El que no pudiera recorrer muchas calles de ciudad de Panamá le mortificó tanto que un día cualquiera, sumido en la soledad de su cuarto, pensó en quitarse la vida, pero el llanto de un niño—dos cuartos más allá del lugar en el que rentaba habitación--, le hizo reflexionar que la vida tenía sentido y que valía la pena vivirla, así fuera con problemas.

La decisión inmediata fue reemprender el camino y regresar al barrio en el que, doce años antes, sembró el terror entre sus víctimas. Además de robarlas, les propinaba duras golpizas y en dos ocasiones, dejo medio muertos a quienes infortunadamente transitaron el lugar, pasadas las seis de la tarde.

Pidió perdón a los familiares. Unos le rechazaron, otros cerraron las puertas frente a sus narices y hubo quien intentó agredirle. A todos les explicaba que había cambiado y les pedía una nueva oportunidad.

Anselmo Franco Viladés es hoy predicador evangélico. Proclama a los cuatro vientos que hay salida al laberinto. Presenta a Jesucristo como la respuesta a los problemas del hombre moderno. Se ha constituido en un quijote sin fronteras que habla a todos cuantos le brindan un espacio.

¿Cómo se produjo su cambio? El día que reconoció su error, se dispuso a comenzar una nueva vida y dio los primeros pasos pidiendo perdón a Dios y las fuerzas suficientes para salir airoso en su propósito.

Usted también puede

Cambiar es posible con la ayuda de nuestro amado Dios. El no nos rechaza, por el contrario, nos abre las puertas a una nueva existencia tal como lo describe en antiguo patriarca de Israel: “Sométete a Dios; ponte en paz con él, y volverá a ti la prosperidad. Acepta la enseñanza que mana de su boca; ¡grábate sus palabras en el corazón! Si te vuelves al Todopoderoso y alejas de tu casa la maldad, serás del todo restaurado...”(Job 22:21-23).

Es probable que esté cansado de actuar y vivir como hasta ahora. Ha intentado una transformación en su existencia, pero ha fracasado. Siente no podrá hacerlo. Sin embargo hay una nueva oportunidad. La ofrece el Señor Jesucristo. El murió por nuestros pecados para darnos el perdón. Tenemos frente a nosotros una nueva oportunidad. Acéptela en su corazón y comience de nuevo hoy...

Quizá le falta algo...

Es probable que sienta que todavía algo falta en su vida. Ese vacío sólo puede llenarlo nuestro amado Señor Jesucristo. El murió y resucitó para darnos vida.

El cambio que tanto anhela comienza aceptándolo en su corazón como el único y suficiente Salvador. Dígale: “Señor Jesucristo, reconozco que he pecado. Gracias por perdonar todos mis pecados y abrirme las puertas a una nueva vida. Te acepto en mi corazón. Haz de mi la persona que tú quieres que yo sea. Amén”.

Si tomó esta decisión, lo felicito. Es el mejor paso que puede haber dado en su existencia. Ahora le comparto tres sugerencias. La primera, que asuma el hábito de buscar a Dios cada día en oración; la segunda, que estudie y aprenda de Su palabra mediante la lectura de la Biblia, y la tercera, que comience a congregarse en una iglesia.

Ps. Fernando Alexis Jiménez
Meditaciones diarias en http://www.adorador.com/meditaciones y Website http://www.heraldosdelapalabra.com

 

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