Luego sucedió lo que parecía ser un triunfo, pero en realidad, produjo resultados desastrosos dentro de la iglesia. En el año 312 el emperador Constantino se convirtió al cristianismo y de inmediato puso fin a la persecución y a partir de entonces apoyó al cristianismo, haciéndolo la religión oficial de todo el Imperio Romano. También convocó al concilio de Nicea., en el cual los dirigentes de las iglesias en todas las provincias se reunieron y adoptaron el credo Apostólico y fortalecieron su organización.
La decadencia de la iglesia empezó cuando millones de personas fueron recibidos como miembros sin haberse convertido, solo añadían su fe en los dioses paganos, la adoración del Dios de los cristianos. Hombres ambiciosos y sin escrúpulos buscaban puestos en la iglesia para obtener influencia social y política o para disfrutar de privilegios que el estado proveía para el clero. Así los ritos, ceremonias y creencias del paganismo se infiltraban en la iglesia cristiana. Los verdaderos hombres de Dios protestaban enérgicamente contra tales cosas.
El historiador H.G.Wells explica como era posible que los romanos aceptaran tan pronto el cristianismo sin abandonar sus propios dioses. Se había popularizado el concepto de que los dioses de las naciones eran en realidad los mismos, aunque fueron adoptados bajo nombres distintos. Por eso les daba igual adorar al ser supremo bajo el nombre de Júpiter o el de Jehová, Zeus, Osiris, Serapis o Dios.
En el principio toda la humanidad había recibido una revelación del Dios verdadero, y unos rasgos de esa revelación habían llegado aún a algunas religiones paganas. Entre estos rasgos estaban los sacrificios sangrientos, la existencia de una trinidad celestial, y la esperanza del nacimiento del hijo de Dios. Entonces se extendió por todas partes una creencia compartida en la que se rendía culto a una trinidad celestial: El ser supremo, su esposa –“la reina del cielo”- y su hijo. La devoción mayor iba dirigida a la “reina del cielo”, desde el norte de África hasta China, y bajo nombres como Astarté, Isis, Venus, Diana, Hariti, y Kuan-Yin.
Frank Boyd traza el desarrollo de una religión y muestra como llegó a ser la religión oficial de Roma y como sus costumbres y doctrinas penetraron en la iglesia cristiana. Aunque los cristianos nunca oraban a María, durante los primeros tres siglos del cristianismo los muchos paganos en la nueva iglesia imperial empezaron a adorarla llamándola madre de Dios y reina del cielo.
Pronto se comenzó a fomentar abiertamente la adoración a María con estos títulos. Se restauraron los templos paganos y se restablecieron los ritos antiguos, con un requisito: que todas las diosas llevaran desde entonces el nombre de María.
En la adoración a Isis se le encendían velas y se colocaban alrededor de su imagen figuritas de cera llamadas “ex votos” estas representaban las partes del cuerpo para las cuales se suplicaba socorro. Isis contaba con muchos adoradores que hacían voto de dedicarle su vida. Después de un periodo largo de preparación, hacían el voto de celibato, se les rapaba la cabeza y se los vestía de lino. Todo esto llegó a formar parte de las costumbres de la Iglesia Católica Romana.
En la región antigua de Roma, cada dios tenía su especialidad. Uno era el dios de la guerra, otro de la agricultura, otro del amor y así por el estilo. Según la necesidad se solicitaba ayuda al dios correspondiente. Además de los dioses de primer orden se solicitaba ayuda a los dioses de segunda categoría que se interesaban en los seres humanos e intercedían por ellos ante Júpiter, el padre de los dioses.
En la asimilación de tales creencias y costumbres, se les dio así, a los santos, un puesto similar como intercesores cuasidivinos. En algunos lugares hoy se enciende una vela ante una imagen de San Antonio, para que el le ayude a su devoto a encontrar un objeto extraviado. Se cree que San Cristóbal socorre a los viajeros, y San Pedro bendice la pesca.
ORGANIZACIÓN ECLESIÁSTICA
La iglesia cristiana nació en Jerusalén en el día de Pentecostés del año 33, durante los siguientes treinta y siete años, hasta la destrucción de Jerusalén en el año 70, Jerusalén se destacó como centro de operaciones o sede del cristianismo. Pero con el establecimiento de iglesias fuertes en ciudades de mayor importancia en cada país, el gobierno eclesiástico se desarrollo sobre una base local y regional mas que central. Las iglesias metropolitanas proclamaban el evangelio por todos sus contornos y el pastor de la iglesia madre vigilaba por el bienestar de las congregaciones nuevas y sus dirigentes.
Al principio todos los pastores se llamaban “obispos” o “presbíteros”, pero con el tiempo se llamaba “obispo” solo a quienes tenían la dirección de las iglesias en cierta región o diócesis. Bajo su autoridad estaban los “presbíteros” y “diáconos”.
El obispo de Constantinopla tomó el titulo de “patriarca”, y el de Roma era llamado “papá” por el pueblo, palabra que se transformará en el actual titulo de “papa”.
Después de la muerte de los apóstoles y de la destrucción de Jerusalén, se sentía la necesidad de tener una sede central y alguna autoridad decisiva en los problemas de la iglesia. Así nació la rivalidad entre las iglesias de los grandes centros metropolitanos. El obispo de Roma gozaba de prestigio por estar en la capital del imperio, pero Alejandría y Antioquía también eran centros destacados.
Los partidarios de Roma empezaron a enseñar que su obispo tenía que tener preeminencia sobre los demás porque Jesús había comisionado a Pedro para ser la cabeza visible de la iglesia en la tierra. Afirmaban que Pedro estableció la iglesia en Roma y fue el primer obispo en el año 41 hasta su crucifixión en el año 67. Después de su muerte, tenía que ser cabeza de la iglesia universal el siguiente obispo de Roma y así sucesivamente.
Orígenes, uno de los escritores mas brillantes entre los padres de la iglesia de su época, visitó Roma a principios del siglo III d.c.. Se expresó en forma enérgica en contra de esa teoría. La enseñanza de que Pedro había sido designado para ocupar un cargo tan preeminente siempre ha sido repudiada por un sector de la iglesia.
En el año 330, Constantino mudó la capital del imperio a Bizancio, a la que llamó Constantinopla. El patriarca de la nueva capital consideraba que el era quien debía ejercer la autoridad máxima entre las iglesias y no el obispo o papa romano, o cuando menos no tenía porque someterse a el.
En el año 375, el vasto Imperio Romano se dividió en dos, con la capital del imperio oriental griego en Constantinopla y la del imperio occidental latino en Roma. Casi setecientos años mas tarde también se dividía en dos la iglesia por la insistencia del obispo de Roma en ser la cabeza universal del mundo cristiano.
A principios del siglo V el papa Inocencio I, insistió en que la sede romana era la cabeza de todas las iglesias. Algunos consideran que León El Grande (papa del 440 al 461) fundó el papado. pero muchos otros dicen que Georgio I (590 – 604) fue el verdadero fundador. Lo cierto es que a través de los siglos iban aumentando la autoridad eclesiástica y el poder temporal del obispo romano. Inocencio I dispuso que todos los obispos que no estuvieran de acuerdo con la decisión del obispo metropolitano tenían el derecho de apelar al obispo de Roma o sea al papa.
En 445 d.c. el obispo romano fue declarado jefe supremo de la iglesia occidental. La resistencia a la autoridad del papa fue declarada ofensa contra el Imperio Romano.
En el año 510 se declaró que el pontífice romano debía ser juzgado solo por Dios y no estaba sujeto a ningún gobierno terrenal.
En el 741 d.c. se formuló la doctrina de la infalibilidad del papa en sus pronunciamientos oficiales, pero se demoró hasta el año 1870 su aceptación como dogma. No toda la iglesia aceptó este dogma en 1870. En los Países Bajos quienes lo rechazaban formaron su propia iglesia, llamándola la Iglesia Católica Antigua, que no reconoce al papado romano.
Durante la época medieval la historia de la iglesia muestra una profunda degeneración moral y se buscan puestos en la iglesia para tener influencia política mas que por vocación espiritual. El papado se degeneró y es difícil trazar la llamada “sucesión apostólica”. Durante un corto período (1045 – 1047) tres papas rivales se condenaban mutuamente y se combatían mediante las armas. Durante 500 años hubo entre el papado y el emperador del “Sacro Imperio Romano” cierta rivalidad por la supremacía.
Se agravó durante este período la tirantez entre la iglesia occidental y la oriental. En el año 1054 se separaron del todo. Tomando la iglesia oriental el nombre de Iglesia Ortodoxa.
MOVIMIENTOS DE REFORMA
Surgieron dentro de la iglesia entre los años 1000 y 1500 cinco movimientos de reforma que prepararon el terreno para la reforma de 1517 y los años siguientes. Fueron aplastados por la persecución pero Dios los usó para despertar la conciencia dormida del pueblo y dirigirlo hacia la Biblia.
Los albigenses surgieron en Europa alrededor del año 1000, amaban la Biblia y tradujeron las Escrituras, pero en el concilio de Tolosa, en el año 1229 se prohibió que los laicos leyeran la Biblia en el idioma común.
Contra los albigenses se adoptó una practica de exterminio de los herejes, matando a todos los habitantes de la región donde radicaban logrando así acabar con esa secta odiada.
En Inglaterra Juan Wycliffe, doctor en teología (1324 – 1384) enseñaba en contra de la doctrina de transustanciación, que había sido adoptada por la iglesia en 1215. Tradujo la Biblia al ingles y enseñaba que el papa no tenia derecho a ejercer autoridad sobre Inglaterra. Después de su muerte la persecución contra sus seguidores exterminó la secta.
Los escritos de Wycliffe influyeron en Juan Hus, rector de la universidad de Praga, en Bohemia. El enseñó los derechos de la conciencia individual y las doctrinas de Wycliffe.
Hus fue quemado en la hoguera en 1415,pero despertó en su patria lo deseo de reforma.
En Italia un fraile dominico llamado Savonarola, hacía ver a sus creyentes la necesidad de una experiencia individual de conversión, de una fe viva en Dios y una vida recta delante de El. El papa lo excomulgó y lo condenó a ser ahorcado en 1498.
Solo diecinueve años después de eso estalló en Alemania la gran Reforma. El conflicto comenzó cuando un monje, profesor en teología de la universidad de Wittenberg, se opuso a la venta de indulgencias para recaudar fondos para la iglesia en 1517. El papa lo excomulgó, pero algunos de los príncipes alemanes lo apoyaron y protegieron contra los esfuerzos papales para poner fin a su vida.
El renacimiento, (que daba nueva importancia a la razón humana), predispuso al pueblo para examinar las Escrituras por si mismo, en vez de aceptar ciegamente, por obligación todo lo que dijera la iglesia.
El conflicto entre los reformadores y Roma duró muchos años y tuvo por consecuencia la división de la iglesia. En líneas generales, todo el norte de Europa se separó de la Iglesia Católica Romana y los países del sur permanecieron leales al papa. Las iglesias protestantes que salieron de la reforma tenían entre ellas algunas diferencias de doctrina y de organización, pero habían establecido cinco principios fundamentales que las separaban del segmento no reformado de la iglesia:
1) La Biblia, y no la iglesia, es el fundamento de verdadera religión y la regla infalible para la fe y la conducta.
2) La religión debe ser racional e inteligente. La razón se somete a la revelación, pero a la vez rechaza las doctrinas y costumbres contrarias a la razón.
3) La religión debe ser personal, no se necesita un sistema de santos y sacerdotes como mediadores entre Dios y el hombre.
4) La religión debe ser espiritual, con mas énfasis en la experiencia interna que sobre los ritos externos.
5) La organización y el gobierno eclesiástico deben ser nacionales en vez de universales y la adoración debe celebrase en el idioma del pueblo.
Roma no había cedido a las exigencias de los reformadores, pero después de la división de la iglesia efectuó en la Contrareforma algunos cambios que hacían falta. Y aunque había perdido territorio en Europa, se había descubierto un nuevo mundo que la invitaba a la conquista por la espada y la cruz.
La decadencia de la iglesia empezó cuando millones de personas fueron recibidos como miembros sin haberse convertido, solo añadían su fe en los dioses paganos, la adoración del Dios de los cristianos. Hombres ambiciosos y sin escrúpulos buscaban puestos en la iglesia para obtener influencia social y política o para disfrutar de privilegios que el estado proveía para el clero. Así los ritos, ceremonias y creencias del paganismo se infiltraban en la iglesia cristiana. Los verdaderos hombres de Dios protestaban enérgicamente contra tales cosas.
El historiador H.G.Wells explica como era posible que los romanos aceptaran tan pronto el cristianismo sin abandonar sus propios dioses. Se había popularizado el concepto de que los dioses de las naciones eran en realidad los mismos, aunque fueron adoptados bajo nombres distintos. Por eso les daba igual adorar al ser supremo bajo el nombre de Júpiter o el de Jehová, Zeus, Osiris, Serapis o Dios.
En el principio toda la humanidad había recibido una revelación del Dios verdadero, y unos rasgos de esa revelación habían llegado aún a algunas religiones paganas. Entre estos rasgos estaban los sacrificios sangrientos, la existencia de una trinidad celestial, y la esperanza del nacimiento del hijo de Dios. Entonces se extendió por todas partes una creencia compartida en la que se rendía culto a una trinidad celestial: El ser supremo, su esposa –“la reina del cielo”- y su hijo. La devoción mayor iba dirigida a la “reina del cielo”, desde el norte de África hasta China, y bajo nombres como Astarté, Isis, Venus, Diana, Hariti, y Kuan-Yin.
Frank Boyd traza el desarrollo de una religión y muestra como llegó a ser la religión oficial de Roma y como sus costumbres y doctrinas penetraron en la iglesia cristiana. Aunque los cristianos nunca oraban a María, durante los primeros tres siglos del cristianismo los muchos paganos en la nueva iglesia imperial empezaron a adorarla llamándola madre de Dios y reina del cielo.
Pronto se comenzó a fomentar abiertamente la adoración a María con estos títulos. Se restauraron los templos paganos y se restablecieron los ritos antiguos, con un requisito: que todas las diosas llevaran desde entonces el nombre de María.
En la adoración a Isis se le encendían velas y se colocaban alrededor de su imagen figuritas de cera llamadas “ex votos” estas representaban las partes del cuerpo para las cuales se suplicaba socorro. Isis contaba con muchos adoradores que hacían voto de dedicarle su vida. Después de un periodo largo de preparación, hacían el voto de celibato, se les rapaba la cabeza y se los vestía de lino. Todo esto llegó a formar parte de las costumbres de la Iglesia Católica Romana.
En la región antigua de Roma, cada dios tenía su especialidad. Uno era el dios de la guerra, otro de la agricultura, otro del amor y así por el estilo. Según la necesidad se solicitaba ayuda al dios correspondiente. Además de los dioses de primer orden se solicitaba ayuda a los dioses de segunda categoría que se interesaban en los seres humanos e intercedían por ellos ante Júpiter, el padre de los dioses.
En la asimilación de tales creencias y costumbres, se les dio así, a los santos, un puesto similar como intercesores cuasidivinos. En algunos lugares hoy se enciende una vela ante una imagen de San Antonio, para que el le ayude a su devoto a encontrar un objeto extraviado. Se cree que San Cristóbal socorre a los viajeros, y San Pedro bendice la pesca.
ORGANIZACIÓN ECLESIÁSTICA
La iglesia cristiana nació en Jerusalén en el día de Pentecostés del año 33, durante los siguientes treinta y siete años, hasta la destrucción de Jerusalén en el año 70, Jerusalén se destacó como centro de operaciones o sede del cristianismo. Pero con el establecimiento de iglesias fuertes en ciudades de mayor importancia en cada país, el gobierno eclesiástico se desarrollo sobre una base local y regional mas que central. Las iglesias metropolitanas proclamaban el evangelio por todos sus contornos y el pastor de la iglesia madre vigilaba por el bienestar de las congregaciones nuevas y sus dirigentes.
Al principio todos los pastores se llamaban “obispos” o “presbíteros”, pero con el tiempo se llamaba “obispo” solo a quienes tenían la dirección de las iglesias en cierta región o diócesis. Bajo su autoridad estaban los “presbíteros” y “diáconos”.
El obispo de Constantinopla tomó el titulo de “patriarca”, y el de Roma era llamado “papá” por el pueblo, palabra que se transformará en el actual titulo de “papa”.
Después de la muerte de los apóstoles y de la destrucción de Jerusalén, se sentía la necesidad de tener una sede central y alguna autoridad decisiva en los problemas de la iglesia. Así nació la rivalidad entre las iglesias de los grandes centros metropolitanos. El obispo de Roma gozaba de prestigio por estar en la capital del imperio, pero Alejandría y Antioquía también eran centros destacados.
Los partidarios de Roma empezaron a enseñar que su obispo tenía que tener preeminencia sobre los demás porque Jesús había comisionado a Pedro para ser la cabeza visible de la iglesia en la tierra. Afirmaban que Pedro estableció la iglesia en Roma y fue el primer obispo en el año 41 hasta su crucifixión en el año 67. Después de su muerte, tenía que ser cabeza de la iglesia universal el siguiente obispo de Roma y así sucesivamente.
Orígenes, uno de los escritores mas brillantes entre los padres de la iglesia de su época, visitó Roma a principios del siglo III d.c.. Se expresó en forma enérgica en contra de esa teoría. La enseñanza de que Pedro había sido designado para ocupar un cargo tan preeminente siempre ha sido repudiada por un sector de la iglesia.
En el año 330, Constantino mudó la capital del imperio a Bizancio, a la que llamó Constantinopla. El patriarca de la nueva capital consideraba que el era quien debía ejercer la autoridad máxima entre las iglesias y no el obispo o papa romano, o cuando menos no tenía porque someterse a el.
En el año 375, el vasto Imperio Romano se dividió en dos, con la capital del imperio oriental griego en Constantinopla y la del imperio occidental latino en Roma. Casi setecientos años mas tarde también se dividía en dos la iglesia por la insistencia del obispo de Roma en ser la cabeza universal del mundo cristiano.
A principios del siglo V el papa Inocencio I, insistió en que la sede romana era la cabeza de todas las iglesias. Algunos consideran que León El Grande (papa del 440 al 461) fundó el papado. pero muchos otros dicen que Georgio I (590 – 604) fue el verdadero fundador. Lo cierto es que a través de los siglos iban aumentando la autoridad eclesiástica y el poder temporal del obispo romano. Inocencio I dispuso que todos los obispos que no estuvieran de acuerdo con la decisión del obispo metropolitano tenían el derecho de apelar al obispo de Roma o sea al papa.
En 445 d.c. el obispo romano fue declarado jefe supremo de la iglesia occidental. La resistencia a la autoridad del papa fue declarada ofensa contra el Imperio Romano.
En el año 510 se declaró que el pontífice romano debía ser juzgado solo por Dios y no estaba sujeto a ningún gobierno terrenal.
En el 741 d.c. se formuló la doctrina de la infalibilidad del papa en sus pronunciamientos oficiales, pero se demoró hasta el año 1870 su aceptación como dogma. No toda la iglesia aceptó este dogma en 1870. En los Países Bajos quienes lo rechazaban formaron su propia iglesia, llamándola la Iglesia Católica Antigua, que no reconoce al papado romano.
Durante la época medieval la historia de la iglesia muestra una profunda degeneración moral y se buscan puestos en la iglesia para tener influencia política mas que por vocación espiritual. El papado se degeneró y es difícil trazar la llamada “sucesión apostólica”. Durante un corto período (1045 – 1047) tres papas rivales se condenaban mutuamente y se combatían mediante las armas. Durante 500 años hubo entre el papado y el emperador del “Sacro Imperio Romano” cierta rivalidad por la supremacía.
Se agravó durante este período la tirantez entre la iglesia occidental y la oriental. En el año 1054 se separaron del todo. Tomando la iglesia oriental el nombre de Iglesia Ortodoxa.
MOVIMIENTOS DE REFORMA
Surgieron dentro de la iglesia entre los años 1000 y 1500 cinco movimientos de reforma que prepararon el terreno para la reforma de 1517 y los años siguientes. Fueron aplastados por la persecución pero Dios los usó para despertar la conciencia dormida del pueblo y dirigirlo hacia la Biblia.
Los albigenses surgieron en Europa alrededor del año 1000, amaban la Biblia y tradujeron las Escrituras, pero en el concilio de Tolosa, en el año 1229 se prohibió que los laicos leyeran la Biblia en el idioma común.
Contra los albigenses se adoptó una practica de exterminio de los herejes, matando a todos los habitantes de la región donde radicaban logrando así acabar con esa secta odiada.
En Inglaterra Juan Wycliffe, doctor en teología (1324 – 1384) enseñaba en contra de la doctrina de transustanciación, que había sido adoptada por la iglesia en 1215. Tradujo la Biblia al ingles y enseñaba que el papa no tenia derecho a ejercer autoridad sobre Inglaterra. Después de su muerte la persecución contra sus seguidores exterminó la secta.
Los escritos de Wycliffe influyeron en Juan Hus, rector de la universidad de Praga, en Bohemia. El enseñó los derechos de la conciencia individual y las doctrinas de Wycliffe.
Hus fue quemado en la hoguera en 1415,pero despertó en su patria lo deseo de reforma.
En Italia un fraile dominico llamado Savonarola, hacía ver a sus creyentes la necesidad de una experiencia individual de conversión, de una fe viva en Dios y una vida recta delante de El. El papa lo excomulgó y lo condenó a ser ahorcado en 1498.
Solo diecinueve años después de eso estalló en Alemania la gran Reforma. El conflicto comenzó cuando un monje, profesor en teología de la universidad de Wittenberg, se opuso a la venta de indulgencias para recaudar fondos para la iglesia en 1517. El papa lo excomulgó, pero algunos de los príncipes alemanes lo apoyaron y protegieron contra los esfuerzos papales para poner fin a su vida.
El renacimiento, (que daba nueva importancia a la razón humana), predispuso al pueblo para examinar las Escrituras por si mismo, en vez de aceptar ciegamente, por obligación todo lo que dijera la iglesia.
El conflicto entre los reformadores y Roma duró muchos años y tuvo por consecuencia la división de la iglesia. En líneas generales, todo el norte de Europa se separó de la Iglesia Católica Romana y los países del sur permanecieron leales al papa. Las iglesias protestantes que salieron de la reforma tenían entre ellas algunas diferencias de doctrina y de organización, pero habían establecido cinco principios fundamentales que las separaban del segmento no reformado de la iglesia:
1) La Biblia, y no la iglesia, es el fundamento de verdadera religión y la regla infalible para la fe y la conducta.
2) La religión debe ser racional e inteligente. La razón se somete a la revelación, pero a la vez rechaza las doctrinas y costumbres contrarias a la razón.
3) La religión debe ser personal, no se necesita un sistema de santos y sacerdotes como mediadores entre Dios y el hombre.
4) La religión debe ser espiritual, con mas énfasis en la experiencia interna que sobre los ritos externos.
5) La organización y el gobierno eclesiástico deben ser nacionales en vez de universales y la adoración debe celebrase en el idioma del pueblo.
Roma no había cedido a las exigencias de los reformadores, pero después de la división de la iglesia efectuó en la Contrareforma algunos cambios que hacían falta. Y aunque había perdido territorio en Europa, se había descubierto un nuevo mundo que la invitaba a la conquista por la espada y la cruz.