Texto: San Juan 21: 15-17


Introducción:

¿Qué elemento tienen en común las siguientes personas: Colin Montgomerie, Phil Mickelson, Fred Couples, Scott Simpson, John Huston, Tiger Woods, David Duval, y, otra docena de personas más? ¿Ya pensaste? ¿Todavía no sabes? Bueno, todas estas personas son jugadores profesionales de golf y, todas ganaron alguna competencia durante el año 1998.
¿Crees tú que podemos aprender algo en este dia utilizando el deporte del golf como punto de referencia en algún momento? En mi opinión, pienso que sí. Todos/as nosotros hemos visto que el golf es uno de los deportes más practicados por las personas que poseen grandes sumas de dinero y/o que están al frente de compañías muy poderosas. Por ejemplo, es probable que hayamos visto al superestrella del baloncesto, Michael Jordan, jugando golf.

Muchas transacciones de negocios se realizan mientras se juega al golf. Estas personas acostumbran practicar este deporte para disfrutar de un momento de relajamiento, para compartir con sus amistades un buen rato y, obviamente para negociar. Entre ellos, existe la practica de utilizar un recurso de juego para cuando los golpes que se dan no son tan buenos. A este elemento se le llama un "mulligan." Veamos cómo lo define el diccionario.

mulligan: es un golpe de gracia otorgado (durante un juego de golf informal), en algunas ocaciones, a un jugador de golf cuando el golpe previo fue desastroso.

Este recurso hace que ese mal golpe nunca se registre en la tarjeta de puntuación. Es como si nunca hubiese sucedido tal evento en la realidad. Esa tarjeta permanece limpia, tal cosa nunca sucedió, porque se decidió no tomarla en consideración. Es dárle al jugador/a la oportunidad para comenzar de nuevo.



I. Yo Quiero un Mulligan

¿Podemos tomar unos minutos para ver con detenimiento algunas experiencias donde recibir un mulligan sería algo maravilloso? Comencemos por un par de eventos que están ante la opinión pública en este mismo instante.

1. Las experiencias que está viviendo el alcalde de la ciudad de Toa Alta,

Hon. Ángel "Buzo" Rodríguez.

2. Las experiencias vividas por el Presidente William Jefferson Clinton y, su ya famoso caso con Monica Lewinsky.

Pero, ¿podríamos hacer el mismo análisis con nuestras vidas? ¿Qué creen, lo intentamos? Vamos a comenzar a ver en qué áreas nos gustaría recibir un mulligan.

1. Un policía nos detiene y nos multa por una infracción que nos va a costar $50.00.

2. Un cheque sin fondo que rebotó y afectó nuestro crédito y, ahora no cualifico para el préstamo que deseo hacer.

3. Una declaración que hiere y destruye una amistad de muchos años.

4. Una noche de placer que amenaza con destruir mi matrimonio.

5. Un hijo/a, que por primera vez va a un pub y, esa noche se realiza una redada.

6. Una revalida que no se aprueba y se pierde una excelente oportunidad de trabajo.

7. Un embarazo no deseado que culmina en un aborto y la sombra de esa criatura le persigue incesantemente.

8. Una madre o un padre que mueren en la soledad sin haberlos ido a ver.

¿Cuántas otras cosas podríamos añadir a esta lista? Uff, muchas más, ¿verdad? Cada ser humano, tú y yo, tenemos nuestra propia lista para solicitar un mulligan que nos permita comenzar de nuevo como si ese mal golpe jamás hubiera sucedido.

II. Cómo Obtener un Mulligan

¿Alguna vez un ser muy, muy amado/a por ti se ha acercado con las siguientes palabras en sus labios? "Papá/Mamá, dame una oportunidad." ¿Cuál ha de ser el elemento principal al contestar esa petición? Aunque haya quien difiera, en mi opinión, ha de ser el AMOR que usted experimente hacia la persona que le está hablando y pidiendo esa oportunidad. Además, no debemos cometer el error de pasar por alto el siguiente detalle: quien le está pidiendo un mulligan, lo hace porque cree que usted lo ama. Y es en esa confianza, donde se arriesga con la esperanza, de recibir lo que ha pedido.

Escuchemos lo que escribió el Dr. Lewis Smedes:

"El perdón es la invención divina para poder tener una relación con un mundo en donde las personas son injustas y se hieren, profundamente, unas a otras. Él comenzó perdonándonos; ahora Él nos invita a hacer lo mismo los unos a los otros."

¿Cuál es la moraleja (enseñanza) de esta declaración? Es una muy simple: si vamos a amar debemos saber, desde el mismo inicio, que también tendremos que perdonar. Es imposible amar a alguien sin estar dispuesto a perdonarle. No existe otro camino para poder darle un mulligan a quien realizó un tiro o golpe desastrozo. Hay personas que quieren amar sin perdonar y terminan destruyéndose a si mismas y, a quienes están a su alrededor. No son capaces de entregar una tarjeta de puntuación en blanco; son personas que llevan un meticuloso registro de eventos para que cuando surja el momento de necesidad mostrarle a la persona TODO lo malo que ha hecho, de tal forma, que le incapacite para recibir la oportunidad de un nuevo comienzo. ¿Qué sucedería si Dios actuara igualmente con nosotros/as? Pero, también debemos preguntarnos, ¿cómo atendería Jesucristo una petición de un mulligan?



III. Arriesgándonos a Preguntar

Todos/as sabemos la historia del último capítulo del Evangelio Según San Juan. Pedro había decidido volver a pescar, junto a él había un grupo de seis de los discípulos (cf. 21: 2)

La noche fue una desastroza, no pescaron nada. Al amanecer, Jesucristo les grita desde la orilla del mar y obedeciéndole logran atrapar una gran cantidad de peces. Cuando llegan a la orilla, Jesús les había preparado un suculento desayuno. Luego de haber concluído el mismo, llamó a Pedro y, le hizo sólo una pregunta: "Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?"

Jesús llamó a Pedro por el nombre que tenía antes de que Él se lo cambiara. El Maestro sabía que había colocado al discípulo en una situación sumamente difícil. Pero, EL también se había hecho vulnerable al hacer una pregunta tan arriesgada a un hombre que había decidido no volver a jugar con el equipo de Cristo. ¿No le ha sucedido a usted algo parecido, cuando queriendo definir una relación con alguien a quien usted ama, opta por ir a la segura y sin rodeos, le dice, "fulano/a, tú me amas"? Aquí no hay espacio para la duda, la pregunta es dirigida al corazón, esto es asunto de vida o muerte. Jesucristo está diciéndole al discípulo,

"hey, mira te voy a regalar un mulligan, quiero que vuelvas a jugar en mi equipo."

Conclusión:

Estarías tú dispuesto/a a contestar esta pregunta o, quizá a hacerla. ¿A quién te gustaría hacerle esta pregunta hoy? O, ¿quién crees tú que te podría hacer esta pregunta a ti?

Recuerda, no importa si tú haces la pregunta o es otra persona quien te pregunte a ti, la realidad es una: cuando un ser decide amar tiene que hacerlo sabiendo que tendrá que perdonar, tiene que estar dispuesto a regalar mulligans...porque cuando Dios decidió amar al mundo tuvo que inventar el perdón para poder hacerlo.

Sermón predicado el 14 de febrero de 1999.

Iglesia Presbiteriana en Glenview, Ponce PR

Ismael González-Silva, Pastor
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