moisés, Aaron, Dios o faraón en 31 ocasiones en tan solo 8 capítulos. También podemos apreciar que el faraón no habla de dejar ir al pueblo de Israel hasta la manifestación de los piojos y la de las moscas. (Tercera y cuarta plaga, respectivamente) ¿Qué sucedió que no fue hasta la tercera y cuarta plaga que este hombre reaccionó con una oferta muy tentadora para el pueblo? Si vamos al texto bíblico encontraremos respuestas a nuestras preguntas. Leamos.
“Todo el polvo de la tierra se convirtió en piojos en todo el país de
Egipto. Los hechiceros también intentaron sacar piojos con sus en-
cantamientos, pero no pudieron...entonces los hechiceros dijeron
al faraón: es el dedo de Dios.” (Éxodo 8:16,17,19 énfasis mío)
“Aquel día yo apartaré la tierra de Gosén, en la cual habita mi pue-
blo, para que no haya en ella ninguna clase de moscas, a fin de que
sepas que yo soy Jehová en medio de la tierra. Y yo pondré reden-
ción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será esta señal.” (Ex.8:22-23)
Hasta ese momento cuando hubo piojos en toda la tierra de Egipto, los hechiceros de esa nación habían repetido en tres ocasiones la misma acción de Moisés y/o Aarón. (cf. Éxodo 7:11;22; 8:7) También, por lo que podemos deducir del relato bajo estudio, hasta ese momento Dios todavía no había hecho distinción entre los egipcios y los israelitas. Estos dos elementos fueron instrumentos que obligaron al faraón a reflexionar. Por eso es que le vemos enviando a buscar a Moisés y a su hermano Aarón.
II. Primera Propuesta
“Entonces el faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Andad, ofreced
sacrificio a vuestro Dios, pero dentro del país.” (Éxodo 8:25, énfasis mío)
Acabamos de escuchar o de leer la primera propuesta del faraón ante la orden de Dios: “deja ir a mi pueblo para que me celebre fiesta en el desierto.” (Ex. 5:1)
Una propuesta a un “cliente”persigue convencerle de que la manera y las formas que se le indican en el documento o en la presentación le proveerán de unos beneficios lo suficientemente atractivos como para animarle o estimularle a firmar un contrato. ¿Cuál es la primera propuesta hecha por el faraón? Adoren, pero aquí, en Egipto.
III. Implicaciones de la Propuesta del Faraón
Y, ¿qué significado tienen para nosotros/as las palabras del faraón? ¿Qué implicación tiene la declaración, “pero dentro del país”? Para poder contestar esta pregunta es necesario que escuchemos la respuesta de Moisés a la propuesta del faraón.
“Moisés respondió: No conviene que hagamos así, porque ofreceríamos
a Jehová, nuestro Dios lo que es la abominación para los egipcios. Si
sacrificáramos lo que es abominación para los egipcios delante de ellos,
¿no nos apredrearían? Iremos por el desierto, tres días de camino, y
ofreceremos sacrificios a Jehová, nuestro Dios, como él nos diga.”
(Éxodo 8:26-27)
Un par de cosas no podemos pasar por alto. Si lo hacemos caeremos en una trampa satánica. Volvamos lentamente a la declaración de Moisés. Este hombre sabe que Dios requiere la muerte de todo aquello que el mundo venera. En aquella época, estos animales que se utilizarían en los sacrificios a Jehová eran considerados sagrados por los egipcios. Cuando estas personas vieran cuáles eran los animales utilizados por los hebreos, inevitablemente vendría la persecución y con ella, la muerte. Por eso Moisés plantea la situación del apedreamiento a la oferta hecha por el faraón. “Si hacemos lo que tú nos propones nos van a matar.”--dice Moisés.
Todavía nos resta definir qué es lo que implican estas palabras para nosotros/as. “Adorar dentro del país,” significa, entre otras cosas, venir al SEÑOR sin tener que cambiar nuestro estilo de vida. Es hacernos creer a nosotros/as mismos/as que Dios acepta nuestra adoración sin tener que sacrificar los “animales sagrados” en nuestra vida. Es extremadamente llamativo el hecho de que los animales que se utilizarían en la adoración a Jehová eran los mismos que los egipcios veneraban. Por lo tanto, adorar a Dios, es sinónimo de aniquilar aquellas cosas que esclavizan, que dominaban nuestra manera de pensar cuando todavía vivíamos como si Dios no existiera. Personas cuyos pensamientos todavía no son gobernados por la palabra de Dios son aquellas que han caído en la trampa del faraón: adora, pero aquí, en Egipto. “Tú no tienes que cambiar para adorar a Jesucristo.” --este es el mensaje que persigue engañarnos hoy. La propuesta faraónica busca pervertir la verdad y hacernos creer que podemos adorar a Dios siendo odavía esclavos/as de nuestra propias concupiscencias (def.: apetito desordenado de placeres deshonestos.) Es por esta razón tan fundamental que la acción de liberación tiene que acontecer primero para que entonces el pueblo pueda adorle después, fuera de Egipto.
IV. ¿Cómo NO Caer en la Trampa?
La tentación de la propuesta planteada por faraón tiene un enorme atractivo a cada ser humano debido a nuestra naturaleza pecaminosa. Cualquier elemento que nos permita justificar que podemos ser adoradores/as de Jesucristo sin tener que cambiar el estilo de vida que teníamos antes de ÉL encontrarnos, ejercerá gran influencia al momento de hacer nuestras decisiones.
Pero, ¿cómo podemos impedirlo? Para descubrir la respuesta a esta pregunta es necesario volver al texto bíblico. Leamos cómo Moisés respondió a faraón.
“Iremos por el desierto, tres días de camino, y ofreceremos sacrificios a
Jehová, nuestro Dios, como él nos diga.” (Éxodo 8:27, énfasis mío.)
Es notable la manera como Moisés evita caer en la trampa. Pero mucho más notable es la realidad de que el medio no ha cambiado a lo largo de los milenios. Nuestro único ámparo ayer, hoy y mañana es obedecer la Palabra de Dios. Moisés dijo, haremos “como él nos diga.” (cf. Éxodo 3:18) ¿Deseas tú decirle lo mismo a “faraón”? Oremos. SEÑOR JESÚS, HAREMOS COMO TÚ NOS DIGAS. AMEN.
Sermón predicado en la Iglesia Presbiteriana Casa del Alfarero, por el Pastor Ismael González-Silva
Ponce, Puerto Rico. Domingo, 27 de enero de 2002. e-mail:
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Segundo sermón de una serie basada en el Exodo.
I. Notas Preliminares
Cuando echamos una ojeada al relato bíblico descubrimos que Dios, antes de sacar a su pueblo envió 10 plagas. También podemos ver que las expresiones donde se menciona “el dejar ir” o, declaraciones relacionadas a ésta aparecen en los labios de Moisés, Aaron, Dios o faraón en 31 ocasiones en tan solo 8 capítulos. También podemos apreciar que el faraón no habla de dejar ir al pueblo de Israel hasta la manifestación de los piojos y la de las moscas. (Tercera y cuarta plaga, respectivamente) ¿Qué sucedió que no fue hasta la tercera y cuarta plaga que este hombre reaccionó con una oferta muy tentadora para el pueblo? Si vamos al texto bíblico encontraremos respuestas a nuestras preguntas. Leamos.
“Todo el polvo de la tierra se convirtió en piojos en todo el país de
Egipto. Los hechiceros también intentaron sacar piojos con sus en-
cantamientos, pero no pudieron...entonces los hechiceros dijeron
al faraón: es el dedo de Dios.” (Éxodo 8:16,17,19 énfasis mío)
“Aquel día yo apartaré la tierra de Gosén, en la cual habita mi pue-
blo, para que no haya en ella ninguna clase de moscas, a fin de que
sepas que yo soy Jehová en medio de la tierra. Y yo pondré reden-
ción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será esta señal.” (Ex.8:22-23)
Hasta ese momento cuando hubo piojos en toda la tierra de Egipto, los hechiceros de esa nación habían repetido en tres ocasiones la misma acción de Moisés y/o Aarón. (cf. Éxodo 7:11;22; 8:7) También, por lo que podemos deducir del relato bajo estudio, hasta ese momento Dios todavía no había hecho distinción entre los egipcios y los israelitas. Estos dos elementos fueron instrumentos que obligaron al faraón a reflexionar. Por eso es que le vemos enviando a buscar a Moisés y a su hermano Aarón.
II. Primera Propuesta
“Entonces el faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Andad, ofreced
sacrificio a vuestro Dios, pero dentro del país.” (Éxodo 8:25, énfasis mío)
Acabamos de escuchar o de leer la primera propuesta del faraón ante la orden de Dios: “deja ir a mi pueblo para que me celebre fiesta en el desierto.” (Ex. 5:1)
Una propuesta a un “cliente”persigue convencerle de que la manera y las formas que se le indican en el documento o en la presentación le proveerán de unos beneficios lo suficientemente atractivos como para animarle o estimularle a firmar un contrato. ¿Cuál es la primera propuesta hecha por el faraón? Adoren, pero aquí, en Egipto.
III. Implicaciones de la Propuesta del Faraón
Y, ¿qué significado tienen para nosotros/as las palabras del faraón? ¿Qué implicación tiene la declaración, “pero dentro del país”? Para poder contestar esta pregunta es necesario que escuchemos la respuesta de Moisés a la propuesta del faraón.
“Moisés respondió: No conviene que hagamos así, porque ofreceríamos
a Jehová, nuestro Dios lo que es la abominación para los egipcios. Si
sacrificáramos lo que es abominación para los egipcios delante de ellos,
¿no nos apredrearían? Iremos por el desierto, tres días de camino, y
ofreceremos sacrificios a Jehová, nuestro Dios, como él nos diga.”
(Éxodo 8:26-27)
Un par de cosas no podemos pasar por alto. Si lo hacemos caeremos en una trampa satánica. Volvamos lentamente a la declaración de Moisés. Este hombre sabe que Dios requiere la muerte de todo aquello que el mundo venera. En aquella época, estos animales que se utilizarían en los sacrificios a Jehová eran considerados sagrados por los egipcios. Cuando estas personas vieran cuáles eran los animales utilizados por los hebreos, inevitablemente vendría la persecución y con ella, la muerte. Por eso Moisés plantea la situación del apedreamiento a la oferta hecha por el faraón. “Si hacemos lo que tú nos propones nos van a matar.”--dice Moisés.
Todavía nos resta definir qué es lo que implican estas palabras para nosotros/as. “Adorar dentro del país,” significa, entre otras cosas, venir al SEÑOR sin tener que cambiar nuestro estilo de vida. Es hacernos creer a nosotros/as mismos/as que Dios acepta nuestra adoración sin tener que sacrificar los “animales sagrados” en nuestra vida. Es extremadamente llamativo el hecho de que los animales que se utilizarían en la adoración a Jehová eran los mismos que los egipcios veneraban. Por lo tanto, adorar a Dios, es sinónimo de aniquilar aquellas cosas que esclavizan, que dominaban nuestra manera de pensar cuando todavía vivíamos como si Dios no existiera. Personas cuyos pensamientos todavía no son gobernados por la palabra de Dios son aquellas que han caído en la trampa del faraón: adora, pero aquí, en Egipto. “Tú no tienes que cambiar para adorar a Jesucristo.” --este es el mensaje que persigue engañarnos hoy. La propuesta faraónica busca pervertir la verdad y hacernos creer que podemos adorar a Dios siendo odavía esclavos/as de nuestra propias concupiscencias (def.: apetito desordenado de placeres deshonestos.) Es por esta razón tan fundamental que la acción de liberación tiene que acontecer primero para que entonces el pueblo pueda adorle después, fuera de Egipto.
IV. ¿Cómo NO Caer en la Trampa?
La tentación de la propuesta planteada por faraón tiene un enorme atractivo a cada ser humano debido a nuestra naturaleza pecaminosa. Cualquier elemento que nos permita justificar que podemos ser adoradores/as de Jesucristo sin tener que cambiar el estilo de vida que teníamos antes de ÉL encontrarnos, ejercerá gran influencia al momento de hacer nuestras decisiones.
Pero, ¿cómo podemos impedirlo? Para descubrir la respuesta a esta pregunta es necesario volver al texto bíblico. Leamos cómo Moisés respondió a faraón.
“Iremos por el desierto, tres días de camino, y ofreceremos sacrificios a
Jehová, nuestro Dios, como él nos diga.” (Éxodo 8:27, énfasis mío.)
Es notable la manera como Moisés evita caer en la trampa. Pero mucho más notable es la realidad de que el medio no ha cambiado a lo largo de los milenios. Nuestro único ámparo ayer, hoy y mañana es obedecer la Palabra de Dios. Moisés dijo, haremos “como él nos diga.” (cf. Éxodo 3:18) ¿Deseas tú decirle lo mismo a “faraón”? Oremos. SEÑOR JESÚS, HAREMOS COMO TÚ NOS DIGAS. AMEN.
Sermón predicado en la Iglesia Presbiteriana Casa del Alfarero, por el Pastor Ismael González-Silva
Ponce, Puerto Rico. Domingo, 27 de enero de 2002. e-mail:
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Segundo sermón de una serie basada en el Exodo.