La mayoría de personas pasan diariamente de ocho a doce horas trabajando para ganarse el sustento; invierten más tiempo en la oficina que en ellos mismos, en la familia o su congregación (en este orden). Pero no saben lo que Dios dice acerca de administrar los ingresos que obtienen a través de su esfuerzo. Por ello es necesario hablar de las finanzas a la luz de la Palabra; quizás no sea tan emotivo, pero si muy edificante.
Mucha gente no sabe en que orden ir haciendo los bienes en su vida. Hay jóvenes que lo primero que adquieren es un carro del año, en vez de invertir su dinero. Ignoran que a los 4 años ese carro se devaluó a la mitad del precio original, y que por él pagaron, sumando los intereses, el doble. Invierten su dinero en cosas que pierden valor y después se preguntan por qué Dios no les añade bendición.
Nosotros debemos educar a nuestra conciencia para que no nos deje cometer ese error. El Espíritu de Dios, quien nos unge con su poder, también nos da la inteligencia para administrar los bienes. La sabiduría te puede ayudar a prosperar mucho, pero la falta de ella te deja pobre. Shakespeare decía: "La gente que vive comprando bienes superfluos, llega a tener que vender los bienes necesarios." Si sigues el camino de la sabiduría y el dominio propio, llegará el día que tendrás con que comprarte lo que quieras; pero si te apresuras, pronto te endeudarás.
¿En que debo invertir primero?
Quiero mostrarte en la Biblia el orden de cómo debes hacer tus bienes. Proverbios 24:27 dice: 27 Prepara tus labores fuera, dispónlas en tus campos y edifica después tu casa.
Según la Escritura, primero debes invertir en tu negocio y luego en tu casa. La mayor parte de la gente prefiere adquirir una casa primero, porque tienen miedo de quedarse sin un lugar en donde vivir, y de no tener que heredarle a sus hijos. Si tú quieres ser una persona productiva, debes perder el miedo a invertir, o bien, con todo y éste hacerlo.
La Biblia nos enseña que antes de invertir el dinero en comprar o construir una casa, debemos invertirlo en un negocio que produzca utilidades, con las cuales adquirir esa casa. Dios quiere que hagas producir los recursos que el te dio. Si el te da cinco talentos, El espera que produzcas otros cinco. Muchos han deseado tener su negocio propio y nunca llegan a iniciarlo. La razón es que han invertido todo su dinero en una casa. Piensan que invertir en un negocio es un riesgo y por eso nunca se atreven a iniciar uno; pero, ¿quién les dijo que comprar una casa no es un riesgo? Si la compran en una mala ubicación, pude perder su valor inicial. Además, cuando se ven en una época de crisis, no pueden tomar esa casa y venderla en partes; no puede vender el garaje, o el cuarto de servicio, ni un solo ladrillo por aparte. Por otro lado, hay quienes compran la casa a crédito pagando altos intereses, sin darse cuenta que ahorrando ese dinero por el tiempo que pagaron la deuda, podrían haber adquirido una mejor.
Con esto no estoy diciendo que sea malo comprar o construir una casa, solo que es mejor tener antes un negocio que produzca, y comprar después no sólo una casa, sino varias. Lo que está mal es el orden para hacer las inversiones. Si tú eres un profesional, invierte primordialmente en el aprendizaje, porque tú te ganas la vida con lo que sabes. Incrementa y actualiza tus conocimientos y tu valor crecerá también. Si creces en sabiduría, prosperarás.
Los ejecutivos de hoy no se contratan por lo que saben solamente, sino también por la velocidad que tienen para aprender lo nuevo. Sí no quieres estudiar y actualizarte, estás en camino al fracaso. Jamás debes vivir para el presente, sino pensando en el futuro. La Palabra de Dios en Proverbios 27:23-24 dice: 23 Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas y mira con cuidado por tus rebaños, 24 porque las riquezas no duran para siempre, ni una corona es para generaciones perpetuas.
Dios no le está hablando aquí solamente a pastores espirituales, sino que también a pastores agrícolas, a una persona que cría ovejas. Estos pastores son los empresarios de hoy y podríamos decir que las ovejas son los clientes.
Sabiduría para edificar y llenar la casa
La Biblia en Proverbios 24:3-4 dice: 3Con sabiduría se edifica la casa, con prudencia se afirma 4y con ciencia se llenan las cámaras de todo bien preciado y agradable.
Una casa se edifica primero con sabiduría y prudencia, luego con gusto. La sabiduría y el conocimiento que te llevan al éxito en los negocios, es la misma que utilizas para edificar la casa. Según este versículo, Dios quiere que tengas un negocio, tu casa, y que la llenes buenos muebles. Dios desea prosperarte hasta que puedas llegar a tener todo esto.
Prosperando para los hijos
En Proverbios 19:14 dice: 14 La casa y las riquezas son herencia de los padres, pero don de Jehová es la mujer prudente.
Una de las oraciones que más hacen los cristianos es ésta: "Señor, provee a mi hijo una buena mujer que lo haga feliz". La mayor parte de padres oran para que sus hijos tengan una buena pareja, pero no hacen caso del resto de este versículo. En la misma escritura en la que Dios te promete heredarle a tu hijo una esposa prudente, le dice al padre que él debe darle la casa en donde vivan.
¿Hasta dónde quiere prosperarte Dios?
Hasta el punto que tengas un negocio productivo, tu casa propia bien amueblada y para la casa de cada uno de tus hijos. Si Dios te ha dado para tu negocio o profesión, también te proveerá para esa casa que quieres, y para la de tus hijos.
Lo que Dios desea es que en la misma curva de la vida en la que tu hijo crece hasta llegar a casarse, estés siendo prosperado. Mientras tu hijo crece, en alguna otra parte está creciendo la mujer que Dios le va a dar a tu hijo, y junto con ellos, va prosperando tu negocio para proveerles la casa. Lleva a tus hijos más allá de donde tú comenzaste financieramente, para que tus nietos empiecen más alto de donde tú o tu hijo comenzaron. Entonces tendremos familias y países prósperos.
La herencia de los nietos
Proverbios 13:22 dice: 22La herencia del bueno alcanzará a los hijos de sus hijos, pero la riqueza del pecador está guardada para el justo.
Dios te quiere llegar a bendecir tanto que puedas llegar a dejarle herencia hasta a tus nietos. Haz tus bienes en el orden de Dios, porque El te quiere prosperar tanto que, cuando llegue el día que llegues a la presencia a Dios, tus riquezas alcancen para tus hijos, tus nietos y tus bisnietos. Eso es prosperar por generaciones.
El orden que la Biblia nos enseña para hacer las riquezas es el siguiente: primero es tu negocio o profesión, después tu casa, luego el amueblado con el que la llenarás, después la casa de tus hijos y por último la herencia de tus nietos.
El traslado de bienes
Dice la última parte del verso que leímos anteriormente: "Pero la riqueza del pecador está guardada para el justo." Proverbios 13.22b. Un nivel más alto de prosperidad es cuando ya no solo trabajas para hacer las riquezas, sino también cuando las riquezas trabajan para ti. La Biblia dice en esta porción que Dios trasladará las riquezas de los pecadores al justo. La pregunta que debes hacerte es: ¿Soy yo una persona productiva e íntegra en mi trabajo, para que Dios se agrade de mí y me entregue las riquezas de los impíos?
Eclesiastés 2:25-26 lo dice así: 25Porque, ¿quién comerá y quién se gozará sino uno mismo? 26Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; pero al pecador le da el trabajo de recoger y amontonar, para dejárselo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
Cuando tú has trabajado de una manera que agrada a Dios, el tomará la riqueza de otros y la pondrá en tus manos. En la parábola de los talentos, el amo ordenó que al siervo malo que no produjo lo echaran a las tinieblas, y que el talento que le tenía se lo dieran al que tenía diez talentos. Porque al que tiene se le dará más, y el que no tiene, aún lo que piensa tener, se le quitará. Así se cumplió el verso que dice que las riquezas de los impíos serán trasladadas a las manos de los justos. Es cómo si Dios dijera: "He encontrado un hombre que producirá conforme a mi voluntad, a las manos de él ordeno que pasen las riquezas de otros."
A veces pensamos que si tuviéramos dones de canto, o si predicáramos desde un púlpito o presidiéramos un ministerio, entonces agradaríamos a Dios., pero como la mayoría de nosotros no podemos hacerlo, entonces no podemos hacerlo. Pero yo le digo que si usted es una persona íntegra que produce, ya le está siendo agradable.
Tú puedes prosperar por tu buen trabajo, y por el mal trabajo que otros hacen. Tú prosperas por los clientes que atiendes bien, y por los que la competencia atendió mal.
Bendito Dios por la competencia, ya que ésta te obliga a ser mejor cada día, te hace esforzarte por salir adelante. Bendice al Señor por las adversidades que tengas, porque te hacen cada día mejor, y te provocan a buscar más la presencia del Espíritu Santo y vivir en santidad. Da gracias por las personas que te señalan y acusan, porque te hacen caminar con más cuidado. Ahora entiendes porque la Palabra dice: "bendice a tus enemigos", porque muchas veces son ellos los que te provocan a buscar la bendición de Dios, ellos son usados para presionarte a ser mejor en la vida.
El gozo de trabajar
El versículo anterior al que leímos dice: 24No hay cosa mejor para el hombre que comer y beber, y gozar del fruto de su trabajo. He visto que esto también procede de la mano de Dios. (Eclesiastés 2:24) . De todas las cosas que Salomón califica como vanidad, hay algo que considera que viene de Dios, y es que el hombre se goce en su trabajo. Muchos cristianos entran gozosos cantando alabanzas a la Casa del Señor, gritando: Aleluya, Gloria a Dios, pero deberían hacer lo mismo cuando entran a su trabajo, colegio, instituto, universidad, etc.
Cuando entres a tu oficina, aula, etc. hazlo con acción de gracias, porque de allí es donde Dios te provee para prosperarte. Tu lugar de trabajo es también un lugar santo que debes respetar. Dios no te bendice si tienes una actitud negativa.
La bendición apostólica
En el tiempo de la iglesia primitiva traían los bienes y las propiedades a los pies de los apóstoles. El Señor me habló respecto a esto y me dijo que los apóstoles tenemos autoridad para bendecir la vida económica de los fieles. Y si a ellos les traían los bienes era porque ellos podían producir esa bendición, y hoy quiero bendecirte, declarando que en todo lo que haces vas a ser una persona productiva, vas a poder hacer crecer primero tu negocio, y luego tu casa, y también tanto como para darle a otros. Serás próspero en todas cosas.
Nosotros debemos educar a nuestra conciencia para que no nos deje cometer ese error. El Espíritu de Dios, quien nos unge con su poder, también nos da la inteligencia para administrar los bienes. La sabiduría te puede ayudar a prosperar mucho, pero la falta de ella te deja pobre. Shakespeare decía: "La gente que vive comprando bienes superfluos, llega a tener que vender los bienes necesarios." Si sigues el camino de la sabiduría y el dominio propio, llegará el día que tendrás con que comprarte lo que quieras; pero si te apresuras, pronto te endeudarás.
¿En que debo invertir primero?
Quiero mostrarte en la Biblia el orden de cómo debes hacer tus bienes. Proverbios 24:27 dice: 27 Prepara tus labores fuera, dispónlas en tus campos y edifica después tu casa.
Según la Escritura, primero debes invertir en tu negocio y luego en tu casa. La mayor parte de la gente prefiere adquirir una casa primero, porque tienen miedo de quedarse sin un lugar en donde vivir, y de no tener que heredarle a sus hijos. Si tú quieres ser una persona productiva, debes perder el miedo a invertir, o bien, con todo y éste hacerlo.
La Biblia nos enseña que antes de invertir el dinero en comprar o construir una casa, debemos invertirlo en un negocio que produzca utilidades, con las cuales adquirir esa casa. Dios quiere que hagas producir los recursos que el te dio. Si el te da cinco talentos, El espera que produzcas otros cinco. Muchos han deseado tener su negocio propio y nunca llegan a iniciarlo. La razón es que han invertido todo su dinero en una casa. Piensan que invertir en un negocio es un riesgo y por eso nunca se atreven a iniciar uno; pero, ¿quién les dijo que comprar una casa no es un riesgo? Si la compran en una mala ubicación, pude perder su valor inicial. Además, cuando se ven en una época de crisis, no pueden tomar esa casa y venderla en partes; no puede vender el garaje, o el cuarto de servicio, ni un solo ladrillo por aparte. Por otro lado, hay quienes compran la casa a crédito pagando altos intereses, sin darse cuenta que ahorrando ese dinero por el tiempo que pagaron la deuda, podrían haber adquirido una mejor.
Con esto no estoy diciendo que sea malo comprar o construir una casa, solo que es mejor tener antes un negocio que produzca, y comprar después no sólo una casa, sino varias. Lo que está mal es el orden para hacer las inversiones. Si tú eres un profesional, invierte primordialmente en el aprendizaje, porque tú te ganas la vida con lo que sabes. Incrementa y actualiza tus conocimientos y tu valor crecerá también. Si creces en sabiduría, prosperarás.
Los ejecutivos de hoy no se contratan por lo que saben solamente, sino también por la velocidad que tienen para aprender lo nuevo. Sí no quieres estudiar y actualizarte, estás en camino al fracaso. Jamás debes vivir para el presente, sino pensando en el futuro. La Palabra de Dios en Proverbios 27:23-24 dice: 23 Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas y mira con cuidado por tus rebaños, 24 porque las riquezas no duran para siempre, ni una corona es para generaciones perpetuas.
Dios no le está hablando aquí solamente a pastores espirituales, sino que también a pastores agrícolas, a una persona que cría ovejas. Estos pastores son los empresarios de hoy y podríamos decir que las ovejas son los clientes.
Sabiduría para edificar y llenar la casa
La Biblia en Proverbios 24:3-4 dice: 3Con sabiduría se edifica la casa, con prudencia se afirma 4y con ciencia se llenan las cámaras de todo bien preciado y agradable.
Una casa se edifica primero con sabiduría y prudencia, luego con gusto. La sabiduría y el conocimiento que te llevan al éxito en los negocios, es la misma que utilizas para edificar la casa. Según este versículo, Dios quiere que tengas un negocio, tu casa, y que la llenes buenos muebles. Dios desea prosperarte hasta que puedas llegar a tener todo esto.
Prosperando para los hijos
En Proverbios 19:14 dice: 14 La casa y las riquezas son herencia de los padres, pero don de Jehová es la mujer prudente.
Una de las oraciones que más hacen los cristianos es ésta: "Señor, provee a mi hijo una buena mujer que lo haga feliz". La mayor parte de padres oran para que sus hijos tengan una buena pareja, pero no hacen caso del resto de este versículo. En la misma escritura en la que Dios te promete heredarle a tu hijo una esposa prudente, le dice al padre que él debe darle la casa en donde vivan.
¿Hasta dónde quiere prosperarte Dios?
Hasta el punto que tengas un negocio productivo, tu casa propia bien amueblada y para la casa de cada uno de tus hijos. Si Dios te ha dado para tu negocio o profesión, también te proveerá para esa casa que quieres, y para la de tus hijos.
Lo que Dios desea es que en la misma curva de la vida en la que tu hijo crece hasta llegar a casarse, estés siendo prosperado. Mientras tu hijo crece, en alguna otra parte está creciendo la mujer que Dios le va a dar a tu hijo, y junto con ellos, va prosperando tu negocio para proveerles la casa. Lleva a tus hijos más allá de donde tú comenzaste financieramente, para que tus nietos empiecen más alto de donde tú o tu hijo comenzaron. Entonces tendremos familias y países prósperos.
La herencia de los nietos
Proverbios 13:22 dice: 22La herencia del bueno alcanzará a los hijos de sus hijos, pero la riqueza del pecador está guardada para el justo.
Dios te quiere llegar a bendecir tanto que puedas llegar a dejarle herencia hasta a tus nietos. Haz tus bienes en el orden de Dios, porque El te quiere prosperar tanto que, cuando llegue el día que llegues a la presencia a Dios, tus riquezas alcancen para tus hijos, tus nietos y tus bisnietos. Eso es prosperar por generaciones.
El orden que la Biblia nos enseña para hacer las riquezas es el siguiente: primero es tu negocio o profesión, después tu casa, luego el amueblado con el que la llenarás, después la casa de tus hijos y por último la herencia de tus nietos.
El traslado de bienes
Dice la última parte del verso que leímos anteriormente: "Pero la riqueza del pecador está guardada para el justo." Proverbios 13.22b. Un nivel más alto de prosperidad es cuando ya no solo trabajas para hacer las riquezas, sino también cuando las riquezas trabajan para ti. La Biblia dice en esta porción que Dios trasladará las riquezas de los pecadores al justo. La pregunta que debes hacerte es: ¿Soy yo una persona productiva e íntegra en mi trabajo, para que Dios se agrade de mí y me entregue las riquezas de los impíos?
Eclesiastés 2:25-26 lo dice así: 25Porque, ¿quién comerá y quién se gozará sino uno mismo? 26Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; pero al pecador le da el trabajo de recoger y amontonar, para dejárselo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
Cuando tú has trabajado de una manera que agrada a Dios, el tomará la riqueza de otros y la pondrá en tus manos. En la parábola de los talentos, el amo ordenó que al siervo malo que no produjo lo echaran a las tinieblas, y que el talento que le tenía se lo dieran al que tenía diez talentos. Porque al que tiene se le dará más, y el que no tiene, aún lo que piensa tener, se le quitará. Así se cumplió el verso que dice que las riquezas de los impíos serán trasladadas a las manos de los justos. Es cómo si Dios dijera: "He encontrado un hombre que producirá conforme a mi voluntad, a las manos de él ordeno que pasen las riquezas de otros."
A veces pensamos que si tuviéramos dones de canto, o si predicáramos desde un púlpito o presidiéramos un ministerio, entonces agradaríamos a Dios., pero como la mayoría de nosotros no podemos hacerlo, entonces no podemos hacerlo. Pero yo le digo que si usted es una persona íntegra que produce, ya le está siendo agradable.
Tú puedes prosperar por tu buen trabajo, y por el mal trabajo que otros hacen. Tú prosperas por los clientes que atiendes bien, y por los que la competencia atendió mal.
Bendito Dios por la competencia, ya que ésta te obliga a ser mejor cada día, te hace esforzarte por salir adelante. Bendice al Señor por las adversidades que tengas, porque te hacen cada día mejor, y te provocan a buscar más la presencia del Espíritu Santo y vivir en santidad. Da gracias por las personas que te señalan y acusan, porque te hacen caminar con más cuidado. Ahora entiendes porque la Palabra dice: "bendice a tus enemigos", porque muchas veces son ellos los que te provocan a buscar la bendición de Dios, ellos son usados para presionarte a ser mejor en la vida.
El gozo de trabajar
El versículo anterior al que leímos dice: 24No hay cosa mejor para el hombre que comer y beber, y gozar del fruto de su trabajo. He visto que esto también procede de la mano de Dios. (Eclesiastés 2:24) . De todas las cosas que Salomón califica como vanidad, hay algo que considera que viene de Dios, y es que el hombre se goce en su trabajo. Muchos cristianos entran gozosos cantando alabanzas a la Casa del Señor, gritando: Aleluya, Gloria a Dios, pero deberían hacer lo mismo cuando entran a su trabajo, colegio, instituto, universidad, etc.
Cuando entres a tu oficina, aula, etc. hazlo con acción de gracias, porque de allí es donde Dios te provee para prosperarte. Tu lugar de trabajo es también un lugar santo que debes respetar. Dios no te bendice si tienes una actitud negativa.
La bendición apostólica
En el tiempo de la iglesia primitiva traían los bienes y las propiedades a los pies de los apóstoles. El Señor me habló respecto a esto y me dijo que los apóstoles tenemos autoridad para bendecir la vida económica de los fieles. Y si a ellos les traían los bienes era porque ellos podían producir esa bendición, y hoy quiero bendecirte, declarando que en todo lo que haces vas a ser una persona productiva, vas a poder hacer crecer primero tu negocio, y luego tu casa, y también tanto como para darle a otros. Serás próspero en todas cosas.