Las preguntas que se hace la gente ante “el aborto”, son todas viables, algunas demuestran un sincero deseo de hacer las cosas bien, de hacer lo correcto y así, llegar al comportamiento que nos permite la felicidad y paz que da la tranquilidad de conciencia; pero otras preguntas, sólo buscan encontrar en las personas respuestas que les sean más favorables y mitigadoras a sentimientos de culpas por hechos ya consumados.
 
Siempre vamos a estar en un continuo aprendizaje, siempre vamos a ir creciendo como personas, tengamos el nivel sociocultural y religioso que se tenga.

Nuestro crecimiento, estancamiento, desvío o destrucción se va forjando según sea nuestro comportamiento ante tales interrogantes.

Nuestras iniciales, ingenuas y juveniles inquietudes o preguntas parten de un sincero deseo de conocer la verdad, y actuar de acuerdo a ella. Más adelante, si nuestra individual educación no se ha desarrollado en base a una fuente de sabiduría real, correcta y con bases sólidas, nuestra conducta será equívoca y alejada de lo correcto; seremos influenciados por la educación que otros reciben, y por la conducta que otros reflejan y que no necesariamente, son las mejores.

Nosotros, como seres inteligentes, responsables de nuestros actos, ante Dios y los hombres, debemos investigar individualmente la verdad, sobre todo en lo que se refiere a lo más importante, a lo que está primero en nosotros, lo que más valoramos, la vida.

“Yo he venido al mundo para que tengan vida,
y para que la tengan en abundancia.”

“Sobre toda cosa guardada,
guarda tu corazón,
porque de él mana vida.”
“Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que entregó a su Unigénito Hijo,
para que todo el que en Él crea,
no se pierda, mas tenga Vida Eterna.”
“Y esta es la Vida Eterna,
que te conozcan a Ti, Dios Padre Todopoderoso
y a tu enviado Jesucristo.”

“No se alabe el sabio en su sabiduría,
ni en su valentía se alabe el valiente,
ni el rico se alabe en sus riquezas.
Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar;
en entenderme y conocerme.”

Para Dios, la vida de cada ser humano es tan importante que entregó a SU Hijo Jesucristo, a morir en la cruz para salvación de todo el que en Él crea; y con Él viviendo en nosotros, nos da vida en abundancia aquí en la tierra, y vida eterna a su lado. Esa es la importancia del ser humano, la que Dios le da al proveer para cada uno de nosotros, vida eterna a su lado.

Conocerlos primero espiritualmente aquí en la tierra, y conocer al Eterno, cara a cara cuando salgamos de este mundo.

Cada ser humano tiene la posibilidad de CONOCER HOY, a Dios Padre, a Dios Hijo y al Espíritu Santo, y VIVIR, CON ELLOS, POR TODA LA ETERNIDAD.

Y para nosotros, ¿es importante nuestra vida?

Todos sabemos que por sobre toda cosa, por sobre todo lo que existe en el mundo, por sobre todo lo que podamos desear, deseamos preservar nuestra vida. El sentido de preservación del ser humano, es lo más fuerte y poderoso que existe en nosotros.

Esta característica del ser humano, de amar la vida, ¿nace por voluntad de cada uno de nosotros o fue Dios quien de su propia naturaleza la implantó en Adán, en Su “Aliento de Vida”?

Esa vida es Dios. Y Jesucristo lo ratificó en sí mismo.

“Yo soy el camino, la resurrección y LA VIDA.”

Nosotros no pedimos ser concebidos, pero, cuando nos dan a luz, ya estamos llorando, pidiendo que satisfagan nuestras necesidades básicas; lloramos si no estamos conformes con nuestro bienestar espiritual, físico y síquico.

¿Y ahora en el presente, conscientes de nosotros mismos no hacemos lo mismo que al nacer?

No por medio de lágrimas, pero, igual pedimos y obramos buscando satisfacer nuestros deseos de tener una vida abundante en todo aspecto.

¿No estamos minuto a minuto, tratando de complacernos a nosotros mismos, tanto en lo físico como en lo psíquico, en lo material como lo espiritual?

Todos amamos nuestra vida, como lo más valioso que poseemos...hasta el fin de nuestros días, hasta en el último aliento de vida, la amamos; y luchamos por conservarla...

La vida, es dada. No es creación nuestra, ni siquiera de quienes nos engendraron. Ni siquiera de quien nos da a la luz.

La VIDA es DIOS. ÉL FUE quien exhaló ALIENTO DE SU PROPIA VIDA sobre su obra aún inanimada, el hombre.

Dios creador, Espíritu Vivificador.

¿Qué dice Jesucristo, nuestro Salvador?

“YO SOY EL CAMINO,
LA RESURRECCIÓN
Y LA VIDA.”
“Yo soy el alpha y la Omega” “El principio y el fin”

“El que es, que era y que ha de venir”

¿Quién es el creador de la tierra? ¿Quién creó a todo ser viviente que habita sobre la tierra? ¿Y bajo los mares, y sobre los cielos? ¿Quién creó los cielos y la tierra? ¿Quién separó la luz de las tinieblas, llamándolos noche y día...¿Quién hizo toda la creación, quién creó todos los seres vivientes?

El creador no es acaso el dueño de su obra?

“ Y vio Dios que era bueno...”

Y al primer hombre... ¿quiénes pensaron en el hombre como un ser vivo, al cual le entregarían toda esa maravillosa creación para que se enseñorease de ella?

¿Cuál fue la Fuente de su vida?

¿Quién le dio la vida?

¿De qué materia prima lo hizo?

¿Era el hombre un ser viviente mientras Dios tenía la tierra húmeda en sus manos, y le daba forma?

¿En qué momento dejó de ser tierra húmeda, inanimada, para ser un ser vivo, con alma, cuerpo y espíritu, a imagen y semejanza de Dios?

¿No fue que el hombre tuvo vida desde antes de ser moldeado, cuando Dios lo pensó como un ser viviente en su mente; lo deseó en Su Voluntad; y ejecutó lo pensado?

Y Dios creó al hombre; y creó a la mujer de la costilla del hombre.

la creó de la misma vida que tenía Adán, el ALIENTO DE VIDA de DIOS, y la llamó Varona,

“... porque del varón fue tomada...”

Si el hombre o la mujer se hubieran creado a sí mismos, a lo mejor, tendrían derecho sobre sus vidas y sobre las vidas que engendrasen.

Pero, no fue así. El ser humano no adquirió la vida por su propia voluntad ni por su propio esfuerzo o deseo.

La vida y el propósito de vida del ser humano en semejanza con Dios fue en cumplimiento de la expresa voluntad y deseo de nuestro Creador.

Nunca fuimos dueños de nuestra vida y nunca lo seremos. Y menos seremos dueños de la vida de otro ser humano. Si fuéramos dueños de nuestra vida podríamos nosotros mismos determinar el número de años a vivir. Si no tenemos dominio sobre el número de días que viviremos ¿con qué derecho decidimos el número de días que vivirá un hijo no deseado en el vientre materno?

“Creced y multiplicaos...”

Creced...les dijo a Adán y a Eva, aunque ya eran adultos. ¿en qué tendrían que crecer?

¿Dios no les estaba diciendo que debían “crecer” en el conocimiento del uno con el otro?

¿Que debían crecer en el disfrutar de la compañía de uno con el otro?

¿Que debían crecer en amor, cada día más, el uno por el otro?

¿Que debían crecer hasta lo máximo, desear de todo corazón el bien del otro?

Crecieron en amor, en conocimiento y necesidad mutua...

Estaban aprendiendo a vivir la vida que Dios les daba...

Mientras estuvieron en el Paraíso no se “conocieron”. No tuvieron relación carnal.

Y Adán “conoció” a Eva...

Y se llamó Eva cuando nació su primer hijo...

El nombre Eva, significa: “madre de todos los vivientes”.

Y ahora, nosotros, cuando iniciamos una relación con alguien que nos interesa,

¿no debemos seguir el mismo orden que dejó Dios establecido?

¿Acaso Dios se ha equivocado alguna vez en lo que determinó sería un bien para el hombre?

“Creced y multiplicaos.”

Primero crecer en el conocimiento de la otra persona. Conocerlo integralmente, en un tiempo transcurrido, después amarse y después consolidar la relación, bajo la bendición de Dios, con los hijos.

Hoy en día, al parecer por las estadísticas demostradas, hombres y mujeres no sólo han invertido el orden sino que no le dan ninguna importancia al hecho de ser una sola carne.

Primero, el sexo, como una mera relación genital excitante, sin mediar mayores exigencias, como quien vive de momentos, En ese momento sólo existen ellos, su sexualidad, sus deseos y su irresponsabilidad.

Son seres pensantes, pero, irresponsables absolutamente ante Dios y ante los hombres.

A veces, a lo mejor, pueden seguir en una relación que podría desarrollarse de tal manera que tuviera un final feliz.

Hombre, mujer, hijos, una familia.

Pocos son los casos de jóvenes que hacen las cosas como Dios las diseñó.

A veces esa “mera relación genital excitante sin mayores exigencias”, tiene como resultado lo más importante dentro de la creación del hombre, la concepción de una vida humana, pero, en este caso, como no hay un fundamento valórico real con sentimientos de amor o de responsabilidad que sustenten esta relación, este niño pasa a ser “una vida indeseada” o “un hijo indeseado”.

La pregunta que se hacen los responsables, o irresponsables, es:

¿Qué destino le doy a este ser?

En su inmoralidad, irresponsabilidad y egoísmo se sienten dueños de esa vida que ya es.

A ese niño lo ven como un montón de células, o ni eso.

Lo ven como algo que se puede desechar.

Esos hombres y mujeres, hoy en día, han olvidado a Dios, y a la importancia que El le da a la vida de cada ser humano, en la cual, ellos mismos están incluidos.

Las personas para soslayar responsabilidades y culpabilidad, se preguntan:

Físicamente, ¿desde cuándo somos seres humanos?

Van buscando respuestas frías, y sin vida, para destruir la vida. No se dan cuenta que “eso” que para ellos es sólo un “motivo de inquietud o preocupación” es ya un ser humano, es más, es un hijo de ellos, y por lo tanto ya tiene en él, en su esencia, el propósito de Dios.

Un hijo para transformar a la imagen de Su propio Hijo, para ser testigo fiel de Su Hijo y llevar a otros hijos descarriados al Camino de Vida Eterna.

“Erráis ignorando las Escrituras.” dice la Palabra de Dios.

Y se preguntan...tratando de que sus respuestas los ayuden a tomar la decisión de matar sin tener sentimientos de culpa...

¿Es “esto” un niño? ¿desde cuándo comienza a ser un niño? ¿desde cuándo comienza la vida? Las únicas respuestas que aceptarán serán las que le permitan quitar la vida a ese hijo sin sentirse “tan” culpables.

“Total cada uno tiene derecho sobre su propio cuerpo” dicen ellos...

¿Y por qué no respetan ese cuerpecito y vida del hijo que aún no puede defenderse?

Pensando en forma espiritual y racional y biológica, ¿La vida no se inicia acaso desde que el varón lleva su propia identificación vital genética en sus espermios, al interior del recipiente de vida de la mujer, llamado óvulo femenino ?

Salvo casos especialísimos de ignorancia, ¿alguien no sabe que si es “una carne” con otro, va a venir la multiplicación de la especie y por lo tanto, el inicio de otra vida?

¿No es ahí, en ese momento, en que el óvulo está recibiendo el elemento vital que se produce la multiplicación ?

De la unión carnal de dos seres humanos, macho y hembra, sale un tercer ser humano. Un niño...un hijo...

Con vida ...con futuro... y en ese futuro, un nombre, una identidad propia; un ser independiente; con un Propósito de Vida designado por Dios desde antes de la creación del mundo, para cumplir la Voluntad de Dios, aún manteniendo cada uno su individualidad como cuerpo, alma y espíritu; con un camino a recorrer, con sus propios pensamientos, deseos, propósitos de vida, y realizaciones personales.

“Y serán una sola carne...”

Por lo tanto, esas personas ya no serán dos, sino una en la carne; y tres, en la multiplicación...

Dios primero los hizo varón y hembra. Los destinó el uno para el otro.

“Carne de mi carne”, dijo Adán. Reconociéndola como suya.

“Haremos ayuda idónea para Adán”

A todos los animales creados, los creó aparejados, con capacidad de multiplicarse, pero al hombre lo hizo además, a Su imagen y semejanza.

Sólo después que Dios lo dispuso y debido a que Adán y Eva ya conocían el propósito de Dios en su unión,... “multiplicaos”...

...Adán “conoció ” a Eva;

(conocer, bíblicamente quiere decir, íntimamente, carnalmente)

y, se multiplicaron, cumpliendo la voluntad de Dios para ellos.

Y, obedeciendo a Dios se formó la primera familia.

“Creced y multiplicaos y poblad la tierra.”

Cuando tienes relaciones sexuales enmarcadas por el amor y cumpliendo el propósito de Dios, son una bendición de Dios, pero cuando tienes relaciones sexuales sin la bendición de Dios y por propósitos meramente carnales y momentáneos sólo tendrás dolor, confusión y marginación.

¿Qué piensas tú? ¿En qué momento empezaste a ser tú?

¿Al momento en que tu padre te engendró?

¿Al momento en que tu madre te concibió?

¿Al momento de que tu madre te dio a luz?

Al momento de parir, la madre da a luz un ser humano que está vivo desde hace nueve meses.

Veamos las escrituras...

María había sido visitada por el ángel que le anunció que la sombra del Espíritu se posaría sobre ella, haciéndola concebir un Hijo del Altísimo, al cual llamarían Jesús.

“El ángel le contestó y dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud (poder) del Altísimo te cubrirá con su sombra, y por esto el hijo engendrado será Santo, y será llamado Hijo de Dios.” (Lc 1:35)

“María dice al ángel: He aquí la sierva del Señor, hágase en mí, según tu palabra.”

Y María en ese instante concibió a Jesús.

Ese hijo recién engendrado ya tenía un futuro. Ser el Hijo de Dios.

El ángel le dice también a María que su prima Isabel, que era estéril, estaba en su sexto mes de gestación. El niño que nacería de Isabel, sería más adelante, Juan el Bautista.

María va a visitar a los “pocos” días de la visita del ángel, a su prima Isabel.

Cuando llega María a su casa, el niño que está en el vientre de Isabel, exulta de gozo; por su parte, “Isabel, llena del Espíritu Santo”, reconoce que María está esperando también a un niño, el cual sería su Señor.

“Cómo es que la madre de mi Señor viene a visitarme.?”

Y este niño de “seis meses” de gestación, (Juan el Bautista) salta de gozo en el vientre de Isabel, reconociendo también al Hijo de Dios, (que tenía días de gestación) en el vientre de María.

Más claro echarle agua...

Dios es dueño de la vida, y para cada uno de nosotros tiene un propósito de vida.

¿No es en la concepción donde se inicia la vida?

Jesús, había sido, hacía “pocos días”, engendrado por “la sombra del Espíritu Santo...” y Dios ya tenía un plan completo de vida para ese niño. Ya era el Hijo del Altísimo. Ya era Jesús, el Salvador.

Dios hizo la naturaleza con todo planificado, de tal manera que incluso los tiempos para alumbrar o dar a luz los tiene fijados, y debido a eso es que todos los seres vivos, mamíferos, son expulsados del vientre materno en forma completamente natural, una vez que está desarrollado en los tiempos fijados por Dios.

Independientemente si la madre desea que nazca en ese momento o no. Sale de la madre quiéralo esta, o no.

¿Qué hace que la madre expulse a ese niño, ¿su voluntad o la voluntad de Dios que hizo que el proceso de la procreación fuera como es?

Dios le da al hombre y a la mujer la maravillosa posibilidad de multiplicarse, formando una familia.

Dios le da a la mujer la misión de llevar en su vientre por nueve meses al hijo, y darlo a la luz.

El ángel dice a María:

“...y concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús...” (Lucas 1:31)

La Palabra de Dios habla de niño y de hijo, cuando habla de un bebé que está en el seno materno. No habla de feto, ni de guagua; ni ninguno de los apelativos con los cuales los hombres mencionan al ser humano antes de su alumbramiento; habla de niño. Y en otras partes habla de hombre...

“Él será grande y llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor Dios el trono de David, su padre, y reinará en la casa de Jacob por los siglos, y su reino no tendrá fin.” (Lc 1:32,33)

Dios ya tenía un plan, y propósito de vida completo en ese niño que recién había sido concebido.

Dios es el Señor y Dador de vida.

¿Las personas que quieren que el aborto sea permitido o no sancionado legalmente piensan que Dios ha cambiado su manera de percibir la vida?
“Dios es el mismo, ayer, hoy y siempre.”

La ley es una: “No matar, no fornicar, no adulterar...”,

son mandatos de Dios y están vigentes hoy, tal como ayer.

¿Acaso piensan que el creador de la vida no le da importancia a su propia creación? ¿Por qué marginan a Dios en esa toma de decisiones haciéndose dioses a sí mismos?

¿No será porque ya lo tenían marginado de sus vidas? ¿Porque ellos ya estaban en un camino de pecado y de muerte?

Los pecadores decidiendo sobre la vida y la muerte, haciéndose propietarios de la vida de ese hijo.

¿Por qué el hombre y la mujer frente a la disyuntiva de matar o permitir vivir, optan por la muerte de ese hijo?

Su propio alejamiento de Dios, los hace elegir la muerte, llevando más muerte sobre sí mismos.

Algunos le echan la culpa a la sociedad. No quieren sentirse marginados.

Si no lo pensaron antes, por lo menos ahora reaccionen como debe ser.

Como Dios manda. Cuidemos esa vida. Démosle la importancia que le da Dios.

Otros sienten temor a diferentes cosas: a enfrentar la vida con una responsabilidad que pueda alterar sus comodidades; a enfrentarse ante la familia con tremendo problema; a dejar el sistema de vida que tienen actualmente; a carecer de lo necesario para sustentar y proveer las necesidades de ese niño; a las responsabilidades que tendrán que enfrentar cuando este niño nazca; no quieren pasar por todas esas situaciones y tampoco quieren responsabilidades. Y la verdad es que sin Dios debe ser terrible enfrentar esa situación.

Ellos sólo querían tener relaciones sexuales, “pasarla bien”. “Total todos hacen lo mismo...”

Cuando decidieron tener relaciones sexuales no pensaron en hacer las cosas como Dios manda. Tampoco pensaron en ninguno de los temores que tendrían, ni pensaron en nada que no fuera sus propios y egoístas deleites. No hay que culpar a Dios, ni a la sociedad y sus normas; ni a la familia y sus cuidados; ni a las amistades por dejarlos solos en el momento de enfrentárseles. No culpemos a las leyes ni a los demás por los actos, pecados y delitos que cada uno comete.

Salvo en contados casos, como violaciones por ejemplo, cuando las personas tienen relaciones sexuales, las tienen porque desean tenerlas.

Todos somos dueños de nuestras voluntades, a nadie le ponen una pistola en el pecho para obligarlos a tener relaciones sexuales.

La palabra “NO” existe desde la misma fecha que se inventó la palabra “SÍ”. Nuestras decisiones y nuestras palabras hacen de nuestra vida lo que es y a nosotros, lo que somos.

Lo que sucede es que las parejas en el momento de la tentación, dicen “SÍ” en vez de decir “NO”.

Sí a lo que ellos quieren en ese momento, sí a sus deseos y apetitos, sí a sus intereses. No les interesa nada más que lo que ellos buscan y anhelan a través de esa unión carnal. Lo propio. Nadie podría convencerlos de que las relaciones sexuales son el climax amoroso de una relación proyectada hacia una familia y bendecida por Dios.

Sus reflexiones no llegan más allá de:

“¿Para qué ahondar tanto? Si es sólo una vez... y cuidándonos?”

No piensan en el orden que Dios dejó establecido para la pareja humana, para la sociedad toda; sexo y sensualidad como culminación del amor bendecido por Dios.

Virginidad, castidad...crecimiento en amor...bendición de Dios...proyección de una familia, sexualidad, sensualidad, deleite del uno por el otro...

“... y ya no son dos, sino una sola carne.”

Ese es el plan de Dios para la relación hombre-mujer cuando hay amor de verdad.

Pero el hombre ha cambiado el orden, y la mujer se presta para dar todos los servicios carnales que éste le exige.

Antes el hombre tenía que tratar con prostitutas para tener sexo.

A su enamorada no la tocaba. No le pertenecía, no podía llegar con requerimientos de esa especie. La mujer tampoco se entregaba. Para ella era muy importante entregar su cuerpo. Era darse a sí misma por entero.

El hombre se casaba con la amada, así lograba tener una mujer para él. “Compañía idónea”.

Ahora el hombre no necesita comprar sexo, no necesita fornicar con prostitutas; tampoco necesita casarse para tener una mujer para sí. Puede tener todas las que quiera...el daño que se produce es que después desconfiará de toda mujer. Basados en esa desconfianza adquirida, pretenden encontrar a “la única”, después de haber pisoteado honores, valores y amores.

La mayoría de las mujeres tampoco se guardan a sí mismas como un tesoro valioso. Tienen tanto temor a no ser populares o no ser deseadas, o quedar solteras, que caen en el engaño de Satanás.

No se dan cuenta, que cada vez que se entregan van dejando en esos hombres, parte de ellas mismas; entregan a pérdida, pues nunca más van a recuperar lo entregado.

Salvo una pequeña parte de hombres y mujeres que hacen lo que Dios manda, se ha cambiado el orden establecido por Él.

Hay una cosa segura; se empieza por el sexo, pero, lo que no es seguro es en qué termina. No se piensa en nada consistente, basado en el amor.

Solo se piensa en lo que ellos desean carnalmente en esos precisos momentos.

Sólo ellos, sólo sus deseos, sus mentes bloqueadas por el pecado deseado...

A veces, algunas veces, puede ser que alguno reflexione así:

“¿Y si me quedo embarazada? o ¿y si queda embarazada? ¿y si se queda esperando guagua? ¿y si quedo esperando guagua? ¡na’ que ver! ¡tendría que ser enfermo de quemado para que justo se quedara esperando guagua!

¡y por último, no sé puh, ahí vemos...esperemos que no pase nada...”

Como si no supieran que tener una relación sexual lleva a la multiplicación de la especie. Y se tapan los oídos de la moral y de la razón y de la oportunidad, para dejar descubierta su desnudez.

Dios dice, pensando en el bien del hombre...

“No fornicar”

Ellos dicen irresponsablemente, pensando sólo en esos deseos momentáneos...

“Yo la amo” o “yo lo amo” “¿Qué mal hago?”

El resultado, un hijo “no deseado”.

Un hijo no deseado por ellos, pero, al cual Dios ya le tiene un propósito de vida, un hijo con un futuro diseñado, con una identificación, un niño al cual se quiere asesinar. Con alevosía y premeditación.

Este hijo, no se puede defender, su llegada al mundo depende de la calidad humana, que tengan sus “dadores de vida”. Su progenitor y su progenitora.

El que vea la luz depende de si sus progenitores quieran dejarlo vivir o quieran exterminarlo.

Con el sólo hecho de que uno de ellos que quiera dejarlo ver la luz, está salvado.

Si no es así, no llegará al mundo. No vivirá el número de años que Dios le tiene asignado.

Sus progenitores se declaran dueños de la vida, y deciden terminar con él...

Se ejecuta el crimen. Parricidio. Se quita la vida al hijo. No se pudo defender.

“No matar” dice Dios.

(Hoy en día es lo mismo que decir, “no asesinar; no quitar la vida de un hijo o de cualquier ser humano; no abortar...)

Los padres van de un pecado a otro...saliéndose de lo establecido por Dios.

Ellos siguen cumpliendo el número de días que Dios les dio a vivir, pero, ese hijo ya no es un “hijo no deseado”, ya no existe.

Sus progenitores, siguen viviendo cada uno por su lado, aliviados socialmente, económicamente, familiarmente, educacionalmente, y físicamente.

¿ Y espiritualmente? Son homicidas, amparados en el silencio de la muerte de quien no podrá acusarlos y no se pudo defender.

Sólo la revelación del Espíritu Santo de Dios ante los hechos, y nada más que eso los podrá algún día, __cuando recapaciten y se arrepientan en polvo y ceniza, __liberar del pecado de homicidio, de los sentimientos de culpa, muerte y desesperación.

Donde está Dios, hay justicia y perdón.

“El amor de Dios se demuestra en que aún siendo pecadores, Cristo murió por nosotros.”

Jesús, no vino a llamar a los justos, sino que a pecadores a arrepentimiento.

La justicia la cumple Dios cuando el pecador acude arrepentido a los pies de nuestro Señor Jesucristo; crucificado en la cruz por todos los pecados del mundo; crucificado por todos los fornicarios, por todos los mentirosos, por todos los asesinos de niños, por todos los pecadores; por todos nosotros, en todas las edades y generaciones.

“Ni uno justo hay.”

Así ama Dios al pecador. y así aborrece Dios al pecado.

Al recibir en tu corazón a Jesús como Salvador y Señor, puedes restablecer tu relación con Dios.

Dios es Santo y aborrece el pecado; pero, Su Hijo Jesucristo se hizo pecado por ti, recibió el juicio de Dios, la condenación por tus pecados, y pagó en la cruz, con su vida, todo el castigo que tú mereces.

Tus pecados, los míos y los del mundo entero fueron pagados ya en esa muerte terrible. El único hombre que no cometió pecado, pagó por todos.

Dios hecho hombre en Jesucristo pagó en sí mismo para cumplimiento de su justicia.

Amiga y amigo mío, tenemos esperanza de Vida en Jesucristo. Él te conoce y sabe todas las atrocidades que has hecho en tu vida.

Dios te ama tanto que entregó a Su Unigénito Hijo a morir en la cruz por ti. La deuda está saldada. El regalo inmerecido ya es tuyo, tu relación con Dios Padre, Jesucristo y el Espíritu Santo puede iniciarse hoy día. Tú decides tu vida...es un deseo de Jesucristo que todas sus ovejas, aún las más descarriadas acudan a Él.

Él es el buen Pastor, Él quiere amarte y ser amado por ti. Jesucristo es el que está sentado, vivo, resucitado y con todo poder a la diestra de Dios Padre, es Él el que intercede ante Su Padre por los pecadores arrepentidos. Dios cumple su justicia y Jesucristo le lleva otro hijo más a quien amar.

Amiga, arrepiéntete y vuelve a Dios.

El Camino es Cristo. El perdón ya está dado, sólo tienes que estirar tus manos hacia Jesucristo y Él hará valer Su Sangre derramada en la cruz.

“Yo he venido al mundo para que tengan vida, y la tengan en abundancia,”

“Y aunque yo ande en valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, pues, tu vara y tu cayado me infunden aliento.”

Jesucristo te ama. Dios te ama. El Espíritu Santo quiere renovarte, quiere darte un nuevo nacimiento, otra criatura serás si recibes al Salvador en tu vida...¡¡Cuánto me gustaría poder refugiarte entre mis brazos y consolarte!!

Y decirte que Jesús...te ama....te ama y nunca te dejará de amar...confía en Él...empieza a conocerlo...dile que doblas rodillas, que quieres descansar...

“Venid a mí todos los que estáis cargados y trabajados,

y yo os haré descansar, aprended de mí que soy manso y humilde de corazón; tomad sobre vosotros mi yugo, pues, mi yugo es blando y mi carga ligera.”

Amiga, amigo, Jesús quiere que lo conozcas y que sepas

que tienes miles de bendiciones aguardándote. Recibe a Jesucristo como tu Salvador y Señor.

Cree solamente que el perdón existe, olvida lo malo que hayas hecho, ante la santidad de Dios una mentira es tan aborrecible como un asesinato o un robo o cualquier pecado.

Todos somos pecadores. No hay ni uno justo, dicen las Escrituras, sólo Jesús, el justo.

El justo pagó por los injustos.

Aprópiate de esa verdad.

El Espíritu Santo viviendo en ti, es el encargado de cambiar todas las cosas que hay en ti y que a Dios no le gustan.

Es labor de el mismo Espíritu Santo el ir renovándote día a día.

Él quiere ser Señor de tu vida. Tienes que dar un paso de voluntad, no importa lo que veas, sólo da el primer paso hacia ese Señor que dice que:

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”

Recíbelo en tu vida, y vivirás con Jesucristo, Su Camino, Su Verdad y Su Vida...y tu vida será una vida abundante, llena de amor...y llena de bendiciones para ti...Cristo te dice:

“El que tenga sed, venga a mí y beba...”

Amiga, amigo, búscalo en Su Palabra, aprópiate de todas sus promesas...y empieza una nueva vida...

Cristo vive y desea vivir en ti amiga, y en ti amigo...

Señor Jesús
Gracias por amarme, te necesito
Gracias por morir en la cruz por mí
Perdona mi desobediencia y mi pecado
y ayúdame a dejarlos.
Hoy te recibo en mi vida
como mi Salvador y Rey
Lléname de tu Espíritu Santo
y produce un cambio en mí
Hoy te entrego mi vida
para que la dirijas y la guíes
Gracias, Señor, por escuchar mi oración.


Por: Xaviera Espejo Yoacham

 

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